Capítulo 16✔️

Decido dejar la curiosidad para otro día, y voy en busca de Michael, por la hora supongo que se encuentra en el galpón donde acomodamos nuestros vehículos. Sin embargo, optó por llamarlo, coloco el altavoz mientras me dirijo para allá.

— Hey, bro, ¿estás en el galpón?— pregunto enseguida que atiende.

— ¿Dónde estabas? Nella anda buscándote como loca— comenta a la par que hablo.

— Ésa mujer me va a volver loco... Estaba con Amira— respondo a su pregunta— Dime, si estás o no allá.

— En dónde más estaría, sino aquí.

— Bien, ya voy para allá.

...

Al llegar al galpón, medito bien mis palabras para que no se malinterprete o deduzca el interés en ellas.

— Michael, deja de hacer eso. Mañana lo terminamos— le digo enseguida que entró y lo visualizo— Tenemos una cita ésta noche.

— ¿Cita? Pero si Nella y las chicas andan en sus días. En serio, no entiendo cómo le puede llegar el período en la misma fecha, eso es del diablo— expresa su enorme duda.

— No seas tonto, esas brujas debían tener algo en común. En fin, hoy estaremos con Amira y su grupito de raros- digo tranquilo, mientras reviso las herramientas esparcidas en la mesa.

— ¿Perdón? ¿Acaso escuche bien? ¿Amira, raros y estar, en la misma oración? Hermano, las drogas son malas.

—Idiota. Ella nos invitó y pienso que no es mala idea conocer más personas. Siempre te la pasas diciendo que no amplio mi círculo social, que puras mujeres y tú lo conforman y tonterías como esas— le recuerdo.

— Primero, ¿cómo es que tú y Amira terminaron siendo amigos?— cuestiona mientras se va a lavar las manos para quitarse el exceso de grasa.

— Digamos que conozco un secreto de ella y para no decirlo ella estará conmigo por una temporada.

— ¿Secreto? ¿Estar contigo? Liam, sabes que siempre te he apoyado. Pero esa chica no pertenece a nuestro grupo, ella es tranquila incluso inocente diría yo. Dudo que ella esté acostumbrada a eso de relaciones abiertas y sin compromisos. Y súmale que está totalmente enamorada de ti. No puedes jugar con sus sentimientos de esa forma.

Michael, tenía la costumbre de querer ser mi conciencia, cosa que a veces molestaba. Aunque debo admitir que en más de una ocasión, su consejo me fue útil. Pero éste no era el caso.

— Relájate, hombre. Verás, esa chica a la que tanto defiendes por ser inocente, dejo sin palabras al grupo de Nella, a mí me deja sin habla cada que puede, sabe perfectamente que puede obtener de mí y lo acepta. Amira, sabe que no soy de una mujer y sabe que no me gusta, así que no hay problemas con eso.

— ¿Estás seguro que no te gusta? Éstos últimos días has estado hablando de ella, además de que has salido con ella. Últimamente todo gira en torno a la chica acosadora.

— Okey. Te acepto que he pasado demasiado tiempo pendiente de ella y con ella. Pero hasta ahí. Sí, es linda y graciosa, pero está loca— y enferma, pienso— Pero sólo eso.

— Tres peros en una oración. Eso es igual a una confesión— comenta riendo, después de haberse cambiado de ropa.

— Ni siquiera lo intentes, señor abogado— Michael, planea estudiar derecho en una buena universidad, yo planeo dedicarme a la ingeniería mecánica— ¿Entonces, vas o no vas a acompañarme?

— Sabes que sí. ¿Llevamos pizza o crees que ya tengan algo?— pregunta mientras se acicala el cabello.

— Es mejor llevar algo. Puede ser pizza o comida china. Aunque dudo que le guste lo chino a los árabes— intento ser gracioso.

— Como sea, vayamos que ya se hace tarde.

...

De camino a casa de Amira acordamos comprar cuatro pizzas familiares, una de pepperoni, otra de extra queso, una hawaiana y una con anchoas. Llegamos a eso de las seis de la tarde. Después de tocar el timbre nos abrió la puerta una mujer de unos cuarenta años, muy hermosa y juvenil, con cabellos rubios y ojos verdes llamativos, recordé que ella era la mamá de mi Acosadora.

— Buenas tardes, señora Gadaff, soy Liam, no sé si se acuerda de mí— me presento mientras le doy una de mis más adorables sonrisas— Él es mi amigo, Michael. Ambos estudiamos con su hija.

— Oh claro. Tú eres el chico que encontró a mi hija en el suelo— comenta con un deje de tristeza— Claro, pasen. Ella se encuentra con los otros chicos en el tercer piso.

— Muchas gracias, señora— digo mientras entro a la casa.

— Un placer, señora Gadaff. Trajimos pizza para comer— comenta Michael con esa facilidad que tiene para encantar a los adultos.

...

Al llegar al tercer piso, escuchamos risas acompañadas de música y aplausos, supusimos que eran de sus amigos. Vemos la puerta que está entreabierta y nos miramos a ver quién de los dos va a abrirla y dar el primer paso.

— A mí ni me veas, yo tengo las manos ocupadas— se excusa mientras encoge los hombros.

— Gallina.

— Idiota.

Sin más, abro la puerta y lo que oímos nos deja perplejos.

— Amira, dile que sí a Jace. Así dejas tu mal humor— comenta el chico de rulos, el tal Leo.

— Sí, baby. Así estaremos todos emparejados, y tu mal humor diría adiós cuando por fin pruebes el sexo— dice la pelirroja, Emily.

— Calla. Mis padres están abajo y pueden oírlos. Jace, ¿tienes algo que ver con éste convencimiento?— pregunta Amira.

— Yo sólo diré que te amo— dice el niño bonito.

— Anda, linda te vas a hacer vieja y no vas a tener novio por las arrugas— le sigue el juego el novio de la pelirroja, William.

— Chicos, ustedes saben que el único chico que me ha gustado y me ha vuelto loca, tiene nombre y no está aquí— se defiende.

— Pero él no siente nada por ti. O por alguien— le dice William, mientras bebe de su vaso.

— Exacto nene. Liam, no es del tipo de hombre con el que deberías estar. Él es... ¿cómo decirlo?— cuestiona Emily.

— Problemático— le responde su novio.

— Exacto. Problemático. Él no es para ti.

— Recuerden que debe de estar por llegar. ¿Y según ustedes cuál sería mi tipo?— pregunta molesta Amira, luego de acomodarse en el puffs.

— Uno que no juegue con tus sentimientos. Uno que sí le importe tu salud y este pendiente de ti. Uno que no se burle por tus fetiches, aunque no sean sanos. En definitiva, él no lo es— finaliza Emily.

— Según ustedes, ¿quién sería el caballero óptimo? Ah no. Déjenme adivinar, el niño bonito de Jace. ¿Correcto?— digo haciéndome notar.

— Liam...— dice entre aliviada y aterrada, Amira.

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