Capítulo 15. La sorpresa de Mr. Joker

La noche de la fiesta se estaba acercando y Mr. Joker le mandó una carta a Laura. Una carta que le indicaba que, cuando llegue, una de sus fieles compañeras la acompañará hasta un cuarto. Eso no le gustaba mucho a Laura. Tal vez será un sitio de castigo o algo así por el estilo. No. No quiere pensar en ello. Un suspiro soltó y volvió a centrarse en el trabajo. No tiene que preocuparse. Ya cuando llegue ese día, lo comprobará sin ningún tipo de problema.

Los únicos que faltaban por descubrir su secreto son Cracker e Izou. La verdad es que el otro día se lo pasó genial con ese hombre de rostro maquillado. Es agradable su personalidad y parece que tiene cierto orgullo de guerrero. De alguna manera no le importaría quedar más veces con él, pero primero debe huir de ese lugar. Y no cree que lo consiga. 

¿Tendrá algo que ver con lo que le dijo Marco? ¿Qué se pondría en contacto con Mr. Joker? Son muchas las preguntas que están surgiendo en la joven y no evitó soltar un suspiro para dejar de lado esos pensamientos.

Y ese esperado día llegó.

Viernes por la noche. Laura se encuentra en su cuarto con solo ropa interior de encaje negro y con su típica máscara para ocultar su identidad. Está bastante preocupada y nerviosa por lo que iba a suceder. Quiere saber a qué se debe la citación con Mr. Joker. Ninguna de las chicas le ha comentado nada. Solamente que esperara el momento.

Laura miraba la habitación recordando los encuentros sexuales con esos hombres. Un pequeño sonrojo se apoderó de sus mejillas no creyendo todo lo que acababa de pasar. Veamos, lo más probable es que King o Lucci intenten adelantarse para estar a solas con ella. Eso ocurrirá con Katakuri, su primer amor a primera vista.

La puerta se abrió, dejando paso a una de las mujeres que llevan mucho tiempo trabajando en ese lugar y movió la cabeza para que la siguiera. Laura no tuvo otra opción que acatar esa orden. Es una esclava más que debe cumplir ante las peticiones de sus superiores. Antes de salir, le colocaron una tela fina negra y casi transparente que encaja a la perfección con la ropa interior.

No estaban yendo a la gran sala. Como indicaba en la carta, irán al despacho de Mr. Joker. Tal vez la reunión sea por un asunto que cometió ella. Que ella recuerde no reveló la identidad de nadie. El miedo la estaba invadiendo demasiado. No. Tiene que mantenerse fuerte y no pensar en negativo.

Cinco minutos solo tardaron en llegar a unas grandes puertas y la mujer tomó el pomo para abrir. Le indicó que entrara y así hizo. Ver enfrente a Mr. Joker sentado en su escritorio da cierta impotencia, pero su mayor sorpresa era encontrarse con gente conocida con relación a sus máscaras. Ahí estaban los hombres. Luego se cerró la puerta dejándola a ella sola con ellos.

—Bienvenida a mi morada, Miss Butterfly —habló Mr. Joker—. Por favor, siéntese.

En el centro de todo hay una silla sin respaldo. Tendrá la mirada de todos los presentes. Sus pies caminaron por sí solos hasta llegar al asiento y sentarse.

—Se estará preguntando porqué la reuní, ¿me equivoco? —cuestionó. Laura asintió—. He recibido una llamada por parte de Mr. Phoenix solicitando su libertad.

Por un lado, se alivió de que Marco haya dado ese paso por lo que miró por el rabillo al nombrado.

—Hay una norma bien clara. Si más de un hombre solicita la libertad de una de mis empleadas, ya no trabajará más para mí. Entonces llamé a cada uno de tus clientes haciéndoles la misma pregunta. ¡Enhorabuena! Los seis han votado que sí.

—Eso… me alegra oírlo.

—Pero hay un precio —continuó hablando—. Y no estamos hablando de dinero. Para comprobar que tu libertad sea efectiva, tendrás que convivir con ellos. Es decir, todos en una misma casa que yo mismo ofrezco.

—¿Y por qué…?

—Soy un hombre poderoso con una empresa grande. Yo me dedico a estudiar a mis clientes. Averiguar el tipo de chica que quieren ellos. Si todo sale bien, pues ellos tienen el derecho a reclamar y estar con esa chica casi de por vida.

No lo estaba entendiendo bien, pero supongo que las cosas están saliendo bien. No iba a trabajar más para Mr. Joker. Su libertad será en cuestión de segundos.

—Ahora ya no es necesario ocultar sus rostros porque vas a convivir —dijo—. Por favor, señores, vayan quitándose las máscaras.

Laura tragó saliva porque ya los conoció a todos. Miraba a cada uno retirar sus respectivas máscaras. El primero fue Lucci y el último Katakuri porque el suyo es más complejo. A más de uno le sorprendió ver a alguien conocido en este lugar, pero siempre había cierta sospecha. Tanto Izou como Cracker están nerviosos por saber quien es la chica. Ya el resto conoce el secreto.

—Ahora usted, Miss Butterfly —la llamó—. La llave de su habitación es la misma para el cierre de su máscara.

Joder, a ninguno se le habría ocurrido eso. Ni a ella tampoco. La llave está escondida en la copa de su sostén y buscó el cerrojo. Le costó un poco encontrarlo y encajar la llave. Un clic se escuchó. Poco a poco se iba retirando la máscara.

—... ¡¿Princess?! —exclamó Cracker con los ojos abiertos.

—Vaya… —susurró Izou porque no sabía que más decir.

—¡Katakuri, es Princess!

—Lo sé.

—¡¿Cómo que lo sabes?! ¡¿Me vas a decir que sabías de su secreto?! —El mayor asintió con bastante tranquilidad. Luego Cracker miró al resto—. ¡¿Quién más?!

Los otros tres levantaron la mano. La risa de Mr. Joker intervino en la conversación. Ese comportamiento no lo estaban entendiendo mucho.

—Hice mis propias investigaciones en cuanto a las encuestas que habéis realizado. Me di cuenta que tanto Katakuri, Cracker como Marco les gustaba la misma chica. Aunque no llegué a imaginar que el resto cayera en los encantos de la joven. Y que ella aceptase —siguió riendo.

—Hay una cosa que me está mosqueado —interrumpió Lucci—. La casa que nos vas a ofrecer estará vigilada, ¿cierto?

—Haces bien en sospechar, Lucci —rio—. Toda la casa estará vigilada, menos las habitaciones y los baños. No me gusta vigilar la intimidad de las personas, además, es ilegal.

Laura bajó la mirada no sabiendo qué decir. Realmente ¿qué hubiera pasado si no lo hubiera aceptado? Tal vez no tendría la oportunidad de revelar sus sentimientos a Katakuri o experimentar con el resto de hombres. Sin embargo, ahora ella es libre, pero escuchó lo que dijo Mr. Joker acerca de convivir con ellos. Un leve sonrojo se apoderó de ella. Eso quiere decir que estaría más tiempo con Katakuri. El rollo sería moverse de un lado para otro con los diferentes hombres. No cree que todos quieran compartir. Realmente agradece que todos ellos hayan aceptado tal cosa.

—Ahora lo siguiente será saber quién será el primero que estará con la joven.

—¿El primero? —preguntó Laura.

—El primero en dormir en la misma cama —continuó hablando y sacó una caja—. Ahí hay unos boletos. Princess, ¿puede acercarse y sacar el primero?

La chica de ojos pardos hizo caso. Ella cruzó los dedos mentalemente deseando que le tocara con Katakuri primero. Sacó ese pequeño papel y Mr. Joker le indicó que lo pusiera en la mesa e hiciera lo mismo con el resto poniéndola al lado de la otra. Ya están todos los papeles fuera. Luego él hombre procedió a abrirlas y decir los nombres.

El primer día sería con Lucci, luego Cracker continuando con Marco, Izou, King y Katakuri. Se juntará con el demonio y al final con el ángel. Laura tiene tanta suerte. Y lo dice con cierto sarcasmo.

—Bien, ahí se queda. Mañana mismo comenzaremos con la convivencia.

Tendrá que tener paciencia.

🎭🎭🎭🎭

Princess Laura se le hacía extraño abandonar su casa. Sólo será una larga temporada. Esta libertad será de poco tiempo o eso quiere pensar. Estaba fuera con unas grandes maletas esperando a que la recogieran. Ella no tuvo la oportunidad de hablar con ellos ayer porque Mr. Joker le pidió que se retirara y que puede marcharse tranquilamente a su casa. No hubo encuentros sexuales. No obstante, eso se recompensa en la convivencia con seis hombres. Realmente ella no está segura si esto funcionará. Lo intentará.

De repente, ve una furgoneta grande aproximarse hacia su puerta. Está claro que es uno de los empleados de Mr. Joker y, claramente, este tiene el rostro cubierto. No había nadie más. Sólo ella. Tal vez el resto irá directamente a la casa porque tienen sus propios medios para moverse. El conductor le comunicó que tardarán una hora en llegar a la mansión. ¿Mansión? Tendrá que ser un lugar enorme. Mr. Joker mueve mucho el dinero. Más que cualquier persona que existiera en este mundo. Laura miraba por la ventana como se iban alejando poco a poco de la ciudad. Está claro que la gran casa estará a las afueras.

Efectivamente, tardaron una hora. Los ojos de Laura se agrandaron con total violencia. ¡No pensaba que fuera una mansión de verdad! Está claro que Mr. Joker se ha pasado. Al menos no es tan grande porque son siete personas quienes van a convivir. El furgón accedió a la zona del jardín donde está una pequeña fuente y unos cuantos coches aparcados. A la entrada de la puerta estaba el resto de los chicos. Los están esperando. Cuando aparcó el vehículo, Laura no dudó en bajar mientras que el conductor fue atrás a buscar las maletas. Caminaron hasta la entrada.

—Bienvenidos a la mansión —habló el empleado. Él sacó de su bolsillo la llave de la casa y abrió la puerta para que entraran. Luego les entrega a cada uno la copia—. Tienen que superar esta prueba para que se compruebe que podrán convivir juntos y Princess Laura tendrá toda la libertad. Si no es así, ella volverá los viernes para atender a otros clientes. Que tengan un buen día.

Él se retiró, dejándolos solos. Laura soltó un suspiro no creyendo que su libertad estaba al borde del abismo.

—No me puedo creer que tenga que convivir con este Lunaria —gruñó Cracker.

—Y yo con los hijos de esa mujer gorda.

—¡Vigila tu lengua!

—Basta —se interpuso Marco—. Nada de discusiones, ¿vale? Nosotros cinco nos conocemos demasiado bien. El único a quien desconocemos es Rob Lucci.

—Ah, sí, el mocoso.

Esa palabra no le gustó mucho al moreno que miró mal al Lunaria. Laura prefirió ignorar aquella conversación y entró junto con Katakuri. Realmente está impresionada lo grande que es el lugar. No dejaba de mirar para arriba y para los lados. Ella recordó que Mr. Joker les mencionó que hay siete habitaciones y una de ellas no tiene cama. Efectivamente, es la de Laura. Eso es una manera de demostrar que la joven debe dormir con ellos. Ella no tardó en subir aquellas grandes escaleras. Cuando llegó al segundo piso se dio cuenta que cada puerta tenía un nombre para diferenciar unas de otras. La chica se acercó a la suya que se encuentra al final del pasillo y abrió. Una habitación grande con un armario suficientemente enorme para meter toda la ropa. Laura dejó las maletas e iba abriéndolas para ir colocando la ropa. No iba a perder el tiempo.

En cambio, el resto de hombres se quedaron en el salón. Está claro que se están tomando el tiempo de pensar lo que ha ocurrido, sobre todo para Cracker que aún no creía que Laura fuese Miss Butterfly todo este tiempo. Izou también estaba impresionado. Dos chicas que le gustaban en una misma persona. Coincidencias, ¿no? Su mirada se alzó, viendo a Laura bajar por aquellas escaleras enormes.

—Que rápido —murmuró.

—Siempre ha sido organizada —dijo Katakuri causando que Laura se sonrojara un poco.

—Tampoco es para tanto —comentó—. ¿No pensáis en colocar las cosas?

—Ya más adelante, pero antes quisiera aclarar una cosa —habló Cracker—. ¿Cómo se te ocurre entrar en ese mundo?

—... Realmente no supe qué hacer. Sentí curiosidad y no pensé que entraría en un lugar convirtiéndome en una especie de "dama de honor".

—Y me alegro que así sea —añadió King tomando el rostro de la joven con cierta rudeza—. Esto me da la oportunidad de estar más cerca de ti.

—¡Eh! —alzó la voz Lucci acercándose con cierta peligrosidad hacia esos dos y tomó el brazo de Laura—. Esta noche es mía.

Ahí King se dio cuenta que estaba enfrente de alguien bastante dominante con él. Ambos no paraban de echar chispas. En algún momento esos dos se iban a matar. Laura, por su parte, empujó a esos dos sacando su lado agresivo. No va a permitir que haya ninguna pelea. Sólo deseaba que esto acabara. Convivir con ellos es una locura. Un suspiro soltó aproximándose al sofá para sentarse.

—Te ves muy linda cuando suspiras.

El comentario de Izou hizo que ella abriera los ojos y mirara a un lado. Al hombre japonés le gusta coquetear un rato. Ya Laura lo descubrió cuando tuvo la cita con él.

—¡Eh! Tus comentarios sobran, onnagata de mierda —insultó Cracker. Izou lo ignoró.

—Nada de peleas, ¿entendido? —habló Katakuri mirando a cada uno de ellos—. Estamos aquí por un asunto que nos afecta a todos. Yo no sé las intenciones de Mr. Joker.

—Tal vez no quiere que sea libre —añadió Laura—. ¡Soy una toleta de mierda! —gritó, agarrando su cabellera sintiéndose culpable.

—No debes culparte. Sólo sentiste curiosidad nada más.

Al menos Katakuri intenta ayudar en estas situaciones. Laura miró al reloj colgado en la pared del salón para ver la hora. Son las once de la mañana. Tal vez pueda hacer el almuerzo para estar entretenida. Ella se levantó porque no está segura si habrá comida en la nevera o en las estanterías. Tuvo mucha suerte. Una idea le surgió de preparar chuletas de cerdos en salsa de champiñones y brócoli. Seguro que le saldrá bien.

¿Cuánto tiempo estará así? La verdad es que no es una pregunta que le surgió desde la noche anterior. Tendrá que aguantar durante un largo tiempo a esos hombres. Iba cortando los champiñones y la carne, mientras cierta mirada curiosa la observaba desde la puerta de la entrada. Esa persona se acercó con intención de abrazarla, pero otro se le adelantó. Laura chilló al sentir sus caderas siendo apretujadas. Casi se corta un dedo.

—Es mía —gruñó Cracker.

—¿Siempre eres así, Charlotte? —cuestionó Marco.

—Cracker-san, por favor, suéltame.

—Ya no me llames de esa manera —reprocha con un puchero en los labios. Joder, a veces se comportaba como un niño adorable.

—¿No ves que estoy cocinando?

—¡Yo te puedo ayudar!

Qué remedio. No le queda más opción que aceptarlo. Laura le indicó lo que tenía que hacer y Cracker se puso en marcha. Por el rabillo del ojo veía al hombre moviendo las manos con cierta agilidad y gracia que sorprendía bastante a la muchacha. No pensaba que ese hombre de ojos rosas fuera un experto en cocina. Bueno, ella continuó con lo suyo. Ya la salsa estaba lista. Solamente falta la carne que empezó a freír en una sartén con fuego fuerte para luego reducir. No quería que la comida le saliera mal. Tiene que estar en su punto.

Sólo giró su cuerpo unos segundos para ver a Izou buscar los platos y los utensilios para la mesa. Convivir no era malo. Lo único es a la hora de estar en la cama con ellos. Esto será completamente difícil para Laura de estar con seis hombres que les atrae demasiado. Ni ella misma sabe a quién escoger. No. Sí lo sabe. A Katakuri cien por cien. No obstante, cada uno tiene una particularidad que llama su atención.

¡La comida está lista!

Estuvo a punto de coger el caldero, pero Cracker se le adelantó. Eso le fastidió mucho a Laura porque es una mujer independiente, pero se mantuvo callada. Caminó hacia el salón. Todos estaban sentados en la mesa menos ella y Cracker. Cada uno se echaba miradas de desaprobación por lo ocurrido. Laura lo entendía perfectamente. A ninguno le gusta esta idea.

Cuando se sirvió la comida, el primero en dar el mordisco fue Marco. Y luego el resto de los chicos. A Katakuri le costó quitarse la mascarilla por su condición, pero su ego le impedía huir de esta batalla.

—¡Wow! Está muy buena-yoi.

—Me alegra oírlo.

—¡Estoy chispeando! Esto está delicioso —exclamó Cracker. 

—Eres un exagerado —añadió la joven—. Sólo es algo básico.

—Yo prefiero más las dos montañas.

Casi Laura se atraganta con la comida porque pilló la indirecta de King. Por poco más y muere ahí perfectamente. La joven miró al responsable con malos ojos. Este simplemente sonrió con picardía.

—Tú lo sabes muy bien.

—Otro comentario más y te desplumo —lo amenazó.

—Oh, veo que la señorita está sacando sus garras. ¿Te está poniendo nerviosa el hecho de que estás rodeada de seis hombres que pueden romper tu culo con mucha facilidad? Yo el primero.

—Este tipo es demasiado directo —susurró Izou con una gota en la sien.

—¡No saques tu polla de por medio!

—A ver, mocoso. Saca tu polla a ver si esta noche la puedes complacer. —King miró a Lucci y este frunció el ceño molesto ante aquel comentario.

—Créeme que Princess lo disfruta mucho mejor que con alguno de vosotros.

—¡Basta! —Laura se levantó, golpeando la mesa con fuerza—. ¡Para empezar! ¡No soy un objeto! ¡Segundo: si yo digo no es no! ¡Punto!

A más de uno le estaba sorprendiendo la actitud de Laura. Ella parece ser una chica tranquila y educada, pero cuando le tocan la moral, ella saca lo peor de sí misma. Obviamente, es algo fascinante que una mujer demuestre que tiene suficientes ovarios para contraatacar. Esto es una manera de demostrar que se puede defender perfectamente.

Luego de esa pequeña bronca, la chica volvió a sentarse para comer con mucha tranquilidad, aún con el enojo encima. De verdad, aguantar a seis hombres no será tarea fácil.

Después del almuerzo cada uno se fue a su respectiva habitación para dejar las cosas en los armarios. Y ella simplemente se quedó en el sofá pensando con claridad lo que puede hacer porque esto se va a descontrolar con tantas hormonas. Encima le toca dormir con el más joven de todos. Quiere morirse definitivamente porque estas cosas no le tienen que estar pasando a ella. Más suspiros soltaba queriendo saber qué hacer. La peli-castaño miró al reloj de pared. Sólo pasó una hora desde que comieron.

El calor apretaba un poco en el interior de la casa. Oh, claro, le echará un vistazo al lugar para situarse. Ella empezó por la derecha porque daba mucha suerte. La cocina conectaba con el salón comedor, es decir, es una zona bastante amplia. A su derecha se encuentra el jardín y una gran piscina con muchas hamacas y sombrillas. Perfecto para darse un chapuzón. Luego hay una puerta que da acceso al garaje que no se sabe cuántas plazas tiene. Después se fue a la izquierda comprobando que hay un pequeño aseo por si a uno le entra la urgencia y una sala de gimnasio. Perfecto para ellos.

Ojalá Laura pudiera entrenar, pero con el tema de la escoliosis no la ayudaba mucho. Sólo tiene que limitarse a lo que hay. Y arriba en el segundo piso se encontraba el resto de habitaciones que le faltaban por descubrir. Eso lo averiguará más adelante. Ya no tenía nada que hacer ahora. Sólo se limitaba a mirar a un punto, como si hubiesen musarañas. Bañarse no estaría mal, pero no quiere ponerse un bañador y que esos hombres la estuvieran devorando con la mirada.

Sólo hay que esperar a que se haga de noche.

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