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El camino era rocoso, el calor abrasador y mis piernas avanzaban, la iluminación y el paisaje fácilmente me hicieron perderme en mi cabeza.

Urgando en el pasado .....

Pensando en mi presente.

Había descubierto aquella noche a mi padre descuartizando animales. Las pruebas eran claras. Mi padre estaba lleno de sangre del pecho, y el detalle que no olvidaré, aquel que me removió todos los huesos ; su rostro tenía sangre regada en todo el contorno de su boca. Como si hubiera estado devorando algo. Sostenía en su puño una navaja larga y puntiaguda, estaba también pintada de color carmín. No pude entender que hacía tan noche buscando y cazando  animales.

Desde entonces no me acerco a él, y curiosamente cuando trato de recordar cómo eran las cosas antes de ese día, mi mente queda en blanco y no sé cómo es que era mi vida.

Pero ahora sé cómo es.

Vivo prisionera, atrapada en las paredes de esa casa lúgubre. Encerrada con alguien capaz de provocar gustosamente dolor en potencia.

Mis nervios están a flor de piel y reaccionó demasiado ante el peligro. Tal vez por eso me excedí con Samantha.

Solo me estaba defendiendo, claro.

Esas eran mis escusas, pero sé que es mentira, no necesitaba defenderme de ella. Quería golpearla con lo que me consumia.

El viento soplo fuerte revolviendome los cabellos, llevándose los pensamientos.

Mi casa estába cerca y el viento perturbado me lo avisaba.