Capitulo I: El encuentro (III/III)

III

Me levanté de golpe sin saber dónde estaba, pero al mirar a mi alrededor, recordé los eventos del día anterior. Vi los lechos de las mujeres, en uno dormía una menuda figura rubia, el otro estaba vacío.

Salí de mi improvisada cama y caminé hacia el pasillo de piedra. A medida que avanzaba a la salida, percibía más fuerte un pesado aroma a hierbas. Cerca del umbral de la cueva cintas de humo flotaban en el aire. Ariana, sentada en la entrada, envuelta en pieles, fumaba una larga pipa. Tenía los ojos entornados, el rostro relajado, estaba casi dormida. Volteó lentamente a mirarme y con voz pastosa me dijo:

—¡Siéntate, lars! Disfruta el paisaje antes de que partamos, no muchos vienen por estas tierras heladas y tienen el privilegio de contemplarlo.

Hice lo que me pidió y me senté a su lado. Frente a nosotros se extendía el hermoso lago, tranquilo como un espejo de plata, el sol frío reflejaba el cielo en su superficie. Calculé que había dormido un cuarto de vela de Ormondú. Alrededor del lago, además del suelo rocoso y árido, se extendían algunos arbustos de hojas gruesas y espiculadas; pequeños gosvert correteaban recolectando piedrecitas para sus madrigueras. Sin duda, era una vista idílica. Permanecimos un largo rato en silencio contemplando el paisaje, hasta que la sorcerina, con voz lenta y pastosa, producto de las hierbas que fumaba, me preguntó:

—¿Qué sucede en Augsvert? ¿Por qué necesitas mi ayuda?

Aquello me extrañó. Después de su actitud, que dejaba en claro que yo y mi misión le desagradábamos, que quisiera saber más de mis problemas me tomó por sorpresa.

—Los alferis, no han dejado de atacarnos desde hace varias lunaciones.

—¿Y? Los alferis siempre han codiciado Augsvert, llevan siglos asediando ese reino, ¿por qué ahora es diferente?

—La barrera se resquebraja. El poder de la reina no es suficiente para mantenerla, mucho menos repararla. Los sorceres del Heimr tampoco pueden

Ariana volvió sus ojos cristalinos a mí y luego miró al suelo, con voz muy baja, casi imperceptible susurró:

—No conoce todo el hechizo.

—¿Cómo dices? —le pregunté al no comprender bien sus palabras, ella carraspeó antes de contestar

—Pregunto que si no conoce el hechizo para reparar la barrera.

Yo negué. Esa era parte de nuestra tragedia.

—La reina anterior murió y su sucesora huyó, ellas sí conocían el hechizo para reparar el domo de Augsvert, pero la reina actual no era quién debía reinar. No hubo nadie que la aleccionara. Sus hijas la ayudan con la barrera, pero el empuje de los alferis ha aumentado, las habilidades mágicas de nuestros enemigos son más fuertes y hay puntos donde la barrera se ha resquebrajado. La reina hace lo que puede, pero su habilidad no es tanta, si tan solo la reina Seline viviera... —No terminé la frase, pues Ariana me interrumpió.

—¿Qué hay con los grandes reinos de Vergsvert o Briön? Son los más cercanos a Augsvert ¿Por qué no les piden ayuda a ellos?

Cuando ella mencionó esos reinos yo bajé la cabeza, negando le expliqué:

—¡No quieren ayudar! Durante largo tiempo hemos mantenido relaciones comerciales y cordiales con ellos, al punto de que muchos de nuestros sorceres y sorcerinas han sido concejeros de esos reinos o maestros de sus herederos. Pero ahora, cuando más los necesitamos, nos dan la espalda. Briön atraviesa una crisis política, el rey, en la flor de su edad, ha muerto sin dejar heredero. Ellos están enfrascados en la búsqueda de un sucesor. Y Vergsvert se ha negado incluso a proveernos de granos. El invierno está cerca, y nosotros no tenemos suficientes reservas. Es como si...

—Como si quisieran que Augsvert cayera —completó ella la frase con voz ominosa— ¿Todavía no veo cómo podría ayudar a tu reino, lars? Solo soy una sorcerina y tú ni siquiera sabes la magnitud de mi poder. Bien puedo ser una inútil charlatana.

Era cierto lo que ella decía, pero yo estaba desesperado y cualquier ayuda para mí era vital. Además, reflexionando en lo que la había visto hacer, se me hizo evidente que ella no era para nada una impostora. Muy pocos hechiceros serían capaces de realizar las complicadas runas del Gefa grio, yo al menos no podría.

—Salí de Augsvert antes de que iniciara el verano para buscar ayuda. Los generales y yo pensamos que sería mejor un enviado en persona que una carta entregada por haukr. Fui a Vergsvert, ni siquiera me recibieron. En Briön, a pesar de que todavía se encuentran haciendo las ceremonias funerarias para que el alma del joven mandatario pueda entrar en el Geirgsholm, sus hermanos se disputan el trono, han llevado el reino al borde de una guerra civil.

»Seguí al norte, pero nadie, ningún de los pequeños reinos me recibió. Todos parecían felices de que el altivo Augsvert cayera de su pedestal de oro y lapislázuli. En Doromir, me hablaron de ti. Dijeron que acá en Northsevia había una poderosa sorcerina errante que podría ayudarme. Pero cuando atravesé el río Dorm, asaltaron mi comitiva.

En este punto, tuve problemas para continuar, me avergonzaba profundamente el haber perdido a mis hombres y tener que salir huyendo para salvar mi vida. No es que me importara mucho esta, un buen comandante debe morir con sus subordinados, pero yo tenía una misión que no había cumplido aún y que no me permitía morir, no todavía, al menos.

—Logré escapar y gracias a Surt, el tejedor de hilos, que ha unido nuestros destinos, te encontré en ese campo de arañas.

La sorcerina dejó escapar una gran bocanada del humo de su pipa en un ruidoso suspiro. El olor era tan denso que me hizo toser. Amodorrada, ella volvió a hablar en susurros.

—¿En Doromir te hablaron de mí? ¿Quién lo hizo? —me preguntó ella.

—Un campesino humilde que encontré en una de sus aldeas más al norte.

Ariana frunció el ceño y aspiró profundo de la pipa, parecía desconcertada.

—¿Un campesino? No tengo amistad con campesinos en Doromir. Tendré que dejar de aprovisionarme en ese roñoso reino. Aún no veo cómo puedo ayudarte, lars —continuó ella con los ojos casi cerrados por el efecto sedante de las hierbas—. Necesitas más bien un ejército y no a esta vagabunda sorcerina. Los guerreros de Augsvert no son tan malos.

Me sorprendió y me ofendió a partes iguales su comentario.

—¿Cómo que no son tan malos? Nuestra técnica de espadas, el Tek brandr, es la mejor de los cinco grandes reinos.

—Entonces no hay porque temer, no me necesitas, lars. Ustedes serán suficientes para vencer a sus enemigos.

—Los alferis —dije yo, cabizbajo—, dicen que en el último lustro han aprendido a dominar la magia oscura del dios Morkes, el nigromante. Ante eso, la mejor técnica de espada no tiene mucho que hacer.

Ariana hizo un mohín antes de continuar:

—¿Y esta sorcerina errante si será capaz de hacerles frente a un ejército de hechiceros oscuros?

Ella soltó otra bocanada de humo, y de no ser porque la atrapé en mis brazos cuando se tambaleó de la piedra en la que se sentaba, habría aterrizado en el frío suelo. Sin darle importancia a qué casi estampa su cara en el piso, continuó hablando.

—Debí preguntar todo esto antes de jurarte Gefa grio. Debí indagar sobre quién eras, de dónde venías, pero siempre he sido de pocas luces, ¿sabes? Mi vida no es más que un cúmulo de malas decisiones. Creo que moriremos juntos en Augsvert, luchando en una causa que no podemos ganar.

Yo suspiré al escucharla hablar. Mi única oportunidad en este punto era ella. Ningún reino quería ayudar, ni grande, ni pequeño, y era muy posible que las fuerzas de mi soberana no soportaran mantener la barrera hasta el siguiente verano.

—Solo tenemos una opción, lars. —Volvió a hablar ella, alentándome por la esperanza que entrañaban sus palabras—. ¿Has escuchado de Skógarfos?

Asentí con la cabeza. Claro que había escuchado de Skógarfos, todo hechicero ha escuchado de ese bosque.

—¿Qué te parece ir a Skógarfos, al lago Draugrfors y sacar una de las armas espirituales o alguna piedra capaz de magnificar la magia de tu reina?

El corazón se me aceleró por el planteamiento de la sorcerina. No es que tuviera miedo, pero ese bosque era la región más peligrosa de toda Olhoinnalia y del lago se decía que estaba custodiado por criaturas extrañas, irascibles y engañosas.

Cuando era más joven junto con mis compañeros de estudio estuvimos a punto de ir a Draugrfors para tratar de sacar cada uno un arma mágica. Pero justo antes de viajar, empezó toda aquella desgracia en la que murió la reina Seline y después desapareció la princesa Soriana.

—¡Conozco la leyenda del lago Draugrfors! y no creo que sea el mejor plan —dije.

—¿Por qué? —preguntó ella, burlona—. No me digas que tienes miedo, lars. Te aseguro que no hay peliántulas allí.

El bochorno calentó mis mejillas. Tragué antes de contestar, odiaba que se burlaran de mí.

—¡No tengo miedo! Supongo que no hay una mejor alternativa, ¿cierto?

De inmediato, una bocanada de humo salió expulsada a través de sus labios y esta vez no fui lo suficientemente rápido para atraparla. Ariana se cayó de lado en el frío suelo arenoso y su cabeza golpeó una de las rocas del piso.

—¡Auch! ¿Qué me decías? —preguntó con su voz pastosa sobándose la cabeza.

Yo la miré. Empezaba a lamentar todo aquello. Tal vez Ariana no era tan capaz como me pareciera al principio, ni como me habían dicho en Doromir que era. Quizás debía regresar y arrastrarme en Vergsvert o en Briön hasta conseguir ayuda.

—Decía que si no hay más alternativa iremos hasta allá.

—No la hay, lars. Como dijiste hace rato, Surt ha tejido sus hilos y ha unido nuestros caminos —dijo ella pareciéndome de repente profundamente triste, como si sus palabras contuvieran una sentencia aciaga, pero al levantarse con dificultad, ya su expresión había cambiado y los labios se le torcían en una cínica sonrisa—. Con tu poderosa técnica de espada... ¿Cómo es que se llama? ...Tek brandr, ¿no? Obtendremos la victoria en esta heroica empresa.

Al terminar de hablar, estalló en carcajadas mientras caminaba tambaleante al interior de la cueva.

***Bien, hasta aquí el primer capitulo. Estoy impaciente por saber que les parece. Hay algo que no les guste? que no comprendan? muchas palabras nuevas en poco tiempo?  Que les parecieron los personajes?

Si les gusta, déjenme su estrellita, que pronto la continuaré. Nos leemos. (Acá abajo encuentran el glosario)

Alferis: Raza de elfos de piel oscura con poca magia quienes viven en perenne lucha con Augsvert por sus tierras. Viven en Ausvenia, la cadena montañosa que rodea Augsvert.

Gosvert: Pequeños seres bípedos de aproximadamente diez centímetros de altura que viven bajo el suelo de zonas frías.

Haukr: Aves parecidas a los halcones. Son inteligentes, muy usadas por los sorceres para enviar mensajes.

Heimr: Institución augsveriana formada por diez miembros de las familias de sorceres mas prominentes. Se reúnen dos veces en cada lunación y en ella se tratan temas referentes al gobierno.

Draugrfors: Del lísico Draugr: fantasma Fors: cascada. "La cascada fantasma". Lago mágico en el bosque Skógarfors. En él se dice que se encuentran sumergidas cientos de piedras mágicas y armas espirituales capaces de amplificar la magia.

Geirsholm: Lugar de descanso y gozo al que van los guerreros, héroes, nobles y reyes al morir.

Skógarfors: Del lísico. Skógar: bosque. fors: cascada."Cascada de los bosques". Bosque donde habitan varias especies mágicas sin la presencia de humanos. Se encuentra al noreste de Augsvert y está rodeado por parte de la cadena montañosa de Ausvenia.

Tek brandr: Del lísico. Tek: tomar. Brandr: espada." La espada a tomat" Arte y técnica de espada que se enseña en Augsvert a los sorceres. Es la mejor y más famosa técnica de los cinco grandes reinos.


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