Prólogo
No sabía cómo terminaría esto, creía que sería el fin de mi vida, desperté un tanto inconsciente de lo que sucedía, me encontraba en una extraña habitación parecía ser donde torturaban a personas, tenía un aspecto algo tétrico y malévolo, las cortinas eran de un tono carmesí y la luz de la luna al atravesar producía un efecto en la habitación tornada como si fuese sangre, estaba atada a una silla, mis muñecas no paraban de sangrar y no recordaba nada de lo que había sucedido antes solo que estaba demasiado cercas de descubrir quién era el "Caimán de Crowfield" y una persecución hacia una cabaña, estaba a punto de vengar cada una de esas muertes y está vez yo haría justicia, justicia con mis propias manos, la muerte de inocentes personas no serían en vano esta iba a terminar solo tenía que esperar un poco más sólo un poco...
—hola criatura.— una voz familiar me hablaba desde la esquina de la habitación convirtiéndose en las sombras de la oscuridad.
—¿Quién eres tú? Y ¿Qué quieres de mí?— respondo segura de mi misma.
—¿Es enserio? No lo sabes aún... Octavo grado, ¿lo recuerdas? Te maldecí cada momento de mi vida, arruinaste todos mis planes y ahora yo arruinare los tuyos, ¿formar una familia? Tal vez eso no se vaya a poder ¿sabes? Dudo mucho que logres salir con vida de aquí.
—N...no sé de qué me hablas, todo puede solucionarse de buena manera, sólo déjame ir y entrégate— intento convencer pero no logro mover ni un solo bloque de sentir.
— ¿Es enserio Sara? Eres tan ingenua, espere siete malditos años para descubrir la verdad, ¡para enterarme de tal noticia que arruinaría todo, de planear mi venganza siete putrefactos años y tú crees que te dejaré libre! Te equivocas Sara si este es mi final, también será el tuyo...
Pasa lentamente su cuchillo por mi cuello, un líquido caliente empieza a recorrer parte de mi cuerpo. De repente siento una tranquilidad enorme no se realmente lo que pueda estar pasando afuera lo único que puedo ver es que me acerco a una luz, miro a mi alrededor y todo es tan bello, un jardín de bellas rosas y una agradable banca en medio del lugar, camino seguro sin titubear el ambiente es agradable muy tranquilo de hecho al fondo puedo ver una silueta, pero no logro distinguirla pareciera ser una ¿mujer? Vestía de blanco, su silueta iluminaba más el lugar al estar frente a frente descubrí que era mi madre...
—Aun tienes cosas que hacer. — susurro para luego desaparecer.
Se escuchan gritos lo que parecía ser una discusión, siento estar presente, pero en un profundo vacío como si solo fuera una partícula existente en el aire. Logró a distinguir una voz pero no estaba segura, tres disparos y una carcajada arruinan tremendo escenario en el que me encontraba, todo inicia a tomar forma exacta de los hechos pero no podía hacer nada al respecto, las rosas empiezan a desvanecerse logrando formar un montón de hojas secas a mi alrededor con una extraña sustancia que era un poco viscosa y la luz que mencioné antes se encontraba cada vez más lejos, sentía como la angustia me invadía de nuevo, la mezcla de fluidos y pétalos de rosa secos me asfixiaba poco a poco, siento como caigo a un pozo sin fondo para luego no reaccionar, no podía moverme, estaba consciente pero en alguna otra dimensión, mis párpados estaban pesados, pero sentía la presencia de algo, de alguien. Sólo podía pensar en que yo podría estar en un lugar mejor.
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