Capítulo 21: "La parafilia de Ramson"
Escuché la puerta a mis espaldas y me voltee justo cuando vi a Ramson entrar, sus ojos verdes enseguida pararon en mi mano donde sostenía las bragas rojas... mis bragas rojas.
Nos quedamos en un incómodo silencio, solo observándonos el uno al otro sin decir nada. Él parecía pasmado, sus mejillas débilmente sonrosadas.
—Uhm, ¿Qué significa esto? —dije un poco incómoda en espera de una respuesta balanceando mis bragas en mi dedo índice.
Ramson cerró la puerta a sus espaldas y se afincó de ella pareciendo haberse quedado sin argumento, lo había tomado desprevenido.
¿Qué rayos?
—Eso no es mío —contestó.
Joder.
¡JODER!
Me acerqué a él un poco entrecerrando los ojos, sentía que ahora era yo la que lo estaba intimidando a él.
—Sé que no es tuyo, de hecho son mías —dije—, quiero saber qué hacen en tu habitación, Ramson.
Él pasó una mano por su cabello y se encogió de hombros atreviéndose a mirarme.
—A veces uso lencería de mujer —dijo intentando ocultar una sonrisa.
Sabía que estaba mintiéndome.
—No te creo —solté una risa incrédula—. Eso incluso a ti te sonó estúpido.
—Cree lo que quieras —metió las manos en su cabello y caminó hacia el escritorio comenzando a abrir su cuaderno de matemáticas.
Lo seguí sentándome a su lado en el escritorio y alcé nuevamente las bragas.
— ¿En serio no me dirás una buena razón —dije— para que tengas mis bragas en tu cama como todo un acosador?
—Te lo dije —evitó mirarme—, a veces uso ropa interior de mujer, es lo que hago para divertirme, ya sabes...
No, en realidad no lo sabía ni me parecía algo propio de él.
—¿Algo así como... —murmuré— tu parafilia?
Él se limitó a afirmar con la cabeza, al parecer no iba a decirme, él tenía la mirada fija en su cuaderno. Alcé una ceja sintiéndome de alguna manera llena de confianza y metí las bragas en el bolsillo de su pantalón, él se sobresaltó un poco, jamás me habría atrevido a tocarlo en una zona tan... cercana a la Ramsonconda.
— ¿Qué haces? —dijo frunciendo el ceño atreviéndose a mirarme.
—Uhm, te las regalo —dije intentando parecer indiferente—, para que continúes con tus parafilias.
Él analizó mi rostro completamente sonrojado, pero yo lo ignoré fijando la mirada en su cuaderno de matemáticas para comenzar a explicarle, no pasé por alto su pequeña sonrisa.
Comencé a explicarle, pero como la vez anterior, debía de estar diciéndole cada diez segundos que prestara atención hasta que finalmente terminamos.
—Estás listo —dije cerrando el cuaderno.
Ramson anotaba unas cuantas cosas en su formulario, su ceño débilmente fruncido en concentración.
—Oye —dijo sin alzar la mirada—, ¿terminaste con tu novio?
Lo miré, pero él no despegó la mirada de la hoja donde escribía, tal vez intentando parecer indiferente.
—¿Quién te dijo? —alcé una ceja.
—Solo preguntaba... —terminó de escribir y sus ojos verdes parecieron profundizarse en los míos— ¿Ya no están juntos?
Sentí que me quedaba sin respiración, mis mejillas comenzaron a calentarse, ¿Por qué quería saberlo? Sentí la ilusión volver a florecer en mi pecho.
¿Estaba comenzando a gustarle a Ramson Stone?
—¿Tú terminaste con tu novia? —repliqué.
Lo observé tensar los hombros y afirmó con la cabeza, pero seguidamente agregó:
—Escucha, no quiero que malinterpretes...
Ja. Aquí vamos...
Aguanté la respiración intentando que sus palabras de: “no malinterpretes mis intenciones” no me afectaran, pero sentía la burbuja de ilusión comenzar a desinflarse.
Cuando Ramson iba a continuar su discurso, la puerta de la habitación sonó dos veces y luego la señora Donna asomó la cabeza.
—Hola, ¿todo listo por aquí? —Dijo la señora Donna—. ¡Debo comenzar a hacer mi magia!
Me levanté como un resorte y caminé hacia la puerta necesitando escapar de Ramson y mi estúpidos sentimientos hacia él, odiaba que yo misma me ilusionara otra vez; sola.
¿Hasta cuándo harás el papel de estúpida Paola?
Salí de la habitación siguiendo a la señora Donna, sin embargo antes de que lograra cerrar la puerta, escuché a Ramson soltar una vulgaridad y lanzar unos papeles al suelo.
¿Qué pasaba con Ramson?
No Paola, ya basta, debe dejar de importarte.
Me forcé a cerré la puerta y fui con la señora Donna a su habitación.
Ella lucía muy emocionada mientras hablaba de los productos de su empresa que se moría por probar conmigo, dijo que tomaría una foto de cada fase para su página, incluso mencionó que su esposo (el señor Ronald) estaría de viaje este fin de semana.
Comenzó hidratando mi cabello para definir los rizos, luego una mascarilla y la cera para afeitar, me sentía como una muñeca en sus brazos, solo observándola correr de aquí para allá toda emocionada.
Me vistió con una de sus costosas prendas de vestir, un vestido que parecía de tela fina de color vinotinto, y unos botines muy cómodos para caminar, la falda del vestido era un poco corto y ajustado, no estaba acostumbrada a usar algo así. Comenzó a maquillarme dándome instrucciones de lo que debía o no hacer como si me interesara... todo lo que aplicaba en mi rostro explicándome cómo usarlo me parecía tan complicado que me daba flojera intentarlo.
—Siempre quise hacer esto con mi hija —murmuró pintando mis labios.
No dije nada, sabía que su hija había muerto en un accidente, no quería tocarles ese tema.
Me parecía algo muy delicado.
—Ramson es el que más sufrió ¿sabes? —Dijo—, era muy apegado a ella, aunque intentamos muchas veces alejarlos...
—¿Por qué? —me atreví a decir.
—No es bueno que los hermanos sean tan cercanos —murmuró—, en especial un chico con una chica...
Fruncí el ceño sin comprender esa posición tan machista, pero preferí simplemente no decirle nada, en cambio ella continuó diciendo:
—O por lo menos Roma, ella era demasiado sofocante, espero que a pesar de todas las cosas que hizo, pueda ir al cielo...
La miré con interés, al parecer la señora Donna estaba hablando de más y parecía que Roma no era tan perfecta como siempre aparentó ser...
—¿Qué hizo? —me atreví a investigar, nunca supe cómo había muerto.
La señora Donna pareció darse cuenta de sus palabras y la observé girarse para acomodar los maquillajes en los estantes; evitando verme.
—Cosas que para cualquier persona son terribles —dijo—, no hablemos más de esto, vamos con las cosas importantes, al parecer Ramson y Nancy terminaron.
¿Qué acaso todo el mundo estaba emocionado en decírmelo?
Intenté parecer sorprendida.
—¿Eso es bueno? —dije observando a la señora Donna tomar su perfume y rociarlo en mí.
—Muy bueno, esa chica distraía demasiado a Ramson, lo trataba como su mascota o no lo sé —dijo con un eje de molestia—, siempre he querido que Ramson está con una chica que le haga bien, que le explique matemáticas, que lo ayude a ser mejor persona.
¿Qué le explique matemáticas?
Ella me guiñó un ojo, al parecer era una indirecta, ¿la señora Donna me quería junto a Ramson? ¿o es que tenía un tic en el ojo?
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