Ruidosa Culpabilidad.

La víctima número veintiuno fue, Todoroki Shouto. Un joven de cabellera bicolor; el lado derecho con blanco y el izquierdo con rojo, ojos con heterocromía y una quemadura adornando su ojo izquierdo.

Un 21 de Agosto, él sintió miedo al ver en lo que, se estaba convirtiendo.

🌙

Llevó una mano a su rostro, tapando la mitad de este. Queriendo pensar, pensar en aquel dolor que se comenzaba a acumular en su pecho.

Sus ojos levemente opacos, deambulaban por la habitación sin punto fijo. Tratando de distraerse, con cualquier cosa que lograse ver.

Todo, para evitar que los pensamientos negativos de su mente carcoman totalmente su sentido de lógica.

Él no se consideraba un mal muchacho, al contrario, se sentía honorario y muy disciplinado. Pero, no estaba orgulloso de sí mismo.

Sus acciones empezaron a ser malas, en el momento en que, Midoriya apareció en su vida.

No buscaba culpar al chico de cabellera verde, simplemente es que, todo comenzó en Agosto. Sin necesidad de un mandato, trató de enredar todos los hilos que estuviesen a su alcance.

Dejó a Momo en el altar.

Era egoísta, se salvó a sí mismo de ser encadenado por sentimientos que era incapaz de corresponder. Y la perjudicó a ella, sin necesidad de recapacitar, sobre el dolor que sufriría.

Se apropió del amor de ésta, a pesar de no amarla, y terminó rompiendo su frágil corazón.

Al hacer todo esto, afectó a Jirou. Aquella mujer que, parecía haber sufrido mucho en el pasado. Sin embargo, no dudó en romperla aun con un poco de inculpabilidad de su parte.

No poseyó misericordia con cada una de sus pésimas acciones, sólo pensó en sí mismo. Lastimó a la persona que posiblemente, haya sufrido más dolor que él.

Y no podía evitar pensar en su padre.

En la figura honoraria que, tantos años trató de mostrarle. Seguramente, ésta no se vería tan patética a como él se estaba sintiendo en esos momentos.

Observó con un notable desprecio a aquella persona totalmente cicatrizada en la calle, sólo por el simple hecho de usar harapos y caminar de una manera erguida.

Era totalmente un ser despreciable.

No recordó el momento en que, se convirtió en un verdadero juzgador. A pesar de no conocer los recursos que la otra persona poseía.

Porque, a pesar de todo el arrepentimiento que sentía en estos momentos, él lo había disfrutado. Y eso era lo peor de todo.

En el instante en que, acompañó a Midoriya a la casa del rubio ceniza tan malhumorado que todos conocen. En dicho momento, los sentimientos de culpabilidad, sólo comenzaban a desarrollarse en su interior.

Estrujando su corazón, enredando como si de hilos se tratase, su cerebro. Bloqueándolo, incapaz de moverse, sin poder rechazarlo.

Porque a pesar de, haber tomado la decisión un 7 de Agosto, de renunciar a todo lo hipócrita de este mundo. Él se quedó sin habla, al ver los sentimientos desbordando de aquel orgulloso rubio.

Y sentía que su alma se partía por la mitad. 

Sabiendo que, era su culpa. Por no moverse, por no rechazarlo, por seguirlo hasta la habitación de Katsuki. Él fue el idiota.

Cuando, Izuku se confesó. Se sintió la persona más feliz del mundo, ignorando el hecho de que, antes que eso pasase, el pecoso estaba con Bakugou.

Simplemente, su cerebro se bloqueó y sus sentimientos contestaron por él.

Los momentos con él fueron increíbles, no había necesidad de fingir una sonrisa o forzarla, éstas salían fluidas, una tras otra. Y Todoroki jamás se sintió tan feliz.

Para Shouto, Midoriya era la persona más inocente del mundo. Con un corazón cargado de amor y calidez, todo lo contrario a él. Tal vez por esta razón, el bicolor se enamoró.

Sin embargo, ignoraba todas las máscaras que el de ojos esmeraldas trataba fuertemente de disimular.

Estaba totalmente cegado. Preso de aquellas pecas tan preciosas que, adornaban el rostro de su novio.

Sus pensamientos comenzaron a volar, libres de toda jaula que la mente de Todoroki pueda sostener.

Su corazón estaba cargado de culpa y dolor, como si de un momento a otro, el llanto de aquellas personas que dañó en el pasado, se inundasen en sus oídos.

Y dicho dolor que trataban de transmitir esos sollozos ahogados, comenzaban a hacerle afecto. Le estaba doliendo.

Recordaba el llanto de su madre, las lágrimas de su padre, y no podía evitar sentir placer. Ver sufrir a esas personas que le dieron la vida, y la llenaron de sufrimiento, era algo muy satisfactorio.

Shouto renunció a todo. A su cordura, amabilidad y la poca paz que su alma sostenía.

Él era un muñeco, esclavo de sus propias emociones.

No se percató del momento en que, su propio cuerpo y cerebro dieron comienzo a una dependencia al alma tan quisquillosa de Midoriya.

Era como si se hubiese metido en su ser, y hubiese encendido el fuego en su interior. Lo llenó de amor que a él tanto le hacía falta.

Para el bicolor, Izuku era la perfección en persona. La perfección que él tanto necesitaba.

Y lo amaba.

Sin embargo, ese 21 de Agosto, comenzó a abrir sus ojos. Dándose cuenta al instante, del desgaste que tenía su relación.

El tiempo enfrió el amor que, Izuku le tenía a él.

Y Shouto no estaba en las mejores condiciones. Su amor tan cegador, lo convirtió en una cruda herramienta, cargada de sentimientos.

Una angustia se coló en su pecho. Y el miedo de lastimar con sus acciones tan impuras, se presentó en su corazón.

Pero, no deseaba alejarlo de él. Eso significaría la mismísima muerte para él.

Sin embargo, no anhelaba exigir ningún tipo de amor de parte de Midoriya.

No tenía ni idea de, que pasaba por la mente de Izuku, ¿sentiría empatía por él?

El timbre de la llegada de su novio, retumbó en sus oídos. Sacándolo de la ensoñación que estaba teniendo.

Inmediatamente, un nerviosismo se apoderó de sus articulaciones, haciéndolas temblar levemente.

Abrió la puerta, sólo para encontrarse a un sonriente Midoriya, con un leve tono carmín en sus mejillas. La honestidad siempre fue, algo que Todoroki poseyó. Y las palabras escaparon de sus labios, sin necesidad de pensarlas.

¿Tú, me amas?— preguntó sin titubear, aunque por dentro era un verdadero caos.

Se sorprendió al observar la sonrisa tan grande que el pecoso estaba poniendo, sus ojos empezaron a brillar y con un suave toque, respondió de la manera más tenue posible.

Yo nunca te amé.

Y su mirar relajado, se centró en la verdadera máscara que aquella persona que tanto amaba, poseía. 

Salió del lugar, bajó las escaleras del departamento que ambos habían rentado. Y se fue.

De sus ojos, frías lagrimas indiferentes bajaban. La necesidad que sentía el alma de Todoroki al alma tan tóxica de Midoriya, seguía presente.

Sus manos querían seguir acariciando sus mejillas, esas hermosas pecas que eran como preciosas estrellas. La piel tan suave de su cuerpo, la felicidad que desbordaba del pecoso siempre.

Y aquella mirada tan cegadora que, Midoriya siempre poseyó.

Esa mirada esmeralda que, representaba la dulzura impregnada de impureza. Lo cegó por completo.

Y los recuerdos se rememoraban una y otra vez, hacían ruido en su cabeza. La voz de Momo llena de cariño, los pasos delicados que Jirou representaba con su sufrimiento, el caminar tan desanimado de aquel chico que sufrió tantas heridas, las lágrimas de su padre mezclándose con la lluvia, y los sentimientos de Bakugou, todo lo hería.

Eran como millones punzadas hacia su quebradizo corazón. 

Asignando el castigo que merecía. 

El amor tan puro que él daba, le fue devuelto con sobredosis de dolor. Y estaba bien, porque él sólo se resignó al egoísmo y la codicia.

Sin embargo, el dolor en su pecho era tremendo. Los deseos de deshacerse de él, se presentaron.

Antes que pudiese reaccionar, recibió un golpe seco en su estomago. A pesar de la tortura que estaba recibiendo en esos momentos, el ardor de sus sentimientos se calmó involuntariamente.

Todo su mundo, se volvió negro. Y en lo único que logró pensar, antes de desaparecer, fue en aquella mirada esmeralda.

E inconscientemente, sonrió.

Un 21 de Agosto, rememoró todos sus errores y el mundo se lo devolvió. Su castigo estaba asignado, y él debía pagar.

Porque él amaba de una manera pura, hacia una persona tóxica. Que sólo trata a las personas como herramientas.

Y Todoroki fue una herramienta, tan útil. Que enredó todos los hilos, que lastimó a millones de personas.

Y ahora, el llanto de las personas hacía ruido en su interior. 

Sus sentimientos se desbordaban y las ganas de llorar, por primera vez, le fue concedida. 

Sus pecados, empezaron a hacer ruido. 

Un 21 de Agosto, aquella Ruidosa Culpabilidad apareció, y no se iría jamás.





Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top