Capitulo VII: Culpa (III/III)
III
Aren
Marchando hacia el sur de Doromir, el calor del verano, aunque con algo de timidez, empezaba a sentirse cerca del mediodía. Iba sentado detrás de ella y yo, en lugar de analizar nuestra complicada situación, en lo único que podía pensar era en la cicatriz que cruzaba su mejilla izquierda. Descubrirla me llenó de dolor.
¿Cómo se la hizo? ¿Quién hirió su rostro de esa forma? ¿Hace cuánto la tenía? Recordé lo sucedido en la posada Ormr, cuando. ebria, terminó enfrentándose con quienes jugaba a los dados. ¿Había ocurrido algo similar con esa cicatriz? Nunca estuve allí para ella en los años de su exilio. Por más que traté no lo conseguí. La culpa me agobiaba.
Soriana permanecía en silencio. Desde donde estaba veía la trenza de su cabello, ahora más corta, moverse al ritmo del trotar del veörmir. Me determiné de nuevo a protegerla. Había encontrado a mi verdadera reina, mi voluntad debía dirigirse a mantenerla a salvo y regresar a Augsvert... Con ella.
Deseaba preguntarle qué había hecho en esos diez años desde que dejó nuestro reino. Cómo fue que aquella joven, inteligente y hábil sorcerina terminó convertida en una hechicera oscura, pero sabía qué si lo hacía, ella no me contestaría, al contrario, se replegaría sobre sí misma y lo que yo más anhelaba era poder acercarme, no alejarla.
Decidí buscar un tema para conversar, algo no tan personal como el origen de su cicatriz o lo que vivió en los últimos años, así que opté por preguntarle sobre su batalla con el draugr. De todas formas, había cosas de esa pelea que me inquietaban.
—Alteza.
—Ariana —me corrigió ella.
Yo resoplé por su empeño en renegar de lo que ella en realidad era.
—Cuando ese draugr apareció y Assa aldregui se envolvió en su energía oscura, ¿por qué la espada no fue capaz de destruirlo? —pregunté. Algo no entendía de ese enfrentamiento—. La espada mata fantasmas, según dicen, se alimenta de la energía oscura tanto de draugres como de los fantasmas que permanecen en este mundo, llenos de resentimiento. Cuando atacaste a esa sombra, ¿por qué no la absorbió?
Soriana suspiró delante de mí.
—Justamente pensaba en eso. Creo que ese draugr fue convocado por un hechicero oscuro, su voluntad le pertenece a alguien más. Bajo esa premisa, Assa aldregui no puede apoderarse de la energía oscura de otro hechicero a menos que lo mate.
—Entonces ese draugr es el esclavo de alguien. Supongo que de la misma persona que nos ha espiado con el haukr de sombra. Un sorcere oscuro no quiere que ayudemos a nuestro reino, ¿por qué?
—Eso deberías contestarlo tú, Aren —me dijo ella —. Conoces mejor que yo la situación política del reino. ¿Quién desearía ver destruido a Augsvert? ¿Quién podría estar ayudando a los alferis?
Reflexioné sobre aquello. La mayoría de los reinos tenían problemas internos, parecía poco probable que alguno de ellos quisiera iniciar una guerra con Augsvert. Holmgard se encontraba en una isla un tanto retirada del continente. Desconocía su situación política, pero no creía que estuvieran interesados en apoderarse precisamente de Augsvert. Vergsvert, sin embargo, parecía el más estable de los grandes reinos. ¿Serían ellos los culpables? La cordillera de Ausvenia separaba ambas naciones, un asedio desde Vergsvert era algo complicado, a menos que ellos se aliaran a los alferis para que nos atacaran en su lugar, esa parecía la opción más probable.
Le hice saber a Soriana mi reflexión y ella se mostró de acuerdo.
—Si es así, será todavía más difícil evitar una invasión, Aren. Necesitamos ayuda de otro reino. El ejército de Augsvert no será suficiente, aunque consigamos mil piedras mágicas en Skógarfors.
Yo asentí. La misión que teníamos enfrente parecía imposible de cumplir.
Al atardecer llegamos a Ulfrgeirgs.
La ciudad era pequeña en comparación con Fiskr Haugr. Soriana había dicho que al estar tan cerca del paso de Geirgs, no mucha gente aceptaba vivir allí. También explicó que, debido a su escasa población, estaba poco custodiada. Esperaba de corazón que continuara así.
La entrada de la ciudad, adornada por decenas de farolillos de luz dorada, se abría de par en par. Desde el arco que marcaba el ingreso podía escucharse la música melancólica de las liras y las flautas. Me sorprendí un poco, nada parecía indicar una alegre celebración en la ciudad.
Tal como lo habíamos previsto, un puesto de control del ejército de Doromir se encontraba apostado en la entrada. Soriana tomó las riendas del animal y entramos antes que Keysa. Por ser ella una señorita adinerada, no debía entablar conversación con soldados o sirvientes, los trámites debíamos hacerlo nosotros, sus escoltas. Había llegado la hora de fingir nuestros papeles.
—¡Bendiciones! —saludó Soriana desde lo alto del veörmir, quitándose la capucha de la cabeza. Su voz ronca sonó más grave y profunda, igual a la voz de un hombre—. La distinguida doncella de la casa Heinss viene a la celebración de la festividad de todos los héroes.
El soldado torció un gesto de desconcierto. En ese instante supe que algo estaba mal. Nos miró al detalle. No se me pasó por alto sus ojos inspeccionando nuestros uniformes.
—¿A la celebración de todos los héroes? —preguntó el soldado—. ¿Acaso no sabéis que la celebración se corrió a la octava lunación? Hoy se conmemora un año de la masacre en el palacio del Amanecer, donde una hechicera despiadada casi asesina a nuestro soberano.
Sentí como Soriana se tambaleó delante de mí. No respondió, sino que comenzó a temblar ligeramente. Sin duda, saber que ese día se conmemoraba la masacre que ella perpetró la había impresionado. El soldado acentuó su gesto de sorpresa y se acercó a nosotros.
—Decís que son de la casa Heinss, ¿Eh? ¿En Osgarg?
Esperé que Soriana contestara, pero al ver que no lo hacía me apresuré a hablar con voz firme.
—Exactamente, vinr.
—Tengo un primo sirviendo a los Ilfverg —contestó el soldado.
El sudor comenzó a perlar mi frente al escuchar sus palabras. ¿Y si conocía a la familia Heinss? Tragué grueso.
—Dicen que la paga es buena trabajando como escoltas —continuó el soldado. Yo solo podía asentir rogando que terminara de hablar y nos permitiera pasar—. Pero no me quejo. Trabajar en el ejército tiene su cuota de emoción.
—Puedo imaginarlo —dije siguiéndole la conversación—, hay honor al servir a vuestro reino.
Cuando el soldado giró bruscamente en mi dirección, comprendí mi error. Mi doromirés era bueno, pero con acento, a diferencia de Soriana, que lo hablaba perfectamente.
—¿Sois extranjero, vinr?
Tragué de nuevo mientras una gruesa gota de sudor resbalaba por mi sien. El soldado se había acercado a nosotros y nos miraba con los ojos entrecerrados.
—Fui contratado no hace mucho —dije con la voz firme, aparentando tranquilidad—. El escolta anterior enfermó gravemente.
—¿Cómo decís que os llamáis? —preguntó el soldado. En mi ansiedad lo veía cada vez más receloso.
—Soy Erendiel —le contesté y luego señalando a Soriana dije—: y mi vinr es Ulfred. Ambos servimos a la casa Heinss como ya os lo he dicho, honorable vinr.
El soldado frunció el ceño y yo me temí lo peor.
—A pesar de lo que decís —empezó a hablar el soldado acercándose a mí—, del honor de servir a mi reino, desearía mejor paga y más ahora cuando vientos de guerra viajan desde el sur.
Su comentario me desconcertó.
—¿Vientos de guerra? ¿A qué os referís, vinr?
—¿No habéis escuchado? Creí que las noticias viajarían más rápido en las afueras del reino. Briön ha sucumbido a la guerra civil. Después de que el rey murió sin dejar heredero, varios nobles se disputan el trono. Ruego porque ese mismo aire no se esparza en Doromir. Aunque dicen que lo sucedido hace doce lunas era por lo mismo, alguien le pagó a esa hechicera oscura para acabar con su majestad y con la asamblea real.
»Y en Vergsvert una extraña enfermedad ha comenzado a matar el ganado. —El soldado bajó la voz y se acercó a mí con complicidad—. Quieren ocultarlo, pero tengo familia en las aldeas cercanas al reino. Mucha gente se ha mudado más al norte huyendo de la peste de los rebaños.
Me quedé en silencio analizando las palabras del soldado, tal parecía que el continente sucumbía al caos.
En tal escenario ningún reino podría socorrer al mío. Otra reflexión cruzó mi cabeza. Que Versgvert tuviese un problema con sus rebaños implicaba que tal vez esa podría ser la causa de querer invadir Augsvert: dejar sus tierras contaminadas y buscar unas nuevas y fértiles dónde asentarse. Tal vez el verdadero enemigo estaba allí. Aunque más sencillo que invadir Augsvert, resultaba simplemente conquistar las aldeas libres, aledañas al reino de Versgvert. Pero esto implicaría empezar de nuevo, deberían construir la infraestructura necesaria para un gran reino como ese. Y todo mundo sabía que la nación más avanzada en ingeniería era Augsvert. Las mejores edificaciones, puentes, sistemas de riego, estaban en mi reino; además de ser uno de los más fértiles del continente. ¿Qué era más fácil para Versgvert, conquistar Augsvert y toda su grandiosa infraestructura o empezar de nuevo en tierras vírgenes? La respuesta me pareció obvia.
El soldado me miró extrañado por mi silencio. Yo me apuré a contestarle lo primero que se me ocurrió, todavía con las funestas reflexiones dando vueltas en mi cabeza.
—La vida en el ejército puede ser peligrosa. Pasa un día por la casa de los Heinss, tal vez pueda conseguiros algo.
Al hombre se le iluminaron los ojos.
—¡Oh! Bien, ¡bien, vinr! Pasaré por allá en mi día libre. Lamento mucho vuestra equivocación con la fecha de la celebración de todos los héroes. Vuestra ama se decepcionará.
Yo continué improvisando
—Así es. Aunque lo mejor será pasar la noche en alguna posada, ya está por oscurecer.
—De todas formas, será una bonita conmemoración hoy en honor a la familia real y a los miembros de la asamblea que murieron en la masacre. ¡Los terribles crímenes que cometen esos sorceres desalmados! Todo por creerse superiores, pues pueden dominar la magia. Hoy Doromir llorará esa cruenta tragedia.
—Entiendo —dije interrumpiendo sus palabras—, buscaremos una posada entonces.
Giré hacia Keysa y le comuniqué el cambio de planes. Ella me miró con sus ojos dorados, distendidos y asustados, pero a pesar del miedo que podía sentir, mantuvo su papel de ama adinerada. Erguida, asintió y dio la orden de entrar en la ciudad y buscar posada.
—¡Bendiciones, Erendiel! Mis saludos a vuestra ama —dijo el soldado con una leve inclinación de la cabeza mientras me disponía a retomar la marcha.
Asentí dando gracias internas a los dioses por su benevolencia. Cuando los animales ya se movían, el soldado volvió a hablar:
—¡Oh! ¡Casi lo olvidaba, vinr! —de nuevo me puse rígido al escucharlo — ¿Os habéis encontrado de camino acá un hombre y dos mujeres, una de ella de piel oscura, enmascarada, y la otra, un hada joven?
Negué rápidamente con la cabeza.
—Espero veros por la casa de los Heinss, mi buen vinr —le dije a manera de despedida, arreando con energía al veörmir para que avanzara rápido por el empedrado de la vía principal.
Soriana continuaba delante de mí, silenciosa. Música triste de flautas llegaba distante. Continuamos avanzando por el camino real donde algunas personas se detenían en puestos ambulantes para comprar farolillos y lámparas de papel.
Keysa, delante de nosotros, también marchaba con la cabeza baja.
—Busquemos una posada para descansar —dijo mi reina en voz baja, luego de exhalar un suspiro cansado.
Yo asentí y continuamos nuestra marcha en absoluto silencio, con la lejana música envolviéndonos.
***Hola, ¿qué les ha parecido el capítulo? Parece que Soriana, deberá enfrentarse al recuerdo de sus crímenes. Por otro lado, tenemos información de lo que sucede en el resto del continente.
Voy a dejarles de nuevo el glosario con algunas palabras, por si han olvidado su significado.
Draugr: Demonios. Al morir, las almas que no pueden ir al sitio de descanso de los muertos y dependiendo de su nivel de resentimiento, permanecerán como fantasmas o si su nivel de agresividad es grande, se transformaran en draugr. Estos se alimentan de la energía de los vivos.
Geirgs: La traducción exacta del lísico sería "tumba". El lugar donde van las almas al morir. Existen tres niveles: el geirgsholm donde van los héroes y los reyes, el geirsgarg donde van aquellos que tienen crímenes y el geirgs a donde va el resto. El dios de los muertos es Morkes.
Haukr de sombra: También llamado "Los ojos de Morkes". Es un hechizo de magia oscura, donde se crea un ave hecha de pura energía con la finalidad de espiar.
Ormr: Se traduce como serpiente
Skógarfors: Se traduce como cascada de los bosques. Es el bosque mas grande del continente. Esta habitado en su totalidad por criaturas mágicas. En él se encuentra el lago Draugrfors que según cuentan está repleto de herramientas mágicas.
Ulfrgeirgs: Se traduce como Tumba de lobos.
Vinr: Compañero. Se utiliza en Doromir para referirse a compañeros de un mismo gremio.
Cualquier observación que tengan (desde el respeto) pueden dejármelo en comentarios, lejos de molestarme, me ayuda a mejorar.
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