Capítulo 38: Nunca fuimos ideales


Escuché los pasos de Ramson devolverse, me levanté y corrí hacia las escaleras, él inevitablemente me vio y comenzó a perseguirme, no podía para de temblar, mi corazón latía desenfrenado, tropecé cuando subía y él aprovechó para tomar uno de mis tobillos, grité y comencé a darle patadas, pero él se subió sobre mí mientras luchaba conmigo inmovilizándose con su peso, sus ojos verdes parecía desenfocados, su maquillaje perfecto, su peluca un poco descolocada, no llevaba más que la ropa interior de encajes puesta.

Joder, ahora estaba realmente en problemas.

¿Por qué se me ocurrió jugar a la heroína?

—¿Qué se supone que quieres? —dijo Ramson con la voz afinada— ¿no ves que estoy ocupada?

Ocupada.

Él creía que era una mujer en verdad.

Holy shit, ¿Quién era este loco?

—Ramson —dije intentando que volviera a enfocarse—, soy yo, Paola, tu novia, vine a explicarte matemática mi amor, ¿recuerdas?

Aguanté la respiración observando como Ramson parecía tener una pelea consigo mismo donde cerraba y abría los ojos negando con la cabeza.

—¿Fea? —susurró, sonrió y luego frunció los labios sin poder enfocarse.

Estaba por orinar mis pantalones si es que no lo había hecho ya.

—Sí soy yo —dije—, ¿por qué no subimos? Quiero explicarte matemáticas.

Ramson comenzó a temblar sobre mí, sus labios fruncidos se estiraron en una sonrisa y soltó una carcajada antes de tornar su gesto serio, parecía otra persona.

—¿Crees que vas a engañarme? —dijo con voz afeminada— mi hermano y yo somos uno solo, yo le digo cuando reconozco una mentira y tú, estás mintiendo.

Mierda.

Sentía que su peso me impedía respirar correctamente, no podía darme por vencida ahora.

—Ramson —intenté otra vez—, tu hermana está muerta, ella murió, ¿recuerdas?

Ramson frunció el ceño pareciendo confundido.

—No es cierto Ramson —se dijo a sí mismo—, tú no me mataste, tú no me disparaste, estoy viva gracias a ti.

Bien, creo que esa había sido toda una confesión, Ramson intentaba convencerse a sí mismo de no haberle disparado a su hermana.

Él la mató, él.

—Sí lo hiciste Ramson —insistí—, tú le disparaste a tu hermana, pero fue un accidente, no fue tu culpa, solo tenías miedo.

—Fue solo un accidente —repitió, su voz agravándose, cerró los ojos—, la quería muerta, ella tenía que morir o seguiría haciéndome daño.

Vi como las lágrimas cubrieron sus ojos y comenzaron a desbordarse por sus mejillas arruinando su maquillaje.

—Ella quería hacerme daño —susurró—, ella me quemó el cerebro.

Con esfuerzo logré liberar mis manos y tomé su rostro para limpiar sus lágrimas con mis pulgares.

—Ya, basta, pero ya ella no está —dije—, ahora yo cuidaré de ti.

Lo vi enfocar su mirada en mí, pero parecía otra persona, nada parecido al chico confiado e irresistible.

—¿Ya no será Pistacho? —Susurró—, ¿ahora me cuidarás a mí?

¿Uh?

¿Acaso Ramson sentía celos de Pistacho?

—¿De qué hablas mi amor? —Dije—, Pistacho está muerto...

Oh no... la compresión me dio una bofetada, no podía ser cierto.

—¿Recuerdas que... —tragué pesadamente— tú lo mataste?

Su mirada estaba fija en mí, no hizo ningún gesto que lo delatara.

—Lo querías demasiado —dijo—, era la única forma que me perdonaras y volviera a hablarme...

¿Qu-Qué?

La coleta en mi habitación, Pistacho con los órganos afuera... Ramson lo había matado porque sabía que me sentiría tan mal que no tendría otra opción que perdonar lo que me hizo e intentar pedirle de hecho a él que me perdonara por no haber sido responsable.

Ramson mató a su propio perro.

Literalmente era un psicópata que podía matarme también.

—Claro que te amo —dije en un hilo de voz sin embargo las lágrimas salieron de mis ojos—. ¿Qué tal si vamos allá a la sala...?

Ramson se levantó de encima de mí, aclaré mi garganta y verifiqué mi teléfono en mi bolsillo para apagarlo, sin embargo, Ramson fue más ágil y me quitó antes de que siquiera pudiera salirme de la aplicación o hacer algo.

—¿Por qué tu teléfono está grabando? —Frunció el ceño—, estás traicionándome.

Mierda.

—Ramson yo...

Me agarró del cuello en un ágil movimiento y me alzó caminando conmigo hasta estamparme contra la pared, sus manos aferradas cada vez más fuertes a mi cuello, sentía que solo estaba a un movimiento de quebrármelo, mi mirada se sentía nublada, no podía respirar. Apenas vi sobras cuando apartaron a Ramson  dándoles descargas con el neceser, cayó al suelo completamente adolorido, caí de rodillas tosiendo, intentando recuperar la respiración, hasta que todo se tornó borroso y me desmayé.

***

Habían varios policías en la casa, gracias al plan que hice con mi tio Steve cuando lo llamé, lograron dar con Ramson antes de que me matara. La ambulancia me llevó en estado de emergencia y no pude hablar durante casi un mes entero, pero al menos estaba viva, a diferencia de Nona, ella no había sobrevivido, Ramson la había apuñalado en el estómago después de una discusión y ella se desangró hasta morir. Los señores Stones tuvieron que regresar de su viaje de negocios para atender las demandas ante la corte de su hijo, al parecer era una conducta que ellos ya habían advertido, pero creyeron que de alguna manera, Ramson lo superaría.

Roma de seguro nunca esperó que su propio hermano la asesinaría, al igual que nadie sabía que Ramson pudiera estar demente. Por lo que mi padre me había contado, mi obsesión con él llegó a ocasionar que él se obsesionara conmigo, el psiquiatra que lo comenzó a atender notó que Ramson había comenzado a agarrar expresiones y decir cosas propias de mí, incluso en un momento actuó como yo y decía ser yo.

Ramson tenía graves problemas, literalmente, su cerebro estaba fundido.

Nota mental para mí: No volver a obsesionarme por ningún chico nunca más.

Dos años después.


Salí de la universidad, y tomé mi auto, había estado esperando mucho este día,  una editorial se interesó en una de mis historias en wattpad y decidió publicarlo en papel, ¿se podría saltar en una pata de felicidad?

Tendría que estar en el museo del libro en diez minutos, se suponía que debía decir unas palabras, responder preguntas y luego firmar unos libros si los lectores así lo deseaban.

Todo esto me emocionaba.

Literalmente saltaba en una pata.

Cuando llegué al museo del libro, fue aterrador y emocionante a la vez, habían muchas personas, posiblemente las misma personas que leían mis historias en wattpad, pero ahora estaban ahí, reales, hablando conmigo. Pude ver a mi papá en el fondo, sabía que estaba orgulloso de mí, aunque le incomodaban que las historias fueran eróticas...

Hey, un libro tiene que hacer lo que un libro tiene que hacer ¿cierto?

Hablé un poco, luego me senté a firmar los autógrafos y fotos que me pedían, me sentía como una superestrella.

Aún intentaba superar a Ramson, su marca en mi vida era profunda, mi cuello con moretones permanentes eran la prueba de eso, solo esperaba no encontrármelo nunca más

—¿A nombre de quién? —murmuré abriendo el libro preparando mi pluma para darle una larga dedicatoria.

—Ramson Stone.

Ese nombre removió toda la alegría que sentía en este momento.

Aguanté la respiración y alcé la vista observando al hombre del otro lado de la mesa, llevaba una gorra que cubría su cabello y parte de su rostro.

¿Ramson?

Me corazón salió disparado, no podía respirar, solo me quedé ahí pasmada de la impresión.

—¿Qué ocurre? —dijo uno de los hombres de seguridad—, señor por favor quítese la gorra.

El hombre se quitó la gorra de la cabeza haciendo que un enorme peso saliera de mis hombros, no era Ramson, solo se parecía.

Relájate Paola, estás paranoica.

—¿Por qué Ramson Stone? —dije en un hilo de voz sin entender que fuera a firmar un libro con ese nombre.

¡¿Quieres matarme de un infarto mijo?!

El pareció un poco incómodo.

—Me gusta ese personaje.

Claro, el protagonista de casi todas mis historias.

Ahora confirmaba mi intuición, debí haberle cambiado el nombre, ahora el nombre de Ramson Stone me perseguiría por siempre.

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