Capítulo 20

Necesité respirar profundo un par de veces para ganar seguridad antes de acercarme al estacionamiento. Cuando llego, veo que quedan pocos autos en el mismo. De hecho sólo quedaban los vehículos de los profesores y un modelo clásico y desconocido para mi, y obviamente Liam sentado en el capo de dicho auto sobresaliendo como siempre.

— ¡Vaya!— comenta con genuina sorpresa a la par que con sus ojos me repasa hasta el alma.

— Perdón por la tardanza. Pero la "remodelada" tardó más de lo previsto— le digo mientras acortó la distancia.

— Si ese es el resultado, puedes tardarte lo que gustes, yo esperaría gustoso...

Soy consciente que con ese comentario mis mejillas enrojecieron en demasía.

— Eh... aún hay tiempo. La pelea en sí empieza a las 7, si quieres podemos ir a comer algo, mientras hacemos tiempo— finaliza, mientras entramos ene l auto

— Claro. Sí, comer... Espera, ¿comer en un lugar público tú y yo?— pregunto con temor a la respuesta.

— ¿Quién más sino nosotros? Michael ya se fue a casa, y tus amigos igual. Sólo seremos los dos. Al menos hasta llegar a la pelea. Allí estarás con tus nuevas amigas.

—¿Amigas? Liam, esas chicas me odian...

— ¿Y qué? Tú ya te diste tu lugar. Es más, son ellas las que me preocupan— comenta jocoso.

— A ver, sácalo ya. Parece que te fueras a ahogar— me dice Liam, una vez que arrancó y salió del estacionamiento.

— ¿No te preocupa que nos vean juntos?

— ¿Y por qué debería preocuparme? Sólo somos unos amigos que están compartiendo unos aperitivos y ya.

Auch

— Tienes razón — digo tratando de sonar lo más convincente posible— ¿Y qué vamos a comer? Sabes que...

— Acosadora,  ¿qué parte de me he informado sobre tu condición no quedó clara?

— Okey... Pero no  iba a decir eso... Tu no sabes mis preferencias culinarias — digo con burla, tratando de calmar el ambiente.

— Touche... Pero puedo aprender— comenta mientras me pica un ojo y vuelve su mirada a la vía.

...

Media hora después, nos encontramos en una cafetería que se ubica en las afueras de la ciudad. Su aspecto denotaba abandono.

— Liam, dime que no es aquí donde comeremos— comento incómoda.

— ¿Qué pasa Acosadora,  tienes miedo?

— Quiero llegar a mi casa con mis órganos intactos, solo eso.

— Que ocurrente— dice después de una gran carcajada— Vamos, las apariencias engañan, ya lo verás.

— No, si me sacan los ojos primeros.

A pesar de mis quejas, me sentía segura, pues estaba con él. Y también por qué mis padres me inscribieron en un curso de defensa personal cuando tuve mi primer período.

...

— Okey, lo admito. El lugar es muy agradable y confortable.

—¿Confortable?— comenta escéptico Liam, mientras se termina su malteada.

— O sea, es ¿familiar?... Ay, me agrada. ¿Contento?

— Tenías rato que no te ponía nerviosa. Ya me estaba preocupando.

— Sí, si, lo que sea. ¿Cuándo nos vamos?

— ¿Tan rápido me quieres ver semi desnudo? Acosadora,  al menos invítame un café.

No puedo con su egocentrismo mezclado con picardía. Sé que solo busca provocarme y ya, pero eso no significa que no pueda divertirme un poco.

— Exactamente, ya deseo ver como te golpean una y otra vez ese rostro angelical de demonio que tienes.

— No te haré ver el error que cometiste al decir angelical de demonio, por que ya debemos irnos.

— Oye...

Sin más, nos dirigimos al auto para embarcarnos en una nueva aventura, peleas ilegales.

...

— ¿Aquí es?— pregunto escéptica al ver el lugar.

— ¿Qué dijimos de juzgar a priori?

— Entiendo. Pero, ¿quién demonios organiza una pelea en un cementerio abandonado?

— No lo entenderías.

— Tienes razón.

Sin dejar de observar todo a mi alrededor, nos acercamos a lo que parecía una tienda de campaña algo vieja, de allí salían muchos sonidos de risa y gritos. Segundos después, nos encontrábamos con el grupo de Liam y las arpías. Quiénes no dejaban de observarme con escrutinio.

— Miren, ya dejan entrar a cualquiera a estas reuniones— comenta con sorna, Nella.

— Nella, ya hablamos de esto. Compórtate— le dice por lo bajo, Sol.

Creo que de entre todas esas chicas, Sol es la única con la que se puede entablar una conversación sin querer matarla.

— Vaya, vaya, pero si son la nueva pareja del club— comenta con demasiada alegría, Roberto.

— Y ya parece que te embriagaste, Roberto— digo ignorando todo lo anterior.

— ¡Ay, pero si se acuerda de mí— grita mientras se acerca a mí y me saluda con un abrazo y un intento de beso, el cual fue frustrado por unos enormes brazos tatuados.

— Turco, recuerda tu lugar— le dice Liam, con una frialdad que me erizo la piel del miedo— Angie, llévate al Turco y asegúrate que se le quite la estupidez.

— Claro. Eh... Michael está en la carpa central, dijo que cuando llegaran, lo buscaran— dice Angie, mientras jala por el brazo a un Roberto ebrio y con ojos lujuriosos.

— Mía, Nella, Dominik— Liam les hace una seña de saludo, mientras nos acercamos a la carpa central.

Cuando ya nos encontrábamos solos, decidí acabar con el silencio incómodo que nos rodeaba.

— Liam, no quiero causar problemas con tus amigos. Lo mejor será que me marche...

— ¿Y cómo piensas hacerlo?— me dice de manera tosca— Pero si en verdad te quieres ir, vete.

No me esperaba semejante respuesta, así que lo único que pude hacer fue quedarme estática en ese pequeño espacio en el que me hallaba.

Narrador Liam Crawford

Si hay algo que me caracteriza es que soy demasiado impulsivo. No sé manejar mis emociones, y el ver que mí Acosadora estaba siendo el centro de atención de otros sujetos, me descolocaba. Saber que mis amigos y cualquiera que tuviera medio dedo de frente, vieran a Amira como una nueva conquista, me estaba enloqueciendo.

Ella no está acostumbrada a mis cambios de humor. Pero si quiere estar cerca de mí, deberá entenderlos y aceptarlos.

— Ey, no te quedes ahí. Serás presa fácil de los buitres— le digo mientras la jalo con suavidad a mí — Amira, quiero que entiendas algo, aquí yo soy el demonio mayor, pero siempre habrán quienes codicien lo mío...

— ¿Qué?— pregunta ella con auténtica confusión — ¿Demonio? ¿Lo tuyo? Liam, ¿acaso crees que soy de tu propiedad sólo por que me gustas demasiado?

Creo que nunca podré acostumbrarme a su sinceridad, cada vez que me confiesa sus sentimientos me hace sentir abrumado e idiota pues ni siquiera sé lo que siento.

— Para estas personas, sí. Aquí eres mi acompañante. Ya viste como se puso Roberto, y él es un amigo leal. Imagina lo que causarás con los otros sujetos, cuando vean lo hermosa y ardiente que estás hoy...

Me callo al observar que sus mejillas se han coloreado demasiado y que sus ojos brillan con si fueran estrellas, y es ahí que me doy cuenta de lo que he dicho.

Esta chica me está volviendo irracional, lo mejor sería alejarme... Pero no quiero

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