Capítulo 1✔️

En mi instituto abunda la diversidad de nacionalidades. ¿Por qué? No lo sé, y tampoco me importa. El caso es que en mi pequeño grupo, somos cinco adolescentes un poco problemáticos, o eso dicen los adultos.

Primero tenemos a Leonard, mi primer amigo, un chico sumamente carismático capaz de contagiar su buen ánimo a todos; normalmente él es quien calma mis cambios de humor. Sus padres son latinos, y se podría decir qué es el que mejor domina el inglés de todos nosotros, a pesar de no ser su lengua materna.

Luego está Emily, una chica muy extrovertida, con una relación envidiable con otro integrante de la pandilla; ella llegó al país cuando era niña, por lo que maneja el italiano y el inglés a la perfección. Está obsesionada con que cumpla todos mis sueños.

Ahora viene William, un chico tierno e inteligente, pero no lo suficiente para evitar caer en las manos de la loca italiana, correcto, él es el novio de Em.

No puedo olvidar de mi más fiel admirador, Jace, un caballero venido de la antigua Rusia, quién está lamentablemente enamorado de la árabe que lo trata como su hermanito.

Y por último pero no menos importante, yo Amira, la árabe acosadora de el bad boy del instituto. Podría durar horas describiendo a mi víctima de acoso, pero no duraría ni dos segundos describiéndome.

Obviamente, el campus está clasificado, no todos pueden pertenecer a cualquier grupo, por ejemplo están las populares porristas con sus respectivos deportistas de élite. Después vienen los nerds, come libros que tienen la menta más pervertida; los emo y los hippies, también están los típicos chicos que pelean con los más débiles, pero que no pueden ver una cucaracha, por que mueren de pánico. Y ni hablar de las religiosas que ven el porno más bizarro.

Y luego vendría mi grupo, en el cual la diversidad es tanta que no hay una clasificación exacta para nosotros, por lo que, creamos nuestro grupo. Leonard y Jace, son los mayores teniendo ambos diecinueve años, mientras que los demás tenemos dieciocho años.

A pesar de que ninguno de nosotros es desagradable a la vista, nunca he tenido novio, aunque Jace está muy interesado en mí el sentimiento no es recíproco, Leonard tiene una aventura clandestina con uno de los bravucones que mencione antes, y pues Em y Will están juntos desde que se conocieron básicamente. Pero, ¿qué pasa sí con todos tus atributos, no puedes llamar la atención de tu crush?

Liam, es el típico Badboy. Un popular, mal portado e inteligente. Una combinación mortal, y lo peor es que él lo sabe y se aprovecha. Tiene a todas o la gran mayoría de las chicas detrás de él y no se averguenza de ello. Le fascina adrenalina, las carreras y peleas ilegales son su mayor adicción, aunque el cigarrillo también califica en ello.

Ahora lector, te preguntarás ¿cómo sé todo esto? La respuesta es muy fácil y algo patético, soy su mayor fan, su acosadora, su sombra. Tengo memorizado cada movimiento que hace en el instituto, por eso mis encuentros no son nada casuales ni discretos, desearía decir que no es un mujeriego, pero tiene una lista extremadamente larga, y cada vez aumenta. No es por querer defenderlo, pero hasta donde sé, nunca les miente a las chicas sobre su momento, ellas deciden aceptar estar con él bajo sus términos y así se limpia las manos cuando deja de verlas.

...

Bien dejo de divagar en el auto camino al instituto, por la gracia de Ála llego justo a tiempo, porque mi padre antes de irse a la oficina. Hoy es mi primer día de mi último año escolar.

En la entrada puedo ver como mis amigos me esperan en la entrada, por lo que me bajo del carro y me despido de mi padre.

̶— Aetin balkthyr, Amira ̶— dice mi padre en árabe.

Mi baba Omar, se retira dejándome con mis amigos. Leo, se apresura y se lanza hacia mí dándome sonoros besos en las mejillas; Em, chilla de emoción al verme, mientras que los otros sólo se ríen del ridículo que hacemos.

— Chicos, los extrañé mucho— digo feliz.

— Si exageras— dice Em— Nos vimos hace unos días.

— Buuu. Aburrida a la vista— dice Leo, señalándola.

— Basta chicos, déjenme saludar a la que será mi chica— dice casual Jace a lo que me sonrojo.

— ¿Tu chica? ¿Y desde cuándo lo soy? Yo no me acuerdo— digo riendo, mientras lo abrazo, no me había dado cuenta de cuanto creció en su viaje a Moscú.

— Oh venga, Iyuvov', éste es nuestro último año, anda ya dime que sí— insiste como siempre.

— ¡Esoooooo!— dice Leo, animado— Por fin, denme otra pareja, ya la de los Locos Addams, me tienen aburrido.

— Chicos calma, no ven que están poniendo roja a la Reina Oscura— dice Will, risueño.

— No lo olvidarán nunca, ¿cierto?— digo apenada por el recuerdo de la escuela.

— No. ¿Quién podría olvidar cuándo te disfrazaste de reina y te cayó un balde de pintura negra?— comenta Em, apoyando a su novio.

— Muy graciosa, ¿no recuerdas cuándo te reíste tanto que se te salió un moco?— contraataco.

— Y así, es como se inicia un gran año escolar— narra Leo, con un tono que nos hace reír sin parar.

Éste año nos separaron, ya que, según debíamos socializar más. Pero todos sabíamos que era porque los profesores no nos soportaban ya. Em, Leo y yo, estaríamos juntos, mientras que Jace y Will, irían juntos. Casualmente, Michael, el mejor amigo de mi crush, también estaría en nuestro salón. Pero Liam, estaría con mis dos amigos.

...

Para iniciar el día, había escogido usar unos jeans negros, unas botas estilo militar y una camiseta con un diseño de alas de ángel y de demonio. Entramos al salón y elegimos nuestros puestos, los cuales estaban al lado del ventanal que da al estacionamiento.

Miro mi reloj y veo que son las 07:45 am, y normalmente a ésta hora llega mi crush.

Ya estaba por levantarme para verle llegar, cuando el profesor más puntual y menos sonriente entra a clases, el señor Sullivan, nuestro coordinador de año.

Como buena acosadora, pido permiso para salir de clases, con la típica escusa de ir al baño. Sin embargo, me desvío y me voy a uno de los ventanales del pasillo que dan a la entrada del instituto. Y llego justo en el momento, en que aparece Liam, lo observó casi sin parpadear y mientras me deleito con su figura en su adorada moto.

Los minutos pasan volando, y si quiero que mi mentira siga siendo creíble, debo volver rápido al salón. Pero, como a mí nada me sale bien, un mareo de los que suelen darme, hace que me caiga justo cuando voy pasando cerca de las escaleras.

¡Qué suerte la mía!

Pienso antes de sumergirme en la inconsciencia.

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