CAPÍTULO X:
»Andy«
No dormí en toda la noche pensando en lo que había pasado con Román, mis manos no dejaban de temblar y cada cierto tiempo, repasaba mis labios con la yema de los dedos, sintiendo aún la sensación de los suyos sobre los míos, luego miraba la mano con la que había golpeado su mejilla, ese fue mi ritual hasta que amaneció, no era la primera vez que golpeaba a un hombre por comportarse como cavernícolas o simplemente por defensa propia, aún así con Salvatore me sentí muy culpable, tenía miedo, miedo de que cancelara el contrato y me alejara del, no se si podría soportar eso- Es algo raro, casi enfermizo- Román no me hacia bien, me afectaba de una forma profunda que me hacia cuestionar cada cosa que hacia, aunque pocas veces, muy pocas veces me hacia sentir bien, aquellas ocasiones que no duraban más de unas cuantas horas, era como ese tipo de hechizo de las hadas mágicas de los cuentos, el encanto de Román solo duraba hasta la media noche y después de esto, volvía hacer la bestia de siempre. Hoy con mucho esfuerzo me levante de la cama, era miércoles y solo me quedaban dos días de clases, eso era fantástico, me di una ducha con agua fría para despertar, complete todo lo que tenía que hacer para higienizarme y me vestí:
Luego tome más de tres tazas de café con cocaína para mantenerme despierta- Lo necesitaba si no quería dormirme a media clase y sería la última vez que recurría a las drogas para esto, no más por un cuerpo sano y mente sana- Comí lo necesario sin salirme de la dieta, tome mis medicamentos, me cepille los dientes, arregle mi cabello dejándolo suelto, me maquille de una manera simple: Un labial mate vino en mis labios y rímel para mis pestañas, pedí un Uber, tome mi bolso, el celular, algo de dinero y las llaves, salí del departamento cerrando con la llave, baje las escaleras corriendo porqué me sentía con bastante energía, cruce las puertas de salida del edificio, me despedí del señor Pérez quien al verme fruncio el ceño, debió notar mis pupilas dilatadas y el exceso de energía, llegue a la acera y mire mi teléfono, precisamente la app de Uber, el conductor ya estaba llegando, mire hacia una esquina y ví el auto, genial... Cuando llegó frente a mi, salude al chofer y entre, este comenzó a conducir y en todo el camino a NYU estuve hablando animadamente con el, bueno, más hablaba yo que el conductor pero era de esperarse.
Al llegar a la Universidad, le pague el viaje, me despedí y baje del auto, me dirigí a la entrada en donde estaban todos los chicos hablando y corrí entre saltitos hasta llegar a su lado, estos me miraron raro pero no dijeron nada, reí y los salude a todos.
- Te vez algo... Rara- Mencionó Babi- ¿Te hiciste algo nuevo?
- No, para nada- Le respondí enseguida.
- No, no, son tus ojos- Habló Patrick- Tienes ojeras pero tus pupilas están dilatadas, ¿Hiciste algo anoche?- Sonrió pícaro y lo golpee en el brazo, quizá demasiado fuerte porqué se quejó de dolor enserio.
- Lo siento- Me apresure a decir, pero ¡Rayos! Se supone que es un vampiro ¿No? Debería haber sentido como un piquete de mosquito, no debió ser tan exagerado- Pero no, no hice nada de lo que tu mente retorcida pudo haberse imaginado- Aclare.
- ¿Te drogaste?- La pregunta del millón la hizo Ethan y me reí a carcajadas, nerviosa.
- Por supuesto que no, mi cuerpo es un templo- Mentí, mi interior debe estar más contaminado que la nicotina de los cigarros.
Definitivamente sería una pésima donante de órganos o de sangre, ni los del mercado negro me querrían.
- Oh, si claro- Elliot rodo los ojos- Vamos a ver si el viernes dices lo mismo- Se río.
- ¿El viernes?- Interrogue sola, porqué al parecer era la única que no sabía lo que ocurriría ese día.
- Román nos invitó a todos a un club nocturno el viernes- Me explicó Bianca- Será genial, aunque lo único desagradable es que también ira Maddie- Miro a Noah- Lo siento querido- Se apresuró a decir.
- Por mi no ahí problema, se la clase de arpía que es, de todas maneras no es mi familia directa- Se encogió de hombros restándole importancia.
- Bueno, de todos modos... ¿No crees que es genial?- Pregunto Jordán- Román jamás sale, mucho menos con nosotros, creo que será fantástico, aunque presiento que planea algo- Observo a todos maliciosa.
- ¿A que te refieres con eso?- Alce una ceja.
- Román nunca planea algo sin que tenga intenciones ocultas, generalmente alguien siempre sale lastimado cuando mi hermano propone cosas como esta- Explicó Ethan- Yo tampoco confío, pero de todos modos me dedicaré a disfrutar la velada hasta ese crudo momento y saber quién es su condenado a muerte- Imitó una risa macabra y todos rieron.
- Idiota, asustas a Andy- Elliot me miro y sonrió burlón- Tranquila pastelito, no te pasará nada- Agregó y le enseñe mi dedo corazón.
Todos rieron por esto mientras hablaron un poco más sobre la misteriosa salida con Román.
Sin embargo yo no pude hacerlo, solo sentí escalofríos, no se porqué pero sabía que yo sería su condenada a muerte, quizá por el golpe que le di, no, efectivamente es por el golpe que le di, ¡Maldita sea, Andy, debes controlar ese mal carácter! Me regañe a mi misma y luego de seguir hablando con los chicos, entramos a la universidad, cada uno a sus edificios para el comienzo de las clases y como siempre, nos quedamos de ver en la cafetería para seguir charlando. Antes de separar mi camino del de Noah, porque aunque estudiaramos lo mismo, teniamos diferentes clases y en muy pocas compartíamos, este me detuvo para hablar algo que sinceramente me lo esperaba.
- Andy, sobre lo de ayer- Suspiro- Lo siento, se que estuvo mal, soy un idiota- Se notaba nervioso.
- No tienes porqué disculparte, estábamos los dos ¿No? Además no pasó nada- Me reí restándole importancia- ¿Amigos como siempre?- Sugerí con la esperanza de que no le pareciera mal o algo por el estilo.
- Por supuesto que si, Toy Story- Paso una mano por mi cabello desordenandolo y reí.
- Ya, basta, estúpido, mi cabello- Nos reímos aún más y luego nos fuimos cada uno a nuestras clases.
Me alegra haber aclaró ese tema con el y seguir igual que siempre.
×××
Este era el momento más tenso de mi vida, tenía que tomar una decisión de vida o muerte: ¿Bañarme o no bañarme? Vamos, lo hice esta mañana y aunque baile, sude, camine he hice un montón de cosas me da flojera- Después de haber terminado las clases, estaba devuelta en mi departamento- Los efectos de la coca con café ya habían pasado y me sentía extremadamente agotada, lo único que quería era dormir, no tenía tiempo para pensar en ducharme, comí, hice mis deberes, me cepille los dientes y estaba parada a los pies de mi cama, mirando mi pijama pensando en si ponermelo o ir al baño, antes de que hubiera decidido cualquier cosa, mi teléfono sonó, me estaban llamando, fui hasta el velador y lo tome, mi corazón de inmediato empezo a latir como un loco, esto siempre me pasa cuando me llama Román, me escribe, lo veo o estoy con el, es incontrolable.
*Llamada Telefónica*
• ¿Hola?- Conteste rápidamente.
• Necesito verte- Con esas simples palabras todo el cansancio que sentía se esfumó de la nada.
• ¿Qué ocurre?
• Ven a la torre, necesito de ti Andy- Cuando me dijo esto sentí un cosquilleo en mi estómago y sobre todo, en mi entrepierna.
¿Qué? No lo podía evitar, mi cuerpo reaccionaba solo con el, su voz tan ronca y masculina mandaba olas de electricidad por todo mi cuerpo hasta mi centro, sabía que eso no tenía que pasar, ni siquiera lo debería sentir, el es un idiota pero ¡Diablos! Es tan bueno en la cama. Por otro lado están los cosquilleos en el estómago, se supone que son las malditas mariposas pero yo no siento eso, más bien es un desfile de leones, elefantes, dinosaurios y dragones bailando entre sí. ¡Con un demonio! Estoy pérdida, Román Salvatore se a vuelto mi droga favorita.
• Bien, iré- Le conteste sin pensar, ni dudar, sabía que me arrepentiria después pero ¡A la mierda! Tengo todo el tiempo del mundo para sentirme arrepentida.
• Rey pasara por ti en una hora, nos vemos- Colgó.
* Fin Llamada Telefónica*
Tire el móvil a la cama, el cual cayó bajo las almohadas y mire el pijama, rápidamente descarte la idea de usarlo y suspire, definitivamente me tendré que bañar- Me quité la ropa y me dirigí al baño- Me di una ducha más o menos larga, disfrutando del shampoo con olor a fresas y el jabón en mi piel con esa suave fragancia a jazmín, luego salí y llegue a mi cuarto, busque la ropa que me pondría, es seguro que vamos a coger así que elegí una lencería linda y atractiva, más este conjunto:
Me vestí y cepille mi cabello, lo deje suelto y lo acomode todo a mi hombro izquierdo, me maquille: una sombra negra en mis ojos, rímel y mi labial mate vino- Adoro ese color- Me puse unos tacones negros a juego, tome mi pequeña cartera, me la colgué al hombro, agregue algo de dinero y mi móvil, tome las llaves y salí del departamento, mire la hora en mi celular, eran las nueve en punto, justo en ese momento veo una camioneta roja muy llamativa y lujosa, los vidrios de las ventanillas eran polarizados, pero sabía que era Rey, en esta instancia el señor Pérez no estaba haciendo guardia, era otro tipo más joven, de unos veintitantos años quizá, alto, de cabello castaño oscuro, piel blanca, musculoso pero no exagerado, sus ojos eran de color verde esmeralda, tan solo con verlos me recordaron a los ojos de Román, aunque estos son únicos y muy peculiares, el chico era apuesto, pero tenía una expresión ruda, sobre todo al verme salir, tan solo al notar su expresión supe que me estaba juzgando, aunque no lo culpó, una chica sola, arreglada de la manera en la que yo estaba, dirigiéndose a una camioneta lujosa que la espera, en un barrio peligroso donde las únicas que hacen esto son las prostitutas privadas, era de esperar esa mirada, no le di importancia y llegue frente al vehículo.
Lo rodee hasta la puerta del copiloto y la puerta se abrió sola, entonces pude ver a mi querido Rey con una sonrisa en los labios esperandome, subí y cerré a mis espaldas, por supuesto que por los vidrios podíamos mirar todo hacia afuera, muy distinto a la perspectiva de las personas de la calle que no podían observar hacia dentro, nos saludamos de beso en la mejilla y deje la cartera sobre mis piernas, Rey encendió el motor y antes de avanzar, le dio una mirada al guardia de turno, fruncio el ceño y volvió a mirarme.
- ¿Y ese idiota?- Pregunto con algo de fastidio.
- No se como se llama, el siempre viene cuando el señor Pérez tiene días libres, esta enfermo o cambia turnos- Me explique.
- No me gusto la forma en la que te miro, ni en la como esta mirando hacia acá ahora- Le dio otra mirada rápida y puso otra vez sus ojos en mi- ¿Piensa que eres una prostituta?- Su tono de voz al preguntarme era gracioso, como si el no me hubiera conocido acostandome con su jefe por dinero, además de la sangre y como si no supiera que no solía trabajar en un cabaret.
- Técnicamente es lo que soy Rey- Me encogí de hombros restándole importancia.
- Da igual, Andy, nadie puede juzgarte sin saber tu historia- Empezó a conducir- Si ese idiota te dice algo o te hace algo, llamame y vendré a romperle esa cara de niño bonito, si no tienes a tu padre para protegerte ni que te hagan respetar, me tienes a mi y lo sabes- Aseguró molesto, yo solo le sonreí en respuesta.
Era agradable saber que tenía personas que me querían y se preocupaban por mi, sobre todo si son como Rey.
×××
Después de un viaje entretenido en la camioneta, llegamos a la torre Salvatore, Rey aparcó en los estacionamientos, bajamos del auto y nos dirigimos a los elevadores, por último llegamos al punto culmine en donde se encontraba Román, las puertas del ascensor se abrieron y ambos salimos, entonces lo ví, estaba parado al frente de nosotros, traía una camisa negra ceñida a su escultural dorso, marcando sus grandes brazos, en su cuello traía tres botones desabrochados permitiendo ver algo de su piel tan clara, abajo tenía puestos unos jeans de mezclilla oscuros, calzaba unos zapatos negros perfectamente lustrados, su cabello estaba peinado y tenía sus manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón ¡Con un demonio! Su apariencia no me ayuda para nada, este hombre se vuelve cada día más hermoso y eso no es bueno para mi corazón- ¿Es normal que encuentre sus labios carnosos más rojos y apetitosos que antes?- Negué con la cabeza, debía concentrarme, Román le dijo a Rey que se podía ir, me despedí del con una amplia sonrisa, este me la correspondió y entró al elevador, de inmediato las puertas se cerraron y por fin quedamos solos. Por alguna razón, note sus maravillosos ojos verde pardo un poco más oscuros, sus matices negros resaltaban con intensidad y la mirada que me daba era penetrante, muy intimidante, no se porqué, pero por primera vez, desde que lo conozco, ví en sus ojos que quería hacerme daño.
- Bueno, aquí estoy- Rompí el incómodo momento y este me repaso con la mirada de arriba hacia abajo.
- Si no supiera quien realmente eres, diría que te vez tan preciosa como las jovencitas de sociedad- Soltó sin más y se acercó a mi.
- ¿Eso fue un insulto?- Alce una ceja y eleve mi vista a la suya cuando estuvo frente a mi- Porqué creeme, me han dicho peores cosas- Me reí.
- Hablas demasiado- Saco una mano de uno de sus bolsillos y la acercó a mi rostro- Algunas veces me gustaría ponerte una cinta en la boca pero luego me arrepiento- Acarició levemente mi mejilla con la yema de sus dedos y se deslizó a mis labios- Si lo hiciera, no podría escuchar tus gemidos, ni tus gritos que me excitan tanto- Agregó acariciando mis labios y me estremecí.
- ¿Qué mierda quieres?- Parpadee algunas veces volviendo a la realidad. Retrocedí un paso y este bajo su mano.
- Te lo dije por teléfono, te necesito Andy- Se acercó a mi otra vez, acarició mi mejilla y cerré los ojos por su tacto.
Era frío pero lo sentí tan agradable, tan cálido, me sentía como un perrito que necesita las caricias de su amo para ser feliz ¡Maldita sea! Me convertí en la estúpida mascota de Román- Su pulgar acarició otra vez mis labios- Abrí los ojos y ladee la cabeza buscando más de la piel de su mano, entonces este paso de mi mejilla hacia mi nuca, enredo sus largos dedos en mi cabello y se inclinó hacia mi rostro, lo mire fijamente, rozó sus labios con los míos, la punta de su nariz tocaba la mía, jugó un poco pasando la misma por mi mejilla, mi mandíbula, hasta mi cuello, jalo de mi cabello dejando la piel ya expuesta de ese lado de mi cuello aún más para el, sus labios la rozaron y cerré los ojos, suspire y sonreí por la exquisita sensación, luego lamio y comenzó a repartir besos húmedos por todo el, hasta que poso su mano libre en mi cintura, pegandome a su pecho y enterró sus colmillos en mi piel, instintivamente aferre mis manos al cuello de su camisa y jadee de dolor, podía sentir como succionaba mi sangre, Román gemia y gruñia de placer al hacerlo. Unos minutos después se separó de mi, lamio mi herida, limpiando los restos de mi sangre y se alejo de mi, lo mire a los ojos, los suyos centellearon y trague en seco, todo mi cuerpo temblaba, por un segundo pensé que me caería al piso por sentir mis piernas de gelatina.
- Realmente no te entiendo- Suspire, intentando calmar los latidos de mi corazón- Tu forma de ser, tus cambios de humor y demás me dan dolor de cabeza- Agregue honestamente.
- Supongo que eso le pasa a todo el que me rodea- Se encogió de hombros y tomó una de mis manos- Ven conmigo- Me jalo con suavidad para empezar a caminar.
Me quité la cartera y la deje sobre uno de los sofás, me guió hasta el "cuarto de juegos" Y me sentí ansiosa, sabía que era una estúpida por aceptar todo esto y parecer una maldita muñeca con la que podía hacer y deshacer a su antojo pero solo al estar con el, se me olvidaba todo, todo y sabía que no era producto de una hipnosis o algo por el estilo, era yo y mi tonto corazón que no dejaba de sentir- Román tomó el pomo de la puerta y la abrió- Eso me pareció raro porqué solía mantenerla siempre con llave, entonces entramos, el aún no me soltaba la mano, cerro la puerta y comencé a sentirme nerviosa, todo estaba muy oscuro, hasta que fui guiada al centro de la habitación, podía sentir una respiración más aparte de la de Román y por supuesto, de la mía, fue ahí cuando me soltó la mano, no lo sentía a mi alrededor y eso me estaba exasperando, las luces se encendieron y pude ver en la cama a una mujer. Todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas, lo justo para no desmayarme y lo necesario para sentir que estaba parada al medio del mar, la chica estaba atada de las muñecas a la cabecera de la cama, desnuda con la respiración agitada, tenía una venda en los ojos de seda negra, lo cual me hizo recordar a mi cuando estuve en esta habitación por primera vez, ¿Así me veía? La chica era rubia de cabello largo, su piel era blanca, su rostro era precioso y de unas facciones muy delicadas, sus labios son simétricos de un rosa fuerte, tenía una figura perfecta y unos atributos exorbitantes, piernas largas y si, en definitiva es preciosa- Mire hacia un lado, en donde venía Román caminando hacia mi- Mi corazón volvió a latir con fuerza, la sangre me hervía, sentía ira, decepción y dolor, mucho dolor, mis ojos se llenaron de lágrimas y cuando Román estuvo frente a mi, fruncí el ceño.
- ¿Qué mierda significa esto?
- Un trío- Se explicó relajado, en sus ojos pude ver que le gustaba verme sufrir, el sabía que me dolía esto- Empezamos a jugar antes, pero no podía continuar sin ti- Agregó y volví a ver a la chica.
Su cuerpo estaba lleno de hematomas, marcas de fustas y látigos, las manos de Román se notaban en sus muslos y sus caderas, al igual que en sus pechos, tenía pequeños cortes y estaba manchada de sangre, su sangre, mi estómago comenzó a revolverse, me dieron muchas ganas de vomitar.
- No voy hacer parte de esto- Me acerque a la puerta, intente abrirla pero el idiota la había cerrado, me gire hacia el- Abre la puerta, quiero irme- Demande furiosa, conteniendo las lágrimas que gritaban desesperadas por salir.
- Tu trabajo es obedecer, recuerda que aquí eres mi sumisa y ya sabes como debes decirme, no me hagas recordartelo otra vez- Me miro de arriba hacia abajo y mordí mi labio inferior para evitar decirle todo lo que se merecía, hasta más.
- No quiero estar contigo, no puedes obligarme, también está en el contrato- Le conteste con dificultad y este se acercó a mi- Ahora dejame salir y quédate con la rubia, NECESITO IRME- Le termine gritando.
- Román, bebé, la chica no quiere un trío, ven y sigamos divirtiendonos- La voz chillona y molesta de la chica fue como un taladro en mi cerebro.
Román ignoro a la rubia, puso una mano en un costado de mi cabeza, sosteniendola en la puerta, mientras inclinaba su rostro hacia el mío.
- No puedes volver negarme algo- Susurro solo para que yo pudiera oírlo- No te vas a ir, no ahí nadie que vaya a dejarte a tu casa y los Uber no pueden llegar a la torre, ni ningún otro medio de transporte que yo no haya autorizado- Explico.
- Entonces dejame salir de este cuarto, no quiero estar aquí, no voy hacer un trío- Este fruncio el ceño, apretó la mandíbula y le dio un fuerte golpe a la puerta con la mano que tenía en esta.
Di un salto en mi lugar y cerré los ojos instintivamente, aquellas lágrimas que tenía retenidas se escaparon sin poder evitarlo, pero rápidamente las limpie.
- Hazte a un lado- Ordenó de manera fría y cortante. Lo obedecí.
Román abrió la puerta con la llave y salí corriendo, tome el bolso y me dirigí a la siguiente habitación, encerrandome en esta, Salvatore no me siguió, tampoco hizo nada ni dijo nada, negué con la cabeza y me senté a la orilla de la cama, deje la cartera a un lado y empece a llorar con desesperación. Pasaron algunos minutos y escuche el ruido más tormentoso, horrible y asqueroso de mi vida, la mujer comenzó a gritar, no sólo de dolor, sino de placer, podía oir los gruñidos de Román a lo lejos y algunos otros ruidos de cadenas o látigos golpear en el aire, fue repugnante, corrí al baño, prendí la luz, me acerque al inodoro, levante la tapa y empece a vomitar sin control, tome de mi cabello para que no se manchara y seguí así no se por cuanto tiempo. Cuando salí del baño seguían en lo mismo, tome mi cartera y saque mi móvil, los audífonos y los conecte al mismo, abrí la música y le puse play a la primer canción, sin siquiera ver el nombre, subí todo el volúmen de mi celular, agradeciendo que los auriculares se escucharan fuerte y para mi fue un alivio dejar de escuchar aquellos ruidos tormentosos, más bien, haber tapado esos ruidos con la música, así que mientras lloraba, empece a cantar, lo hacia bien según muchos, no tenía una voz excelente, pero si agradable, muy pocas veces cantaba. Love in the Brain de Rihanna seria quien me ayudaría.
Y tu me tienes como, oh.
¿Qué quieres de mí?
Y yo traté de comprar tu lindo corazón.
Pero el precio es muy alto.
Bebé, tú me tienes como, oh.
Amas cuando me ves caer.
Para así poder reconfortarme.
Y tirarme contra la pared.
Bebé, tú me tienes como...
Ah, woo, ah.
No dejes de amarme.
No pares de amarme.
Acabas de empezar a amarme.
Oh, y bebé, estoy peleando puño a puño con el fuego.
Solo para acercarme a ti.
¿Podemos quemar algo, bebé?
Y corro durante millas solo para probarlo.
Debe ser el amor en el cerebro.
Lo que hace que me sienta así.
Me deja llena de moretones.
Pero me coge tan bien.
Y no puedo tener suficiente.
Debe ser amor en el cerebro, si.
Y sigue maldiciendo mi nombre.
Sin importar lo que yo haga.
No estoy bien sin ti.
Y no puedo tener suficiente.
Debe ser amor en el cerebro.
Y entonces, tú sigues amandome.
Solo ámame, si.
Solo ámame.
Lo único que necesitas es amarme, si.
Me tienes como: ah, ah, ah, oh.
Estoy cansada de que me toques como a un violín.
¿Qué tengo que hacer para meterme en tu jodido corazón?
Cariño me tienes como...
Ah, woo, ah.
No dejes de amarme.
No renuncies a amarme.
Solo empieza a amarme.
Oh, y, cariño...
Me estoy dando de puñetazos con el fuego.
Solo para estar cerca de ti.
¿Podemos quemar algo juntos?
Y corro durante millas solo para probarlo.
Debe ser el amor en el cerebro.
Lo que hace que me sienta así.
Me deja llena de moretones.
Pero me coge tan bien.
Y no puedo tener suficiente.
Debe ser amor en el cerebro.
Y sigue maldiciendo mi nombre.
Sin importar lo que yo haga.
No estoy bien sin ti.
Y no puedo tener suficiente.
Debe ser amor en el cerebro...
Así seguí por algunas horas más, cantando diferentes tipos de canciones sin parar de llorar, hasta que la batería de mi teléfono murió y al fin amaneció. Me levante de la cama, había estado recostada de forma horizontal mirando hacia el techo por mucho tiempo, los huesos de mi espalda se quejaron por esto, lo ignore y mire hacia los ventanales, el sol empezaba a aparecer otra vez en el cielo, me dirigí al baño y mire mi reflejo en el espejo, todo mi maquillaje se había corrido, así que abri la llave del lavabo y deje que el agua cayera en mis manos, así limpie mi rostro, luego cerré la llave y peine mi cabello con mis dedos, arreglandolo en mi espalda, al menos me veía un poco mejor, aunque por llorar toda la noche, mis ojos estaban inchados, rojos y tenía unas pronunciadas ojeras... Salí del baño, tome mi cartera, puse el móvil en su interior con los audífonos y abandone la habitación, al estar en el umbral de esta, sentí una puerta abrirse, seguida de unos tacones al caminar, mire en su dirección, la rubia de anoche venía saliendo del cuarto de perversión de Román, una larga chaqueta Roja cubría su cuerpo, traía unos tacones a juego y su cabello ahora estaba atado en un moño alto, se dirigió hasta mi y se detuvo a mi lado, me sonrió con superioridad y en sus ojos azules ví la gracia que le provocaba mi aspecto.
— Si quieres que el no note que lloraste toda la noche, ponte unas gafas o usa unas gotitas para los ojos— Me aconsejó guiñando uno de sus ojos y después se dirigió a la salida.
Ví como cruzaba las puertas del ascensor para irse y suspire aliviada, era hermosa pero una total arpía, cerré la puerta detrás de mi y me acerque a la sala de estar rebuscando en mi cartera el dinero que traía anoche, cuando lo encontré comencé a contar si me era suficiente para irme en taxi hasta mi casa, entonces sentí la puerta abrirse otra vez, no mire porqué sabía que era el, luego de sentirlo caminar, su imponente presencia se puso a mi lado y suspire, todos los vellos de mi piel se erizaron tan solo con sentirlo cerca mío, me odie por eso.
— Iré a dejarte a tu departamento— Propuso, cerré la cartera y lo mire, levante el rostro para hacerlo.
— No hace falta, me iré sola— Le di la espalda y me acerque a la puerta.
— No te vayas— Pidió y frene en seco, tres pasos antes de tocar la salida— Andy, dejame llevarte a tu casa— Insistió y suspire, gire a verlo.
— Román tu me dueles— Le confese— Me duele estar cerca de ti, me duele escucharte, me duele sentirte, me duele besarte, me duele...— Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas— Necesito distraerme un poco, tomar un descanso, no puedo con tanta intensidad Román, mi corazón humano no aguanta— Me acerque otra vez a la puerta y la abrí— Jamás podré entenderte, al parecer te gusta hacerme daño y así es con todo el que te rodea, ¿Te da placer?— Reí sin gracia— Adiós, a ti y a todos tus demonios— Entre al elevador y me gire, el solo se quedó quieto en su lugar, mirándome fijamente a los ojos.
— Mis demonios y yo te estaremos esperando ansiosos cuando vuelvas Andy...— Se despidió y las puertas se cerraron.
Fin
Te la creíste weXD Sigue más abajo⬇⬇⬇
Xoxo
¡¡¡Holaaaa!!! ¿Como están? Espero que bien, yo estoy aquí... NormalXd
Bueno, si llegaron hasta aquí, significa que les gusto el cap, no se olviden de votar y comentar 😉😘
Pd: Arriba esta la canción que Andy estaba cantando ⬆⬆⬆ Creo que describe un poco los sentimientos y la frustración de nuestra prota por el tóxico galan de Román.
Pd2: La traducí en español porqué, ps porqué bueno así se me hace más fácil, ustedes imaginenla cantando como quieran y con la voz que quieran😌
IsaBiLove💋
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