Narrador omnisciente

A las afueras de la carpa en donde se encontraban Amira y Liam, muchas personas se habían reunido para presenciar el espectáculo de una chica despechada y ebria reclamando a su ex pareja.

— A esto me refería, Mike. Por eso necesito tu ayuda— dice Sol a su amigo, mientras señala a la menor de su grupo, quién estaba montada en el capo de una camioneta vociferando a todo pulmón cuán dolida estaba.

— Rayos. ¿Quién fue esta vez? Juro que si fue Luis, la dejaré haciendo el ridículo — sentencia el más sensato de la pandilla.

— Fue Luis — acepta derrotada Sol— Pero creo que ésta vez si es en serio su ruptura.

— Sol, no quiero meterme en eso. Ya sabes que quién ayuda a quién no quiere ser ayudado termina siendo odiado.

— Mike— le suplica la dulce morena.

La petición de Sol fue ignorada ya que, Nella apareció en acción. Bajando con ayuda de Mía a su amiga en aprietos.

— Te dije que no hicieras esta estupidez— le grita Nella, sin importarle si los demás la escuchan.

— Calla. Tú también eres otra que sufre por amor. Liam no te quiere. Él está con otraaaa — le devuelve el grito la despechada.

El sonido de una cachetada hace que todos se queden callados en espera de algo más.

— ¿Ustedes qué ven?— grita la rubia— ¿Acaso nunca vieron a una chica ebria?— continua Mía, mientras ayuda a su amiga, evitando así una pelea entre amigas.

Nella, aprovecha para respirar un poco y arreglarse el top, su expresión cambia por completo al ver a Mike junto a Sol.

— ¿Qué haces aquí, Mike? ¿No deberías estar con Liam?— pregunta muy extrañada.

Mike se debate entre ser sincero o mentir, pero es su acompañante quién  toma la delantera en la conversación.

— Tranquila. Amira se quedó con Liam en la carpa— responde sin ninguna malicia Sol, sin saber lo que sus palabras ocasionarían.

— ¿QUÉ?— grita mientras los empuja y se encamina a la carpa.

— ¿Por qué se lo dijiste?— pregunta molesto Mike.

— ¿Por qué debería mentirle a mi amiga?— se defiende la chica.

Mientras esos dos se quedan discutiendo sobre qué era correcto o no. Nella se preparaba para darle una lección a la nueva integrante de la pandilla.

...

Entre tanto, Amira y Liam tenían una batalla silenciosa de miradas.

Él no quería admitir el por qué de su molestia. Y ella no se quería acercar demasiado al fuego, pues temía salir quemada.

Los segundos pasaban y la impaciencia se hacía notar en cierta adolescente.

— Bien, seré tu enfermera sólo por que Mike se fue. Promete que te portaras bien— habla finalmente Amira con seguridad.

— Haré lo que pueda— responde aliviado de que haya sido ella quien rompa el silencio.

Amira revisa la improvisada mesa con los pocos implementos para limpiar heridas.

— Esto es un poco ¿raro?— señala la mesa— Bueno, por suerte sé lo básico de primeros auxilios.

— Acosadora,  no estoy muriendo. Sólo son simples cortadas.

— Que si no se atienden debidamente se infectaran y será peor— finaliza Amira, mientras se acerca con cuidado a la par que sujeta un algodón.

Amira no era la única que no sabía manejar el quedarse a solas con el otro. Mientras ella le limpiaba la ceja, él dejó que sus instintos fueran los que manejaran la situación. Lentamente la atrajo hacía él. Sus respiraciones se mezclaban con el alboroto del exterior. Los dos sabían lo que iba a pasar y ninguno lo evitó.

Pero, Nella sí que pudo evitarlo.

— ¿QUÉ DEMONIOS CREEN QUÉ HACEN? ¿Liam, por qué me haces esto? Y con ella— grita con fuerza Nella, haciendo que los dos se alejaran rápidamente.

— ¿Y tú qué haces aquí?— le recrimina Liam.

— ¿Qué qué hago? Trato de impedir que beses a esa insípida.

— ¿Y eso en qué te afecta? Aranella, tú y yo no somos nada. Nunca lo fuimos y nunca lo seremos— le recuerda con desdén Liam.

— Mentira. Nosotros tenemos historia... No como ella. Ella es una aparecida.

Mientras los dos discutían como niños pequeños, Amira empezaba a sufrir un ataque de ansiedad, producto de las emociones del día. El dolor en el pecho incrementaba por segundos, la falta de aire era notoria para sus pulmones, y su corazón latía con mucha fuerza. Con toda la voluntad que pudo conseguir, empezó a pedir ayuda. Pero su voz no salía, solo movía los labios sin sonido alguno.

La sensación de que las paredes la envolvían, cada vez era más densa. Sin embargo, siguió tratando de llamar la atención de los presentes.

— Liam... Liam...— su voz por fin salió, pero no lo suficientemente alta como para captar la atención, así que volvió a intentarlo — Liam... por... favor...

Nada era lo suficientemente fuerte como para llamar la atención, hasta que Amira lanzó la botella de alcohol que había en la mesa, mojando a Liam en consecuencia. Cuando los dos vieron el estado en el que se encontraba la recién llegada, cambiaron sus rostros rápidamente.

La culpabilidad y la preocupación se hacían presentes en Liam, mientras que el desconcierto era evidente en Nella.

— Amira, mírame. ¿Qué tienes?— pregunta inútilmente a la chica que ahora estaba en sus brazos.

— No... me ... siento... bien...— Amira intentó decir algo más, pero un ataque de tos se hizo presente.

— Mierda— dice a la nada Liam, al darse cuenta que la chica había empezado a toser sangre— ¿Y tú qué haces ahí parada?— grita a Nella— Busca a Michael y dile que lo veo en mi carro.

Al ver que la pelinegra no se movía, le volvió a gritar como nunca antes.

— Por Dios, Aranella sirve de algo y busca a Mike, ¿no ves que ella está mal?

Sin más Nella sale corriendo de la carpa en busca del chico. Mientras, Liam carga con cuidado a Amira y sale directo al estacionamiento donde había dejado su auto.

— Amira, por favor no cierres los ojos. No te duermas— le pide Liam a la chica mientras suplica que nada malo le ocurra.

Un par de minutos después, aparece Michael con un rostro cargado de confusión.

— Luego te explico— dice Liam, mientras entran en el carro— Vamos al Hospital Central— le indica a su amigo, mientras ve que su acompañante sigue tosiendo.

— No me dejes. Por favor, abre los ojos. Maldita sea, Amira— sigue insistiendo Liam, mientras era observado por su mejor amigo.

— Liam, cálmate. Ya pronto llegaremos.