🦇Ruta Ayato: Chapter 2🦇
-Contesta, Hécate.- Insistió, con la mirada más intensa que pudo.
No necesitaba pensar demasiado. Le quería a mi lado y él a mí. ¿Qué había que hablar?
-Te elijo a ti, Ayato. Siempre será a ti.- Respondí, juntando mi frente con la suya.
-Supuse que dirías eso, Chichinashi. De todas formas, aunque hubieras dicho que no, te habría convencido de cualquier manera.- Rió, orgulloso.
-Hehe...
-¿Qué es lo que te parece gracioso?- Cuestionó, extrañado.- ¿Te burlas de Ore-sama?
Supe que lo decía en un tono burlón y pícaro típico de él. Sonreí aun más.
-No, no... Solo...
-¿Solo qué?
-Solo que estoy demasiado feliz ahora mismo. No acabo de creérmelo, sinceramente.
-¿Ah, no? ¿Y si te demuestro que soy muy real?- Preguntó, metiendo un dedo por debajo de uno de los lados de mis bragas.
-Aquí no... Están todos los demás en el castillo.
-¿Y?- Debatió.- Ya me rechazaste una vez, ¿vas a hacerlo una segunda? Además, piensa que esta será una gran oportunidad para poder mostrarle a esos desgraciados que eres mi amante.
Comenzó a desabrochar mi pijama y a depositar besos sobre mi pecho.
-Espera, de verdad, no me encuentro del todo bien.- Interrumpí, temerosa.
-¿Qué? ¿Te duele algo? Dime lo que necesitas y Ore-sama lo traerá.
-¿Harías eso?
-¿Por quién me tomas? Eres mi pareja, ¿no? Estas cosas son las que se supone que hay que hacer cuando la otra persona está mala. Tú harías lo mismo si yo me encontrara en esa situación. De hecho, me has curado y has arriesgado tu vida con el fin de proteger mi bienestar. Ofrezco mi ayuda porque te amo.
-Oh, Ayato...
-¿Te ha gustado? Vaya... Le tendré que agradecer a Laito su discurso sobre cómo agradar a las chicas humanas. Ha sido de utilidad, sin duda.
-¿Perdón?
-Bueno, le pedí que me diera consejo para ser "romántico". ¿Ha funcionado?
Confusa, le aparté de un empujón. Maldito estúpido, cerdo, puerco, insufrible y terco vampirucho de pacotilla.
-Eh, eh, ¿qué haces?
-Sal de la habitación, ¡ahora!- Exclamé, echándole del dormitorio.
-¿Pero y qué hay de "eso"?
-¡No va a haber nada de "eso"! ¡Y ahora fuera!
Con una última propulsión, abandonó la sala.
Suspiré y me cambié de ropa, entre maldiciones. Tras tomarme unos minutos de relajación, abrí la puerta y caminé un poco. Sin embargo, al girar una esquina, me choqué con alguien.
-Mis disculpas, Hécate.- Pronunció un hombre más alto que yo.
Alcé la vista y divisé unos ojos fríos y una melena blanca como la nieve.
-No, no. La culpa ha sido mía. Nunca miro por dónde ando.- Reí, nerviosa.- Lo siento, Señor.
-Oh, no me llames "Señor". Con un simple "Karl" estaría bien.- Sonrió, de manera amistosa.- Y dime, ¿cómo estás?
-Mejor, gracias por preguntar.
-Me alegro. Mi hijo te trajo desesperado casi inerte en sus brazos. Me imploró ayuda y yo se la ofrecí. Me complace observar que mis poderes han sido de ayuda.
Un momento... ¿Ayato le suplicó a su padre? No puede ser... Esto... Esto no es posible... Tal vez lo haya subestimado. Para Ayato, Karl solo es alguien en quien enfocar su odio, al fin y al cabo es uno de los responsables de su mala infancia y vida. Con lo orgulloso que es, me parece increíble que incluso le haya pedido un favor. ¿Por qué me siento tan mal ahora mismo?
-Ya veo...- Musité.
Posó una mano en mi hombro.
-Levanta la tez, Hécate.
Obedecí.
-Se acerca un carnaval en el mundo de los demonios. Has sido escogida para representar a la reina de la fiesta en cuestión. ¿Asumirás ese papel?
¿¡Qué!? ¡Pero, pero! ¿¡Eso no estaba incluido en el "Vandead Carnival"!? ¡Se supone que esto es "Dark Fate"! ¿¡Qué está pasando!? ¿Es posible que la línea temporal de la saga varíe aun habiendo aparecido en otro juego?
-Pues...
-¡Hécate!- Llamó alarmado una tercera persona.- ¡Maldito viejo, apártate de ella!
Se acercó precipitadamente un chico de melena rojiza y se interpuso entre los dos, casi sin aliento.
-Oh, Ayato. Estaba hablando con mi invitada. ¿Has venido a algo en particular?
-¿Tu invitada? Tsk... No me jodas, anciano. Es mi amante.
-Vaya, felicidades. Por cierto, le estaba comentando a "tu amante" que va a ser la próxima reina del carnaval.
-¿La qué?
-Te encargarás de protegerla hasta la noche de la fiesta, ¿de acuerdo?- Sonrió.- Y ahora, si me disculpáis...
Ignorando a su hijo, posó un suave beso en mi mano y se fue por donde había venido. Luego, el menor de los trillizos se volvió hacia mí, con una expresión que mezclaba furia, confusión, asco y preocupación.
-Dame tu mano.- Ordenó.- La que ese asqueroso ha besado.
Hice caso y le entregué mi extremidad, alzándola hasta la altura de sus ojos. Acto seguido, la limpió con su manga un número elevado de veces, como si le quitara la suciedad a un cristal. Cuando quedó satisfecho, la soltó y pasó su brazo alrededor de mi cintura.
-Mientras caminamos podemos hablar sobre lo que ese desgraciado te ha dicho. ¿Qué es exactamente la "reina del carnaval"?
-Bueno... Es algo difícil de explicar...
-¿Por qué? Lo sabes todo, ¿no? Al fin y al cabo vienes de otro mundo.
-Sí, pero... Aun así.- Pausé.- Mejor vayamos a algún lugar tranquilo y solitario, ¿vale?
Asintió y anduvimos hasta el bosque. Paramos al lado de un lago y nos sentamos en la hierba.
-Veamos... Por dónde empiezo...- Musité, perdida.- A ver, resulta que tu padre tiene un plan. Ese proyecto necesita a un Adán y a una Eva. Cuando yo estaba en mi mundo, otra chica llamada Yui estaba aquí y ella hacía de "Eva". Además, poseía el corazón de tu madre, Cordelia, quien también era fundadora. Como consecuencia, los Mukami necesitaban su sangre para completar ese "plan", sin embargo, al mismo tiempo, los Tsukinami la deseaban debido a su corazón, ya que querían dar descendencia a una nueva generación de fundadores. Al final, miraras por donde lo miraras, todos querían a Yui, aunque acababan enamorándose de ella. El quid de la cuestión es que para que Adán fuera elegido, Eva se tenía que enamorar de él, y él de ella. Creo que tu padre quiere organizar una celebración en nuestro honor. En honor a Adán y Eva, pero no entiendo algo: ¿Cómo es posible que yo sea Eva si vengo de otro mundo?
El pelirrojo calló, pensativo.
-Tal vez hayas adquirido el rol de esa Yui al caer aquí. ¿No te lo has planteado? Además, ¿no te has dado cuenta de que nunca hemos sabido para qué vinieron los fundadores a nuestra mansión? Ellos no conocían el hecho que eras bruja. ¿Para qué iban a querer a una simple humana si no llevaba algo importante en ella?
-Exacto... Creo que lo mejor sería hablar con Shin. ¿Vendrás conmigo?
-No es algo que debas preguntar, Chichinashi. Por supuesto que iré.
(...)
Nerviosos e incómodos, nos infiltramos en las mazmorras. Al ver al fundador, sentí una sensación extraña. ¿Debería ayudarlo a escapar o..?
-Eh, Shin.- Saludé.
Levantó la cabeza, esperanzado y con un brillo indescriptible en los ojos.
-¿Hécate?- Llamó.- ¿Has vuelto?
-Pues claro que he vuelto. Te lo dije, ¿verdad?
Se acercó rápido hacia los barrotes, no obstante, cuando se percató de la presencia del vampiro que me acompañaba, su rostro dibujó una mueca de asco.
-¿Y este que hace aquí?- Cuestionó, señalándole con el dedo índice.
-Tenemos algo que preguntarte.
-¿A sí? ¿El qué?
-¿Por qué vinisteis aquel día hasta la mansión de los Sakamaki?
Automáticamente dejó escapar una exclamación ahogada desde su boca.
-Por nada en especial.- Respondió, evitando el contacto visual.
-¿Me estás diciendo que entrasteis en la residencia de mis amigos solo porque os aburríais?
-¡Por supuesto que no! Pero no necesitas saberlo.
-¿Es porque tengo una sangre especial?- Declaré sin rodeos.
Calló, atónito.
-¿Qué?
-Shin, te lo suplico.
Pareció indeciso, como si quisiera confesar todo lo que sabía, mas algo se lo impedía.
-Nii-san me dijo que lo guardara en secreto, lo siento.- Finalizó, frío.
Sin darme por rendida, insistí.
-Cordelia era fundadora, ¿verdad?
Alarmado, volvió a fijar su mirada en mí.
-Sí.
-Y está muerta.
-Sí.
-Queréis a alguien que pueda dar descendencia a una nueva generación. Pero no escogisteis a cualquiera, sino a una mujer que poseyera sangre fundadora.
Esta vez le costó más afirmar.
-Sí...
-¿Esa mujer era yo? ¿Tengo el corazón de Cordelia?
Pausó, sereno. Respiró hondo y apoyó sus mano en los barrotes de la celda. Me hizo una seña para que me acercara a él y obedecí. Ya con su respiración en mi oreja, separó sus labios para hablar.
-Sí.
Me aparté, desconcertada. Di tantos pasos hacia atrás que hasta choqué con la pared. No me entraba aire en los pulmones. ¿Era esa la razón por la que me dolía tanto el pecho aquella vez? ¿Como le pasó a Yui? Desorientada y perdida, me dejé caer al suelo. No entendía nada. Mi mente estaba completamente bloqueada. ¿Es posible que haya adoptado el papel de la heroína al viajar a este mundo? ¿Y además siendo bruja? Esto es un maldito caos.
-Hécate, por favor, escúchame.
-¿Pensabas decírmelo?- Cuestioné, al borde de la locura.- Dime, Shin, ¿¡ibas a contármelo!?
-Claro que sí.
-¿A sí? ¿Cuándo? ¿¡Cuándo demonios ibas a confesar eso!?
-Estábamos esperando Nii-san y yo.- Contestó, reteniendo la furia.
-¿¡Y a qué coño estabais esperando!?
-¡A que te enamoraras de uno de nosotros!- Declaró, fuera de sí.- ¿No lo ves, Hécate? ¡Necesitábamos tu cuerpo! ¿¡Y qué mejor forma de obtenerlo que haciéndote caer rendida a nuestros pies!? ¡Lo habría hecho todo más fácil!
Me llevé una mano a la boca. A los segundos, pareció darse cuenta de lo que esas palabras conllevaban.
-Hécate, yo...
-Así que era todo mentira, ¿no? Todo lo que medianamente habíamos compartido. Aquel apoyo cuando estaba intentando dominar el elemento viento; cuando tu hermano casi me quema viva y te morías por ir a mi lado... ¿Era para..?
-Escúchame, eso era al principio.- Comenzó, agobiado.- Me di cuenta del tipo de persona que eras y...
Levanté la mano para que se detuviera. No estaba dispuesta a seguir oyéndole. Me sentía demasiado dolida.
-¿Sabes? Me afecta más el hecho de que lo nuestro haya sido una farsa más que el propósito por el que me habíais secuestrado.
Una sombra se posicionó justo enfrente de mí.
-Chichinashi, vámonos. No quiero romperme el puño destrozándole la cara a ese malnacido. No merece si quiera la pena. Deja que se pudra en la celda.- Dijo, tomando mi mano y ayudándome a ponerme en pie.
Me condujo a las escaleras del calabozo y comencé a subir los escalones. Mientras lo hacía, escuchaba los gritos de Shin. Llamaba mi nombre, vociferaba maldiciones diversas, exclamaba chillidos capaces de desgarrarle la garganta a cualquiera... Incluso me provocó pena. Su sufrimiento se hacia presente en forma de insufribles alaridos llenos de dolor y tristeza. Sin embargo, me concentré en la fragancia de Ayato y apoyé mi cabeza en su pecho.
(...)
Ya en su habitación, me sentó sobre la cama. Ninguno de los dos pronunció una sola palabra. Se limitó a recostarme y a tumbarse junto a mí. Acarició suavemente mi pelo hasta que el sueño empezó a ganar terreno.
-No me dejes...- Imploré, en un casi inaudible susurro.
-Sabes que una vez en mis brazos, no te soltaré jamás.- Respondió, posando un afectuoso beso en mi cabellera.
-No me traiciones...
-Antes muerto.
Cerré los ojos y lo abracé. Sus brazos me rodearon y me sumergí en un triste letargo junto a la persona que amaba.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top