Capítulo 4. Llegada al reino

Capítulo 4. Llegada al reino.


En la oscuridad del bosque se escondía Shibusawa, esperaba paciente con su daga en mano listo para tomar a su pequeño y dulce Atsushi pero de la salida especial del túnel salieron los hermanos, Mark y Lucy, estaban furiosos – vamos por ese inútil, quiero matarlo

― Tranquila, lo tendremos a él y la corona

― O – escucharon la voz del albino – podrían dejar de correr como perros persiguiendo sus colas y – alzo la bolsa. Los hermanos sacaron sus espadas y Shibusawa sonrió – por favor, que inútil – menciono lanzando la bolsa

Amos hermanos miraron dentro, era la corona y miraron al mayor – Es tan común que se dediquen a tan poco, yo pretendía darles algo de mayor valor y esa no es la mejor parte, bien, hasta luego – menciono dándoles la espalda

― ¿Cuál es la mejor parte? – pregunto Mark

― La que viene con la venganza contra Akutagawa "El diablo" ~

Los hermanos se sonrieron.

Por otro lado, con una fogata y ya secos, estaban Akutagawa y Atsushi acampando, el joven albino envolvía la mano del azabache con su cabello – sabes te portas un tanto enigmático mientras envuelves mi herida con tu cabello mágico

― Ah... yo... Lo siento, so-solo no te asustes ¿sí? - suspiro – flor que da fulgor... - su cabello comenzó a brillar sorprendiendo al azabache – con tu brillo fiel... vuelve el tiempo atrás – el azabache observaba impresionado como todo el cabello iba corriendo su brillo, miro a Kyouka bien le señalo su mano – vuelvo a lo que fue. Quita enfermedad, y el destino cruel... - su mano envuelta en cabello ahora brillaba, volvió a ver a Kyouka y la joven camaleona solo se miraba feliz – trae lo que perdí, volviendo a lo que fue, a lo que fue...

El cabello dejo de brillar y el azabache quito las puntas de su mano, se sorprendió iba a gritar y Atsushi lo miro – no entres en pánico

― N-no hay pánico, no hay razón. So-solo me intriga tu cabello y las mágicas cualidades que posee y mmm... ¿hace cuánto puedes hacer esto?

― Pues siempre creo – sonrió – mi padre dice que cuanto era pequeño todos anhelaban su poder y muchos intentaron hacerme daño, pero cuando lo cortas se torna oscuro y pierde su poder – suspiro – un don como esté debe ser protegido... por eso mi padre nunca... No, yo... nunca había salido... - suspiro ahora deprimido

― Nunca abandonaste la torre... ¿y regresarás de todos modos?

― No, - suspiro – si... No lo sé

Kyouka se acurruco a su lado, Atsushi suspiro acomodando su cabello, miro al azabache y sonrió ligeramente – Así que... Akutagawa Ryunosuke ¿ah?

― Ah sí bueno – menciono mirando a otro lado – No voy a contar las penas del pobre huérfano Akutagawa Ryunosuke

Atsushi sonrió y se acercó curioso prestándole atención, Akutagawa simplemente sonrió enternecido de ello. – hum – bufo divertido el azabache – había un libro, siempre se lo leía a los demás niños, "los cuentos de Akutagawa Gaki" un joven aventurero, rico y poderoso – susurro – afortunado en el amor, claro que no presumía sus virtudes

― ¿también era un ladrón? – pregunto curioso y amable

― Ah... Pues no, con su gran fortuna podía hacer todo lo que quería y no sé, para un chico sin nada... Era maravilloso

Atsushi sonrió enternecido de verlo y el azabache sonrió – no le cuentes a nadie

― Ja, odiaría arruinar tu reputación

― Una falsa reputación es todo lo que me queda

Comenzaron a reír de ello, se miraron a los, la mirada de Atsushi radiaba luz y ternura, lo cual hipnotizo por un momento al azabache, este sacudió su cabeza y se levantó – bueno, yo... Yo creo que aam... falta algo de leña, iré por ella – menciono marchándose

― Oye - le llamo el albino. Acomodo su largo cabello despejando su rostro y lo miro colmado de sinceridad - ¿puedo decirte algo? Creo que... Akutagawa Ryunosuke es mucho mejor que "El Diablo"

Akutagawa sonrió ligeramente – bueno... Te convierte en el primero... Pero gracias – siguió su camino en búsqueda de leña dejando al joven albino allí sentado en la raíz de un enorme árbol, frente al cálido fuego. Cuando detrás de él, apareció lo inevitable.

Con una mirada furiosa y relajando sus malos pensamientos, quito su capucha y hablo fuerte - ¡Vaya! Pensé que jamás se iría. – hablo Shibusawa. Atsushi se sorprendió y dio media vuelta en su torso

― ¿padre?

― Hola Ángel

― Pe-pero... pe-pero ¿Cómo – Shibusawa le abrazo – lograste encontrarme?

― ¡Oohh! En realidad fue sencillo, solo escuche las voces de la absoluta traición a tu padre y las fui siguiendo

― Ah... Padre... - le soltó

― Nos vamos a casa Atsushi, ahora – termino jalándole y Atsushi tomo su mano deteniéndole

― No, es que no lo entiendes, todo ha sido increíble, y alegre, y he conocido mucho y.... – se sonrojo ligero y le miro alegre – conocí a una persona...

― Si, el ladrón que huye, que feliz me siento – tomo su muñeca – camina Atsushi – comenzó a llevarlo

― Padre aguarda – pidió soltándose – Creo... - sonrió – que le agrado también...

― ¿le agradas? Pero Atsushi, que demencia

― Pero padre yo...

― No debiste irte, claro está – Atsushi suspiro – todo esté romance que hoy inventas, nos muestra, - tomo sus hombros – tu inocencia... profunda ¿Qué tú le agradas? – tomo sus manos - ¿Por qué sería? – tomo mechones de su cabello - ¡mírate! ¿crees que se impresiono? – Atsushi le miro confundido – no seas bobito, ven con papito, Sabio...

― ¡NO!

― ¿No? Ouh... Ahora es así – Atsushi le miro sorprendido – muy bien Atsushi, tan sabio y tan maduro, un caballero muy formal – añadió tocando su cabello – Bien Atsushi, si estas tan seguro dale esto y ya verás – amenazo sacando el bolso donde estaba la corona

― ¿de dónde lo? – Shibusawa saco la corona y se la puso enfrente

― ¡ESTO ES LO QUE QUIERE! No te equivoques – se lo lanzo – dáselo y comprobaras

― ¡lo haré!

― Créeme que así – chasqueo los dedos – va a desaparecer, ¡sabes que te lo advertí! Sabio es Atsushi, si eres tan responsable, ponlo a prueba y ¡sabrás!

― Padre espera

― No te quejes si te miente, sabio es papá – Shibusawa se marcho

La oscuridad seguía, ahora en verdad estaba solo, miro la corona, trago saliva y lo escucho - ¡hey! – era la voz de Akutagawa, se asustó mirando a todos lados mientras el azabache se acercaba, se movió rápido y veloz. Para esperarlo devuelta en el árbol. - ¿sabes si voy a adquirir poderes como súper fuerza? Por qué no voy a mentirte, eso sería estupendo – le miro de espaldas – oye ¿Qué tienes?

Atsushi se giró mirándolo – oh... nada, solo estoy un poquito... distraído

― Ok – le sonrió – estaba pensando, belleza sobre humano ya la tengo ¿pero fuerza? No sería genial

Atsushi le escucho mientras vio ligeramente detrás del tronco, había dudado y temido de ser abandonado, así que había escondido la corona.

En los pastizales ocultos, Shibusawa con los pelirrojos le esperaban, Mark quiso ir por Akutagawa pero Shibusawa le detuvo – paciencia chicos, paciencia, y pronto todo será suyo – menciono el albino.

La noche trascurrió lenta para todos, pero la mañana llego rápidamente. Al igual que una sorpresa...

Akutagawa estaba sintiendo gotas, ¿pero cómo gotas? No era temporada de lluvia, la molestia en su rostro le hizo despertar, abriendo sus ojos se topó con aquello que tanto lucho. Era Kunikida el corcel de la guardia real, aun mojado por quedar atrapado en aquella caída de presa, y molesto. Demasiado molesto.

Akutagawa lo miro y no le tomo importancia – Hola, espero que vengas a disculparte – dijo sin miedo. Akutagawa lo tomo del pie - ¡AAAAAAH! – grito tan fuerte que despertó a Atsushi quien dormía cómodamente enredado en su cabello como una almohada, miro alrededor y miro a su joven guían siendo arrastrado por un caballo. - ¡NO, NO BAJAME! NOOO – Atsushi fue corriendo a ayudarle. - ¡SU-TA-ME!

Atsushi tomo sus brazos mientras el cabello tenía su bota, estaban forcejeando entre ellos como si Akutagawa fuese una cuerda - ¡dámelo! Ya vasta – dijo Atsushi molesto. El cabello solo relincho y lo jalo más

Entre tirón y tirón, la bota salió volando y Atsushi fue el ganador de Akutagawa aunque no por mucho tiempo. Cuando Kunikida se percató de su perdida fue trotando por el azabache, Atsushi se levantó rápido y se puso en medio – no – pidió bloqueándolo – no, no, no, no, no – pidió pero Kunikida intentaba evadirlo - ¡hey! ¡hey! – Pidió pero el caballo solo buscaba al azabache – tranquilo, tranquilo – bajo su voz. Kunikida se alzó en dos patas - ¡hey! Tranquilo – por fin vio a Atsushi a sus ojos, - tranquilo... - pidió en baja voz y el caballo se sorprendió viendo los ojos del joven albino. –Ya está... - dijo alegre, Kunikida miro a Kyouka en la cabeza del albino quien con sus patas delanteras pedía tranquilidad.

Kunikida estaba calmado y algo confundido por Kyouka. Atsushi sonrio – Ahora siéntate- pidio y el caballo solo bajo un poco – sentado – ordeno y el caballo se sentó

― ¿Qué? – cuestiono Akutagawa

― Ahora suelta la bota

El caballo relincho

― Obedece

Kunikida soltó la bota de mala gana

― Oow... - dijo tiernamente y lo tomo del hocico para acariciarlo – pero que chico tan tierno ¿Quién te quiere? – menciono tiernamente a lo que Kunikida comenzó a mover su cola como si fuese un perro – ¿estás cansado de perseguir al hombre malo por el bosque? – pregunto de manera chiqueona

― ¿disculpa? – se quejó Akutagawa

― Aaay jamás aprecian lo que haces – abrazo al caballo – ¿o sí?

Kunikida relincho en negación mientras abrazaba al albino

― Ay por favor, es un caballo cruel – se quejó Akutagawa

― Claro que no – respondió Atsushi. - Es adorable y cariñoso – añadió y Kunikida relincho feliz abrazándolo de nuevo. Atsushi sonrió y rasco su pómulo - ¿no es así? – el caballo alzo su cabeza y dejo ver su placa – Kunikida

Atsushi acariciaba a Kunikida por todo su hocico y pómulo haciendo al caballo feliz y relinchar, Akutagawa les miro con molestia – en verdad es un chiste malo – se quejó y el caballo le miro mal

― Oye, yo diría que este es el día más grande de mi vida – le sonrió volteado de cabeza al caballo – y – se levantó yendo por el azabache – sucede que necesito que no lo arrestes por ahora

El cabello relincho molesto, Atsushi los dejo frente a frete, el en medio sonrió - solo por 24 horas, luego se siguen correteando todo lo que quieran, ¿Qué dicen? – preguntó sonriente

― Aaah... - Akutagawa suspiro cansado de la situación. – levanto su mano para tomar la pata de Kunikida.

Kunikida miro a otro lado molesto, estaba negado completamente y Atsushi sonrió – y es... mi cumpleaños, solo quería decirlo – Kunikida sintió el peso sobre su lomo, se quejó en relincho y miro al azabache, le dio su pesuña y así cerraron su tratado de paz.

Atsushi estaba feliz pero también miro al frente asombrado, podía verse el palacio, dividió al azabache y al caballo para pasar, ambos lo miraron pasar, Kunikida aprovecho para golpear al azabache con su pesuña y relincho alegre por su acto mientras Akutagawa caía al suelo por el golpe.

Atsushi llego al puente mientras Kunikida y Akutagawa lo seguían, el menor estaba emocionado y dando brincos por todo el lugar mientras caminaba, Akutagawa sonrió de solo mirarle, aunque también vio un cartel suyo y lo arranco. Kunikida lo miro mal por ello y el azabache solo lo metió en su hocico haciendo al caballo tirarlo en su cara. Ahora si daba risa pues ahora tenía cejas el azabache.

Akutagawa se quitó el papel y empujo al caballo, el caballo a él. Kunikida tomo la pierna del azabache mientras esté tomo su oreja. Ambos pudieron ver a Kyouka quien en la cabeza del albino los vigilaba. Se soltaron pero eso no impidió que se empujaron todo el camino.

Atsushi llego mirando todo adornado de dorado y morado, las personas caminando, las flores, el camino, los comerciantes vendiendo y los niños corriendo. Aunque a su primer paso tropezó con una familia, al segundo unos patos le asustaron, al tercero avanzo de lado chocando con un ministro y sin poder evitarlo, su cabello fue jalado por pies mientras se quejaba.

Su larga cabellera definitivamente no le ayudaba en nada, y eso lo notó Akutagawa quien recogía sus puntas aun en la entrada. Miro alrededor, debía haber una forma, y la encontró, viendo a cuatro pequeñas niñas peinándose. Una castaña, dos azabache y una pelirosa. Akutagawa les chiflo para llamar su atención y las niñas al ver el cabello de Atsushi se emocionaron.

Atsushi se sentó, Akutagawa estiro el cabello del albino y las niñas comenzaron a hacer su mágica, brincando y riendo, comenzaron a formar pequeñas trenzas para tomar todo el cabello y poco a poco se unieron para comenzar a formar una enorme y gruesa trenza.

Mientras Akutagawa y Kunikida esperaban, claro que Akutagawa tuvo que ocultarse varias veces de los guaridas. Después de un buen rato en ello, las niñas terminaron la trenza pero no era una simple trenza bien elaborada aún mejor que un currículo vitae. No, será una trenza incluso decorada con flores, lo cual Atsushi amo totalmente, dando una vuelta de demostración sonrió a las cuatro menores – en verdad gracias. – dijo sonriente mientras Akutagawa solo sonrió de mirarle y Kunikida se burló de ello.

Después de las gracias a las niñas, Akutagawa y Atsushi anduvieron por el reino, Atsushi recorría cada rincón, tomando y devolviendo, viendo y observando, emocionándose y descubriendo. Todo era nuevo, conocido o simplemente por primera vez visto en vivo y a todo color, era el sueño del menor y su mayor aventura hecha realidad. Hasta que por fin tenían hambre, y Akutagawa por algún motivo decidió ser bueno y hacer fila para comprar. Atsushi le esperaba y fue cuando el albino mientras miraba a los lados, sus ojos se llenaron con algo increíble.

Era un enorme mural, donde exhibían a los reyes y a su pequeño bebé perdido. Escuchando a una de las dos niña de cabello negro hablarle a su pequeño hermano de cabello rojizo – Está flor es para la princesa perdida. – A pesar de ponerles atención a aquellos dos hombres, el castaño y el pelinaranja, sus ojos se fueron al bebe de cabello blanco y ojos bicolores. Su mente estaba pero sus oídos comenzaron a escuchar una fabulosa melodía que le hicieron llevar sus ojos a otro lado.

Akutagawa apenas terminaba de pagar cuando vio al albino comenzando a bailar en media plaza. Poco a poco jalando más gente, niños, jóvenes, adultos, poco a poco el albino había creado un ambiente perfecto y el comienzo de una maravillosa danza. Akutagawa le miraba fascinado por su alegría. Atsushi le invito a bailar, esté negó y Kunikida lo empujo, así de simple. Y aunque había sido así, Akutagawa había sido tomado por alguien más, entre baile y baile, ambos jóvenes intentaron tomar sus manos para bailar pero las demás personas del pueblo no lo notaron y solo siguieron bailando y alejándolos. Y si, justo al finalizar lograron tomar sus manos y mirarse a los ojos, no sin antes reír por ello.

También almorzaron mientras se escondían de la guardia, Atsushi pinto junto con los niños en el suelo usando tiza. Compraron banderas de recuerdos, sonrieron, jugaron, tomaron sus manos andando todo el día juntos. Disfrutaron del atardecer en una enorme biblioteca donde Atsushi siguió maravillándose y entonces, lo supieron, el gran evento se acercaba, el azabache tomo la mano del albino y fueron juntos nuevamente a embarcarse en una aventura, literal.

Habían ido al muelle, Akutagawa tomo una canoa y subieron juntos. Akutagawa le lanzo una bolsa a Kunikida, eran manzanas, el caballo dudo y el azabache le sonrió - ¿Qué? Fueron compradas – afirmo. El caballo sonrió y comenzó a comerlas, Akutagawa remo sonriente – al menos la mayoría – esto hizo al caballo ver las manzanas ¡¿Cuáles no?!

― ¿A dónde me llevas? – pregunto el albino sonriente

― Oye, el mejor día de tu vida, te mereces el mejor asiento – menciono dejando a Kyouka sobre la canoa segura.

Akutagawa siguió remando mientras anochecía y para cuando todo estaba oscuro habían llegado frente al palacio, el reino se podía ver por completo, oscuro y sin ninguna luz, aun.

Atsushi miro aquello y suspiro, Akutagawa vio aquella mirada baja del menor, y sinceramente se preocupó - ¿sucede algo?

― Estoy muy asustado...

― ¿así?

― He pasado 18 años soñando con lo que hay tras la ventana, solo esperando... Adivinando ¿Qué se sentiría? Cuando las luces se alzaran en el cielo... ¿y si no es... tan hermoso como siempre lo imagine?

Akutagawa miro al albino conmovido, y respondió – será hermoso.

― ¿y qué pasa si lo es? ¿Qué haré entonces?

― Creo que es lo mejor de todo... Sales tras otro sueño.

Atsushi sonrió, sus ojos se cruzaban alegres.

Mientras tanto, en el palacio.

Chuuya, el reino, terminaba de acomodar su cabello, y giro a ver a su esposo, quien lleno de vendas portaba el símbolo de su reino chueco. Chuuya se acercó cortes y con sus manos enguantadas lo puso bien. Dazai le miraba con tristeza, Chuuya subió su mano su mejilla vendada y se acarició en el – Osamu...

― Estoy bien, vamos Chuuya. Celebremos a nuestro pequeño

Chuuya sonrió. Pudo ver la lágrima en el ojo de su esposo y la limpio con delicadeza – no pierdas la esperanza Osamu... Aparecerá. Algún día, lo hará. – Dazai tomo su muñeca y sonrió.

Los reyes Osamu y Chuuya salieron a una de sus torres, donde los esperaba una vela encendida, quitaron juntos el cordón que la retenían y la dejaron ir al cielo, el reino entero comenzó a encender su vela y a dejarla ir. 


...

Este capítulo fue más cortito por que quiero dejarlo de las luces y todo lo demás en uno solo así bien dramático 


¡Gracias por leer! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top