Capítulo 24
Narrador Amira Gadaff
Diablos, la cabeza me iba a explotar
Odio cuando pasa esto
Despierto sin saber donde estoy, aunque siempre termino en el hospital, luego el dolor y la resaca moral. Al abrir mis ojos veo que efectivamente estoy en la habitación de un hospital, y a mis padres que me miran con preocupación y dolor. Odio esa mirada. Siempre es así, ellos se preocupan por mí y yo cada día pierdo tiempo valioso.
— Ay mi pequeña, que bueno que ya despertaste— me dice con dulzura mi mamá mientras agarra mi mano, la cual tiene una vía.
— ¿Cómo llegue aquí?— pregunto recordando que estaba con Liam y estábamos muy cerca y...
Los pitidos de la máquina me traicionan nuevamente.
— Hija, tranquila. Liam te trajo junto a su amigo. Ya nos dijeron lo ocurrido— dice mi Baba.
— ¿En serio?— si en verdad sabía lo ocurrido no estaría así de tranquilo.
— Si princesa. Es una suerte que él pudiera defenderte de esos ladrones.
— ¿Ladrones? Sí, fue muy... todo pasó muy rápido. No lo recuerdo— miento descaradamente.
Me pregunto quién habrá sido el de la mentira
— Imagino que querrás verle— mi mamá siempre ha sido mi cómplice— Vamos cielo, dejemos que hable con su salvador.
Mi mamá arrastra a su esposo y me guiña un ojo. Pienso en si debería arreglarme el cabello, el cual probablemente esté espantoso. Pero omito esa opción, ya que, a nadie debe importarle mi apariencia ahorita si estoy en el hospital. Mientras divago en mis pensamientos, la puerta se abre y entra un sucio y desaliñado Liam.
— Al parecer, no soy la única que se ve terrible— digo para cortar la tensión que se estaba generando.
— Eso significa que ya estás bien— dice con su sonrisa— En serio me diste un gran susto. Lamento haberte ocasionado el ataque.
— Liam, esto es común en mi vida. Si te fijas bien, mi brazo parece el de un drogadicto por tantas pinchadas al momento de agarrar una vía o una muestra de mi sangre. Tú no hiciste nada— digo tratando de que entienda mi sentir.
— Tienes razón. No hice nada... no hice nada cuando Nella te acribilló junto a las chicas, no hice nada cuando mis amigos te miraban con deseo, no hice nada cuando tuve la oportunidad de besarte...
— ¿Y qué esperas?— suelto sin pensarlo bien.
— Esa es mi Acosadora, la que no tiene miedo de decir lo que siente. Pero a diferencia de ti, yo no tengo esa valentía.
— No entiendo — su mirada había cambiado a una triste.
— Amira, me encantó pasar tiempo contigo y tu grupo. Realmente lo disfruté. Pero no soy lo suficientemente bueno para ti. Lo intenté, pero no puedo.
— ¿No puedes qué? ¿No puedes aceptar tus sentimientos? ¿No puedes entender que hay alguien que quiere estar contigo sin importar lo idiota que eres? ¿Qué es lo qué no entiendes?— termino gritando lo último.
Al parecer Liam no se esperaba nada de eso, pues se quedó inmóvil. Aprovecho y sigo diciendo aquello que en otra oportunidad no diría nunca.
— Mi vida es una mierda. Lo más extraordinario que me ha pasado es tener una magnífica familia que sufre cada día por mi culpa. ¿Sabes lo qué es despertar cada mañana y saber que puede ser la última? Lo único que quería era sentirme normal. Y lo estaba consiguiendo. Es estúpido el permitir que alguien sea el culpable de mi felicidad. Pero así es, soy una estúpida que creyó que podía cambiar al chico malo y ser feliz con él...— ahogo un sollozo y continúo— ... Pero ya veo que te falta valor para aceptar lo que sientes. Y no mientas. Sé que sientes algo por mi, tus celos y atenciones lo demuestran. Pero no es lo suficientemente fuerte para que cambies... Ahora necesito descansar, y el recibir visitas me agota.
Respiro profundo, conteniendo mis lágrimas y me doy la vuelta y me hago la dormida. Esperando que me diga que me equivoco, pero no es así.
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