Sus primeros años de vida fueron difíciles.
Nació en un barrio pobre de Italia y su madre casi siempre trabajaba.
Amigos no tenía ya que era difícil hacer alguno en ese tipo de lugares.
Las pocas veces que podía estar con su madre era al cuidarla cuando tenía alguna recaída, pero ella siempre tenía una sonrisa para él.
Fue un día que unos ladrones intentaron atacarlos, que despertó sus llamas.
Parecían ser las de un Cielo, pero a la vez eran más rojas y furiosas como una tormenta.
Fue entonces cuando su madre se autoengañó pensando que había tenido un romance con el Noveno y por eso él tenía ese tipo de llamas.
Las llamas de la ira.
Aquellas que solo Ricardo, conocido como Vongola Secondo había poseído.
El Noveno lo acogió como un Vongola más.
Mientras que su madre desapareció sin dejar rastro.
A Fabio, Massimo y Erico no les importó mucho que él fuera hijo de otra mujer y también lo trataron como su hermano.
Fue ahí cuando comenzó a formar su carácter y entrenar con sus llamas.
Todo con el sueño de ser el décimo.
Pero… Luego se había enterado de que todo fue un engaño.
Él no era hijo de Nono, por lo que no tenía sangre Vongola.
Una enorme furia creció en él.
Lo habían acogido sólo por… ¿Lástima?
¿Acaso todo lo que le dijeron sus tres hermanos era mentira?
Todos esos sentimientos acumulados hicieron crecer las llamas de la ira en su interior.
Por eso al ser el líder de Varia comenzó lo que sería el "Incidente de la cuna".
Los que decían ser sus "hermanos" murieron.
Pero él fue congelado por su "padre" hasta que sus subordinados lograron liberarlo y comenzar la cacería del último que podría quitarle el puesto.
Pero perdió, él y sus subordinados terminaron perdiendo.
Esos idiotas…. ¿Quién diría que sí los extrañaría solo un poco?
Por eso, después de todo lo ocurrido y cuando fue liberado.
Aceptó ayudar a la ilusionista.
Sin duda alguna, a pesar de que no aceptaba todavía a Tsuna como jefe, agradecía que esos niñatos y las basuras que tenía por subordinados siempre hicieran que su vida no fuera aburrida.
Por eso…

Aunque no lo dijera…