CAP 02
Esa mañana de sábado era preciosa, el sol brillaba en todo su resplandor y las aves entonaban sus cantos con armonía. Jungkook había decidido visitar a Yoongi, ya que realmente no tenía nada mejor que hacer, además, extrañaba pasar tiempo con él, y definitivamente no dejaría que la desagradable presencia de Taehyung le impidiera tener un rato de calidad con su mejor amigo.
Llegó a la lujosa mansión de Min sin avisar, nunca lo había hecho porque ese lugar siempre había sido como su casa, pero tal vez se arrepentiría de eso más tarde.
Después de dejarle su auto al mayordomo para que lo guiase al garaje, entró en la gran casa directo a la cocina en busca de un vaso de agua, solo no esperó ver a Taehyung allí de rodillas… chupando la polla de Yoongi que estaba de espaldas a él, su cabeza lanzada hacia atrás, y recostado en la encimera.
Jungkook dio un paso atrás maldiciendo internamente, pero para su desgracia, no fue lo suficientemente rápido como para evitar que Taehyung notara su presencia, el peligris soltó el miembro de su prometido con chasquidos obscenos y le envió una sonrisa provocadora. Después volvió a tomar la polla de Min con un sonoro gemido, sus ojos fijos en el azabache que se encontraba estático en la puerta de la cocina.
Jungkook escuchó como Yoongi gruñía y agarraba las hebras plateadas de Taehyung en su puño, al perecer el modelo estaba haciendo un buen trabajo con su lengua, y no lo dudaba. De pronto un calor desagradable se instaló en el estómago del azabache al presenciar como Min gemía el nombre del modelo seguido de palabras cariñosas que ese desgraciado no merecía. Pero Jungkook realmente no estaba seguro de si lo que le molestaba era que ese niñito estúpido estaba jugando con su mejor amigo, con su propia paciencia o la forma en que Yoongi reclamaba esa boca adictiva como suya.
Negando con la cabeza salió de ahí sin hacer el menor ruido posible. No había venido para caer en las provocaciones de Taehyung, estaba ahí para pasar tiempo con su mejor amigo. Eso.
Lentamente se dejó caer en el cómodo sofá del amplio salón. Comenzó a admirar la decoración del lugar que aparentemente había sido remodelada desde el tiempo que no había visitado la mansión, el piso estaba decorado con un estilo minimalista, los colores predominantes eran el negro y el blanco, los ventanales enormes tenían cortinas bordadas en finas telas, y daban una vista hermosa hacia el jardín, habían cuadros de pintores famosos colgados en las paredes blancas, y jarrones valiosísimos junto a la entrada del salón. Jungkook se puso de pie y se acercó a la ventana para mirar hacia afuera, trató duro de borrar de su mente la escena que acababa de presenciar, concentrándose en cualquier cosa a su alrededor. Apretó los puños cuando no lo consiguió.
Taehyung apareció cinco minutos después solo, sus labios estaban hinchados por lo que había estado haciendo, su cabello era un lío, sus ojos estaban algo vidriosos y sus mejillas aún se encontraban sonrojadas. Jungkook debía admitir que era una imagen jodidamente hermosa, pero un sentimiento primitivo en su interior le impedía admirar tal belleza sin pensar que había sido otro hombre quien había provocado ese estado en el modelo.
—¿Te gustó lo que viste, Jungkookie? —murmuró el peligris cuando estuvo frente a él, con un aleteo de pestañas irritante.
—¿Qué planeas, pequeña perra? —Su tono estaba lleno de desprecio.
Taehyung sonrió—. Vaya, pensé que te alegrarías de verme de nuevo, bebé —dijo con fingida tristeza, su labio inferior sobresaliendo en un puchero.
—No sé lo que pretendes, pero esta vez no te saldrás con la tuya, que te quede claro —escupió, tenía unas ganas inmensas de borrar la estúpida sonrisa que otra vez, adornaba el rostro de Kim Taehyung.
—No sabía que eras un ex novio tan resentido, Jungkookie, ya supéralo, no planeo nada... —Lentamente se inclinó sobre el azabache, sus rostros demasiado cerca, Taehyung no se perdió del pequeño estremecimiento que sacudió el cuerpo de Jungkook por apenas un segundo y sonrió con burla—. Todavía me deseas.
Jeon iba a negar tan absurda afirmación pero Yoongi entró en la habitación, lo suficientemente distraído para no percatarse del cuerpo de su prometido alejándose rápidamente del pelinegro.
—Kook, que bueno que estás aquí —Min llegó hasta él y estrechó su mano con la suya. Su amigo estaba vestido con un traje formal, aparentemente se había estado arreglando para salir de casa y no tenía rastros de lo que había estado haciendo con Taehyung minutos antes—. ¿Llevas esperando mucho tiempo?
—No, acabo de llegar —mintió con incomodidad—. ¿Vine en mal momento? ¿Piensas salir a algún lado?
—No, has llegado en el momento exacto. Le había prometido a Taehyung acompañarlo con su estilista pero surgió un evento que me fue imposible cancelar...
El pelinegro lo interrumpió sabiendo en lo que terminaría—. Y quieres que yo te haga el favor —La tensión de su cuerpo iba en aumento.
—Sí, verás, confió en que lo cuides, Tae no me preocupa, pero su estilista puede ser algo... tocón.
El pelinegro no pudo evitar resoplar, pensando en lo equivocado que estaba Yoongi—. No veo necesario el hacer de niñera de tu prometido. Puede ir con uno de tus guardaespaldas.
—Por favor Jungkook, necesito llevar a mis guardaespaldas conmigo. Además te lo pido porque no por nada fuiste campeón dos veces en las Olimpiadas de Karate —le recordó con una risita.
—Eso fue en la Universidad, hombre, ya no practico deportes.
—Aún así tu cuerpo está en forma, seguro que eres mucho mejor que los dos hombres que me acompañarán a mí.
—¿Es en serio? —protestó—. ¿Me pediste que viajara desde París para ser el protector de tu principito? —Trató de lucir enfadado pero no lo consiguió, no cuando Yoongi le sonreía con ojos iluminados.
—Kook hazlo por mí —le suplicó—. Además, estoy seguro de que Tae se sentirá más seguro y a gusto contigo, ¿no es así amor?
El peligris, que se había mantenido en silencio hasta ese instante sacudió la cabeza en una afirmación—. Así es mi vida, Jungkook es muy confiable.
Jungkook estaba seguro de no poder concordar con eso, considerando que tenía unas ganas como el infierno de agarrar el cuello de Taehyung y estrangularlo lentamente.
—Está bien, acompañaré a Taehyung, pero solo será esta vez.
Yoongi le dio una palmada en la espalda—. Bien, sabía que podía contar con mi hermano —Se giró hacia el peligris y le plantó un dulce beso en los labios—. Te veo en la tarde, amor —Y sin más se marchó.
Taehyung le dirigió una mirada curiosa cuando estuvieron solos—. ¿En serio me acompañarás Jungkookie?
—Deja de llamarme así, tú no eres mi amigo y tampoco pretendo que lo seas. Lo que pasó entre nosotros ya murió.
—¿Estás tan seguro? —El peligris dio un paso en su dirección—. Yo creo que...
—Me importa una mierda lo que tú creas —le cortó, su voz tan fría que incluso el aire entre ellos pareció volverse más fresco—. No eres más que una basura. Ahora arréglate, te dejaré con tu estilista y luego me iré, me importa una mierda si el tipo te toca, eres un hombre adulto, no necesitas que alguien te defienda y menos cuando posiblemente no quieres que lo haga —le dejó caer, irritación entrelazándose en su voz.
—No soy tan fácil como piensas —Había una leve amargura su tono, sin embargo Jungkook no la notó.
—¿Qué haces ahí parado todavía? —le ignoró—. Apresúrate. Tengo mejores cosas en las que perder mi tiempo que estar haciendo de niñera.
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