Capítulo 11. Las cosas se complican

Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.

—¿Por qué debería dejar que tú te encargues de ella? —preguntó Yamato no fiándose mucho de ese Lunaria.

—Porque estos idiotas te tienen que llevar a casa y alguien se tendrá que poner a cargo de tu amiga.

—¡Sin insultos, pajarraco de mierda! —gritó Queen queriendo golpear a King.

—Yo quiero encargarme de ella. Es mi responsabilidad —recalcó Yamato.

Laura no estaba en condiciones para hablar porque aún estaba bajo los efectos del alcohol, pero al oír el nombre y la voz de King, sus sentidos se activaron. Su mirada un tanto confusa observaba al Lunaria. Esos ojos depredadores estaban dispuestos a devorarla.

—Yo quiero quedarme aquí —dijo Laura apartándose un poco de Yamato.

—No. Nos vamos a casa —insistió.

En cuestión de segundos, King se acercó para agarrar a la joven y cargarla como si se hubieran casado recientemente. Yamato se quejó, pero Queen y Jack se interpusieron con la joven hija de Kaido. Está claro que iban a dejar que el Lunaria se saliese con la suya. Yamato esperaba que King no hiciera ninguna estupidez con Laura.

—¡Suéltame!

Mientras tanto, Laura estaba pataleando para que King la soltase, sin embargo, este tiene mucha más fuerza que ella. También están las ventajas de que estuviera borracha. Él no podía creer que esa chica conociese muchísimo a Yamato. La hubiera visto antes de conocerla en la empresa de la familia Charlotte, pero conociendo a la hija de su jefe, se escapaba para tener más libertad. A ella no le gustaba ser la futura heredera.

King llegó al vehículo colocando a la chica en el copiloto y poniendo su cinturón. Antes de entrar, King estuvo pensando claramente. Esto sería una gran oportunidad para él. Tenía enfrente a Princess Laura un tanto borracha por el consumo de alcohol. No en el sentido de que pudiera tener relaciones sexuales. Él no sería capaz de hacer eso porque estaba vulnerable. King prefiere que esté consciente de sus acciones.

La cuestión era llevarla a su casa o la suya. Si la lleva a la suya, es posible que ella pensará que se aprovechó de su estado cuando se recuperara del todo al día siguiente. Entonces tomó la decisión de llevarla a su casa. Ahí se sentirá más segura. Ya dentro del vehículo, lo arrancó y tomó rumbo hacia el lugar. King tiene buena memoria.

—Como me hagas algo… Te daré… una paliza… —dijo.

—Solo te estoy llevando a tu casa.

—¡No me jodas! —exclamó—. ¡Me vas a llevar a tu puta casa y querrás follar conmigo!

—No lo niego —confesó—, pero no lo haré. Prefiero que no estés bajo los efectos del alcohol porque quiero que estés consciente y veas las cosas que te pudiera hacer.

Laura no lo estaba creyendo. King, aunque no sea un humano, se comportaba de la misma manera cuando estaba enfrente de una mujer. Tener relaciones sexuales y olvidarla. Laura no quería eso. Ojalá bajara del vehículo, pero estaba en movimiento y no quería hacerse daño. Tendrá que soportar a este Lunaria durante todo el camino. Poco a poco sintió que el sueño la estaba dominando por lo que sus párpados se cerraron.

La criatura de alas negras se percató del silencio en el coche. Cuando se paró enfrente de un semáforo miró hacia un lado viendo a la chica dormida. Sí, el alcohol ha ganado en esta batalla. Al menos su cara reflejaba tranquilidad y en un estado de sumisión absoluto. Sus dedos grandes tocaron con suavidad su mejilla y luego tomó un mechón de su cabello. Su tacto es suave.

Un buen rato tardó en llegar a la casa de Laura. Antes de volver a cogerla, revisó en su bolso para encontrar las llaves. «Un bolsillo específico. Que ordenada», pensó la criatura. Corrió en dirección hacia la casa para abrir la puerta y luego cargó a la chica. Una pena que no tuviera un vestido puesto porque así hubiera aprovechado en tocar su trasero casi desnudo.

Al entrar en la casa, se dio cuenta que era apropiada para Laura y no lo decía por su tamaño, sino porque encontraba todo muy ordenado y limpio. Vainilla. En la entrada hay un pulverizador que pulveriza un incienso de olor a vainilla. No le costó demasiado encontrar su habitación porque estaba en la primera planta. Lentamente la iba acostando y ella, automáticamente, se acomodó.

En esa posición, observaba con detenimiento los gestos de la chica. Volvió a tocar su rostro con más suavidad que antes. Sus dedos rasposos no tienen nada que ver con su cara aterciopelada y blanca. Le daban ganas de despertarla y azotar su trasero para dejar marcas rojas, pero la dejará descansar y que se recuperara. Él se iba a quedar en la casa, en caso de que Laura despertara.

Así que fue abajo al salón para acostarse en el gran sofá. Él ha dormido en peores sitios. Es una criatura grande con alas gigantescas. Se le pasó por la cabeza desnudarla y no lo hizo. ¿Por qué? King es conocido como alguien sádico que disfrutaba ver a las personas sufrir o, las mujeres que se acostaban con él, querían practicarlo. Laura es todo lo contrario. Es pequeña, pero matona.

Tal vez le atraía eso. Su especie es así. Buscar hembras fuertes y que se vuelvan tímidas y sumisas ante el macho. No lo experimentó porque nunca encontró a alguien así hasta ahora. Él estaba ante un dilema porque estaba Miss Butterfly, la chica que trabaja para Mr. Joker, y luego estaba Princess Laura. Ambas tienen un comportamiento similar.

Un pensamiento se le cruzó: ¿son la misma chica?

A la mañana siguiente, los rayos de sol se colaron a través de las cortinas y Laura empezó a despertarse y retorcerse de dolor porque empezó a sentir jaqueca. No debió beber demasiado. Yamato la matará. Pero lo hizo porque tenía una gran preocupación que le rodeaba demasiado.

Un momento, cayó en la cuenta de que estaba en su casa. ¿Yamato la trajo? Laura intentó recordar lo sucedido anoche. Una imagen borrosa llegó a su mente. Una persona alta y alas grandes hizo acto de presencia en el lugar. No podía ser que fuera el Lunaria, ¿o sí? No estaría aquí para empezar, sino más bien en la casa de esa criatura.

Poco a poco se iba levantando teniendo mucho cuidado en no dolerle la cabeza. Cuando llegue a la cocina se tomará una aspirina. Cuando abrió la puerta un olor exquisitó llenó sus sentidos nasales. ¿Alguien estaba preparando el desayuno? ¿Yamato? Lentamente iba bajando por las escaleras para llegar a la cocina.

¡Casi le da un ataque al ver a ese Lunaria en su cocina!

—¡¿Qué haces aquí?! —exclamó, perdiendo los nervios.

King miró por el rabillo del ojo a la chica.

—¿Ni un buenos días? —cuestionó—. ¿Así me recibes?

—¡Te he preguntado! ¡Auch! —se quejó por lo bajo.

—No deberías forzarte porque aún te estás recuperando —le aconsejó, mientras dejaba los platos y los vasos en la mesa—. ¿Por qué no te sientas y te tomas la aspirina y vas desayunando?

—... ¿Has hecho algo indebido?

—Si te das cuenta, tienes la ropa puesta. Soy una criatura que prefiere que sus amantes estén conscientes y no ebrias porque luego pasa lo que pasa.

Laura no podía fiarse de él, sin embargo, preparó el desayuno y la trajo a casa. King es alguien peligroso y extraño al mismo tiempo. Obedeció la orden que le indicó. ¿Ves? Ese gesto le gustaba demasiado a King que sus alas se agitaron con suavidad con cierta emoción. Definitivamente, Laura es la chica indicada que andaba buscando, al igual que Miss Butterfly.

—¿Dónde destá Yamato? —preguntó.

—En casa de Kaido-sama. No sabía que tú y ella erais amigas.

—Desde la infancia.

Ahí lo sospechó.

—Una pena no haberte conocido antes —añadió, rompienso la tensión, pero eso causó que Laura se pusiera nerviosa—. Hubiéramos sido amigos o algo más que eso.

—... Hay más mujeres.

—Pero yo solo tengo interés en ti. —King tomó una fresa para dar una pequeña mordida de forma erótica. Definitivamente, quería persuadir y que la joven cayera en sus encantos.

—¿Por qué? Ni que yo fuera gran cosa. —Ella no caerá. Solo tenía en mente a Katakuri porque es el único hombre a quien quería y porque él la respetaría.

—Oh, te equivocas mucho. No te hubiera traído a casa. Te hubiera dejado ahí tirada y desamparada, y no lo hice porque me interesas demasiado, Princess. —King inclinó su cuerpo y estiró su brazo para ofrecer la otra mitad de la fruta—. De verdad que me interesas muchísimo.

—No pensaré aceptar tal cosa —dijo, refiriéndose a la fresa.

King encogió los hombros y se lo metió a la boca. Está claro que quiere provocar a Laura y ella no caerá. Lo tiene bien claro. No obstante, ese Lunaria es demasiado atractivo como para ignorarlo. Sus ojos se desviaron hacia un lado porque le daba vergüenza. King se dio cuenta de sus mejillas rosadas. Estaba claro que le sentaban de maravilla.

—¿Podrías irte de mi casa?

—¿Por qué? Te hice un buen desayuno y creo que merezco estar un buen tiempo aquí.

—Me estás incomodando.

—Ah, ¿sí? —El siguiente movimiento de King hizo que Laura se pusiera más nerviosa porque el Lunaria se puso a su lado—. ¿Y así?

—D-Deja de jugar… —tartamudeó.

—Pues si que te estás poniendo nerviosa ante mi presencia —comentó y volvió a coger la fresa. Laura se dio cuenta de que casi todos los hombres que conoció tenían cierta manía con esa fruta roja—. Hazme el favor y come. Necesitas recuperarte de tu resaca.

No le quedaba de otra. Estaba hambrienta. Con sumo cuidado abrió sus labios y King colocó aquella fruta a lo que Laura lo mordió levemente. Y el siguiente movimiento dejó a la chica perpleja porque aquella criatura la besó con salvajismo. Laura usó todas sus fuerzas para alejarlo porque se estaba quedando sin oxígeno, pero él es más grande y no tuvo problemas en cogerla y sentarla en la mesa.

El beso se estaba volviendo caliente. Ya la pobre no sentía el aire recorrer por sus pulmones o la sangre por su corazón. Leves suspiros soltaba porque King se acomodó entre sus piernas y notó enseguida una pequeña urgencia que iba creciendo poco a poco. ¡No! Debe recomponerse por lo que volvió a empujar a King rompiendo el beso. Un hilo de saliva se creó y King lo rompió con la lengua.

—¡N-No vuelvas a hacer eso! —le exigió.

—¿Me vas a decir que no te ha gustado? —Él esbozó una pequeña sonrisa con cierta victoria.

—N-No tienes derecho a besarme de esa manera…

—Si la tengo; además, has tardado demasiado en empujarme —dijo. King inclinó más su cuerpo y Laura tuvo que echar el suyo hacia atrás hasta que su espalda tocó la tabla—. Yo no perdería esta oportunidad.

—Tú… solo quieres hacerlo conmigo para luego dejarme de lado. Aunque seas diferente, los hombres pensáis igual. Buscais a mujeres para satisfacer vuestras necesidades sexuales.

Ante esas palabras, Laura pensó que King se apartaría y le diría que es cierto, que ella no es de gran interés. Solamente es un uso para satisfacer sus necesidades. Un objeto sexual. Así se sintió siendo Miss Butterfly, pero ¿por qué el destino los juntaba? No estaba entendiendo nada.

Treinta segundos pasaron. King no se movió. Eso confundió más a Laura. Aquellos ojos color carmesí brillaban con tanta fuerza que puede alumbrar lugares oscuros.

—Estoy viejo —habló finalmente—. Soy el único de mi especie que existe en este mundo y estoy cansado de lo mismo. Necesito descendencia, pero cada vez que busco, las mujeres me decepcionan. Me apuran diciéndome cuándo seré su pareja, cuándo nos casaremos… Solo quieren dinero porque tengo bastante poder adquisitivo, no para tener hijos porque quieren mantener su figura y su belleza.

A Laura le encantan los niños. Son dulces y no tienen pizca de maldad, salvo que ellos hagan una trastada. Pero no entendía nada porque la estaba confundiendo aún más.

—No entiendo bien, pero… estás diciendo que quieres a una mujer para tener hijos. Tener una descendencia.

—Eso es.

—¿Y eso significa que la querrás? —volvió a preguntar.

—Mi especie es conocida por ser fiel hasta la eternidad cuando encuentra pareja —contestó—. Tú me interesas porque, aparte de ser sumisa y tímida, eres muy diferente.

—... ¿Hay otra mujer en tu vida?

Puede que haya metido la pata, pero quería asegurarse porque King no se está olvidando de Miss Butterfly.

—No voy a mentirte. Estoy entre ella o tú. Esa chica es difícil de alcanzar.

«Lo sabía», pensó.

—Prefieres a esa chica, ¿verdad? Porque está siendo un objetivo bastante difícil.

—Y tú no te quedas atrás —ronroneó—. Acostarse con alguien no hace daño a cualquiera. No cierres esta oportunidad conmigo, Princess.

—... Estoy un poco mareada por la resaca. ¿Te parece bien quedar el próximo fin de semana?

King no evitó ampliar la sonrisa. Cayó en su pequeña y victoriosa trampa, pero valía la pena porque esa chica le interesaba demasiado. Él comprobará con quién se quedará, si con Princess o con Miss Butterfly, pero la duda aún surgía en su cabeza. King se separó dejando espacio a Laura.

—Nos vemos el fin de semana que viene. Dame tu número y hablamos durante esta semana.

🎭🎭🎭🎭

—Hoy a las diez y media tiene una reunión con su madre para hablar acerca del trato con Vinsmoke Judge.

Lunes por la mañana. Un día estresante para cualquier trabajador, sobre todo, si uno tiene muchas reuniones. En este caso, le estaba pasando a Katakuri. Laura le estaba informando sobre las reuniones de hoy. El peli-granate se estaba aburriendo demasiado, encima se despertó con cierta urgencia y no podía arreglarlo en su casa porque le llamaron para que llegara a la oficina cuanto antes. Y resuelto ese problema pues llegó al despacho.

Sus ojos estaban puestos en su secretaria. Cada vez que la miraba, se veía más hermosa y más aún con esas gafas y el pelo recogido con una coleta alta. Muy rara vez la veía con una falda corta, pero le entraban ganas de meter mano y tocar su trasero. Mierda, no lo podía controlar. No quisiera apresurarla. Necesitaba tenerla entre sus piernas, para que ella acabe con este sufrimiento.

—Princess —la llamó, causando que la chica callara—, ¿pudieras cerrar la puerta con llave? No quisiera que alguien interrumpiera algo que quiero… contarte.

Eso extrañó mucho a Laura. Menos mal que se recuperó de la resaca porque ella estaría con dolores de cabeza. Ella se levantó no desobecediendo la petición de su jefe.

—Bien, ahora deja los documentos en la mesa y acércate hasta mí.

Otra orden, pero confundió un poco a la joven. Ya ella estaba enfrente de ese hombre que imponía mucho con la mirada y todo fue tan rápido para Laura. Katakuri agarró la muñeca de la joven y la sentó en su regazo. La cara de Laura estaba roja cual tomate porque no se esperaba tal cosa y más aún al notar cierta hombría.

—K-Katakuri…

—Estoy así desde esta mañana y, viéndote, no me está aliviando demasiado.

—P-Pero estamos en el trabajo. —Ella intenta rectificar, pero Katakuri se lo estaba impidiendo porque empezó a manosear su cuerpo—. E-Es mejor no hacerlo aquí…

—Por eso te pedí que cerraras la puerta —dijo, bajándose la bufanda mostrando sus colmillos—. Para que nadie nos interrumpiera.

—P-Pero… ¡Ah!

—Yo que tú no gritaría mucho —advirtió. Ese grito fue causa de una palmada por su parte—. Las paredes no están insonorizadas.

Eso será bastante difícil. Katakuri agarró el cuello de Laura para implantar un beso con cierta desesperación. Mucho tiempo sin besarla y echaba de menos esa exquisita sensación. Aquellas manos seguían explorando su cuerpo pequeño con lentitud. Él no tenía ninguna prisa. Le importaba poco las reuniones, solo quería centrarse en ella y en nadie más.

Ronroneos soltaba ese hombre causando que Laura temblarara cada vez más. Las manos de la chica agarraban su cabellera profundizando más el beso causando que Katakuri se incendiara aún más e iba desabotonando su camisa. No podía desnudarla por completo, pero no le disgustaba tener relaciones sexuales con ropa. Ya con la camisa abierta y sacando sus pechos escondidos en las copas del sostén, empezó a torturar sus pezones.

Laura callaba los gemidos con la mano tapando su boca. No quería hacer mucho ruido. Ese gesto excitó más al hombre por lo que prosiguió a torturar aquellos botones rosados que se endurecieron. Se le hizo boca agua y no resistió mucho en alzar el cuerpo de la chica para alcanzar uno de ellos, mientras seguía palpando su trasero.

—K-Katakuri…

—Veo que hay problemas de avería —bromeó porque sus dedos rozaron sus bragas que empezaban a mojarse—. Te excitas muy rápido, Princess.

—L-Lo quiero…

—¿Qué prisa hay? —cuestionó con un buen gruñido—. Aunque pensándolo bien, yo estoy desesperado también —dijo, desabrochando el cinturón y los pantalones—. ¿Vas a ser una buena chica y vas a montar a tu jefe?

Ella asintió levemente ya viendo aquel miembro viril. Solo tuvo que apartar un poco las bragas e ir bajando lentamente. Los dos gimieron al mismo tiempo.

—Joder, lo echaba de menos —confesó ek hombre.

Laura se agarró firmemente a las ropas de Katakuri para poder moverse bien. Sentir la longitud de aquella envergadura era increíble, pero intentaba acallar los gemidos para no llamar tanto la atención. Katakuri se estaba divirtiendo demasiado. Él intentaba ayudarla todo lo posible porque ya notaba que Laura estaba perdiendo un poco el ritmo, tal vez sea porque no está acostumbrada a esta posición.

No se quedó atrás porque empezó a morder el cuello de la muchacha. Eso no ayudaba mucho. Él dijo que no gimiera alto, pero estaba siendo imposible porque ella sabe que es una escandalosa. En cualquier momento, alguien llegará y sospechará cuando encuentre la puerta cerrada.

Y menos mal que no gritó porque Katakuri se levantó de su asiento para empotrarla en la pared. En esa posición es capaz de profundizar más las embestidas para volver loca a cualquier mujer. Los ojos de Laura se pusieron en blanco enseguida porque aquella envergadura estaba golpeando su punto G. Definitivamente, lo encontró en cuestión de segundos. Intentaba con todas sus fuerzas en no quitar la mano de su boca.

—Quiero que sepas que me estás encendiendo aún más.

Ella quería hacer un comentario, pero no puede. Katakuri reía por lo bajo porque estaba viendo a la chica indefensa y excitada al mismo tiempo. Muy fácil de torturarla en todos los sentidos del mundo. Él mordía su muñeca, como incitándola a quitarla, pero ella resistirá hasta el final.

—Con que esas tenemos, ¿eh?

Laura no entendió bien ese comentario. Solo sabe que soltó un quejido o de fastidio porque ya no sentía el miembro de Katakuri. Pensó que la sesión había terminado y el siguiente movimiento no se lo esperó para nada. Katakuri, le bajó un poco las bragas, y la elevó tan alto para que su rostro quedara cerca de su sexo, es decir, ambas piernas quedaron apoyados en sus hombros.

El hombre no esperó mucho tiempo en realizar un cunnilingus a la chica. Aquel clítoris estaba hinchado, indicando que en cualquier momento llegará al orgasmo. Desde esa posición alzaba la mirada para ver a esta con la cabeza inclinada hacia atrás resistiendo en no gemir muy alto hasta su mano libre agarraba con tanta fuerza su cabellera. Él no iba a parar. Lo disfrutaba demasiado.

Esto es diferente cuando lo hizo con ella en aquel lugar siendo Mr. Donuts o Miss Butterfly. Él estaba encantado de tenerla como Princess Laura y no a esa chica ficticia.

—Ka… ¡Katakuri!

Finalmente llegó al ansiado orgasmo. Katakuri se siente orgulloso. Poco a poco iba bajando el cuerpo de la joven para tenerla enfrente.

—Ahora te follaré como un verdadero animal y…

No pudo continuar porque alguien tocó la puerta e intentaba abrirla. Mierda, ¿ahora quién era?

—Onii-chan, quisiera hablar contigo un momento.

Charlotte Cracker estaba al otro lado de la puerta. Estaba cerrada, pero este seguiría sospechando. Katakuri se quejó por lo bajo y dejó a la chica en el suelo. Le pidió que se escondiera debajo de la mesa porque si Cracker la viera en ese estado podrá tener muchas sospechas. Además, no la verá porque la mesa está cubierta por los lados y enfrente. Tuvo que arreglarse antes de abrir la puerta.

—¿No ves que estaba en mi momento de tranquilidad antes de ir a las reuniones?

—Lo siento, pero es algo importante.

Para Cracker las cosas importantes son una tontería, pero no lo iba a ignorar. Lo invitó a que se sentara y él hizo lo mismo Laura estaba recuperándose de la sesión y se fijó que enfrente suya estaba Katakuri con las piernas abiertas invitándola a que prosiguiera, pero ¿y si no quiere?

—¿Dónde está Princess?

Katakuri no se tensó.

—Le pedí que fuera al despacho de mamá para registrar unos informes. Últimamente no paras de preguntar por ella.

—Es que… —Cracker empezó a rascarse la nuca—, tenía pensando pedirle una cita.

¡Lo que faltaba! Estaba teniendo relaciones sexuales con su jefe, tenía una cita con King este sábado, Lucci le dio su número para que lo llamase. ¡¿Y ahora esto?!

—Pero siento que huye de mí y no tengo forma de acercarme a ella. ¿Hice algo indebido? —se cuestionó—. Sabes bien que me gusta mucho y necesitaba tu ayuda para saber como acercarme a ella.

Otro dilema que arreglar. Katakuri no quería competir con su hermano, pero esto estaba siendo difícil. De repente, su cuerpo se tensó un poco porque notó las manos de Laura acariciar su entrepierna y que bajó la cremallera de su pantalón sin hacer el menor ruido. «Mierda, Princess. ¿Cuándo te volviste una pervertida?», se preguntó así mismo porque su miembro creció un poco más por el morbo que había en el ambiente.

—Bueno… tal vez sienta que la estás atosigando —dijo. Casi se le escapa un gemido al sentir la boca de Laura—. Y por eso te está evitando.

—No sé qué hacer. Estoy un poco desesperado.

Laura estaba escuchando atentamente la conversación, mientras atendía las necesidades de su amante. No hacía mucho ruido para no llamar la atención de Cracker. Aquella gota pre-seminal la incitaba a proseguir y aumentar el ritmo, pero se iba a controlar para que Katakuri no hiciera ningún tipo de ruido excitante.

—Yo… te aconsejo que no te rindas —siguió hablando—. Ella seguramente aceptará tener una cita contigo. Solo tienes que ser sincero con ella y listo.

—¿Sincero?

—Smoothie me dijo que ella prefiere la sinceridad ante todo. Si le dices tus intenciones a lo mejor aceptará.

Cracker parpadeó unas cuantas veces para comprender, pero conociendo un poco a Laura sabe perfectamente que es muy diferente al resto y Smoothie es muy cercana a ella.

—Está bien. Haré eso —dijo para levantarse del asiento—. Espero que funcione. Gracias, oni-chan. ¿Te apuntas a lo del viernes?

—Sabes que voy a ver si consigo acercarme a Miss Butterfly.

Cracker esbozó una gran sonrisa estando de acuerdo con ello. Esa chica solo es un disfrute más. Solo tiene en su mente a Laura. Cuando el hermano pequeño se marchó, Katakuri miró hacia abajo para ver a la chica haciendo todo lo que podía. Él agarró con suavidad su cabeza para no estropear su peinado para que profundizara más hasta que liberó su semilla. Ella no tuvo más opción que tragar esa cantidad.

—Joder, no me esperaba tal cosa.

—Es que no me parecía justo dejarte así —confesó, saliendo del hueco—. Ya sospeché de que yo le gustara a Cracker.

—¿Y tendrás una cita con él? —cuestionó.

—... Me lo pensaré.

Katakuri ya tiene a dos competidores que van detrás de ella, a su hermano que le pedirá esta semana una cita. ¿Izou entrará en esa competición? ¿Y Marco? ¿Será el siguiente hombre en acercarse el viernes?

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