Loritos

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Ezarel.

Había superado con creses los primeros meses donde las gemelas dormían de día y lloraban toda la noche, había superado también lo rápido que eran sus hijas una vez que aprendieron a gatear y caminar moviéndose por toda la casa, inclusive supero el hecho de perder la apuesta con Dalia por que las primeras palabras de las gemelas fueran "mamá" y pasara todo un fin de semana en el Spa más caro del a ciudad.

Lo que estaba seguro que no podría soportar era el mini concierto personal que sus hijas le estaban dando desde el asiento trasero.

"obedece a tu mamá cuak cuak... obedece a tu papá cuak cuak"

Los balbuceos apenas entendibles de las gemelas resaltando el mamá y papá no lo estresaban tanto como aquella melodía que se reproducía ahora. Parando en una luz roja la canción comenzaba a reproducirse otra vez y los pequeños gritos infantiles también.

-¡¿Quién carajo invento esa canción?!- exclamo sin pensar golpeando la frente contra el volante.

Una vez que la luz se puso en verde siguió avanzando, el audio estaba a un volumen alto que el pobre no fue consciente de que las gemelas se habían quedado en silencio. Unos minutos más tarde Ezarel había detenido el auto frente a un gran edificio donde afuera su mujer lo esperaba.

-Hola mis amores. - dijo Dalia a sus gemelas y después besar la mejilla de su esposo.

-¿Qué tal la conferencia?

-Aburrida, como todas ya me moría por salir. - dijo apagando la música gesto que agradeció internamente Ezarel.- ¿Se portaron bien princesas?

-Patito carajo.

Dalia respingo abriendo los ojos lo más que pudo, Ezarel no pudo evitar tener que frenar el auto al escuchar a una de sus hijas decir semejante cosa.

-¡Dona! ¿Qué has dicho? – Ezarel se giró sobre su asiento para ver a las gemelas quienes sonreían de manera divertida tal cual lo harían dos pequeñas de casi dos años.

-¡Carajo!- grito Danna. Ezarel palmeo su frente con fuerza, ambos evitaban tener que decir palabrotas frente a las niñas ya que estaban en la edad de repetirlo todo.

-¡Ezarel!- regaño Dalia, aquel gesto lo delataba.

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Valkyon.

Desde el nacimiento de los gemelos que la pareja no había tenido ni una noche para ellos solos, a Elanor se le había ocurrido organizar una noche especial para ella y su esposo; habían pasado una de las mejores noches después de dos años y en ningún momento o si lo podía siquiera recordar no escucharon el llamado de los gemelos por el pequeño monitor.

A la mañana siguiente Elanor se preparó para ir a su trabajo, Valkyon por su parte tenía un par de días libres, una hora después de que su esposa se marchara Lance había llegado de visita sorpresa.

-¿Damaris te corrió de la casa?

-En su nuevo estado cualquier cosa le molesta ¿Y los gemelos?

-En su habitación. - respondió poniéndose de pie. - vamos seguro ya despertaron, es raro creo que esta cosa ya no sirve. - Lance tomo el pequeño radio para examinarlo, de ser el caso él tal vez podría repararlo.

-Esto...Valk, no es que me interese saber que tan activa sea tu vida con tu mujer, pero por las marcas en el cuello y arañazos en el brazo, deduzco que algo paso ¿No?

-¿Eso que tiene que ver? – carraspeo un poco con la garganta antes de prestarle atención a cual quiero cosa que no fuera su hermano, como si las flores sobre la mesa fuesen más interesantes.

-Porque si es lo que pienso...aquí tienes el radio que sirve para que el sonido de los gemelos les llegue a ustedes y no el otro.

Valkyon le arrebato el pequeño aparato de las manos para examinarlo, el color se le había esfumado del rostro, al ver lo que su hermano decía era cierto corrió escaleras arriba siendo seguido por Lance.

Al abrir la puerta los gemelos estaban parado dentro de sus cunas, rieron al ver a su padre y su tío.

-¡Papá! – grito Leo sonriendo y mostrando sus dos dientitos de conejo. -¡Más!

-¡Más!- grito ahora Ray. Lance hizo uso de todas sus fuerzas para no partirse de risa tras de Valkyon cuando los gemelos comenzaron a gritar y corear esa palabra.

-Espero que sea lo único que dijeran ustedes dos. – dijo Lance, pronto uno de los gemelos soltó otra palabra que hizo Lance no aguantara más y se partiera de risa casi tirándose al suelo.

-¡Deja de reírte!- grito Valkyon.- mejor ayúdame a hacer que no lo repitan hoy tenemos cena con los padres de Elanor.

-Creo que me acostumbrare a la vida de ser ahora hijo único.

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Nevra.

Un año y tres meses. Aunque Lamía era la luz de los ojos de su padre, le preocupaba que su nena aun no dijera ninguna palabra, el pediatra les había dicho que era normal, que ella podría comenzar a hablar hasta los dos años y después no podrían callarla. La pequeña de ojos lilas solo señalaba lo que quería, soltaba pequeños chillidos o solo repetía un "a" dependiendo su estado de ánimo.

Aquella mañana in mucho que hacer, ambos padres decidieron hacer un pequeño juego para estimular a su pequeña para que comenzara a hablar, teniéndola sentada en su sillita alta cada uno tenía un peluche.

-Vamos amor di Papá. - dijo Nevra poniendo frente a ella el pequeño conejito roja. - papá.

-Mamá...-dijo Roxan esta vez llamando la atención de su hija con el peluche de borreguito. - vamos hijita di mamá.

La pequeña simplemente estiro sus manitas repitiendo su "a" exigiendo en gestos que sus peluches le fueran entregados.

-Papá princesa di papá.

-¿Por qué tiene que decir papá? Podrías hacer le intento de que diga mamá.

-Porque yo fui el de la idea.

-Pero yo paso mucho más tiempo con ella.

Ambos olvidaron el objetivo de aquel pequeño ejercicio para hacer que Lamía dijera sus primeras palabras la niña al ver que sus padres la ignoraban totalmente sigio estirando sus manitas intentando alcanzar algo.

-¡Atan! – exclamo, Nevra y Roxan guardaron silencio ¿Habia hablado?

-¿Dijo satán?- pregunto Nevra enarcando una ceja y mirando a su mujer.- ¿Por qué diría eso?

-¡Atan! – exclamo otra vez estirando sus manitas con esfuerzo y una ligera molestia en su voz, ambos giraron para ver al perro que adoptaron para que le hiciera compañía a su pequeña.

-No, satán no, ¡Shaitan! Ay mi pequeña ya hablo.

-Si se refiere al perro entonces dijo ¡Papá!

-¿Por qué diría eso?

-Es mi perro.

-Pero yo le doy de comer y lo saco a pasear.

Y nuevamente ambos entraron en discusión ignorando al perro parado aun lado de la sillita alta llenándola de baba con los lengüetazos que daba en su carita.

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Lieftan.

Sábado por la tarde, ambos habían decidido salir de su rutina usando la Xbox, habían logrado hacer dormir a la pequeña Lena sobre el sofá mientras ambos se sentaban en el suelo para servirle de barrera por si se giraba y no cayera al suelo. De entre todos los juegos que tenían ya casi empolvados puesto que solo habían comprado el aparato por encontrarlo con un gran descuento.

God of War

Al principio les costó un poco entender le juego, aunque las peleas y la trama eran buenas, Leiftan parecía un poco incómodo por los personajes y el doblaje del juego.

-¡A la cabeza! ¡A la cabeza! - exclamaba Erika en un tono moderado animando a su esposo a terminar con la criatura. - ¡Si!

-Sera mejor que no hagas tanto ruido o puedes despertar a Lena. - dijo con una sonrisa mientras miraba tras de sí, su pequeño ángel seguía dormida.

-Esto es emocionante ¿Por qué no lo jugamos antes? - cuestiono tomando unas palomitas del bol y mirar la escena de historia que les mostraba el juego.

Nuevamente inicio una pelea, Erika se mordía los nudillos mientras que Leiftan apretaba frenéticamente los botones del control para poder ganar; lo siguiente que paso fueron unos segundos donde pasaban una animación del personaje degollando al adversario mientras decía ciertas palabras.

-igo pu***

Leiftan dejo de presionar los botones para girar rápidamente al sofá al igual que Erika. Lena se había despertado y sentado en el sofá con una manita sostenía su peluche y con otra señalaba el televisor

-¿Qué dijiste?

-igo pu*** - repitió la nena, la forma en que señalaba el televisor era como si señalara a un culpable.

-¡Lena no! No digas eso. - regaño Erika para después levantarse del suelo y tomarla en brazos. - mejor apaga eso o terminara por decir más malas palabras vamos a escuchar pollito pio o la vaca lola.

Leiftan apago el Xbox soltando un suspiro, al final el juego le había gustado un poco.

Esa misma noche mientras Leiftan se ocupaba de vestir a su pequeña tras el baño miro tras de si, la puerta estaba cerrada, rápidamente saco el móvil.

-Veamos...angelito dile a tu tío Nevra la nueva palabra que aprendiste hoy.

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Lance.

Para Damaris el ver que Lance pasara mucho tiempo con su hijo no le era motivos de celos, le gustaba mucho ver el padre amoroso que era con su hijo, aunque ese día Lance parecía actuar más raro de lo normal; cuando quiso tomar a Lyon para sentarlo a comer su esposo se lo había casi arrebatado inventando rápidamente que ellos comerían en casa de Valkyon y salir a toda prisa de la casa. Tardaron menos de diez minutos la regresar recordando que su hermano estaba de viaje.

-Intuyo que algo está pasando y no quieres decirme. - Lance miro a su esposa visiblemente alterado. - bien no me digas, pero por lo menos responde ¿Por qué Lyon usa chupón?

-Por qué le gusta.

-Eso le va a deformar los conejitos.

-Solo es un día, no le va a pasar nada, además míralo está feliz con su chupón.

-Bien entonces pásame a Lyon su comida esta lista. - Lance rápidamente tomo al niño en brazos y le quito a Damaris el pequeño platito con la papilla. - ¿Qué te pasa?

-Te lo cambio por mi tarjeta de crédito. - Damaris enarco una ceja. – yo me ocupo de Lyon por un par de días y tú de compras ¿Qué dices?

-Lance Andrew Chernobeau ¿Qué está pasando? ¿Por qué quieres cambiar a tu hijo como si fiera premio de feria?

-¿Qué tiene de malo? Amo a mi hijo y quiero estar con el no sabes que no estar con alguno de los padres puedes causarle un trauma psicológico.

-¿Desde cuando eres Psicologo?

-Desde hoy...- sacando su tarjeta dorada la coloco en manos de su esposa y comenzó a empujarla en dirección a la salida, una vez fuera se ocupó de cerrar la puerta. - por poco...

El pequeño Lyon tomo el chupón con sus manitas para sonreír a su padre.

-Maica – dijo con inocencia. Él no podía enfadarse siquiera ya que de él mismo habia escuchado esa palabrota que no paraba de repetir como lorito.

-Tienes suerte de ser mi hijo y que le tema a tu madre...Leiftan bastardo cuando te...-se interrumpió, sus ojos azules se enfocaron en su hijo.

-Batado – ahora Lyon tenía una nueva palabra para su vocabulario en expansión.

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Mathieu

Mathieu se encontraba en el jardín con sus tres pequeños con un uniforme de béisbol, tenía planeado que ellos practicaran el deporte e inclusive había comprado un juguete acorde a su edad para ayudarles a practicar, aunque los enanitos usaban los bates de espuma para pegarle al rosal de su madre. Mientras él se ocupaba de manipular el tirador para que las pelotas de goma fueran disparadas tuvo que dejarlo de lado para ir donde sus hijos.

-Ya les he dicho que mamá no le gusta que jueguen con el rosal. - dijo tomando a uno de los trillizos para llevarlo frente al aparato. - muy bien esto es lo que haremos cuando la pelota salga vamos a pegarle yo les muestro.

Con la maquina programa y esperando los segundos se agotarán antes de disparar la primera pelota. Lastimosamente para Mathieu la pelota se había disparado demasiado bajo y con mucha fuerza que por una parte agradecía ser el quien sufriera el dolor ya que la pelota se disparó con mucha fuerza, por el otro si Clio quería tener una niña...posiblemente ya no fuera posible.

Tirado en el suelo él era presa de las curiosas y algo asustadas miradas de sus trillizos mientras el se revolcaba de dolor en el suelo.

-¡Mierda!- grito.- ¡La pu***! ¡Me lleva la Ch***! ¡AAAAH!

Aquel último grito lo imitaron los trillizos corriendo de un lado a otro, Clío salió aprisa tras escucharlos gritar.

-¡¿Qué paso?!

-¡Miera! – gritaban los trillizos corriendo y saltando por todo el jardín.- ¡Miera! ¡Miera! ¡Miera!

Clio no pudo evitar entre abrir la boca por lo que escuchaba.

-¿De dónde aprendieron eso?

-¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! – volvieron a corear.

Clio se acero hasta su adolorido marido que seguía tirando en el suelo.

-Ya no...ya no...tendremos...bebés...- chillo con dolor.

-Ah, bueno eso lo discutimos después, lo que importa es que ya te acomodaste en tu nuevo lugar para pasar la noche.

-¡Clio estoy sufriendo!

-Y mis hijos dicen palabrotas gracias a su padre. Huang Chu viene para cenar.

-Los...eduque bien...

Clio no pudo evitar tener que reír por aquello, suspirando ayudo a su adolorido marido a ponerse de pie, en el momento que lograba levantarse, Glen pego al aparato con su bate activándolo nuevamente para disparar una bola y dando certeramente donde la primera había impactado.

-Si nos quedaban dudas... creo que ya no tendremos hijos...

Notas finales:

Por experiencia personal (primos y sobrinos) entre el año y los dos años los niños repiten todo lo que escuchan como loritos y solo una paleta les hacen callarse por un rato xD y cuando les toque cuidar a niños entre esas edades eviten jugar Grand theftauto pensando que están dormidos.

Espero les gustara este capítulo.

Dudas, preguntas, aclaraciones lo que sea todo es bienvenido.

Hasta la próxima actualización. 

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