Marcos se quedó parado frente al espejo. De verdad que no tenía nada especial. Si tan solo fuera mas varonil, mas guapo, mas maduro... tal vez Dahiana no lo habría cambiado. Tal vez podría encontrar a esa chica especial para él. Pero ya estaba cansado. No sabía que más hacer con su vida.

La verdad es que su vida venía mal desde hace tiempo y no lo entendía.

No sabía como escapar de sus cadenas. Quería dejar de sentir que él no era suficiente. Pero simplemente no sabía como detener ese sentimiento. Suspiró y se acostó en su cama mientras miraba su celular. Vio a Amelia entre su lista de amigos y recordó que ella era buena dando consejos.

Aunque ella ya había intuido desde hace tiempo que algo malo pasaba con él y había intentado preguntarle, siempre esquivó sus preguntas lo mejor que pudo.

Pero tenía que decírselo a alguien. Ya asumiría las consecuencias después.