Capitulo uno: El comienzo
Mi nombre es Sara Collings y tengo 20 años, vivo en un pequeño pueblo ubicado en Crowfield, Suffolk. Físicamente creo ser poco atractiva, mi cabello es castaño claro, sufro de heterocromía dándole una tonalidad a uno de mis ojos un poco más clara al contrario del otro, mi rostro está cubierto de pequeñas y diminutas pecas, me gusta mantener una buena figura así que solía practicar algunos deportes y mi estatura es muy agradable no soy alta pero tampoco muy diminuta.
Soy egresada de la carrera de Criminología, mi padre falleció hace un par de años seis para ser exactos, desapareció sin dejar rastro alguno todos lo tomamos por muerto aunque nunca encontraron su cuerpo pero todo indicaba ser cierto, se dice que tal vez pudo haber salido algo mal en alguna misión y ya no volvió...
Lo extraño demasiado de alguna manera mi trabajo me recuerda mucho a él, si olvide mencionar, él es la razón por la que yo decidí este rumbo, admiré cada trabajo que realizó y lo mucho que amaba a mi madre, pudimos haber sido tan felices pero este mismo rumbo fue el que me lo arrebato... Ahora sólo vivo con mi madre y mi hermana menor, mi madre a intentado salir adelante a pesar de la muerte del hombre que ella amo la admiro demasiado, es una mujer extraordinaria ojalá y algún día pueda ser como ella, ni hablar de mi hermana menor es el retrato andante de mi madre.
Es hora de irme, hoy me asignarán mi primer caso según escuche, pero no antes sin encender la televisión y después de un rato decidirme ver las noticias, gran error...
—Anuncio de última hora, no hay pistas, ninguna huella, sólo un gran rastro de sangre y un cadáver.—escucho atenta el noticiero.
Era demasiado raro ya que, por lo general este es un pueblo muy tranquilo, apenas y vienen turistas, vaya que suerte la mía, sería interesante un caso así, había sido una alumna destacada no dudaría en que me lo asignarán, y no es por nada, pero sabía bastantes cosas.
Llegó a las oficinas, todo es un desastre papeles por aquí y por allá, oficiales entrando y saliendo, demasiadas llamadas telefónicas, vaya llegó a cuestionarme si es en realidad el ambiente que quiero, se mira que no descansan, pero una voz me saca de mis pensamientos.
—¿Sara?, ¿Qué haces aquí?— me pregunta una voz ronca pero incomparable, fácil de distinguir.
—¡Chris! Hace tanto tiempo— respondo emocionada y lo abrazo.
Si, olvide ese pequeño detalle, Chris Hill mi mejor amigo, se graduó con honores junto conmigo, lo conocí gracias a que mi padre y el suyo eran muy buenos amigos, eran compañeros de trabajo, el me apoyo tras la muerte de mi padre aunque solo tenía tan sólo 14 años, él es dos años mayor que yo, por lo tanto tiene 22 años de edad, es muy alto, su tono de piel es claro casi lechoso, su melena tan oscura y lacia que le da un aire enigmático , sus ojos son grises y contrastan con sus delineadas cejas, es muy fuerte aunque claro eso era lo de menos, y sin mencionar que tiene una gran puntería con las armas, algo en lo que me gana.
—Te extrañe.—responde con un abrazo igual de sincero.
—Pero, ¿que se supone que haces aquí Sara?, no es un ambiente muy agradable.—responde con un tono un poco sobre protector.
He de admitir que Chris solía ser demasiado sobre protector, a veces me hartaba, pero ¿qué podía hacer yo al respecto? Exacto, nada así era el, desde que los dos decidimos estudiar Criminología él siempre había estado en desacuerdo en que yo eligiera ese camino.
—Bueno, se supone que hoy me asignarán mi primer caso, pero con eso del homicidio en las afueras de Crowfield todo es un caos.— respondo un poco desanimada.
—Y tú, ¿qué haces aquí?
—Te entiendo, vengo a lo mismo, acabo de terminar de investigar el caso de un compañero, al parecer está ligado con lo que acaba de suceder en Crowfield.— responde preocupado.
—Qué suerte la del.—Pienso él tiene más experiencia, me imagino lo grandioso que se ha de sentir poder investigar algo, a mi lo único que me ponen a investigar es quien tapa los baños.
Una voz me saca nuevamente de mis pensamientos.
—Señorita Collings, adelante.– responde una mujer de manera cortes y poco amable.
Me despido rápidamente de Chris y entro aquella oficina, un poco nerviosa para ser sincera
—tome asiento, por favor, y lea ese expediente.
Lo tomé, mis manos sudaban por fin tendría mi primer caso, que resultó ser.... ¿Una invitación? No entendía realmente que significaba, lo mire confundida y sólo sonrió ante mi expresión, un descuido y entra un hombre sin tocar la puerta de la oficina del Sr. Turner, un poco desesperado y gritando que la policía era un asco, no sirve para nada- expresaba de manera desagradable.
—Señor salga de aquí ahora mismo–dice el Sr. Turner
—¡Noo! No me iré de aquí hasta que me ayuden a encontrar a Diana
Vaya respuesta, al parecer había otra desaparición y a mí solo me asignaban una invitación a una fiesta, genial.
—Disculpe Sr. Turner, me gustaría hacerme cargo de esto— digo segura de mi misma, y aunque lo dudo al final terminó accediendo.
Sin nada más me retiré, no sin antes haber tomado el expediente de aquel hombre, ¿cuál es su nombre? —pregunto, a lo cual sólo responde Ian.
Me subí a mi auto, me percaté de una nota que había en el parabrisas así que decidí bajar y tomarla, la cual decía:
"Cuidado en lo que acabas de involucrarte Collings, te veo de cercas, no olvides las cinco reglas"
En especial eso último me causó una sensación extraña, me resultaba muy conocido pero no sabía realmente donde...
Sentía una mirada penetrante detrás de mis espaldas era como si me encajaran un par de agujas por todo el cuerpo, me quedé paralizada, voltee cuidadosamente para ver quién podría haber escrito esa misteriosa nota, pero no logré ver nada sólo unos pequeños ruidos que provenían de aquellos arbustos cercanos a un bosque.
Decidí ignorarlo ya que había un poco de viento y tal vez eso era lo que causaba el movimiento de los árboles, pero no dejaba de pensar qué tipo de broma podría ser esta, llegué a mi casa, las puertas estaban abiertas de par en par no entendía realmente que pasaba, entre desesperada y mire un desorden en la sala decidí subir inmediatamente a la habitación de mi hermana Denisse y vaya la gran sorpresa que me lleve, era ella, mi pequeña hermana alrededor de un charco de sangre, le faltaban algunas extremidades de su cuerpo como algunos dedos de sus manos, su pequeña cara y hermoso rostro estaban deformados, sentí tanta impotencia unas ganas inmensas de saber que ocurría, estaba destrozada, sólo me tire al piso a llorar, fui a buscar a mi madre a su habitación ella estaba dormida, parecía haber estado bajo el efecto de alguna droga, llame inmediatamente a la policía.
**********
Todo parece estar bajo control, sus técnicas son tan eficaces que nadie podría saber que podría estar pasando, espera a que el reloj marque las 11:05 para actuar, sale de su escondite no sin antes tomar su gabardina oscura y su arma mortal su cuchillo preferido... había estudiado cada lugar de la casa hasta el rincón más pequeño sin mencionar que ya había estado ahí un par de veces, podría entrar y salir cuando se le diera la gana y nadie se enteraba...
Sabía que era la noche perfecta para tremenda atrocidad que cometería, las víctimas se encontraban en casa justo como lo tenía planeado nada podía fallar su plan era perfecto, estaba listo para que la luna su fiel compañera volviera a presenciar tan magnífico espectáculo.
Entra por la puerta trasera con mucha cautela cuidando con extremo cuidado cada paso que da, sube a la segunda planta y entra a la habitación principal se encontraba una mujer, decidió drogarla con una sustancia extraña, su técnica no fallaba sabía exactamente qué hacía, y cómo funcionaba esto, decidió bajar nuevamente a la planta baja y cortar cualquier servicio para prevenir, no era la primera vez que trabajaba de esta manera pero sabía que una de sus víctimas era presa difícil se percataría de cualquier detalle, sube nuevamente explora cada una de las habitaciones como era la costumbre, y ahí está ella, una pequeña niña su rostro era perfecto idéntica a su madre, sus ojos eran azules, su cabello era rubio, su piel era de un tono pálido pero hermoso, se queda admirando tanta belleza pero su sed de venganza, locura y sangre arrebatan cualquier sentimiento, saca su cuchillo y lo pasa suavemente por su rostro hasta que se detiene justo del lado izquierdo de su pecho y lo encaja... Se puede escuchar un gemido de dolor y leves sollozos pero nada evito que parará, era su instinto, estaba demente.
La casa se llenaba de extremas risas de satisfacción por su parte no paraba, entraba y salía desgarrando cada órgano interno, tomo el cuchillo y una vez más hizo de las suyas, esto aún comenzaba guardo el cuchillo para sacar un bisturí una punta mucho más fina para aquel delicado rostro, lo roza por todo su rostro causando heridas profundas, su rostro queda totalmente irreconocible, luego de juguetear un par de minutos decide ir más allá, corta los diminutos y delicados dedos de aquel pequeño Ángel sin piedad alguna.
Mira el reloj, sabe que es hora de retirarse su juego acaba de iniciar y nadie lo va a evitar piensa descaradamente mientras se carcajea de aquel acto horrendo que acaba de cometer, el reloj marca 11:25 se tardó más de lo normal y estaba en riesgo de ser descubierto, toma a sus fieles compañeros y se retira pero antes deja un sobre, una advertencia, una invitación a su juego macabro.
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