Cincuenta y Uno.
—Eso es dulzura, tú puedes, vamos –Animó la de ojos azules a la niña de cabello dorado y rizado como el suyo,las gemelas llevaban ya algún tiempo gateando con empeño y finalmente comenzaron a intentar levantarse para dar sus primeros pasos– Ven con mami, Varsovia.
Con el tiempo transcurriendo las cosas también avanzaban, aunque no siempre del todo bien, para cuando salió a la luz que ella era la representación de Polonia todo el aire se puso tenso y el de esvástica tuvo que utilizar la represión para calmar las aguas hasta que viera que era inofensiva para la sociedad germana.
Mientras tanto al interior dea propiedad las cosas iban a un ritmo un tanto diferente los primeros años, la primera oportunidad en que Reich intentó pedir en matrimonio la mano de la polaca esta lo rechazó pero dos años más tarde acabó por aceptar y se organizó una pequeña ceremonia íntima en el jardín a la que solo asistieron invitados contados con una mano.
En ese mismo tiempo Berlín y Varsovia demostraron ser tanto idénticas físicamente como inmensamente distintas en cuanto a sus intereses, haciéndoles pensar si tal vez habían cometido el error de nombrarlas al revés puesto a que a pesar de llevar los nombres de sus respectivas capitales, estás se parecían al padre contrario. Pero ese espectáculo duró poco cuando Adolf acudió a la mansión, ya algo más manso, llevando consigo a un joven con uniforme militar de rango no muy alto pero que para sorpresa de los residentes este tenía colores en el rostro. Los mismos colores de la vieja República que habían boicoteado y derribado.
Lorenz Graf se convirtió… en la representación del pueblo alemán, a puertas de la derrota de la Unión Soviética junto a los Aliados, seguida de la expansión del control alemán en el continente. Al parecer la tierra había creído conveniente elegir a alguien más para representar a Alemania debido a que el carmesí adquirió más territorios, llevándolo a meditar un tiempo sobre su situación hasta sentir gracia al caer en cuenta de que desde ese momento era similar al comunista, en cuanto a representar una acumulación de territorios con cierta cantidad de identidad cultural.
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—No me agrada ver a ese payaso respirando el mismo aire que nosotros. –Refunfuñó el azabache entre dientes pegado a su copa de champagne, los habían hecho viajar hasta territorio del pacifico y detestaba el cambio de horario por sobre todo—.
—No es nuestra reunión así que no podemos hacer nada, además sabes que últimamente se ha vuelto más cercano al viejo. –Ella torció los labios dando una mirada rápida a su alrededor, aún no podían creer que con una maldita y monstruosa bomba atómica habían logrado doblegar al de estrellas, pero lo había visto con sus propios ojos y le causó escalofríos—.
—Que fastidio estar aquí, solo para ver una maldita estatua desmoronarse. –Se resignó a resoplar el más alto dejando su copa a un lado para cruzarse de brazos en lo que el resto parloteaba con interés acerca de lo que sucedería—.
Ante sus ojos y los de cientos más, el ícono de la libertad estadounidense era bombardeada por cuatro Messerschmitt de segunda generación, aunque internamente debía aceptar que las explosiones eran entretenidas, pero no le gustaba perder el tiempo mientras aún estaban terminando de doblegar a los británicos y a los pedazos de la unión soviética que seguían dando pelea.
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Reich ladeó la cabeza quedándose quieto mientras se acercaba con la bandeja de aperitivos y jugos, había demasiado silencio en la casa, la albina salió un par de horas atrás con la húngara de compras así que el hecho de que hubiese tanto silencio indicaba algo mal o una travesura.
Así que caminó más a prisa hasta llegar al pasillo de habitaciones, encontrándose a sus gemelas alrededor de muchos crayones de colores, rayando la pared con toda clase de figuras y luego lo miraron con los grandes ojos celestes de cachorro que tenían, a lo que en lugar de suspirar o algo… comenzó a reír acercándose con las cosas para que bebieran un poco de líquido. Otro par de horas después el par de mujeres vio con estupefacción las paredes blancas llenas de garabatos y letras chuecas, pensando que el fascista las había descuidado buscaron a las niñas en la habitación, pero estas se encontraban durmiendo sobre el pecho de su padre…. quién tenía un crayón rojo en la mano.
Hizo una mueca mientras parpadeaba, ¿Realmente Reich había permitido y apoyado en rayar las paredes de su pulcra casa?, tenían incluso algunas manchas de pintura en manos y rostro además de que dormían con expresiones sumamente tranquilas así que probablemente este fue nuevamente doblegado por la devoción a sus hijas.
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—¡Ah, auch! –Berlín cayó al suelo llorando por el dolor de su pequeña rodilla raspada tras resbalar intentando subir al columpio nuevo que habían puesto– Sangre, me duele.
La bicolor ya se estaba acercando para consolarla hasta que escuchó la palabra sangre y corrió inmediatamente hacia su niña, aliviándose de solo ver un Gilito de sangre surgir, así que la tomó en brazos para entrar a la sala de estar.
—Mami te va a curar y luego iremos a comer helado cuando tu padre regrese del dentista con Varsovia, ¿Si mi princesa hermosa? –Sus ojos azules buscaron los lloros ajenos y le dió un beso en la frente, seguido de otros pequeños en las mejillas para hacerla reír luego de que asintió—.
Siempre la llenaba de pánico cuando las oía gritar por alguna cosa, el de esvástica sufrió un tiempo levantándose en medio de la noche por pesadillas que involucraban a sus hijas y solo podía dormir tranquilo en el sofá de la habitación blanca para asegurarse de que estaban seguras en su presencia.
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A término de la Krampusnacht, las pequeñas rubias se acostaron a dormir esperando abrir con ansias su gran cantidad de regalos enviados por sus familias, luego de arrullarlas apagaron la luz y caminaron en silencio a la sala de estar.
—...... Duerme esta noche conmigo, por favor –Habló el germano mirando a la más baja, habían pasado algunos años desde que se casaron pero normalmente dormían separados en sus habitaciones como antes—.
—Está bien.. –Olesia se acomodó el chal y continuaron caminando hasta la habitación principal que seguía siendo de tonos oscuros, ya estaban en ropa de dormir porque no les gustaba hacer reuniones y menos salir de casa si podían pasarlo solos en casa—.
La de piel roja subió a la cama acostándose de lado dándole la espalda al de rubíes que tomó esa oportunidad de abrazarla por la espalda, apegándose y acariciando un poco sus hombros hasta que eventualmente quiso seguir bajando hasta los muslos ajenos, ella acabó sediento al mover las caderas contra la entrepierna ajena. Desencadenando suspiros y roces entre ambos hasta que la polaca quedó sobre el de esvástica que se mordió el labio embelesado por la vista, mirando hacia otro lado se hizo a un lado la ropa interior y se levantó un poco hasta sentir que la dura punta ajena chocaba contra su vagina, entonces fue bajando lento hasta que sus pieles chocaron.
Reich la tomó de la cintura para hacerla inclinarse sobre su pecho, besándola ansioso a la par en que daba la primera estocada robándole un gemido bajo, eso le acusó un repelús de excitación por lo que continuó así unos minutos hasta que la soltó permitiéndole sentarse otra vez, le encantaba verla sobre él dando saltos y haciendo esas expresiones enrojecidas.
—Oh, maldición, eres tan hermosa.. –Gruñó ronco hundiendo los dedos en su suave trasero para amasarlo a su antojo, perdido en cómo sus pechos rebotaban, le daba igual que hubiesen perdido tamaño luego de amamantar, seguían siendo perfectos—.
Continuaron así hasta que ella se cansó, entonces se acomodaron mirándose acostados y volvió a su interior, abrazándola de la cadera mientras se empujaba a un ritmo rápido sintiéndose cerca de acabar. A lo que hundido en el deseo buscó su mirada, ella estaba igual y unieron sus labios recibiendo en simultáneo el clímax, tal vez… sería bonito tener otro bebé en casa.
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