Capítulo 27: "Mi hermana"

Pasé la tarde en la casa de Stefani, hasta que finalmente tuvieron que llevarme a mi casa para recibir a mi hermana Lilian. Me encontraba sola arreglando la casa cuando el timbre sonó, solté un profundo suspiro, ahora me tocaría soportar a mi hermana, tendría que morderme la lengua para no gritarle.

Los recuerdos querían revolotear mi mente, pero intentaba empujarlos muy lejos.

Abrí la puerta y ahí estaba, su cabello perfectamente lacio y castaño, ojos oscuros, y su aroma a vainilla parecía desprender de su fina ropa de marca. Ella sonrió, pero yo solo la observé, mis ojos giraron atrás de ella donde solo había una enorme maleta y un taxi que arrancó con rapidez.

—¿Viniste sola? —Murmuré echándome a un lado para dejar que ella pasara.

Aquí estaba. En carne y hueso.

—¡Hola, Ola! —expresó Lilian, me quedé un momento paralizada al escuchar cómo me había llamado. Así me llamaba cuando éramos pequeñas, cuando ella era mi heroína y mi ejemplo a seguir, pero luego recordé las veces que me llamaba de esa manera y...

No, no, basta, no pienses en eso.

Cerré los ojos y evité pensar en aquello que marcó mi niñez, jamás podría perdonarla, jamás podría perdonar todo lo que ella había hecho con nosotros.

—No me llames así —contesté en tono frívolo—, ¿viniste sola?

Mi hermana flaqueó su sonrisa y tomó su maleta para entrar a la casa soltándolas en la sala, su mirada observando los nuevos cuadros y muebles mientras caminaba alrededor, sus tacones martillando el suelo.

—Eddy tenía escuela así que no quise que viniera conmigo—dijo volteando a mirarme, creo que así se llamaba mi sobrino— y Sam está trabajando, igual me voy a quedar solo por unas semanas aquí.

Me crucé de brazos y entrecerré los ojos, Sam era su esposo rico Australiano, se habían conocido en la universidad, él era su profesor suplente, y luego simplemente huyeron juntos porque nuestros padres jamás aceptaron su relación, meses después ella regresó embarazada y dijo que se iría a vivir a Australia con Sam porque él había conseguido un trabajo importante en una empresa.

Lo último que nos había dicho hacía muchos años atrás era que tuvo un aborto involuntario, pero tiempo después pudieron tener otro bebé y su esposo se había vuelto multimillonario por unas inversiones que había hecho.

Todo se sentía muy confuso.

—¿No creíste pertinente traer a tu hijo para que mi papá lo conociera? —dije sin ocultar mi rencor—, no conoció a mamá, ahora tampoco quieres que conozca a papá.

Lilian pareció un poco ofendida a juzgar por la forma en la que sus delgadas cejas se fruncieron.

—Eddy es muy pequeño para comprenderlo —dijo—, no quería que viera a mamá en ese estado.

Eddy debía de tener como tres años.

Eddy no era tan bebé.

—¿Y por eso te desentendiste de ella? —Solté— ni siquiera viniste a su funeral. Tú siempre has sido una egoísta, ¡siempre has arruinado todo!

Mi respiración se sentía descontrolada, no podía aguantar toda la rabia que sentía en ese momento. Lilian me observó por lo que me parecieron siglos, sus ojos cristalizados me imaginaba que eran un reflejo de los míos.

—¿Nunca perdonaras lo que te hice? —Dijo con voz quebrada— ¿cierto?

No te atrevas a llorar, perra.

A este punto sabía que no se refería a lo de mamá, estábamos hablando de nosotras, de nuestra niñez, de lo que ella había hecho.

Jamás podría perdonarla.

—No sé de qué hablas... —evité su mirada, nosotras nunca habíamos vuelto a hablar de eso, como si esa escena hubiera desaparecido de nuestras vidas, pero ambas lo recordábamos con claridad.

Yo, la recordaba con claridad.

—Fingir que no ocurrió no cambiará la realidad... —continuó, pero la interrumpí repitiendo:

—No sé de qué hablas.

Lilian frunció los labios y afirmó con la cabeza dándose por vencida, sentía un nudo en la garganta que se oprimía cada vez más, necesitaba correr... No, necesitaba que Lilian se fuera, habíamos estado bien sin ella. 

—Creo que es mejor que suba para acomodar mis cosas—dijo luego de un raro silencio incómodo—, ¿dormiré en la que era mi habitación?

Me limité a afirmar con la cabeza en respuesta.

Si fuera por mí ella dormiría en el patio, con las ratas y los insectos.

—Igual solo estarás unas semanas —ironicé— intentando compensar tu enorme error por faltar al funeral de mamá.

Lilian no evitó contraer los rasgos de su rostro, abrió la boca posiblemente para refutarme, pero prefirió tragar sus palabras y negar con la cabeza para decir:

—No tengo tiempo para esto.

—Como nunca has tenido tiempo para nada — refuté ansiosa de ver como mis comentarios la afectaba.

Ella giró los ojos apretando la mandíbula, tomó su maleta para subir rápidamente por las escaleras y desapareció de mi vista.

Huye perra, huye.

Me dejé caer en el sofá sintiendo mi cabeza y mi garganta al borde del llanto, la odiaba, todo de ella, comencé a pensar en aquel día cuando estábamos en la habitación y ella me peinaba el cabello mientras veíamos la televisión, riéndonos de un tonto programa cuando...

La puerta sonó sacándome de mis pensamientos y de ese recuerdo doloroso.

Solté un suspiro y me levanté todavía con la cabeza en las nubes, estaba tan aturdida que ni siquiera vi quién era por el picaporte, solo abrí y me quedé por un momento pasmada.

Ramson Stone.

Mierda.

¡LO QUE FALTABA!

—Necesito hablar conti...

Sin detenerme a pensarlo, alcé la mano y le di una fuerte bofetada que giró su rostro con brusquedad.

—¡Eres un idiota! —grité tal vez más fuerte de lo que debí, pero mi mente estaba revuelta, Ramson me había roto mi estúpido corazón.

Algo que sabía era que después de caer tantas veces en el mismo error, algo tenía que cambiar para obtener un resultado diferente.

Por eso, ya no estaba dispuesta a derretirme ni perdonar a Ramson, me sentía lo suficientemente furiosa para actuar como una piedra; dura, sin expresión.

—Paola déjame explicar...

Cerré la puerta con fuerza prácticamente en sus narices, sentía mis manos temblar de impotencia, él volvió a tocar la puerta pero lo ignoré subiendo a mi habitación y me encerré ahí para no salir hasta el otro día.

***

Bajé las escaleras lista para ir a la escuela, escuché a Lilian hablar con mi papá en la sala, él seguía con el uniforme médico y lucía seriamente cansado pero forzando una sonrisa para hacer sentir cómoda a Lilian quien no paraba de parlotear.

Usualmente cuando él llegaba de la guardia del hospital, se la pasaba durmiendo todo el día siguiente y luego iba otra vez al hospital, eso sucedía casi tres veces a la semana.

—Buenos días papá —dije logrando que guardaran silencio—, ya me voy a la escuela, creo que te quedaste con mi teléfono ayer...

Mi padre pareció recordarlo y sacó mi teléfono de uno de los bolsillos de su pantalón, cuando lo tomé, él lo aferró más fuerte ocasionando que yo lo observara con temor cuando me crucé con su mirada seria.

Mierda, ¡sabía de las historias eróticas que leía en wattpad!

¿Debía comenzar a pedir disculpas?

¿Correr?

¿Jurar que era virgen físicamente pero no mentalmente?

De seguro me mandaría a un internado en Asia.

—Ya di el número a la policía —dijo mi padre— ¿tienes dinero para el bus?

Casi solté un profundo suspiro de alivio, estaba a salvo.

—S-sí —tartamudee de la impresión—, ya me voy a wattpad... es decir a la escuela —joder era una terrible mentirosa—. Adiós.

Salí de la casa antes de que yo misma dijera a mi papá que tenía montajes de Ramson Stone desnudo y mis escritos en wattpad eran novelas de adultos.

Cuando llegué a la escuela muchos se acercaron preguntándome cómo me sentía luego de la caída, ¿algo peor que caerse en una fiesta? Pues, caerse en una fiesta y que toda la escuela lo supiera.

Así de triste era mi vida.

Había evitado a Ramson, apenas lo veía asomarse y yo tomaba otro camino, no quería verlo, me estaba tomando seriamente la tarea de alejarlo de mi vida definitivamente como lo debí haber hecho desde un comienzo, al menos Stefani me apoyaba y Alfredo parecía encantado, habíamos vuelto a hablar un poco en plan amigos, solo esperaba que no siguiera mal interpretando nada.

Hoy teníamos examen de algebra, Stefani por ser todo un cerebrito fue una de las primeras en terminar, le siguió Alfredo y luego todo el mundo, yo había terminado, pero me gustaba revisar y siempre quedaba de última en todas mis evaluaciones, de ese modo podía estar sobre segura que había hecho todo correctamente.

Le entregué el examen a la profesora Neil justo cuando sonó el timbre y ella me miraba como si quisiera estrangularme para que entregara rápido. Tomé mis cosas y salí del aula, iba a ir a mi casillero primero para dejar los libros y tomar otros que los usaría para estudiar esta noche, cuando sentí pasos a mis espaldas y alguien me alcanzó.

Me voltee casi sintiendo mi cabeza girar como el exorcista, era... ¿Hendrick Snow?

—Hola —dijo él—, ¿tienes un segundo?

Voltee a mi alrededor para ver si no le hablaba a alguien más, en efecto, era a mí.

Afirmé con la cabeza sin atreverme a decir nada, sin embargo seguí caminando hasta por fin llegar a mi casillero y lo abrí comenzando a acomodar mis cosas, el moreno de ojos azules se apoyó a mi lado, parecía un poco incómodo.

—¿Vas a hablar o qué? —solté dedicándole una pequeña sonrisa. Hendrick apenas pareció tranquilizarse.

Nunca había visto a nadie del equipo de natación nervioso fuera de las competencias, esto era épico.

—Escucha, no le daré muchas vueltas al asunto —dijo—, Ramson...

Ah por favor, no me digas que vienes a abogar por él.

—No quiero hablar de Ramson —giré los ojos con exagerado dramatismo para enfatizar que lo odiaba.

—Necesito hablar de él...

Y yo no quería que me hablaran de él, ¿hablé en mandarín o qué?

—Es un imbécil —interrumpí—, de verdad, basta.

Hendrick pareció comprender que realmente estaba enojada y simplemente afirmó con la cabeza en derrota.

—Está bien, solo, ten cuidado con él —dijo—, puede llegar a ser algo obsesivo.

¿Qué? ¿Qué tuviera cuidado? Yo era la reina de la obsesión.

Aunque no entendía por qué me decía eso, ¿Ramson Stone obsesivo? ¿conmigo? Lo creería cuando viera una vaca usando tutú.

Hendrick se alejó por el pasillo y yo simplemente decidí seguir mi camino.

Ramson  estaba muerto para mí.

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