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(Narrador omnisciente)

"Arruinado" no había palabra más perfecta para describir su vida. Myung-Gi era consciente de que no tenía salida, con un sin fin de malas desiciones que lo perseguían.

El era alegre y decidido, no era manipulable, sostenía sus principios como si fuesen oro, pero hasta la roca más estable puede ser arrastrada por la marea. Como influencer sabía todos los peligros que debía evitar, malos negocios, dar un mensaje equivocado en sus videos y lo más engañoso de ese mundo, caer en estafas publicitarias.

Confío en su mejor amigo, el que lo impulso a iniciarse en las criptomonedas, asegurando que era una inversión segura, mostrándose de ejemplo, ¿como poner en duda la palabra de su amigo? el mismo le había presentado a su novia Jun-Hee, la chica más hermosa que habían visto sus ojos, no dudó de su palabra y cuando vio que su inversión había valido la pena, público un vídeo con su típico carisma animoso y una confianza contagiosa, animando a sus seguidores a continuar con sus pasos, el tenía un poder de convencimiento único, haci que logró que muchos hicieran lo mismo, incluida su novia. Todo resultó en una estafa, en la que todos terminaron perdiendo ese dinero, llegó a acumular una deuda imposible, se sentía decepcionado con el mismo, había roto sus principios.

Con el tiempo abandonó su Canal de YouTube y perdió lo más importantes en su vida, lo único que hacía de su desastre soportable, a Jun-Hee, termino con ella al saber que estaba embarazada, si era un estupido y lo sabía, pero tenía miedo y poco que dar a ese pequeño que crecía en el estómago de su amada, fue imprudente ignorando las llamadas de ella, le dejo toda esa responsabilidad, después de todo ¿Que tenía el para darles?

Después de todo lo único en sus manos era una deuda imposible de pagar. Era decepcionante ver cómo su vida se aruinaba, lo único que hacía era buscar desesperadamente la manera de reunir dinero, con la esperanza de reunir la cuarta parte de su deuda. Deseaba el apoyo de aquella chica que con eses ojos cafés llenos de ternura, y el tacto tierno de sus dedos en sus mejillas le haría creer en lo imposible, pero no, el no era digno de su belleza, no merecía la felicidad aunque eso lo hiciera retroceder en su proceso, era un castigo auto impuesto "Todos perdieron por tu culpa, ahora suelta lo único bueno en tu vida" se repetía sin descanso para no caer en la tentación de llamarla.

Una tarde estaba en el metro dirigiéndose, a una entrevista, con la frustración de que lo rechazarían, igual que en muchos otros lugares, después de todo su nombre era símbolo de desconfianza . Su celular comenzó a vibrar, era ella, su única motivación para no haberse quitado la vida, pero no contesto, era una lucha interna que no tenía la fuerzas para pelear,distraído se choco con alguien en frente suyo, se disculpó y empezó a alejarse, pero ese extraño lo detuvo, tocando su hombro.

-En verdad lo siento señor, estaba muy dis- No Termino su frase, al levantar la mirada a ese hombre, lo dejo con una sensación de incertidumbre.

-Tranquilo, no pasa nada, solo quería preguntarte si estás dispuesto a jugar por dinero- No pudo responder por un largo periodo de tiempo, después de todo ¿que clase de persona regalaría su dinero como si nada?. Suspiró incrédulo.

-Dusculpe Señor, pero no pienso arriesgarme de nuevo- Río con ironía seguro era una trampa más.

-¿Esta seguro de eso?- Escucho el sonido de la maleta que llevaba abrirse y cuando voltio la cantidad de dinero cautivaron sus ojos, su contrario sonrió- Lo único que debe hacer es ganarme y ganará una cantidad cada vez que lo haga.

Le mostró las típicas fichas de "Ddakji" , sonrió, era un juego de niños, muchas veces lo había echo en videos o en retos para internet, estaba seguro de que no le costaría nada irse con toda esa maleta y saldar una buena parte de su deuda. Termino masajeando su cachéte por el dolor de los intentos pasados, hasta que logra ganar una partida, sonrío tal como un niño lo haría y salto con alegría. El del traje le entrego un fajo de billetes y una tarjeta con ellos.

-Llama a este número si quieres más dinero- Se arreglo el traje y con elegancia se fue del lugar.

Después de meses encerrado en pensamientos pesimistas logro ver una oportunidad. Cuando logró estar más tranquilo llamo al número, le informaron cuando lo recogerían y le dictaron una dirección, lo memorizo y cortó la llamada, era su salida, y al imaginarlo lo que llegó a su mente fue la delicada sonrisa de aquella señoríta que había robado su amor, y que se aseguraría de cuidarla con el alma.

Los días pasaron y aunque estaba más tranquilo, una inquietud empezó a situarse en su pecho, tenía esperanza puesta en ese juego, su vida pendía de su triunfo, pero cuando la mente le suplicaba no seguir con eso su cuerpo ya estaba en aquella camioneta y con los pensamientos confundiendo lo, se quedó dormido, o lo forzaron a perder la conciencia.

Despertó con una melodía escolar que se le hacía familiar, se estiró al sentirse pesado y cuando miro a su alrededor había más personas de las que imaginaba, se levantó dirigiéndose al centro de la habitación, hasta que lo empujaron.

-Pero mira a que idiota acabo de encontar- Vaciló un chico de apariencia desordenada, nada más que un estupido con aires de grandesa- Debería matarte por hacerme perder tanto dinero -Lo sostuvo por el cuello de su camisa, parecía un lunático con esa sonrisa altiva.

-Sueltame imbecil, lo que sea que tengas conmigo, no me interesa- Se alejo con fuerza de su agarre, y el chico de cabello morado comenzó a reírse.

-Prometiste dinero en tu canal, quiero que me lo des- Escupio de manera sinica- No pienso dejarte libre hasta verte sometido en el dolor que yo tuve que soportar-Paso por su lado, mirandolo a los ojos.

Tenía demasiado odio en su mirada, Myung-Gi lo miro con desprecio y prometió no querer volver a verlo, aunque ese altruismo tan marcado que tenía lo había echo desear romperlo a pedazos.

Por otro lado Thanos se sentía imparable, apenas se levantó de su cama y logró ver a los que serían sus rivales, se sintió superior por encima de todos, con su típica confianza en si mismo se paró de un salto, sonriendo como si el premio ya estuviera en sus manos. Pero su buen humor se vio afectado por el enojo hacia al estupido que lo había echo perder tanto de dinero, Myung-Gi ese maldito, le haría la vida imposible hasta verlo arrodillado ante el.

Después de marcar su territorio con firmeza dejándole en claro que lo ahogarria con su propio aire, lo miro a los ojos cediendole piedad al menos por unos minutos, hasta que los llamaron a todos para informarles sobre el primer juego. Después de registrarse y haber pasado por un pasillo de gradas infinitas llegaron, era un patio enorme, con una muñeca en frente suyo, los altavoces explicaron la reglas y su mirada se fijó en la línia de meta, hasta que un anciano loco empezó a balbucear estupideces, diciéndoles que los matarían a todos, hizo caso omiso a sus palabras, igual que lo hacía con las de su padre.

-Estas igual de loco que mi viejo- Grito riendo, y después fijo su mirada en una chica esbelta y hermosa, acercándose a ella.

-Le permitiría a Tantos acompañarla en su trayecto- Le extendió la mano con picardía, ella solo río voltiando provocativamente.

La alarma sonó y todos comenzaron a avanzar, después de dos rondas vio a una abeja, cerca de aquella preciosa chica.

-Oye, puedes ver qué tengo en mi cuello- Le pregunto con tono de asco sin moverse.

-Como eres una flor una abeja acaba de pozarse en ti.

Quien diría que ese halago desataría el caos, se escuchó un disparo y después de segundos el silencio se tornó en gritos de pánico, se quedó quieto, hasta que la última bala fuera disparada y el señor que se parecía a su padre los animo a avanzar, se ocultó detrás de alguien más alto,  y cuando era momento de avanzar, tomo su collar abriendo la cruz para consumir las sustancias que tenía en ella, no tardó en hacer efecto y se sintió exitado por la adrenalina que se combinaba, empezó a disfrutar de llegar a la meta, empujó a algunos con una sonrisa juguetona como si fuera un niño, cruzo la meta con un gran salto, solo faltaban segundos, cuando distinguío al idiota que lo había estafado, aún no había cruzado y al parecer se había lastimado el tobillo al pisar, nadie lo ayudaba, sonrió pensando en que recibiría lo que merecia, pero no era divertido dejar que muriera tan fácilmente, quería hacerlo sufrir.

Afectado por las drogas y su necesidad de venganza, corrió hacia el y hizo que sel brazo de su contrario rodiara su espalda mientras el lo sostenía por la cintura con firmeza.

-Te lo dije, haré que te sometas a mis pies, cueste lo que cueste- Susurro en su oído, erizando su piel con su aliento chocando en su cuello.

Myung-Gi no lo entendía, había visto tanto altruismo y odio en esos ojos vacíos que estaba tan desconcertado como para fijarse en el tiempo, que solo se movió por instinto siguiendo a ese idiota, y cuando ambos cruzaron el callo sobre el de pelo morado, el lo miro sonriendo.

-Te tengo en mis manos- Se burló de el con petulancia, aún sosteniendo su cintura.

Atrapados en una encrucijada de odio y adrenalina por algo más.

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Holii, como an estado??

Bueno este es el segundo capítulo, se que no es lo mejor, lo admito no me gustó mucho, y me gustaría que den su opinión si les parece que puedo mejor en algo, las críticas constructivas son aceptadas, gracias por leer <3

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