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—Mmm...— se quejó mirándole fijamente sin separar sus labios

Sakura lo veía ponerse más rojo, la mirada de la chica y el hecho que estaba "expuesta", lo pusieron más nervioso

Los dos de por sí estaban incómodos por lo que iba a ocurrir antes de eso, el ruido de la lluvia acaparaba todo el ambiente, estaba callado, se escuchaba a alguien patrullar, hasta ese momento no había una amenaza real de un posible retorno de la guerra

La oji-jade apretó sus labios, y los soltó, recordó que era reciente la plática que tuvo con Sai, siempre le restó importancia al amor de Naruto por una cosa o otra, la última justificación era que eran amigos y eso sería un error, pero era la primera vez que una persona se lo decía tan directa y honestamente, solo por eso la hizo sentirse diferente

"Yo le gustó a este chico" dijo con el seño fruncido y una leve coloración en los pómulos

No pensaba mucho en sus sentimientos por ese chico porque la mareaba y la hacía sentir un poco de culpa...la mejor relación que podía tener con él era la de unos muy buenos amigos

Naruto, paradójicamente, también se vió orillado a confesarse por el chico de piel pálida, aunque fuera rechazado, sentía que traicionaba o se burlaba de Sakura al mantenerlo dentro de la ambigüedad, envuelto en ello, esperaba de antemano ese rechazo

El rubio tragó en seco, ¿Debía seguir con lo que había planeado?

Sakura bajó su miraba pensando, para ella era mejor mantenerlo en la ambigüedad...

El oji-azul la vió tímidamente por lo que fácilmente no fueron más de 3 segundos, nervioso y titubeante, se quedó callado

La chica tomó el mismo camino, no soltó alguna palabra, lo miró de nuevo, él ya era un hombre, le parecía guapo aunque no era su tipo, bajó sus pupilas y vió su listón, cerró sus párpados y volvió al frente

El silencio y solo el sonido de ambiente los albergó mientras esperaban volver a salir

Los árboles se movían, el viento entraba por los pequeños espacios que podía colarse, la chica se hacía pequeña esperando que la camiseta blanca la cubriera, el rubio no sabía que hacer, quería proteger del frío a la peli-rosa pero lo único que se le ocurría era abrazarla pero sabía que había límites que no podía cruzar

Él bajó su cabeza derrotado sobre el brazo dónde el artículo de color roja tapaba sus heridas, deseaba poder abrazarla, sabía que esa acción podía brindarle calor porque ya lo había hecho pero fue Sakura quien lo abrazó, recordaba ello y sus mejillas se ponían un poco rojas, ¿Qué mensaje era ese? Ella actuaba extraño a veces

Unos dos segundos todo parecía haberse calmado, por ello bajaron la guardia, aunque, de un momento a otro, una rama que había sido despojado de su follaje golpeó violentamente la ventana

La oji-jade se asustó, dió un pequeño brincó por el sobresalto y se abrazó sin cuidado al brazo que estaba a su lado

—¡AAHHH!— gritó la chica

El chico de rayas en las mejillas también se asustó, por lo que no pudo prevenirse de la persona que colgaba de su brazo

Sakura estaba asustada, sus ojos estaban abiertos a su máxima capacidad y su cara se volvió un poco pálida, se separó un poco, fue ahí cuando se dió cuenta que había tomado el brazo del rubio en sus brazos, se veía su escote y una gran parte de su sostén oscuro con detalles delicados en las copas.

El movimiento abrupto llamó la atención del de ojos azules, volteó y la vió en su esplendor, se puso rojizo y sus labios se quebraron ante tal situación —¿Eh?— soltó sin saber que decir o hacer

Ella entró en pánico —¿¡Qué!?— cuestionó en medio de su confusión, se alejó más y lo soltó por completo

El chico de escuela media superior como si de rebotar se tratará levantó su barbilla, cerró los ojos y los abrió mirando al techo

—¿¡Eres un pervertido, no es así!?— preguntó sonrojada y enojada

—¡No estoy mirando'ttebayo!— se defendió

La chica de cabellera rosa pastel tragó en seco, estaba nerviosa y avergonzada, miró a otro lado. Estaba atrapada.

El Uzumaki se alarmó por la inusual tranquilidad, bajó su iris pero fue sorprendido por el iris verde jade que lo miró en ese momento

—¡Eres un aprovechado!— reclamo  un poco de color rojizo

—No miraré, lo siento— dijo cerrando sus ojos con fuerza

La Haruno juntó los extremos de la ropa con fuerza y los juntó en el centro, no podía dejar de mirarlo de reojo, ya sea por seguridad o por curiosidad

—Sa-Sakura-chan...— titubeó al llamarle miró a otro lado al momento que ella dirigió otra vez su mirada a ella —E-este...dattebayo...— estaba nervioso no por la situación sino por lo que quería decir

—¿Eh?— se le hizo raro que no lo podía decir

—...que...Puedes quedarte más cerca mío si tienes miedo— ofreció con una sonrisa tonta en sus labios

La chica apretó sus labios con fuerza, le había parecido que su amigo era muy lindo ante el ofrecimiento

—Prometo no mirar, ni moverme— dejo en claro volviendo la cara hacía arriba

—¿Lo prometes?— preguntó dócil

—¡Lo prometo!— exclamó con voluntad y alegría

Ella sonrió, sus promesas hacía ella eran como tatuadas en roca, siempre eran cumplidas por él y si alguna no fuera así, trataba de subsanarlo. No había otra persona en que confiara más en el mundo que Naruto, aunque no fuera infalible solo tenerlo cerca la hacía sentirse más segura, como él una vez le confesó que se sentía por ella

Ellos estaban lejos de ser perfecto y ambos lo sabían, conocían sus puntos débiles y los fuertes

Si hubiera una guerra no podían tener un mejor compañero que el otro

El Uzumaki se sentó en la esquina tapando sus ojos con su mano, Sakura lo siguió, con precaución y un poco de vergüenza se acercó a él poco a poco, dejando su mano muy cerca del brazo que había tocado anteriormente, miró a todos lados, estaba un poco desconfiada de su ambiente, había olvidado que el país estaba en alerta y de la tormenta por distraerse en su compañero de encierro, también esperaba que sus mejillas bajarán ese color cálido y primario mirando al lado contrario del chico

Naruto la vió de reojo, se sonrojo un poco al verla, se veía tierna y podía ver que sus mejillas estaban rosadas, ya estaba bajando el color de ella, la dejó de ver, mi siquiera notó que ella tenía su otra mano tapando el escote pronunciado que su camiseta había dejado

El rubio tenía en claro que sus lugares favoritos en ella estaban en su cara: su frente y su sonrisa

El viento pegaba en la ventana y la puerta, a ella no le gustaban las tormentas, menos combinadas con un ambiente hostil, pero saber a quién tenía a su lado, el miedo se disipaba un poco

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