°¹⁶⁹°
Taehyung ya no podía contar con los dedos de sus manos las veces que había estado en la casa de Kim Namjoon, sabía por dónde caminaba y exactamente a dónde ir para llegar hasta su mejor amigo.
El señor Kim y el propietario de esa casa eran como hermanos, por esa razón desde que había llegado a trabajar, eran constantes las veces que todos se juntaban a pasar el día en esa casa, por ser más grande y con áreas al aire libre que los menores disfrutaban, la puerta al interior de la casa estaba abierta y sin dudarlo entró, que estuviera así no le preocupaba, Namjoon tenía seguridad afuera -guardias-, quienes lo habían dejado entrar en primer lugar cuando llegó en la camioneta que manejaba y usaba para sus niños.
Pasó de largo por toda la casa que se encontraba en silencio, para llegar a la habitación de Jungkook, pero no estaba ahí.
— ¡Jungkookie! —Llamó fuerte sin obtener respuesta.
Había lugares en esa casa a los que no había entrado y esas eran las habitaciones, no quería ser imprudente e irrespetar la casa ajena, pero no tenía más opciones, así que tocó la primera puerta que vió, sin obtener respuesta de nuevo, suspirando abrió lentamente y supo con solo verla que era la habitación de JoonHyun, la segunda que abrió era el estudio de Kim Namjoon y la tercera era la habitación principal, sobre la cama pudo identificar el bulto entre las sábanas como su mejor amigo. Así que con pasos tranquilos y sabiendolo ahí, se adentró.
—¿Bonito? —Se sentó en la orilla mirando como el bulto se encogía en las sábanas. —Estoy aquí, Jungkookie ¿Vale? Está bien si no quieres decir nada, pero estoy para ti. —Hubiera preferido que la habitación se sumiera en silencio y no en sollozos que le oprimieron el corazón. No presionaría al pelinegro, así que se acostó a su lado y lo abrazó como pudo, rodeando aquel bulto de sábanas que se pegó a su cuerpo de inmediato.
Después de minutos la respiración del menor se tranquilizó y Taehyung supo que se había quedado dormido, con cuidado buscó su rostro destapandolo, pues tenía el constante miedo a que alguien se ahogara de esa manera, con suma delicadeza limpió sus mejillas y dejó un besito en su frente, envolviendolo en sus brazos más fuerte.
—Te prometo que un día serás inmensamente feliz, Bonito.
•••
Park Jimin siempre había tenido en su naturaleza la intención de ayudar a quién lo necesitara, más cuando se trataba de gente conocida, muchos más cuando se trataba de sus amigos y es que llevaba en las venas el preocuparse por los demás. Por esa razón no había dudado en rechazar la oferta de su Host family e ir a ayudar en lo que pudiera a Jungkook y Taehyung, aunque no supiera que pasaba, él no necesitaba saberlo para correr en su auxilio. Por eso bajandose del taxi caminaba apresurado a recepción, dónde preguntaba por Min Yoongi y con las indicaciones dadas se adentraba al ascensor. Y solo ahí, mientras marcaba el piso correspondiente al Pen House del señor Min, se permitía pensar en él. Taehyung le había dicho que necesitaba que cuidara de YongMin porque Yoongi estaría ocupado cerrando un trato importante para su propia empresa y no podía posponerlo, su mente solo captó que sus amigos necesitaban ayuda y aceptó, pero ahora se dirigía al hogar de aquel hombre que ocupaba sus pensamientos últimamente y sus manos sudaban. Sobre todo porque su actuar con el señor Min había sido muy inmaduro y lejos de lo que era Park Jimin, él nunca se había comportado así con nadie y eso era algo que le daba mucho de que pensar, porque realmente no sabía que le pasaba.
Las puertas se abrieron y un pasillo angosto le dió la bienvenida, tomó con fuerza la correa de su bolso y caminó los pocos pasos que lo conducían a la puerta, miró hacía abajo para tomar valor, notando sus zapatos un poco sucios y gastados, algo que le hizo sentirse más fuera de lugar y de pronto muy avergonzado. Pero él debía dejar de perder el tiempo porque el de Min Yoongi era muy valioso y seguro ya era tarde, así que tocó de una vez.
—¿Park Jimin? —La voz del parlante a su lado le asustó tanto que dió un salto en su lugar notando eso por primera vez, se acercó presionando el botón para responder.
—Si, señor.
A continuación la puerta se abrió y sin escuchar nada más se adentró al enorme Pen House, un suspiro inconsciente saliendo de sus labios, ese lugar era enorme. Entró pasando el recibidor y cuando visualizo la enorme sala se quedó clavado en el suelo, Min Yoongi se abrochaba los botones de su camisa negra con prisa y no porque fuera contra el tiempo, sino porque sabía que Jimin iba a entrar y le daba mucha pena ser visto por él, fracasando en su labor porque Jimin ya le había visto a la perfección y estaba seguro que no quería borrar de su mente la imagen frente a él. Y es que joder, no es que Yoongi tuviera los músculos exageradamente definidos, pero Jimin no se había perdido cómo sus brazos se marcaban en la tela, cómo sus dedos ágiles abotonaban la camisa y cómo había una línea al centro de su abdomen que siguió hacia arriba donde sus pectorales se marcaban, abultados, trabajados y con pezones rosas, de pronto él quería rodear sus pechos con su mano extendida y apretar. Sintiéndose abochornado apartó la mirada aclarándose la garganta y entonces Yoongi lo notó por primera vez, pensando que había logrado vestirse antes de que llegara Jimin, si tan solo supiera.
—Park, mil gracias por venir. —Decía acomodando el cuello de su camisa. —He dormido a YongMin antes de meterme a la ducha. —Metía su camisa a los pantalones sin ser consciente de la mirada que seguía todos sus movimientos. —Ven que te muestro. —Caminaba esperando ser seguido y Jimin lo hacía, le seguía porque sus pies ahora sí le respondían para ir detrás de Min Yoongi. El empresario abrió su habitación para dejarle entra y Jimin se sorprendía de ver una cuna al lado de su cama, ese hombre era tan buen tío. —En la habitación de al lado están sus juguetes, él es muy tranquilo, no te hace berrinches o algo así, solo que está en la edad de explorar más, así que es un poco cansado.
—Señor Min, trabajo cuidando niños. —Hablaba por primera vez y el mayor reía avergonzado.
—Es verdad, perdón. Bueno, la pañalera la dejé en la habitación de al lado, tengo todo lo necesario para él, de cualquier forma si ocurre algo me llamas. En esa habitación también hay una televisión por si te aburres en lo que despierta, el monitor de la cámara para que lo mires está ahí, no me voy a tardar, yo creo que como máximo tres horas. —Cerró la habitación, para regresar deteniéndose en lo que parecía ser un baño. —Me alistaré aquí, no quiero que con el ruido se despierte.
Jimin solo lo miraba en silencio mientras este tomaba la secadora para su cabello, bastante concentrado en su tarea, así que en silencio se alejaba e inspeccioba la habitación que el mayor le había dicho y abría sus ojos al verla totalmente equipada para que dos bebés durmieran ahí, había una litera personalizada, la parte de arriba incluso tenía un tobogán para bajar, después estaban los estantes llenos de juguetes, otros con ropa y había un sofá frente al televisor que había mencionado antes. La sola habitación era casi del mismo tamaño de lo que había sido todo su departamento cuando vivía en Corea, estaba tan impresionado por eso y cerrando la puerta volvió en sus pasos.
—Si me mostraba esto en otro contexto creería que es padre —Dijo recargándose en el marco del cuarto de baño.
—¿Uhm? —El mayor solo había escuchado un murmullo por el ruido, así que apagó el aparato. —¿Qué dices?
—Qué usted es un gran tío, acabo de ver la habitación de los niños. —Respondía.
—Ah, es lo poco que puedo hacer. No se quedan mucho conmigo, pero quiero que crezcan sabiendo que esta es su segunda casa.
—Eso es muy lindo. —Admitía sincero sacando una sonrisa de encías del mayor.
—Soy así cuando se trata de ellos.
Jimin se mordía la lengua, antes de preguntar algo que no debía, porque su mente se preguntaba si verdaderamente solo podía ser lindo con ellos.
—Si no le molesta, estaré en la habitación de los niños. Espero que le vaya bien en su reunión, señor Min. —El mayor interpretaba eso cómo que ya no quería estar hablando con él.
—Solo dime Yoongi, tú y Hoseok simplemente deberían de llamarme así.
No quería respuesta alguna y por eso encendió de nuevo la secadora dando por finalizada la conversación y es que se había tomado lo que le dijo Jimin cómo que ya no quería verlo y Yoongi entendía, porque para él, Jimin estaba enojado desde aquel día que descubrió que Hoseok le gustaba y Yoongi no planeaba decir nada más, aunque quería hacerlo, deseaba confesarle que le gustaban los dos.
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