Capítulo 5: "Me metí en wattpad"

Decidí que esta vez, la protagonista de mi nueva historia no sería simpática, ni de buen corazón, esta vez, sería una mujer completa, odiosa, que estaría en una relación complicada de amor-odio con su esposo, quería hacer algo diferente a mí.

  Ron y la chica se llamaría... Judís, como las judías, eran las favoritas de mi mamá.  

Publiqué el primer capítulo tan pronto cuando lo terminé de escribir, necesitaba sentir que no estaba sola, wattpad era mi zona de confort, aquí nadie me juzgaba y sentía que todas eran como yo, chicos que buscaban algo diferente de la realidad.

Mientras esperaba ansiosa los comentarios, fui por algo de comer. Cuando volví, leí todos los comentarios de las personas que seguían mis historias, era algo completamente diferente a lo que siempre escribía, en el capítulo la chica era atrevida, descarada, que no le interesaba hacerle daño a Ron; su esposo y él era muy temperamental y dañino, ambos malos, ambos perfectos a su manera.

Las críticas eran buenas, me animé y comencé a escribir el segundo capítulo, si era por mí, me la mantendría escribiendo todo el día, pero me sobresalté cuando mi teléfono comenzó a vibrar. Lo tomé y miré la pantalla, era un número desconocido.

Dudé un poco, pero finalmente atendí.

—¿Hola? —murmuré bajándole volumen a la música de la computadora para poder escuchar mejor. Podía oír una profunda respiración lenta del otro lado— ¿Hola?

El desconocido colgó.

Escuché el estruendoso azote de una puerta, me quedé congelada, ¿esa era la puerta principal? ¿Acaso era mi padre? Era imposible, él estaba en el hospital... a menos que algo le hubiera ocurrido a mi madre.

Ya esto comenzaba a parecerme escalofriante.

Me levanté de la cama intentando no hacer mucho ruido y salí de mi habitación escuchando voces profundas en la sala, bajé las escaleras con curiosidad y ahogué una exclamación cuando vi dos hombres con máscaras en la cabeza alrededor de la sala.

La cerradura de la puerta parecía haber sido violada, joder, ¡eran ladrones! querían robar todo, ¿Qué debía hacer ahora?, ¿Correr?, ¿Llamar a la policía?

Ninguna de las anteriores, desaparecería sin hacer ruido e intentaría escapar por el balcón.

Intenté ser sigilosa y subí nuevamente las escaleras antes de ser vista, pero uno de ellos volteó y me señaló con un dedo corriendo en mi dirección.

Mierda.

— ¡La chica está aquí! —gritó.

¡MIERDA!

Corrí lo más rápido que pude directo a mi habitación gritando con todas mis fuerzas como una desquiciada y cerré la puerta con el seguro, maldición, ¡se suponía que iba a ir al balcón y eso quedaba en la habitación de mis padres!

¡¿Dónde estaba mi capa de invisibilidad cuando la necesitaba?!

Cálmate Paola, debe haber otra salida.

Miré a todos lados, la única salida era la ventana, escuché golpes en la puerta cada vez más fuertes, joder, ¡la iban a derribar!

Abrí la ventana, la brisa fría erizó mi piel, mi corazón latía demasiado acelerado, bajé la vista observando la tierra, no había arbustos o arboles que retuvieran mi caída. De repente escuché un fuerte azote, cuando voltee observé la puerta abierta y al hombre corpulento entrar. Intenté subirme más rápido al marco de la ventana, pero una mano me aferró el tobillo, grité pidiendo ayuda con tanta fuerza que mi garganta bramó de dolor, di una patada con mi pie libre dándole justo en la nariz, logrando que me liberara.

¡¿Por qué no nací siendo pájaro?!

Sin pensarlo, me impulsé hacia afuera y caí desde el segundo piso al vacío.


***

Abrí los ojos observando los ojos verdes de Ramson, su sonrisa, la manera en la que se le formaban unos hoyuelos en las mejillas, era tan perfecto...

...Perfectamente imbécil...

La imagen se fue desvaneciendo hasta que enfoqué mi mirada en la luz frente a mis ojos, me aparté sintiendo un fuerte dolor de cabeza. Alguien tenía una mano en mi pecho, ¿Quién era este hombre? le di un manotazo tan fuerte que él se sobresaltó, sus ojos azules pareciendo notar que estaba despierta.

—Tranquila Judís, soy tu doctor —escuché que dijo, pero apenas podía enfocar mi mirada en el hombre mayor, tenía un uniforme que parecía de doctor, a mi alrededor habían artificios médicos, parecía que me encontraba en una habitación de hospital.

Ah, mi doctor.

Un momento.

¿Cómo me llamó?

—¿Judís? ¿Qué pasó? —susurré sin poder enfocar mi mirada en él, lo veía borroso.

—Caíste del segundo piso de tu casa. —dijo el doctor terminando de escuchar mis latidos y guardando el estetoscopio alrededor de su cuello— Todo está perfecto, que bueno que no pasó a mayores, su esposo estará feliz de verla.

Me reí porque... era un chiste ¿no?

El doctor no se rió.

—Perdón —dije tragando saliva pesadamente—, ¿dijo esposo?

Recordaba estar en mi habitación y luego los hombres que se metieron a mi casa, después yo intentado que de alguna manera mágica me salieran alas cuando salté de la ventana.

Cosa que jamás pasó desgraciadamente.

Hubiera sido fabuloso.

El doctor anotó unas cosas en su libreta y luego me miró afirmando con la cabeza.

—Su esposo —repitió—, él la trajo y se presentó como su esposo, ¿no lo recuerda?

Me reí otra vez, debía de lucir desquiciada riéndome sin gracia y esperando que el doctor me confirmara que era broma.

No era broma.

Un sujeto vino aquí y se presentó como mi esposo.

Iba a preguntar cualquier cosa de mi supuesto esposo cuando de repente la puerta se abrió y un hombre moreno, alto y de grandes músculos entró, vestía un elegante traje de smoking y lucía perfectamente peinado, cuando su mirada se encontró con la mía pareció que su gesto se iluminó y sonrió ampliamente.

—¿Ya despertaste primor? —dijo él.

Me miraba a mí.

Me decía primor a mí.

—¿Quién eres? —Dije confundida, miré al doctor negando con la cabeza—, no lo conozco.

¿Qué carajos estaba pasando aquí?

—Acabas de despertar un poco desorientada. —Dijo el doctor y me miró con una ligera sonrisa— ¿Ya puedes recordar a tu esposo?

¿Qué carajos mijo? Ni lo conozco...

Aunque mí supuesto esposo estaba bien bueno.

—Hola Judís, soy yo, Ron —murmuró acercándose a mí, su olor a fresco perfume me embriagó por completo.

Solté una risa incrédula, ¿Acaso este hermosísimo hombre llamado Ron acababa de llamarme Judís y dijo que era mi esposo? Me seguí riendo mientras me dejaba caer hacia atrás en la camilla inclinada sin poder entender por qué esto me causaba gracia.

Judís, Ron, Esos eran los personajes que había creado en wattpad. Era la historia que estaba escribiendo.

Era imposible, de alguna forma había entrado a la historia de Wattpad.

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