3 a 6 meses...¿A quién se parece?
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Leiftan.
Presumir a su hija era uno de los placeres que más lo llenaba de orgullo, después de una larga platica que Erika termino por ganar, Leiftan había comprendido que no iba a poder ocultar a su bebé en casa y mucho menos prohibir a alguien que la observara, es que Lena para él era un pequeño angelito que adoraba con cada fibra de su ser.
Lance y Damaris fueron los primeros en llegar a la reunión que se había organizado, después de tres meses el rubio se animaba a presentar a su niña, la pareja se acercó a la cunita para ver a la nena vestida de conejita y sosteniendo a su vez un peluchito de conejo por una orejita.
- ¡Es hermosa! - exclamo Damaris con las manos en el pecho. - mira Lance, mira es que provoca comérsela a besos. – Leiftan parecía incomodo ante aquella declaración.
-Es bonita, si...- No quería admitirlo, la hija de Leiftan era realmente adorable, tanto que era sorprendente que él ayudara a dar vida a una cosita tan bonita como la que estaba en la cuna.
-¿A quién se parece? – les pregunto Erika, Lance enarco una ceja para mirar a la bebé, rubia de ojos verdes... tal vez aún era demasiado pronto para declararlo, pero Lena era la versión femenina y en miniatura de su padre. – Leiftan dice que se parece a mí
-Si soy honesto, tal vez heredara facciones tuyas, pero de eso en fuera es totalmente idéntica a Leiftan...es linda.
-¿Te parezco lindo?
-La niña, si tú ya pasaste por la etapa de dar ternura.
-¡Ay! – Damaris llamo la atención de su esposo tomándolo del brazo, ella seguía inmersa en admirar a la bebé que ahora se reía. - ¡Yo quiero una niña igual de bonita que ella!
Lance le miro de una manera casi psicópata, Leiftan se cubrió la cara incómodo y Erika se aguantó las ganas de reír, la mujer estaba tan inmersa en la bebé que no había escuchado nada de lo anterior... para tener una niña "igual de bonita" el padre tendría que ser...
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Mathieu.
Mathieu bajaba las escaleras más a regañadientes que con gusto, tenían visitas para presentar a sus trillizos de cuatro meses, por más que intento persuadir a su mujer no había podido evitar que su peor enemiga, jefa de su esposa y por más desgracia pariente de él conociera a sus hijos. Tomando una profunda bocanada de aire, se recordó que solo lo hacía por Clío y que además no dejaría a esa loca mujer ni un segundo a solas con sus hijos.
Llegando al último escalón con la canastilla donde estaban dos de los tres niños fue directo a la sala, donde ya los esperaban.
-Aquí los tienes, veras que son un encanto, igualitos a su papá. - dijo Clio, Huang chu se acercó para ver a los tres pequeños, era verdad los tres pequeñitos a pesar de estar vestidos con trajecitos elegantes eran totalmente parecidos a Mathieu.
-Jamás creí decirlo, pero, primera vez que haces algo bien, aunque salieron con toda tu cara. - Mathieu conto hasta diez mentalmente.
-Eso quiere decir que serán como yo cuando sean grandes. - Huang chu los miro, después miro a Mathieu y por ultimo a Clio.
-Mi pésame.
-¡Oye!
-Chu, se que tu relación con Mathieu es tensa, pero estas aquí para ver a mis hijos, no para insultar a mi esposo, son igualitos a su papá, pero solo físicamente, aun no sabemos si tendrán su mismo carácter.
-Sabes que solo bromeo "Mathi" es verdad que tus hijos no tienen la culpa...de que seas el padre.- con una sonrisa triunfante tomo a uno de los tres bebés los cuales solo se diferenciaban por le moñito en su traje de diferente color.
Levantándolo un poco por arriba de su cara, la mujer comenzó a hacerle muecas para hacerlo reír mientras lo movía ligeramente de un lado a otro. Kalen comenzó a reír por aquellas muecas cuando lo inevitable ocurrió, Mathieu soltó una gran carcajada, mientras que Clio intentaba contener la risa, el bebé había vomitado en la cara de Huang Chu.
-Ah por cierto. - hablo Mathieu.- acaban de comer, es mejor que no los muevas así.
-Toma a tu hijo... ahora.
-Alguien se ganó el doble de mimos y dormir esta noche en nuestra cama. - canturreo mientras tomaba a su hijo para limpiarle la boquita. - te amo mi niño y a ustedes también, pero ahora es el momento especial de su hermanito.
-Mathieu, para...no quiero quedar viuda con tres bebés...
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Lance.
Había quedado en encontrarse con Damaris en el parque, mientras empujaba el cochecito de su bebé tras dar un par de vueltas por el parque decidió seguir esperando sentado en una de las bancas, Lyon tenía sus pequeñas manitas dentro de su boquita, en algún momento se había quitado el chupón y ahora lo sustituía con las manitas.
-¡Lance!- el jovial saludo a su izquierda le hizo separar la vista de su hijo para encontrarse con Mathieu quien se acercaba a ellos intentando hacer fuerza para controlar al dálmata que llevaba consigo.- Que raro verte por acá, hacía tiempo que no pasabas por el parque.
-El embarazo de Damaris y la llegada de Lyon me hicieron romper la rutina, espero pronto ponerme al corriente.
Mathieu desvió la mirada al pequeño de aparentemente tres meses, era un calco idéntico a su padre, solo que, en lugar de también haber heredado sus ojos azules, tenía los ojos verdes, después detallo el cochecito.
-Vaya, es uno de esos con los que puedes correr llevando a la bendición ¿no? Parece un modelo genial, pero no creo que sirva. - Lance Enarco una ceja, efectivamente, era un carrito con el cual cualquiera de ellos podría salir a correr llevando a Lyon consigo, pero ¿Por qué decía que no servía? Les había costado mucho conseguir uno.
-¿Qué quieres decir?
-Que, bueno, es un cochecito al final, solo podrías dar una vuelta con él trotando, puede que dos, aunque terminaria por estropearse, vamos, ni siquiera aguantaría una carrera contra Manteca y yo hasta el final del parque.
-Mathieu ¿quieres saber lo que pienso al respecto? – pregunto mientras miraba a su bebé y metía las manos para ajustar las correas que lo sujetaban dentro. - pienso que tu perro y tú no son rivales para mí y para mi hijo.
Acto seguido ambos hombres tomaron sus lugares para comenzar a correr, todos los que caminaban por el parque se apartaron del camino, y lo que menos imaginaron que pasara paso. Mathieu había soltado la corre del perro sin quererlo haciendo que esta se enredara en una de las llantas del cochecito y terminara por quitárselo a Lance; ahora ambos hombres corrían, pero por recuperar al bebé. Mientras que corrían.
-¡Manteca sentado!- grito por milésima vez Mathieu y esta vez el perro paro, antes de que el cochecito pudiera seguir una mano lo hizo, la sensación de peligro inminente abrazo a Lance.
Damaris había detenido a su hijo y el bebé lejos de estar aterrado solo reía.
-Cielo...Damaris yo...
-Escuchen, los dos, tengo tacones y eso no va a impedir que corra tras de ustedes para clavarlos en un lugar donde jamás imaginaron tener un tacón.
-Pero...
-Uno...dos...
-Mathieu...corre...- advirtió Lance comenzando a retroceder lentamente, mientras observaba como su mujer no les quitaba sus ojos verdes en llamada de encima
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Valkyon.
Miraba a sus hijos... de verdad que pensaba que su primera salida familiar seria tranquila, pero jamás pensó que dos pequeños gemelos de casi cinco meses llamaran mucho la atención, sobre todo de las mujeres. Los gemelos por su parte parecían adorar la atención de más que recibían con cumplidos. Mientras visitaban el reptilario Elanor prefirió esperarlos afuera, por ciertos traumas de la niñez la pobre no podía ver ni en pintura una lagartija y si quería evitar tuviera una crisis de nervios lo mejor era esperar a fuera.
Valkyon paro frente a un cristal que llamo la atención de los gemelos, estos estiraron sus manitas hacia la gran serpiente que se movía de una gruesa rama hacia abajo, agradecido estaba que un cristal fuera lo que los separaba en esos momentos.
-¡Ay, que hermosura! – un par de gritos femeninos llamaron su atención
¿Alguna loca de los reptiles? fue su primer pensamiento, un grupo de tres chicas se apresuró a acercarse a él, o mejor dicho a los gemelos, una de las tres mujeres que vestía con una blusa escotada de tirantes y un pequeño short se inclinó frente a ellos.
-¡Son terriblemente hermosos! – los gemelos la miraron antes de reír.- ¿Son tus hijos?
-Vaya tonta. - dijo otra chica. - seguro son sus hermanitos.
-O sus sobrinos. - dijo la tercera, Valkyon entre abrió la boca ¿Estaban coqueteando con él? Si, de eso no cabía duda. Este solo carraspeo la garganta girándose a ver las iguanas como si estas fueran más interesantes que las chicas.
-No son mis hermanitos o mis sobrinos, son mis hijos, y mi es...
-Son tan adorables como dos panecitos de canela, son igualitos a tí y muy hermosos.
- ¿Eso creen? – Valkyon sintió un terrible frio en la espalda, tras de él estaba su mujer con una sonrisa de oreja a oreja. - la verdad me han dicho que MIS hijos se parecen mucho a mí, no ven sacaron mis ojos.
Era casi cierto, de hecho los gemelos se parecían totalmente a Valkyon, tanto en color de cabello como en el tono de su piel, aunque sus pequeños ojitos eran marrones como los de su madre.
-Elanor...- prácticamente la notaba temblar, pero no por coraje, sino por los nervios que le producía estar en el lugar.
-Tú te cayas. - dijo quitándole el carrito de los niños para ponerlos frente al cristal. – miren bebes un hermanito de floppy.
Al otro lado del cristal la serpiente ya había bajado de la rama y se deslizaba lentamente por la tierra, los siguiente que se escucho fue el aterrado grito de Elanor y el potente llanto de los bebés al ver como la serpiente se lanzaba para de un solo bocado comerse al ratón, ciertamente lo que más había asustado a los gemelos había sido el grito de su madre.
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Ezarel.
Los gritos que se escuchaban al otro lado del pequeño monitor lo despertaron, hacía por lo menos una hora que había llegado de trabajar después de realizar una operación que duro al menos nueve horas, lo único que quería era llegar a su casa y dormir largo hasta el día siguiente si era posible. Conto hasta diez y al escuchar que las gemelas seguían gritando se levantó a regañadientes.
-¡Dalia!- grito en el pasillo.- ¡Tus hijas están despiertas! – nada, no hubo respuesta alguna. Soltando un gruñido fue a la habitación de las gemelas donde había una nota pegada.
"Fui a la tienda por leche y pañales"
Eso explicaba la ausencia de su esposa, arrancando la nota de la puerta decidió ir a ver por qué sus hijas de seis meses estaban gritando; dentro de su respectiva cuna Danna se encontraba boca abajo levantando la mitad de su cuerpo con ayuda de una de sus manitas mientras que con la otra sostenía la oreja de un perrito de peliche, Dona por su parte estaba totalmente recostada boca arriba sosteniendo la pata del mismo peluche, sus cunas juntas y a través de la reja de las mismas ambas querían el mismo peluche.
-A ver pequeñas elfitas, papá quiere dormir y ustedes hacen mucho ruido ¿De quién es el peluche?
Las gemelas le miraron para reír, Ezarel tomo a Danna de la cuna haciéndole soltar el peluche ambas eran gemelas idénticas e idénticas a su madre, rubias y de ojos cobrizos, con la bebé en brazos este le dio un beso en su mejilla, su otra hija al verlo soltó el peluche y se soltó a llorar.
-Ya, ya pequeña celosa. - regresando a la gemela a su cuna tomo a la otra para repetir el gesto, pero Danna ahora era la que se soltaba a llorar. - oigan, ahora entiendo por qué su madre tiene ojeras.
Ahora tenía a ambas gemelas en sus brazos, ya podían sostener su cabeza sin ayuda, por unos segundos las gemelas permanecieron en silencio mirándose fijamente antes de comenzar a gritar y llorar, él no entendía que era lo que les pasaba a sus hijas y pronto parecía como si las gemelas trataran de empujarse una a la otra para ser la única que estuviera en brazos de su papá.
-¿De verdad pensaste que las niñas serian tranquilas?- girándose hacia la puerta observo a su mujer mirarlo divertida, él solo le miro suplicante.- si las separas ahora no van a parar de llorar.
-Quiero dormir.
-Vamos, vamos. - dándole ligeras palmadas en la espalda lo guio de regreso a la habitación con sus gemelas. - puedes dormir, pero con ellas y a ambos lados o de otro modo no van a parar.
Una hora más tarde, Ezarel estaba profundamente dormido con sus gemelas a ambos lados igualmente profundamente dormidas.
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Nevra.
Los habían invitado a una fiesta infantil de uno de los hijos de sus compañeros de trabajo, por ende, sería la primera fiesta de cumpleaños a la cual asistiría su pequeña. Roxan no había podido acompañarlos por un trabajo de última hora. Mientras Nevra observaba a los niños correr y jugar en su mente ya pensaba que haría para el primer cumpleaños de su princesa y al mismo tiempo que podría hacer con ella más que tenerla en sus piernas.
Al observarla notaba como la bebé tenía la mirada fija en el castillo inflable, o eso le parecía, ciertamente no estaba mirando nada en específico, una mano con una ranita de peluche se puso frente a la niña, la persona que tomaba la ranita hizo los característicos sonidos haciendo que la bebé soltara tiernas risitas.
-Jamás vi un papá tan amargado. - Nevra rodo los ojos antes de ver a su lado, para su desgracia reconocería esa voz entre miles.
-Leiftan.
-Hola a ti también, desde hace dos horas que te he notado aquí sentado sin hacer nada, pensé que un poco de compañía no vendría mal, ¿Dónde está Roxan?
-Se quedó en casa por un trabajo de última hora. - respondió pasándole a su bebé para poder estirar los brazos, ya se le comenzaban a entumecer. - y tu ¿Qué haces aquí? Quiero decir, es una fiesta infantil.
- Mi Erika es prima de la madre del festejado y son de esas pocas veces que la familia se reúne. - dijo mientras evitaba que la bebé se llevara la ranita a la boca, pronto su mirada se posa en Nevra y la bebé.
-Ya se, es igual a mí. - dijo orgulloso.
-De hecho, le noto más parecido a su madre sus mismos ojos lilas, aunque de ti solo saco el tono del cabello, pero se me ocurre una idea para hacer que si te parezcas a la pequeña borreguita. - Nevra enarco una ceja, ¿Borreguita? Seguro le decía así porque Lamía tenia puesto un trajecito de borreguito con un gran moño rosa en el cuello.
Roxan seguía hasta el cuello de trabajo, haciendo a un lado el portátil hecho la cabeza hacia atrás para descansar unos momentos antes de sumergirse en la realización de las gráficas cuando su móvil sonó, era un mensaje de Nevra, al abrirlo el corazón se le derritió por completo, junto al mensaje de "Nos parecemos" estaba adjuntada una foto de su esposo y su bebé con las caras pintadas de gatitos. No dudo ni un segundo para poner esa foto como fondo de pantalla de su laptop, su móvil, fondo de Whatsapp y foto de perfil para todas sus redes sociales. Antes de responder
-"Si me mandas más fotos de mi bebé, te daré una sorpresa esta noche"
Un minuto después su móvil marcaba más de cien imágenes de su bebé pintada de gatito.
-Oh dios... creo que invoque un monstro.
Notas finales:
Nuevo cap! Y adjunto el cómo me imagino a las parejas de los chicos (usando a la gardi como base n.nU) en su mayoría los bebés son una ternura a como me los imagino y espero que para ustedes sea igual jejeje
Espero les gustara el capítulo.
Dudas, preguntas, aclaraciones lo que sea todo es bienvenido.
Hasta la próxima actualización.
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