Cálido Café.
La segunda victima fue, Asui Tsuyu. Una preciosa chica delgada, de cabello ligeramente verde y unos grandes ojos.
Era atractiva y tierna a los ojos de todos.
Y tan solo eso, fue lo que inició todo el problema. Fue lo que hizo que ella fuera parte de aquellas personas heridas de Agosto.
El 2 de Agosto, su compañía no fue requerida. Y a la fiesta del té, no fue invitada.
🌙
Tsuyu era la mejor compañera que podría existir. Ella solía estar siempre acompañada, y ser esa amiga que sólo consigues una vez en la vida.
Era de esas personas directas, que no tenían pelos en la lengua. Que decían lo que se les venía a la mente. Aunque, esto fuese un pro y un contra en tales situaciones, sus amigos supieron aceptarla tal cual era.
La amabilidad de Asui era incomparable, 'generosidad' estaba tatuado en su frente. Estaba dispuesta —en cualquier momento— a ayudar a un amigo.
Esa amabilidad la traicionó.
Un simple día, una simple mañana, un simple sueño. Se encontraba tan cansada por no descansar bien ese día que terminó durmiéndose en clase. Nadie fue capaz de despertarla al finalizar la clase.
No recuerda bien que fue lo que pasó.
Solo supo qué, los suaves labios de su profesor se posaron en su frente, y una calidez la invadió.
Aún cuando recuerda esa calidez, sus mejillas se sonrojan y sus piernas tiemblan.
Desde ese día, inevitablemente, se volvió más cercana al moreno. No supo exactamente, cómo fue que paso. Pero, de repente un día sólo se sentó a tomar un té.
Aizawa ingería café, evitando dormirse al estar en compañía de su alumna. Y Tsuyu, un té. Le aborrecía el café, le hacía tener insomnio por las noches.
El silencio era eterno, pero no era uno incomodo. Era agradable, la simple presencia de ambos era perfecta.
Y así, estas citas de té se fueron retomando, cada día de cada semana. Se había vuelto como una rutina para la joven.
Quien, inconscientemente, despertó sentimientos por aquel vago profesor.
Unos días antes de que el nuevo mes llegará. Aizawa cayó enfermo, se había desmayado en una de sus clases y al parecer, no estaba durmiendo bien.
Esos cinco días en las que Shouta no se presentó, una tristeza se apoderó de la joven. Causando confusión en la mayoría de sus compañeros, por que nadie sabía nada. Nadie se enteró de nada.
Porque, aquellas reuniones que tenían sólo era un secreto de ambos.
Y como tornado Aizawa causo un revuelo en su interior. Sólo habitaba el desastre en ella.
Y como tornado, se fue.
Un 2 de agosto, la preciosa niña se encontraba yendo a la sala de profesores. Un lugar habitual en el qué, a las 8:30 am quedaba totalmente vacío.
Estaba ansiosa por ver a su maestro ya mejorado, había añorado tanto esos días. En verdad, quería verlo.
Llevaba lista de la taza de café de su profesor y la de té, que le pertenecía a ella.
Unos extraños ruidos provinieron de la sala, con una inmensa curiosidad y un toque de miedo se atrevió a abrir un poco la puerta.
Y la curiosidad mató a la rana.
En aquel sitio se encontraba Toshinori Yagi — el profesor favorito de su compañero, Mineta— y su amado Aizawa Shouta. Uniendo sus labios en un dulce y tierno beso.
La dulzura del ambiente la hostigó. Sintiéndose un terrible mal tercio.
Cerró la puerta, tratando de no hacer ni el más mínimo ruido, y se retiró.
Tiró en el basurero, aquellas dos tazas. Irónicamente, la de té se rompió. Mientras que, la de café no recibió daño alguno.
Aprendió a contener sus lágrimas y fingir que todo estaba bien. Terminó su jornada escolar, y se fue.
En su casa, no contuvo más esas gotas que deseaban salir. Y se recostó en su cama, en forma de bolita. No paraban de salir, y su memoria solo la aturdía.
Aquel beso la dejó completamente mal parada. Aquel beso, rompió toda conexión que podía tener con su maestro.
Por que, ya no lo vería de la misma manera. Solo vería a alguien de buen corazón que amaba a otro instructor. Que sean del mismo sexo, eso ni siquiera importaba si era amor de verdad.
Pero, en dos corazones juntos siempre va a haber una tercero roto.
Y esta vez, le había tocado a ella. Ella estaba cargando el sufrimiento, por culpa de su inocencia.
Si tan solo, se hubiera alejado. Si se hubiese percatado que Aizawa tenía a alguien más en su corazón, lo habría abandonado todo.
Aquellas pobres ilusiones de poder obtener la atención de él, a pesar de qué ella era menor.
Ella solo quería recibir ese amor y esa calidez otra vez. Quería ser la única que pueda estar con él.
Fue muy ingenua, y ahora se encontraba llorando. Arrepintiéndose de todo lo que había logrado, de todos los esfuerzos que le puso. Y de todos los sentimientos que le ocultó y sembró con mucha dedicación.
Más calmada, se dedicó a tomar un café. Amargo y a la vez, dulce. Igual que él.
Sabiendo qué, no lo olvidaría fácilmente. Y qué, su único consuelo esa noche era una taza de café.
Ese peculiar 2 de Agosto, terminó con una joven dedicándose al café. Ya que, era el único recuerdo que perduraría de su ex-amor. Bebiendo igual que él, ese cálido café.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top