Capítulo 23: "No te hagas la vistima"

—Te extraño tanto —susurró a mi oído— ¿algún día podremos volver...?

¿Alfredo?, me voltee encontrándome con sus ojos grises, sus manos aferradas a mi cintura, estaba impecable con el suéter negro, pero no era la persona que quería ver.

—Lo siento Afedo —dije—, no estoy...

Alfredo giró los ojos y me interrumpió diciendo:

—Nunca estarás preparada para mí, ¿por qué no quieres intentarlo conmigo? ¿por qué no me miras como yo te miro a ti?

No estaba para aguantar estos dramas.

—Lo siento —me limité a decir soltándome de su agarre, me voltee para caminar hacia alguna salida en busca de aire fresco, mi mirada fue a donde estaba el dj y para mi doble decepción, Ramson no estaba.

Esquivé unas cuantas personas hasta que salí al patio y la fría brisa me llenó los pulmones, habían varias personas alrededor, pero que no conocía realmente solo las veía en el instituto, necesitaba un amigo para desahogarme, ya no tenía a Alfredo y no sabía dónde estaba Stefani.

Debí haberme quedado en casa leyendo...

...aunque igual podía leer aquí.

Saqué el teléfono de mi pequeña cartera y me metí a wattpad para buscar una historia que leer, me distraje cuando vi que tenía un mensaje privado, era KingRamson, había respondido, no sé por qué me emocioné, debía de verme ridícula sonriéndole a la pantalla de mi teléfono.

KingRamson: Creo que es el idiota que necesita fuerzas, luces despampanante esta noche. Fea al cubo ;)

Sonreí, Fea al cubo era el apodo que él me había puesto cuando le conté que el Idiota me había apodado Fea...

Espera un momento.

¿Qué?

Fruncí el ceño ante su mensaje, ¿hablaba en serio? Mi cerebro se sentía un poco lento, culparía al alcohol por eso.

Paolateama: ¿Cómo sabes cómo luzco? ¿Estás viéndome?

En seguida me llegó su respuesta:

KingRamson: Te vi llegar, te vi incluso bailar con Alfredo... ¿sorprendida?

¿Sorprendida? No, estaba impactada, me vio bailar y no solo eso, ¡sabía el nombre de Alfredo!

Miré a mi alrededor, la mayoría de las personas tenían el teléfono en la mano, ¿Quién podría ser?

Paolateama: ¿Me conoces personalmente?

KingRamson: Tú también me conoces, Fea al cubo.

¿Qu-Qué?

La persona que había sido mi confidente por estos días me conocía y al parecer yo también, me sentía engañada, ¿por qué temblaba? Mi corazón latía desenfrenado.

Paolateama: Creo que es muy tarde para preguntar esto pero... ¿Cuál es tu nombre real?

Tardó un poco en responder y yo me mordía la uña del pulgar impaciente.

KingRamson: Sube al primer piso, entra a la primera habitación y averígualo...

¿Primera habitación? Me daba miedo, demasiado miedo, ¿Quién podría ser? ¿un hombre? ¿mujer? ¿mi papá? ¡este sujeto que creí desconocido sabía muchas cosas de mí ahora!

Casi podía escuchar a mi madre decir: “no hables con desconocidos cariño, es peligroso.”
Miré la pantalla de mi teléfono releyendo el mensaje y llenándome de valor, decidí que era tiempo de enfrentarlo, él me conocía, él me habló apropósito, quería ganarse mi confianza.

Entré a la casa otra vez posiblemente dejándome guiar por el licor, ¿Quién podría ser ese tal KingRamson?

Serpentee entre las personas y subí las elegantes escaleras, esta casa era enorme, mis pasos se sentían pesados a medida que llegaba al primer piso, sentía como si esto se tratara de un sueño y no necesariamente por el humo y las deslumbrantes luces alrededor, iba a conocer a KingRamson.

Un chico que me conocía pero que no se había tomado la molestia de decírmelo, ¿o una chica? Siempre me dio la impresión de que era un chico, la imagen de su user era un dibujo de una caricatura, no tenía descripción, era prácticamente nuevo en la aplicación.

Estás cometiendo una locura Paola.

Lo sabía, pero no me importaba. Llegué a la primera puerta como KingRamson había dicho y girando la manija entré, la habitación estaba completamente oscura, deslicé mi mano por la pared y encendí la luz.

No había nadie.

Rasqué la parte posterior de mi cabeza y caminé por la habitación sentándome en la cama, tal vez se había acobardado, ¿me había hecho una broma? Miré la amplia biblioteca frente a mí, había muchos libros, pero la ansiedad no me dejaba concentrarme en tomar uno para leerlo mientras esperaba, así que tomé mi teléfono y escribí:

Paolateama: ¿Me tomaste el pelo? ¿No piensas venir?

Esperé y esperé, pero no hubo respuesta, así que escribí otro mensaje.

Paolateama: Así seas hombre o mujer, déjame decirte que no te juzgaré, en realidad tengo mucha curiosidad en saber quién eres.

Nuevamente no hubo respuesta.

Empuñé mis manos y solté un gruñido, me sentía estúpida y burlada, tal vez necesitaba esperarlo... Me levanté caminando a la biblioteca para distraerme un poco, y saqué el libro llamado “Marianela”, recordaba haberlo leído hacía muchísimo tiempo atrás, la historia de un amor imposible, siempre me rompía el corazón. Mis ojos se movían sobre el papel, pero mi mente estaba en KingRamson.

¿Por qué no quería verme?

¿Se habría acobardado?

—¿Alguna razón para que estés aquí?

Me sobresalté cuando su voz irrumpió mis pensamientos, haciéndome sentir como si me hubieran atrapado con las manos en la masa, me voltee observando a Ramson cerrar la puerta pasándole el seguro a sus espaldas. Sentí estremecerme cuando él se acercó lentamente, joder, alguien así de hermoso no podía ser legal.

¿Él era KingRamson? A juzgar por la confusión en su rostro de encontrarme en una habitación, al parecer no.

—Entré por curiosidad y me distraje un poco —murmuré cerrando el libro y alzándolo un poco para que lo viera— ¿lo has leído?

Ramson siguió caminando directamente hacia mí, alcé una ceja cuando se detuvo tan cerca que tuve que alzar un poco la cabeza para verle el rostro, ya podía sentir mi respiración descontrolarse.

Si pensaba eso, tal vez sería más fácil verlo sin querer babear.

—No lo he leído —dijo—, últimamente, estoy leyendo una autora llamada Paola Stalone.

Su voz pronunciando mi nombre...

Aclaré mi garganta intentando parecer más ruda de lo que en realidad me sentía.

—Ah, creí que habías dicho que mis historias eran ridículas —dije—, que era la peor escritora que habías leído.

—Todo lo que dije es cierto —dijo—, pero no por eso tus historias dejan de ser interesantes, tienes una buena trama, tal vez porque yo soy el protagonista. 

Su mirada se volvió tan intensa que tuve que apartar la mirada para poder concentrarme, sabía que se refería a las novelas eróticas, eran las que tenían más visitas.
Coloqué el libro otra vez en el estante intentado simular no estar a punto de desmayarme y apenas miré a Ramson.

—Bueno, como sea —dije comenzando a caminar a la salida—, fue un placer verte.

Muy bien, mi orgullo y mi dignidad luciendo con luces de león en mi frente.

Pero cuando pasé por su lado, sentí sus brazos envolverme la cintura y cuando me voltee él aprovechó de pegarme contra su torso con tanta brusquedad que me quedé sin aliento, alcé la cabeza quedando tan cerca de su rostro que inevitablemente todo mi cuerpo comenzó a temblar.

—Creo que es hora de dejar todo este juego atrás, Fea —sonrió debilmente—, te vi bailando allá abajo, seduciéndome, me volvías loco en cada movimiento...

¿Yo lo volvía loco? ¡¿Yo?!

—No intentaba seducirte —mentí intentando alejarme de su agarre, pero lo único que logré fue que ambos diéramos vueltas por la habitación como si bailaramos torpemente, hasta que finalmente mi espalda chocó contra la pared y él aprovechó la oportunidad para aprisionarme con su cuerpo.

—¿Ah, no? —colocó sus manos en la pared y apagó la luz dejándonos en una tenue oscuridad—, pero estaba funcionando, me has vuelto loco toda la noche.

¿En serio estaba funcionando?

La luz apagada hacia que el deseo que sentía se intensificara, estaba a centímetros de mí y ya sentía mis piernas temblar. Se inclinó de modo que su nariz rozó la mía, mi corazón retumbaba tan fuerte que podía oírlo en mis oídos.

—No quiero que malinterpretes —dije en un hilo de voz, recordando lo que él me había dicho más temprano en su habitación.

Lo escuché soltar una ligera carcajada, su aliento chocó contra mis labios haciéndome sentir complemente acalorada.

—Siento haberme estado comportado como un imbécil —susurró—, pero es que de alguna manera creo que... me gustas.

¿Qu-Qué?

Un momento.

¿Se estaba disculpando?

¿Qué yo le gustaba?

Me iba a dar un infarto.

—Eso es mentira —dije casi sin poder encontrar mi voz—, tú dijiste que ningún chico se fijaría en la rarita fea que nadie quiere.

Recordé lo que había dicho la señora Donna de Ramson: “La mayoría de las cosas que dice, no son las que en realidad piensa.”

Ramson pareció vacilar por un momento, y negó con la cabeza.

—Te mentí, lo siento —dijo—, no sé por qué siempre que estás cerca me atraes de una manera que ni yo entiendo y a la vez solo quiero alejarte...

Oficialmente, estaba sufriendo un infarto mental quedándome sin argumento coherente.

«Me atraes de una manera que ni yo entiendo».

—Necesito que me perdones por haber sido tan imbécil —sentí sus labios rozar los míos—, ¿me perdonas?

Todo mi cuerpo temblaba y mi corazón enamoradizo volvió a derretirse por él, lo perdonaría mil y un veces si fuera necesario.

A la mierda.

No respondí, simplemente me eché hacia adelante y pegué mis labios a los suyos.

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