Capítulo 07

La luna estaba llena casi en medio del cielo sin nubes. Choi podía ver las estrellas perfectamente. Se sentía aterrado, sería absurdo negarlo, pues quién no lo estaría en su lugar, pero también estaba decidido a luchar. Siempre le habían catalogado como demasiado frágil por su aspecto y tamaño y Choi había odiado cada momento de ello.

Habían permanecido sentados revisando junto a su guarda el plano del bosque. Choi había puesto mucha atención en las posibles rutas a seguir, hizo algunas preguntas a Jungwon y luego de eso, aun teniendo las manos atadas a la espalda, decidió estirar las piernas, no quería que algún calambre le arruinara su escape.

Aun sin quitarles las amarras de las manos, los guardianes les colocaron un pequeño bolso de cuero que contenía los implementos que habían elegido. Por lo que Choi podía notar, había sido el único en elegir la cuerda pues esta le fue colocada cuidadosamente recogida por fuera del bolso. No pasó desapercibido para Choi la mirada significativa que Sunoo le dirigió al colocar el pequeño bolso de cuero y asintió en señal de etendimiento.

La hora había llegado, los seis miembros del Consejo entraron al claro ataviados con túnicas oscuras y se dispusieron frente a los cautivos. Posteriormente fue el turno de quienes al parecer realizarían la persecución.

A Choi le llamó la atención que todos ellos llevasen apenas unos jeans, con sus esculpidos torsos desnudos, ni siquiera usaban algún tipo de calzado para proteger sus pies. Pero lo que más desestabilizó la frágil calma del rubio, era esa aura primitiva que parecía emanar de ellos, algo casi animal.

Y entonces ahí estaba él.

Eso bastó para que la resolución de Choi volviera, ver como su mirada le recorría de pies a cabeza como si lo desnudara con ella y pudiera saborearlo, y esa estúpida sonrisa arrogante.

Asco, Choi sólo pudo sentir asco.

Estaban sobre la hora y el Alfa no se había presentado aún para tomar su puesto con los miembros del Consejo. El Consejo se mostraba ansioso, pues la tradición debía prevalecer. La luna estaba avanzando más y más y esta era la oportunidad que habían esperado durante todo un año, simplemente era impensable perderla.

Y entonces la silueta del Alfa se vislumbró por un costado a la entrada del claro. Todos dirigieron su atención al hombre. Si antes estaban inquietos por su demora, ahora lo estaban aún más por el hecho de haberse presentado en las condiciones en las que lo hizo.

El hombre no portaba la túnica de ceremonia, usaba lo mismo que los otros candidatos, solo unos viejos jeans ajustados a sus fuertes piernas. Y eso solo podía significar una cosa, el Alfa participaría en la cacería también.

Choi no podía apartar la mirada del hombre, era magnífico. Si bien lo había visto horas antes, no se había permitido observarlo a conciencia, su fuerte aura inundó el lugar haciéndole imposible no mirarle. Alto, cuerpo firme y esculpido, ahh... y su rostro, a Choi le parecía tan absurdo que un lunático fuera tan jodidamente hermoso y varonil. No podía evitar preguntarse ¿por qué alguien como él hacia esto? Seguramente bastaría una de esas miradas mojabragas para tener a alguien rendido a sus pies.

Pero aquí estaba, la prueba de que no se puede juzgar un libro por la portada, esta no era más que una secta de lunáticos con caras y cuerpos de maldito infarto.

Trató de despejar su mente de tan absurdas cavilaciones en un momento crítico como este, pero la mirada del señor Alfa ardiente no se lo permitía, lo miraba justo a él.

¿Por qué?

Debe tratarse de un error. Pensó Choi más confundido aún, preguntándose por qué le miraba de esa forma.

—Pero vaya que esto es una verdadera sorpresa.

Choi sabía sin siquiera mirar a quien pertenecía esa horrenda voz con todo y su tono burlesco.

—Alfa Chew ¿está realmente pensando en participar esta noche en el ritual? —esta vez fue un miembro del Consejo el que habló.

El Alfa asintió sin apartar la mirada del rubio.

—¿Por qué si no estaría aquí de esta forma?

—Creo que tal vez estas aprovechando tu posición para saltarte algunas reglas, ¿no lo crees Alfa? —dijo Im con tono malicioso.

—Ahh si... ¿Cómo cuáles por ejemplo? —respondió Chew apartando por fin la mirada del rubio para dirigirla a Im— ¿acaso no estuve en el momento de la demostración de ofrendas?¿o no fui evidente en la manifestación de mi interés?

Im apretó los puños en señal de clara molestia, Chew levantó una ceja esperando su réplica, pero esta no llegó, en cambio, fue Jungwon quien intervino.

—Ninguna regla se ha roto aquí, de lo contrario los miembros del Consejo son quienes en todo caso pondrán el debido orden. —Habló firme, mirando a Im y luego a los miembros del Consejo quienes asintieron instándole a continuar—: y como todo parece en orden y nuestro Alfa, como miembro y macho de esta manada también tiene derecho al apareamiento, no veo por qué debemos entretenernos en fatuas explicaciones. Estamos sobre la hora y si no quieren perder la oportunidad de la realización del ritual anual, será mejor dar principio a la tradición.

Uno de los miembros del Consejo se adelantó al centro del claro y despejó su cabeza de la capucha negra que le cubría.

—Cómo miembro del Consejo y segundo al mando, yo Kang Taehyuna, tomaré el lugar del Alfa Chew para dar inicio a la Ceremonia de la Luna, en esta única noche, que nuestro líder irá en busca de su compañero eterno para dar prosperidad a la manada.

Un coro de aullidos se escucharon provenientes de los alrededores, parecieran cientos de lobos vitoreando las palabras del hombre.

Los cautivos si antes estaban temerosos, ahora estaban muertos de pánico, los aullidos retumbaban en sus pechos, miraron alrededor, a lo profundo del bosque sólo para encontrarse con ojos refulgentes entre la oscuridad.

Choi no fue la excepción, había acampado antes con sus hermanos y algo que siempre tenían presente era tener cuidado con las bestias salvajes, si debía ser honesto, este nuevo hecho había mermado notablemente su valor, no era tonto, notaba eran demasiados, y no podía pasar por alto la inteligencia de estas criaturas, que sabía perfectamente acostumbraban a cazar en manada, y esta por dios que parecía inmensa.

Los guardianes al notar el horror en los cautivos, susurraban palabras tranquilizantes, Choi escuchaba a Sunoo asegurarle entre susurros que no había a que temer, que los lobos no les dañarían, que confiara en él, le aseguraba que los lobos guardaban el territorio y cuidarían del ritual.

—Beomgyu sé que no lo has creído aún, pero son ellos, son parte de la manada, no les dañaran, ocúpate de estar tranquilo... —por un momento titubeó— y por favor no lo dañes, él es un buen hombre.

No necesitó decir su nombre, sabía que se refería al Alfa Chew, apretó su agarre sobre su brazo sin afán de lastimarlo, Choi solo pudo ver genuina preocupación en los ojos del hombre.

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