EPÍLOGO
Sintió una suave caricia en su brazo seguida del roce de unos labios en la comisura de los suyos y en los labios. Sonrió.
- Buenos días dormilona -le escuchó al tiempo que besaba sus labios suavemente.
Había sido fiel a su palabra. Todos los días le hacia sentirlo al despertar y al dormir. La despertaba siempre de la misma manera. -Buenos días -sonrió aún más devolviendo el beso.
- Y feliz aniversario.
Sí. Hoy cumplían cinco años de casados. También era el aniversario de la muerte de su hijo. Hoy visitarían las tumbas de su hijo, Shin, y su padre, Frederick, luego irían a cenar en el yate que le regalara Josh por su primer aniversario.
Llegaron al cementerio de Muzo, donde se hallaba la tumba real de su hijo. Kwan había decidido visitar a Shin directamente en Muzo.
- Adelántate -dijo Kwan apagando el motor del campero. Ella sonrió.
Kwan la observó alejarse mientras sacaba del campero a su hija María José. Le costaba mucho soltarla. Quería protegerla hasta en el momento que se sentaba. Pero sabía que ella deseaba que la tratara como una persona normal.
Notó cómo de desenvolvía en aquel lugar y sonrió. Parecía tener sus ojos sanos. Tomó a la niña y fue a reunirse con ella.
Malena agradecía el esfuerzo que hacía Kwan por tratarla como una persona más. Sabía que le era muy difícil, sin embargo. Suspiró. -Los amo y nunca los voy a olvidar.
Escuchó los pasos fuertes y seguros de Kwan y extendió su mano para que la tomara. Todavía tenía asco al contacto humano, lo sabía porque aún se tensionaba cuando alguien lo saludaba o tocaba su brazo para llamar su atención. Y... aunque egoista, le gustaba ser la única persona que ansiaba tocar y por la cual ansiaba su toque.
Él tomó la mano que ella le ofrecía, con su mano libre ya que en el otro brazo llevaba cargada a su pequeña hija de cuatro años, y llevó su palma abierta a su mejilla y besó la cara interna de su muñeca. -Te amo. Y le agradezco a tu padre que me haya contactado para tu protección. De no haber sido así, jamás te hubiese encontrado.
- También te amo. Y a pesar de que este día tiene a partes iguales una celebración triste y una alegre, en adelante tendrá dos motivos de celebración feliz.
Kwan frunció el ceño. -¿Qué quieres decir? -entonces ella tomó la misma mano, que aún sostenía, en su mejilla y la guió hasta su vientre y sonrió-. ¿Quieres decir que...?
- Sí -dijo casi gritando.
Él rió. Soltó su mano y la cargó con el brazo libre girando con sus dos mujeres. -Te amo más que a mi vida -gritó y luego unió sus labios en un beso profundo.
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