𝐃𝐚𝐲 𝐈: 𝒲𝑒𝒹𝒹𝒾𝓃𝑔
Quien gobierna el mundo, también gobierna el sol y todo lo que este toque.
Quien gobierna el sol, todo lo vé, todo lo oye, todo lo sabe, a menos que existan nubes que se interpongan en su camino.
Quien habita en las nubes, eventualmente deberá encontrarse con su destino e igualar al sol.
Solo entonces el mundo será hermoso.
La lluvia, como todos los demás días del año, soltaba su aguacero sobre las antiguas y elegantes tejas que adornaban el techo del templo principal. Dentro, cuatro jóvenes yacían sentados en silencio mientas sus mentes intentaban digerir la información que se les acababa de otorgar.
"Para evitar un inminente conflicto bélico entre el Principado de la Lluvia y el Reino del Sol, este deberá entregar en matrimonio a uno de sus principes al Rey del Sol."
Sus miradas se entrecruzaban completamente en silencio, luego, estalló lo que parecía ser una especie de batalla campal en donde unos acusaban a otros de ser candidatos más aptos o dignos de la afortunada oportunudad de contraer nupcias con el gobernante del mundo.
Finalmente, la contienda terminó por decidirse en una justa e infantil partida de piedra, papel o tijeras dando como perdedor al mayor de los príncipes de la familia Miya: Atsumu.
Las carcajadas y burlas de sus compañeros en el trono no se hicieron esperar mientas imágenes del desconocido monarca aparecían en la mente del príncipe iniciando con un viejo pervertido hasta deformarse en un monstruo come hombres.
La única persona que no se atrevió a decir una palabra fue el gemelo menor, Osamu. Ni siquiera mientras Atsumu embarcaba la flota real. Ninguno de los dos se atrevió a dedicarse palabra alguna por miedo a que esta sea la última que escuchasen de la boca de su hermano.
Solo con sus miradas fueron capaces de decirse todo, solo con sus miradas alcanzaba.
Finalmente, el gemelo más joven observó como su hermano se perdía en el horizonte y lo único que quedaba de su presencia era una triste pero familiar melodía en el aire hasta que no supo si esta pertenecía a su hermano o en realidad salía de su propio ser.
Un nuevo país, una nueva vida.
Atsumu sabía que el viaje era la oportunidad de vivir una gran aventura llena de nuevas experiencias enriquecedoras.
O quizás solo intentaba olvidar que estaba vendiendo su cuerpo y alma a un desconocido para salvar la vida de su pueblo. Se estremeció al recordar las historias acerca de países enteros siendo arrasados por las llamas con solo un chasquido de dedos del gobernande del mundo.
Dios sabía lo que ese monstruo sería capaz de hacerle si le disgustaba de alguna manera.
El Reino del Sol, como su nombre lo indicaba, era un lugar en donde no llovía ningún día del año, en donde ni siquiera se formaban nubes, pero que sin embargo era tan o más fértil que su propio país.
Inspiró hondo el aire caliente y seco e hizo una mueca cuando este quemó sus pulmones; con cada segundo que pasaba en aquella tierra sentía que su corazón se contraía de anhelo de sentir las gotas de lluvia deslizándose por su piel y el olor a tierra mojada inundando sus sentidos.
Allá, en su tierra, estaba su nombre, su cultura, su familia. Aquí, bajo el dominio del inclemente sol, solo era una figura diminuta que cada vez valía menos.
El palacio no se parecía en nada a los antiguos templos en los que pasó su vida entera; paredes blancas y enormes se elevaron sobre el horizonte cuando ni siquiera estaba cerca de llegar a su destino. Una vez allí, su corazón martilleó nerviosamente en su pecho al comprender que en realidad la palabra 'enorme' se quedaba pequeña para describir tal grandeza.
Un par de asesores guiaron su camino hacia la sala del trono en donde finalmente conocería a su futuro esposo.
Comenzó con timidez, entonando con cautela unas pocas notas de la melodía que entonaba diariamente con su hermano y los demás príncipes. Si los asesores lo notaron, decidieron no comentar nada.
Las lágrimas comenzaron a descender de sus ojos mojando sus mejillas en completo silencio sin que pudiese hacer algo al respecto para detenerlas.
Sabía que el mismo clima en su interior también estaría azotando el exterior cuando irrefrenablemente las estrofas de la canción en lengua antigua que compuso con Osamu de niños escapó de sus labios como si esta declarase la única verdad en el mundo.
Si iba a venderse y entregarse completamente a un extraño, este lo conocería en todo su esplendor; con todo su poder azotando los dominios de quien sería su cónyuge.
Las puertas se abrieron frente a él para develar una sala del trono completamente vacía y en penumbras.
Caminó con incertidumbre por la enorme alfombra anaranjada con bordados y flecos tejidos en negro mientras su mirada no lograba apartarse de la figura que yacía parada en el umbral de las enormes puertas que conducían a los patios interiores del palacio.
Se trataba de un niño. Un niño con cabello anaranjado, ataviado con ostentosas prendas doradas completamente empapadas por la tormenta tropical que se desataba en el exterior.
El niño, de no más de doce años, se giró para mirarlo sin expresión alguna.
La canción de lluvia había parado hace ya tiempo pero la tormenta seguía azotando las paredes del palacio y el viento volaba las pesadas cortinas con violencia. Algo en su corazón le decía que su hermano debía estar completando la letra faltante al sentir que inconscientemente le llamaba; solo ese pensamiento le dió la valentía necesaria para acercarse al niño y observarle de cerca.
Un relámpago iluminó el cielo y notó que las gotas que mojaban el rostro del extraño no eran causadas por la lluvia, eran sus lágrimas.
Lentamente reposó una rodilla en el suelo y agachó su cabeza en señal de respeto y obediencia. El niño extendió una de sus manos y Atsumu la besó con delicadeza.
Afuera del palacio, la lluvia amainó y un hermoso arcoíris hizo acto de presencia en el horizonte; un anillo de compromiso destinado a unir al Rey del Sol con el Príncipe cuyo poder es convocar la lluvia con su canto hasta el fin de los tiempos.
Feliz año, mis amores!
Resulta que mi compu murió y perdí todo lo que tenía escrito hasta que logre arreglarla, razón por la cual mis otras weeks estan en hiatus :(
Sin embargo dije que iba a participar en esta week y no podía dejar de inspirarme con los prompts.
Y como están leyendo: esta es la primer AtsuHina Week de este año, la próxima empezará en un par de meses así que sigan sintonizando!
Lo que ven, mucho más corto de lo usual, es el resultado de escribir todo en un block de notas y pasarlo al celular.
-odio escribir en el celular btw-
Este OS está inspirado en Soredemo Sekai Wa Utsukushii y sí, Hinata y Atsumu se llevan 5 años de diferencia(?
Y sí, Atsumu puede hacer llover cuando canta *inserte a Miyano Mamoru cantando como los dioses*
Voy a estar pasando notas a lo loco en mi tiempo libre en el trabajo para tratar de traer al menos algo cortito para todos los días.
Cuidense mucho! (Hasta ahora he estado aislada dos veces por falsa alarma así que se de lo que hablo)...
Nos vemos en unas horas!
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