¿AÚN ME AMAS?
Historia original escrita por el autor Elchiconormal
Disfrútenlo muchas gracias!!.
Gris, ese era el color que adornaba el cielo de Royal Woods, las hojas secas esparcidas por todas las calles se movían con el viento frío que recorría de un extremo a otro, no faltaba mucho para que las nubes descarguen todo ese líquido transparente que regala la vida a las plantas, y la alegría de mojarse bajo la misma a las personas de esta ciudad.
Una tormenta estaba a punto de desatarse...
Sin embargo, la alegría no era el sentimiento que protagonista está trágica historia, sino otro totalmente diferente, la tristeza.
En la avenida Franklin se encontraba el hogar de la familia más particular y ruidosa de esta ciudad; no obstante, ahora el panorama cambió drásticamente, eran una familia distinta, y eso se podía notar tan solo con ver la expresión que cargaban.
Lastimosamente, está familia perdió un miembro muy valioso, perdió esa pieza que brinda la alegría y el entusiasmo a los demás...
¿Oyen ese sollozo?... eso era lo único que se podía escuchar adentro de esta casa.
Los viejos escalones sonaban al mismo tiempo que el padre de esta (ahora triste) familia iba bajando lentamente la escalera, vestido de negro, y su expresión era una mezcla de los sentimientos más dolorosos que el ser humano puede tener. Con solo ver el dolor de su rostro, las lágrimas se hacían presentes.
—¿No quiso hablar verdad? —preguntó la hija mayor de esta familia, quién estaba sentada en el mueble más pequeño de la casa, y de igual manera vestida de luto.
—No, ni siquiera quiso verme —respondió el patriarca de la familia, el señor Lynn Loud padre, quién como se mencionó antes, tenía una expresión triste y amarga en su rostro—. Ella solo encerró en su habitación.
—Eso es comprensible papá —comentó la tercera hija mayor de la familia, Luna—. Me imagino el dolor que debe estar sintiendo en estos momentos, le afectó demasiado lo que pasó.
—A todos nos ha afectado Luna —interrumpió la princesa de la familia Loud, bañada en lágrimas—. No creas que solo a ella le ha afectado, a nosotras también —se miró en su espejo—. Cielos, tengo mí rostro hecho un desastre, no puedo verme así.
—¡Lola cállate, cállate cállate antes de que yo misma te cierre la boca! —Lana de nuevo rompió el llanto, sentada en el extremo derecho del mueble, ella abrazó sus piernas, y sin duda alguna necesitaba un abrazo.
—Lanita por favor, no... no llores —Leni también se quebró, abrazó a Lana pero, lastimosamente, ella era la hermana qué más rápido se rompía a llorar cuando algo malo pasaba.
Las demás hermanas Loud, las abrazaron a las dos, necesitaban ellas también un abrazo y hombro dónde poder llorar; pero las demás lo necesitaban aún más.
La deportista de la familia, Lynn jr, se levantó del mueble dando un ligero suspiro, un segundo más ahí y se hubiera quebrado a llorar, pero... ¿alguien tenía que hacerse la fuerte verdad? o al menos, parecerlo.
—¿Y papá cómo está mamá? —preguntó Lynn, claramente con un gran nudo en su garganta.
—Ella está bien, le dí un calmante y la dejé acostada en su cama —suspiró pesadamente—. Le va tomar mucho tiempo superar esto querida, le va tomar un largo tiempo
—¿Eso crees?... el dolor de perder a una persona querida, en realidad no se supera, ni siquiera el tiempo lo cura, siempre te dolerá el hecho de ya no volver a verla, y llorarás cuando te des cuenta... lo mucho que la extrañas —pensó ella, mirando sus pies, teniendo tacones negros, le dolía en su alma no haber sido una mejor hermana con él.
Ahora en la oscura sala se podía escuchar únicamente el amargo sonido del dolor y el desgarrador sonido del llanto, el casi imperceptible sonido de las lágrimas cayendo. Ni siquiera el sonido de la lluvia, la cual los acompañó en esos momentos, podía superar el sonido de la perdida de un ser querido.
Arriba, en la segunda planta, pasando por el largo y oscuro pasillo, dentro de una de estas habitaciones, se encontraba una chica de cabellos marrones, los cuales llevaba sueltos, no estaban sujetados con su típica coleta, ella... dejó de preocuparse por su imagen, ya no le importaba su apariencia en lo más mínimo.
Abrazaba sus piernas, y vestida de negro miraba sumergida en la oscuridad como el cristal de la ventana se empezaba a empapar con la gotas de lluvia que empezaban a caer.
Un relámpago cayó de repente, dejando ver qué esa chica era Luan, o bueno, la que una vez fué una chica alegre, ahora no quedaba ni la sombra de lo que ella una vez fué.
Alzó su mirada, hacia una pequeña mesa que estaba casi al centro de la habitación, y miró un pequeño estuche que había encima. Suspiró, y entre lágrimas se levantó dirigiéndose hacia el estuche.
Una vez que lo tomó con extremo cuidado, se devolvió a su cama sentándose en la misma posición que tenía, depositó el estuche enfrente de ella y lo abrió, utilizando una combinación exclusiva de ella misma, y que solo lo sabía ella, nadie más lo sabia y Luan les había prohibido acercarse a ese estuche... mucho menos preguntarle qué había ahí adentro.
Lo abrió lentamente, y miró su contenido... miró, lo que ella tenía guardado ahí.
—¿Entonces me regalarás algo por mí cumpleaños? —Luan pudo escuchar la voz de él, el recuerdo de la persona que lamentable ya no iba a volver a ver nunca más.
—Si, te regalaré algo muy especial cuando sea tú cumpleaños, ya lo verás, estoy segura que te va encantar —Luan recordó también su voz, y la breve conversación que tuvo con él.
Sacó de ahí dos pequeños muñecos de ventrílocuo del mismo tamaño que del señor cocos, mismo muñeco que ahora debía de estar destruido en medio de la basura. Ella lo destruyó, necesitaba calmar su inmenso dolor con algo.
Otro relámpago cayó, iluminando la habitación dejando ver lo que tenía Luan en sus manos, era un muñeco vestido con una camisa naranja pintada, un pantalón azul, al igual que la camisa, también estaba pintado y unos zapatos color blanco y franjas rojas. Su rostro bañado con pecas, su cabello de un color muy blanco y limpio, tomaba la forma del amor de su vida.
Acarició el muñeco entre lágrimas que iban cayendo nuevamente por su rostro, sintió de nuevo su corazón romperse más de lo que ya estaba, y con una voz tan quebrada susurró...
—Linky...
Miró el segundo muñeco que tenía a su lado, este tenía pintada una blusa blanca con una flor en su lado izquierdo, una falda de cuadros color amarillo, y pequeños zapatitos cafés.
Sentó a los dos muñecos en sus rodillas, uno a lado del otro y empezó una conversación, o mejor dicho... una fantasía, solo éso bastó para terminar de romper su alma. Metió sus manos dentro del compartimiento y los empezó a mover.
—Hola Luan ¿cómo estás? —el primer muñeco abrió sus ojos, y miró al segundo.
—Hola Linky pues... estoy... hecha de madera jajaja ¿entiendes? —se rió el segundo muñeco, a la par que otro relámpago caía e iluminaba la habitación, dejando ver qué el segundo muñeco, era una Luan de madera.
—Si jaja, entiendo... ¿pero te puedo preguntar algo? —dijo el pequeño Lincoln—. ¿Por qué estás triste?.
—¿Yo triste? no Linky, yo no tengo ni una sola astilla de tristeza jaja ¿entiendes? —preguntó la pequeña Luan de madera.
Un relámpago cayó de nuevo, dejando ver cómo ella tenía su rostro bañado en lágrimas, eso que estaba haciendo con esos muñecos, esa corta conversación la estaba matando lentamente, pero ella no quería dejarlo, a pesar de su dolor... no quería dejarlo.
—Bueno Luan, no sé que tienes que pero quiero que sepas una cosa, yo te quiero mucho —le sonrió el pequeño Lincoln de madera.
—Jaja gracias Linky, pero yo también te amo, te amo con toda mi alma —respondió la pequeña Luan de madera, tomando la mano del pequeño Lincoln de madera.
—¿Cómo una hermana ama a su hermano?.
—No Linky, como algo más —respondió la pequeña Luan de madera.
—¿Cómo super hermanos?.
—No mi pequeño tontito, mucho más que eso, como el amor de mamá y papá... ¡Yo te amo Linky! ¡Te amo! —respondió Luan de madera mientras se acercaba al otro muñeco.
—¿Me amas de esa manera? vaya, no sé que decirte Luan, pero bueno... yo también siento algo por tí ¿sabes?.
—¿También sientes algo por mí? —preguntó la pequeña Luan—. ¡Linky eso es fantástico! ¡Me has hecho muy felíz!
—Sí jaja, pero mejor te lo demuestro con algo más que palabras mi querida Luan —El pequeño Lincoln de madera se acercó al muñeco de Luan y empezó a besarla, o al menos, eso era lo que pretendía Luan.
Luan recordó los momentos que pasó con Lincoln antes de partir a un lugar mejor, pero de entre todos esos momentos que recordaba, uno se había quedado repitiéndose constantemente dentro de su cabeza, y ese era el momento cuando se declararon su amor, en esa preciosa tarde en el patio trasero. Recordó el beso que se dieron, recordó el sonido que hicieron sus labios al rozar con los del otro, y también recordó esa mirada llena de amor que él le había regalado, antes de hacerle la pregunta más hermosa que Luan pus haber imaginado.
Otro relámpago cayó, y de nuevo se pudo ver a una Luan completamente hecha pedazos...
Los pequeños títeres continuaron con su beso mientras Luan observaba rompiendo en llanto, las lágrimas caían por todo su rostro y manchaba un poco la ropa que llevaba puesta, hasta la sábana de la cama se manchó con sus lágrimas. Los pequeños títeres dejaron de besarse y de nuevo continuaron con su conversación.
—Linky soy felíz a tu lado ¿pero podrías hacerme una promesa? —preguntó la pequeña Luan.
—Claro Luan la que tú quieras, solo tienes hacerme la pregunta.
—¿Te quedarías a mi lado por siempre? —Luan (la verdadera) sonrió levemente con esa pregunta—. Yo quiero que estemos juntos por siempre.
El pequeño Lincoln de madera, se quedó callado por unos segundos mirando a la pequeña Luan de madera, la observó a los ojos, sin decir nada; sin embargo, al cabo de unos pocos segundos más, él tomó la mano de ella y le respondió la pregunta con una sonrisa.
—Claro que sí Luan, yo estaré contigo por siempre... y nunca me voy a separar de tí, porque te amo....
Luan soltó el muñeco de ella, y solo se quedó con el muñeco de Lincoln, lo observó a los ojos hasta que dijo...
—Mentiroso... —susurró ella—. Pequeño mentiroso.... Eres un mentiroso... ¡¡ERES UN MENTIROSO!!.
Lo agarró de los hombros empezando a sacudirlo de atrás para adelante, mientras le gritaba a la cara...
—¡¡ERES UN MENTIROSO, PROMETISTE ESTAR A MI LADO POR SIEMPRE!! —lo sacudió con más fuerza, cayendo sus lágrimas encima del muñeco—. ¡NO TENÍAS QUE MORIR! ¡NO TENÍAS QUE MORIRTE GRANDÍSIMO IDIOTA! ¡¡NO.... TÚ NOOOOO!!.
Luan lo apretó de los hombros y lo arrojó hacia la pared, cayendo al suelo casi sentado, mientras sus ojos lo cerró con la caída. Otro relámpago cayó y a la par, ella gritó...
—¡¡LINCOLN REGRESA CONMIGO!!... ¡¡NO ME ABANDONES!!.
Luan lloró y gritó con tanta fuerza, que incluso su dolor pudo escucharse en la primera planta, alertando a los demás que estaba ahí.
Luna se levantó rápidamente, y subió las escaleras a toda prisa, tenía miedo de que Luan cometa una locura. Llegó al pasillo, y se puso de pie frente a la puerta de la habitación, la tocó repetidas veces pero Luan no contestó, solo pudo escuchar su llanto desgarrador.
Abrió la puerta, no le quedó otra opción, y al abrirla pudo ver meramente la silueta de su hermana menor, acostada en la cama, llorando como nadie más lo había hecho, abrazaba sus piernas las cuales temblaban ligeramente.
Luna se acercó a ella, se sentó a su lado y la abrazó.
—Luan hermanita, por favor cálmate...
—¡Vete Luna! ¡Vete no quiero ver a nadie déjenme sola! —Luan no quería el abrazo de su hermana.
—Vamos Luan, no digas esas cosas, en estos momentos es cuando más necesitas estar con nosotras, con mamá y papá —Luna también soltó unas lágrimas—. Por favor, no deben sufrir solas, tienen que estar con alguien.... más aún, en el estado en que se encuentran...
Un relámpago cayó de repente, dejando ver a Luan con su mano puesta encima de su vientre...
—¿Qué tiene mi estado actual? —preguntó ella, mirando con algo de enojo a su hermana—. ¿Acaso te produce asco?.
—No Luan, no es eso, es solo que... queremos que estés con nosotras, con tus hermanas no tienes que quedarte aquí, por favor baja conmigo, no te quedes aquí sola.
—Luna no quiero ver a nadie, déjame tranquila —respondió amargamente Luan.
—Por favor, hazlo... aunque sea... por ella —miró el vientre de su hermana menor—. Debes cuidarte Luan, ahora tienes una gran responsabilidad en tus manos y no debes afrontar sola, nos tienes a nosotras.
Luan de nuevo abrazó sus piernas agachando su rostro. Luna se quedó a su lado, no iba a dejarla sola, Luan lloró hasta que las lágrimas dejaron de caer, no porque ella se haya colmado, es solo que sus ojos no podían producir más lágrimas.
Luna salió de la habitación, esperando a su hermana en el pasillo, hasta que Luan decidió salir, por petición de Luna, ella en realidad no quería ver a nadie, solo lo hacía por su hermana y también... por la pequeña criatura que tenía formándose en su vientre.
Luan se detuvo en la puerta, miró al pequeño Lincoln de madera, y caminó hacia el para levantarlo del suelo y ponerlo encima de su cama, teniendo aún cerrados sus ojos.
Luan lo acomodó con cuidado, y salió de su habitación, el pequeño Lincoln de madera abrió sus ojos y...
—Yo siempre estaré a tú lado Luan, aunque no puedas verme, estaré contigo, cuidándote...
Otro relámpago cayó, dejando ver cómo el pequeño Lincoln de madera cerraba sus ojos lentamente mientras tomaba la mano de la pequeña Luan de madera, quedándose los dos muñecos solos en la oscuridad de la habitación...
Fin....
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top