Capítulo 31: "Quiero que te enamores de mí."



Llámame lenta, pero no había podido captarlo hasta luego de unos segundos donde Ramson y KingRamson parecieron fusionarse en mi cerebro y por fin pude comprenderlo.

—Mierda —solté dando un paso atrás, miré a mí alrededor y luego llevé las manos a mi cabeza quedándome sin respiración.

KingRamson, el sujeto desconocido que conocí en Wattpad, el que ahora sabía cada estúpido pensamiento que cruzaba por mi mente, con él me desahogué, con él me quejé del “Idiota”; el idiota de Ramson, que resultó ser el mismo sujeto. Ahora estaba frente a mí, siempre había estado frente a mí.

Miré nuevamente a Ramson, él se había quedado ahí, muy quieto posiblemente esperando que regresara en busca de una explicación, pero no podía verlo a la cara.

Ahora podía entender por qué a pesar de todas las cosas que le decía a KingRamson del “idiota” él me decía que posiblemente era un ser incomprendido, que metía la pata sin enterarse de ello, por eso lo defendía, incluso el día de la fiesta fue Ramson el que había entrado a la habitación, estuvo en mis narices todo este tiempo.

Me acerqué a él señalándolo con un dedo sin saber exactamente qué rayos iba a decirle, así que ahí podían verme como toda una estúpida paralizada frente a Ramson Stone señalándolo con un dedo y mi boca balbuceando cosas inentendibles.

—Idiota —fue lo único que logré decir.

—Querías saberlo —dijo pareciendo tranquilo— creí que te alegraría.

Ahora estaba frente a Ramson Stone, el chico que era KingRamson y hablaba conmigo por wattpad.

—¿Por qué? —me atreví a decir.

—Fue después de la muerte de tu mamá, parecías completamente destrozada —dijo—. Quería acercarme a ti y no encontraba la manera, sabía que  necesitabas un amigo.

Me tenía lástima, algo me dolió en mi pecho.

—Tengo amigos —me crucé de brazos—, no porque escriba y lea todo el tiempo soy una asocial ¿sabes?

—Las cosas que le dijiste a KingRamson, las cosas que me dijiste a , me hicieron creer lo contrario.

Bien, creo que me había hecho un gran Touché, había muchas cosas que no les contaba a Stefani ni a Alfredo, posiblemente por ser tan cerrada en mi mundo, fueron más fáciles contárselas a KingRamson, después de todo no lo estaba viendo.

—Ahora lo sabes todo sobre mí —solté un suspiro—, ¿Vas a chantajearme o qué quieres?

Si lo que quería era humillarme, tenía todo el material para hacerlo, le había contado demasiadas cosas.

—¿Qué quiero? —pensó un momento y luego sonrió para decir: — Que te enamores de mí.

Me reí porque... era un chiste ¿no? 

A juzgar por el semblante serio de Ramson, estaba hablando muy enserio.

— ¿De qué estás hablando? —Entorné los ojos— Llevo la mayor parte de mi vida enamorada de ti...

  Cerré la boca de golpe, ¿por qué dije eso?

   Ramson alzó las cejas y estiró una mano para apartar uno de mis rizos hasta detrás de mí oreja, sus ojos parecieron profundizarse en los míos dejándome sufriendo de un infarto mental cuando en un rápido movimiento se inclinó y me besó.

Estuve unos segundos muy quieta, no pude cerrar los ojos, solo me quedé ahí, congelada, inútil, sin ni siquiera abrir la boca. Ramson se separó con el ceño débilmente fruncido.

—¿Por qué tenías los ojos abiertos?

Buena pregunta, yo también me estaba preguntando lo mismo. 

—¿Hay una ley que diga que se debe tener los ojos cerrados cuando besas a alguien? —refuté.

Ramson alzó la comisura de sus labios en una sonrisa.

—Solo si no confías en esa persona —dijo—, ¿no confías en mí?

No confiaba en nadie después de lo que mi hermana me había hecho. La confianza eran actos de fe, demostraciones, cerrar los ojos y caer a ciegas sabiendo que alguien te iba a atrapar, y por mucho que me fascinara Ramson, estaba muy segura que me dejaría caer al vacío.

Sonreí, era la única respuesta que podía darle, él pareció complacido.

—¿Nos vamos? —pregunté soltándome de su agarre, Ramson afirmó con la cabeza y nos montamos en la camioneta para por fin irnos de ahí.

Fuimos por algo de almorzar y luego por un postre, ahora que prácticamente Ramson sabía muchas cosas de mí y yo siempre lo acosé, teníamos muchos temas de conversación. Ya se había hecho de tarde así que finalmente me dejó en mi casa, sin embargo cuando me iba a bajar, él cerró los seguros.

—No quiero que te vayas —dijo. Su mano descansó en mi pierna y tuve que forzarme a no derretirme por el calor que me hacía sentir su simple toque.

—Nos vamos a ver mañana —dije colocando mi mano sobre la suya y dándole un ligero apretón.

Ramson se inclinó y me dio un beso en la mejilla, sentí sonrojarme un poco cuando comenzó a hacer una sucesión de besos suaves, lentos, tormentosos por mi rostro hasta por fin rozar mis labios y me besó, a este punto ya todo mi cuerpo cosquilleaba y sentía que deseaba más.

Que me tocara como aquella noche en la fiesta.

Su mano en mi pierna ascendió un poco hasta el borde de mi pantalón sentí todo mi cuerpo completamente acalorado, mi respiración comenzó a descontrolarse, mordió mi labio inferior y solté un gemido a punto de explotar de deseo, cuando metió su mano dentro de la tela de mis bragas.

—Hey, ¿Qué estás haciendo? —susurré con voz ronca, los labios de Ramson fueron a mi cuello y sentí mi columna estremecerse cuando mordió el lóbulo de  mi oreja.

—Quiero darte placer... —susurró a mi oído.

La historia se había vuelto real.

Mordí mi labio inferior y eché mi cabeza hacia atrás cuando comenzó a tocarme con sus dedos largos arriba y abajo, todo mi cuerpo reaccionando, y moví mis caderas para seguir el movimiento de su mano mientras él pasaba su boca por mi cuello y entonces empezó a acelerar sus movimientos haciéndome caer en el abismo del placer profundo cuando toqué mi primer orgasmo. Sentía que quería más, esto no era suficiente.

Entreabrí los ojos y sus ojos verdes estaban fijos en los míos por medio segundo antes de que acortara el espacio y nuestras bocas volvieran a chocar, mis manos tenían mente propia cuando fueron a su cremallera, él soltó un gruñido cuando se la solté y lo toqué por encima de la tela de sus bóxers sintiendo lo duro que estaba, esto era desenfreno, ya no había nadie que nos detuviera y sinceramente yo tampoco quería parar. Cuando de repente tocaron la ventanilla del auto, ambos nos alejamos enseguida y ambos miramos al hombre del otro lado del vidrio.

—¿Ese es Alfredo? —dijo Ramson frunciendo el ceño—, ¿Qué mierdas hace aquí?

Recordaba que le había contado a KingRamson toda la historia del Alfredo, incluso la parte en la que él no sabía si era gay o bisexual, gran error, se suponía que era un secreto, y nada más y nada menos que Ramson Stone lo sabía.

Alfredo volvió a tocar la ventanilla con insistencia, él sabía que yo estaba ahí, pero estaba segura que no me veía por los vidrios oscuros que tenía la camioneta.

—Voy a bajarme —dije abrochando mi cremallera y tomando la manilla esperando que Ramson abriera los seguros, pero él tenía la mirada fija en Alfredo y la quijada apretada.

— ¿Qué mierda vas a hablar tú con él?

Me quedé por un momento pasmada al notar lo enojado que se encontraba.

Un momento, ¿estaba celoso?

Ni siquiera lo había visto celoso por Nancy Key y ella sí que robaba miles de miradas.

—Voy a ver qué quiere —dije—, es uno de mis mejores amigos.

Ramson empuñó sus manos y negó con la cabeza.

—Es tu ex —refutó—, no lo quiero cerca de ti.

Alcé una ceja, ¿Ahora me iba a orinar como hacía un perro para marcar su territorio? Por favor...

—Es mi amigo —dije—, abre por favor.

Apretó la quijada y pude ver una vena de su frente marcarse cuando por fin se dignó a abrir los seguros del carro. Abrí la puerta, me bajé observando a Alfredo con los brazos cruzados y una mirada un poco incrédula.

No lo culpaba, ayer odiaba a Ramson y hoy... pues, pasamos el día juntos.

—No me digas que faltaste a clases por estar con ese neandertal —dijo Alfredo dándole un vistazo a la camioneta con desdén y obvia discriminación.

—No lo vas a entender —dije—, ni tampoco te lo voy a explicar.

Alfredo frunció los labios llevando las manos a su cabeza y soltó un gruñido de frustración.

Ahora sí coroné, Ramson celoso de Alfredo, Alfredo celoso de Ramson, ¿Qué sigue?

—¡Paola! —Expresó Alfredo— ¿Es en serio? Sabes que es un idiota que no vale la pena, él no...

Escuché el azote de una puerta, vi a Ramson rodear el carro y caminar hacia nosotros, sus pasos eran fuertes contra el suelo, sus manos empuñadas, casi podía ver el humo emanar de su nariz como un dragón a punto de botar fuego por la boca.

—¿Qué tanta mierda hablas? —Ramson lo empujó por los hombros, Alfredo dio un traspié pero logró estabilizarse antes de caer al suelo.

A pesar de que Alfredo practicaba karate, su cuerpo parecía debilucho frente a Ramson -puro músculos- Stone, aunque lo igualaba en tamaño.

No podía dejar que se pelearan, Alfredo podía hacerle daño a Ramson así como Ramson podía partirle la cara a Alfredo.

—Por favor, cálmate Ramson —dije tocando su pecho para echarlo hacia atrás—, no hagas esto.

Cuando sus ojos verdes se encontraron con mi cara preocupada, pareció controlarse un poco, sin embargo no previmos que Alfredo aprovecharía el momento de distracción y respondería de manera más agresiva dándole un puñetazo a Ramson en la cara.

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