Capítulo 4

Editado.

Después de ver la casa, de poder al menos saber donde estaba el baño y mi habitación durante esta semana, me fui al salón.

Nada mas llegar encendí el televisor y me acosté.

En la televisión, al ser de cable, había canales de todos los idiomas. Aparte de la gran pantalla que había, parecía que estaba en un cine.

Como persona madura que soy, me puse a ver Bob Esponja.

— Te veo muy entretenida — habló alguien a mis espaldas. Pegué un salto bastante gracioso y me giré —

— Hola Dan ¿no? — pregunté esperando a que afirmara que ese era su nombre. Al ver que no lo hacía y que solo asentía, lo entendí. Ese era su nombre —. ¿Qué tal?

— Bien, Alex salió y no volverá hasta la noche. ¿Quiéres hacer algo? — propuso sentándose al lado de mis piernas, las encogí un poco dejándole más espacio. Este me agradeció con una sonrisa.

— Quiero salir. ¿Podemos ir al centro comercial? — elevé una ceja haciéndolo reír — ¿Qué? — gruñí — Me dijeron que la ropa en Italia es preciosa.

— Poder podemos ir — al ver que no contestaba, se levantó del sofá y me guiñó el ojo—. Ve a la entrada principal mientras voy a por un coche de Alexandro — canturreó —. Hoy nos toca disfrutar a nosotros-

Como un niño pequeño se fue dando saltos hasta que dejé de verlo. Subí rápidamente hasta la habitación donde me alojaría, me calcé con unas vans y fui hasta la puerta donde Dan ya me esperaba con un coche muy conocido.

Entré en el coche y lo primero que hice fue bajar un poco el volumen de la radio. Dan me fulminó con la mirada y estuvo apunto de sacarme del dedo medio, pero se controló.

— No seas aburrida, la música a todo volumen mientras conduces es lo mejor de esta vida — Dan derrapó con el coche para poder así darle la vuelta a la fuente —. Ponte el cinturón. Seguridad ante todo nena.

Mientras el conducía, me puse con mi Iphone a ver las ultimas noticias de la asociación. Recordé que tenía que mandarle mensajes a mi padre recordándole que estaba en perfectas condiciones.

— A mi mejor amigo no le agrada que estén todo el día con el teléfono — Dan estableció un tema de conversación. Lo miré confundida pero este ignoró mi cara —.

— ¿Perdón? ¿Qué mejor amigo? — pregunté desconcertada —.

— Hablo de Alexandro — escupió como un niño pequeño —.  Odia que pasen de él con el teléfono. Yo tengo que tener el móvil bajo caja de seguridad si estoy con él — me sorprendí al escuchar su carcajada.

— No lo sabía... — guardé mi iphone en el bolsillo delantero de mi sudadera. — ¿Desde cuándo lo conoces?

Quería conocer un poco su ambiente. Quería saber si estaba en buenas manos.

Y si eso conllevaba a tener que sacar información a sus amigos, lo haría.

— Nos criamos juntos prácticamente — en un momento su mirada se perdió. Miraba a la carretera como si estuviera pendiente pero no pestañeaba. No hacía nada —. Su madre y la mía eran muy amigas — Dijo después de un rato.—

— Entonces debes conocerlo muy bien — Supuse encogiéndome de hombros —.

Nos quedamos en silencio durante unos segundos. Este seguía mirando a la carretera como si fuera lo más interesante del coche. Pero realmente no le estaba prestando atención.

— Sí, no me queda otra cosa que aguantar a semejante capullo — intentó bromear, pero sabía que mi pregunta le había hecho recordar algo que no quería recordar —.

Deje que sus palabras se quedaran en el aire. No es que fuera antipática, si no que prefería que estuviéramos en silencio.

No quería incomodarle con mis preguntas, ni tampoco quería obligarlo a que siguiera una conversación que no quería seguir.

Puse mi cabeza en la ventana del coche y miré hacía los coches que pasan a gran velocidad.

Noté que Dan aumentó la velocidad, no le eché mucha cuenta y seguí viendo el paisaje. Hasta que el paisaje se quedó atrás y sólo se veían colores borrosos.

— Dan, baja la velocidad por favor — exclame horrorizada, mirando a todos sitios, buscando una solución —. Podemos tener un accidente.

— Addeline, abre la guantera — me pidió mientras seguía mirando a la carretera. Aveces su mirada iba para el espejo retrovisor, pero volvía a su lugar de inicio —

— Pero...

— Ahora Addeline ¡AHORA! — exigió

Al escuchar el grito, una sensación de miedo en invadió y hice lo que me mandó. Al abrir la guantera lo primero que sobresalía de ella eran papeles.

— Rebusca entre todos los papeles — ordenó cambiando la marcha  y del coche — Rápido

El coche estaba a una velocidad en la que nunca había ido. Dan estaba bastante nervioso y observé cómo una gota de sudor bajaba por su sien, escondiéndose en su cuello.

Me temi lo peor y aligere en buscar lo que quería que encontrará.

Mis dedos tocaron algo duro y frío, y al sacar aquello, cuando mis ojos vieron lo que tenía entre mis dedos ahogue un grito.

— Tranquila, es una Desert Eagle. ¿Bonita, verdad? — al ver que no respondía, siguió hablando —. Addeline, te voy a dar mi teléfono y vas a llamar a Alex. Le vas a decir que estamos en una de las calles de los almacenes y que venga rápido — ordenó frunciendo el ceño —.

— Pero no...no entiendo — balbuceé nerviosa. Este bufó mi volvió a mirar el espejo retrovisor.

— Solo hazme caso,por lo que más quieras — rogó —.

Me entregó su móvil, y busqué rápidamente el nombre de Alexandro que afortunadamente estaba uno de los primeros y apreté el botón para llamar.

—¿Qué paso hijo de perra? ¿Addeline está bien? — al escuchar la voz de Alexandro algo en mi se llenó de tranquilidad, pero al ver la cara de Dan se volvió a ir.

— Alexandro soy Addeline... — Dan me hizo un movimiento con la mano izquierda para que me diera más prisa — No entiendo que pasa, sólo se que Dan quiere que te diga que estamos en una de las calles de los almacenes y que vengas rápido.

Nada más acabar la frase,escuché a Alexandro decir cosas en italiano que no entendía, por último chilló algo y pude reconocer que estaba cerrando la puerta de un coche.

— Addeline, quiero que te tranquilices.

— Estoy bien, sólo ve rápido por favor — No sabía el porque le estaba suplicando, pero algo me decía que no estábamos teniendo un paseo normal y corriente —.

— Ahora nos vemos hermosa — prometió — .

Alexandeo finalizó la llamada y le devolví el teléfono a Dan. Cada medio segundo Dan miraba por el retrovisor y aumentaba más la velocidad.

Comencé a moverme inquieta, ya que la velocidad estaba haciendo que tuviera unas pequeñas cosquillas dentro de mi estómago.

De repente, Dan frenó del coche. Suspiro agobiado y abrió la puerta. Salió del coche pegando un gran porrazo al cerrarla.

Estaba enojado.

Lo imité y salí al igual que él. Me dolía un poco el pecho a causa del cinturón de seguridad.

— ¡Eres un hijo de puta! ¿Qué quieres ahora? ¿¡Por qué me sigues!? — escuché como chillaba Dan. Me acerque a él y pude ver como se estaba acercando a una furgoneta negra.

— Quiero lo que me pertenece, y ya sabéis lo que es — le respondió un hombre que estaba en la camioneta negra apoyado —.

Aquel hombre fijó su vista en mi. Me encontraba detrás de Dan, queriéndome proteger de su mirada. En sus ojos pude ver el rencor que llevaba por dentro. Lo miré y me pareció ver al diablo en persona.

— Mira que hermosa dama tenemos aquí...— sonrió y odié ver su sonrisa. Unos dientes amarillentos con unos labios resecos —. Encantado, soy Jhon — intentó acercarse a mi pero Dan no lo permitió.

— Ella no tiene nada que ver en todo esto Jhon — escupió Dan acercándome más a él —.

— Dan Dan...¿Daniel? Nos conocemos, me da igual que pinte o no pinte en esto, la chica es mía — soltó el tal Jhon con una sonrisa llena de diversión.

Se escuchó un gran ruido de un coche derrapando todos nos volvimos para ver quién salía de ese coche

Alexandro salió hecho una furia.

— ¡ASÍ QUE ERAS TU! ¡MALDITO DESGRACIADO, DEBÍ MATARTE CUANDO PUDE! — Alexandro se acercó demasiado a Jhon. Estaba apunto de golpearle, me temi lo peor —.

— No no, Alexandro. Son mis reglas, apartaos. ¡Ahora! — exigió aquel hombre sacando una pistola —.

Dan y Alex se alejaron de él. Vi como Alex respiraba con rapidez y miraba muy enojado a Jhon, yo me quedé quieta mirando la situación hasta que los ojos de Jhon recayeron en mi otra vez.

— Quiero a la chica — Exigió señalándome —.

-Quella ragazza è la mia ragazza [Esa chica,es mi chica] — respondió Alexandro dando un paso hacía delante, queriendome proteger.

— Me debes la vida chico, si no la consigo por las buenas,lo conseguiré por las malas.

Todo pasó muy rápido, tiros y más tiros sonaban por todos sitios.
Alexandro me cogió en brazos y me metió en el coche donde había venido él.

Después se subió a mi lado y por último escuché la puerta de piloto abrirse. Dan encendió el motor y piso fondo.

— ¿Estáis heridos? — preguntó Dan doblando a la izquierda. Volvió a mirar al espejo retrovisor y se mordió el labio inferior —. Esos hijos de puta lo tenían planeado.

— Nosotros estamos bien ¿Y tú? — por primera vez desde que lo conocí, vi a Alexandro preocupado por alguien. Elevé una ceja viendo la escena.

— Solo me rozó una bala en la pierna izquierda cuando intentaba cubriros. — se encogió hombros, como si no le importase una mierda —.

Ahogue un grito.

Podría haber muerto por cubrirme de ese puto sicópata. Y no le importaba.
Me acababa de conocer y ya le debía la vida.

¿Cómo era eso posible?

Me sentía muy culpable. Demasiado. No sabía quién era ese tío, pero no había razones para que sacara la pistola y comenzara a disparar a todo el mundo.

— No te sientas culpable Addeline, esto es lo que hacen los amigos — me sorprendí al escuchar la voz de Dan. Me había leído la memoria. Abrí mi boca dispuesta a decir algo, pero me quedé en silencio.

— Exacto.. Para eso están los amigos — dijo Alexandro después de un rato —.

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