❦ Capítulo 5: Reencuentros
Tae Hyung miraba por la ventana del auto sin decir nada, ya estaba cansado de viajar en vehículo y peor aún, no poder tocar o besar a Ho Seok durante todo el camino, al igual que en toda la estadía que tendrían en la casa de su "cuñado".
Un suspiro se escapó de los labios del menor y solo bastó eso para que el pelinaranja notara la gran tensión que había entre ellos dos. Habían discutido unas horas antes por el estúpido viaje que estaban haciendo para ver a su hermano. Claro que Ho Seok odiaba ir a visitarlo, pero no podia resistirse al pensar que uno de sus seres más queridos en esta mierda de mundo, cumplía años.
— No deberías enojarte — fueron las primeras palabras de todas las que vendrían para tratar de calmar a su rubio favorito. — Solo saludaremos y nos iremos.
Tae Hyung lo ignoró por completo y siguió con su vista en la carretera, esta vez se había apoyado en uno de sus antebrazos para observar a más detalle como los edificios desaparecían para dar paso a los grandes y desolados campos de flores. Se podría decir que era el lugar tranquilo y soñado por cualquier persona, menos para Ho Seok.
— Mierda — musitó el mayor. Odiaba el comportamiento tan deliberado y arrogante que tenía su novio cada vez que se enojaban mutuamente. — Tae Hyung, no puedes comportarte de una manera infantil y estúpida como lo estás haciendo en estos instantes. — insistió, esperando recibir alguna respuesta.
Nada, no consiguió nada.
Tae estaba sumergido en sus pensamientos hasta que el auto frenó de golpe, obligándolo a ir hacia adelante y ocasionando un gran golpe en su frente. Maldijo entre dientes y miró al causante de su desdicha.
— ¿¡Qué mierda te sucede!? — gritó. Sí. Se encontraba enojado y por sobre todo, asombrado.
— ¿Qué? ¿Qué es lo que me pasa? — cuestionó con un tono de voz burlón. —... ¡Pues resulta que mi noviecito no es más que un niño infantil que lo único que sabe hacer es puro berrinche! Y lo peor es que ya me está cansando, ¡Me estás cansando, Kim Tae Hyung! — lo último lo gritó tan fuerte que el aludido solo atinó a darle una gran bofetada a su mayor.
Tae Hyung era una persona muy pacifista, en cuanto a Ho Seok se tratara, pero sí este mismo le sacaba de quicio, podría convertirse en la peor pesadilla de cualquier hombre o mujer... y en esos instantes sí que le había sacado de quicio.
Ho Seok solo sujetaba su mejilla y restregaba su mano por esta, tratando de aliviar el dolor, algo que no ocurrió. Se encontraba en un completo shock, Tae Hyung jamás le había levantando la mano, ni siquiera se había atrevido a alzarle la voz y ahora de encontraba con esto, con una “puta salvaje”.
— Bájate del auto — musitó el mayor sin dirigirle la mirada a su pareja, este último en su arranque de furia, lo hizo, se bajó del auto y cerró la puerta de un golpe.
Tae Hyung estaba totalmente rojo, literal, pues realmente se encontraba enojado con Ho Seok, él podía aguantar de todo, desde los gritos y golpes hasta el sexo salvaje que siempre se le era entregado... pero el que le prohíban cosas era algo que sobrepasaba cualquier límite, incluso esa había sido la razón por la que dejó su hogar, estaba cansado de ser obligado a vivir una vida que él no quería. Sus brazos se cruzaron delante de su pecho y la forma en la que miraba la camioneta y a su novio dentro de esta, no era una muy bonita.
El pelinaranja, por su parte, seguía acariciando su mejilla y tratando de controlar su ira, la que le incitaba y pedía a gritos que matara al pelirubio que estaba fuera de su alcance, para ser exactos, fuera de su camioneta. Su vista viajó de la carretera hacia Tae Hyung, lo miró con desdén y al final se quitó el cinturón de seguridad para posteriormente bajar del auto. Rodeó toda la camioneta hasta llegar a su objetivo y al encontrarlo con una mueca de “pato”, la que demostraba su enojo, no hizo nada más que... besarlo. Sí. Ho Seok podía ser un maldito, un desgraciado, un asesino, un infiel e incluso un psicópata, pero debajo de todo aquello, solo había un joven asustado que de verdad sentía amor por ese pequeño rubio de 21 años.
Al separarse, Tae Hyung comenzó a llorar y a aferrarse al cuello de su pareja, este solo lo rodeó con sus brazos y ya dentro del auto, iniciaron una sesión de besos que terminó con una gran ronda de sexo en los asientos traseros.
Continuaron con el viaje cuando Ho Seok se percató que se les había hecho tarde y que a YoonGi no le gustaría nada, para nada, el hecho de que su hermano menor sea un impuntual y mentiroso.
Tae Hyung ya podía tocar y susurrar alguna que otra incoherencia, al igual que gemir en el oído de su mayor. Este, por su parte, solo sonreía y manejaba con tranquilidad. Sin querer admitirlo, Ho Seok gustaba de las atenciones del menor, de SU menor.
Todo marchaba bien, según Tae, pues sus besos ya iban descendiendo de la boca de su prometido hacia la barbilla de este y no había protesta alguna...o eso quería llegar a creer.
— Baja del auto — Ho Seok dijo de repente. El rubio se alejó completamente aturdido y cayó en cuenta de donde se encontraban.
Una casa de dos plantas con un gran jardín lleno de rosas u otra flores y con muchos niños corriendo dentro y fuera de estas, se encontraba delante de ellos.
— ¿Qué significa esto? — preguntó el menor, que se encontraba más confundido que nunca.
— Una fiesta infantil — contestó el pelirrojo en un tono aburrido. — ¿Acaso no es claro?... Idiota — murmuró antes de sacar las llaves del auto y bajar de este.
Claramente era una fiesta infantil y eso Tae Hyung lo entendía muy bien, pero lo que no entendía era el hecho de encontrarse y ver cómo Ho Seok caminaba sin preocupación alguna hasta llegar ahí.
— Esto es lo que sucede cuando sales con viejos — se dijo a sí mismo antes de bajar del auto y cerrar, nuevamente, la puerta de un golpe.
En la mente de Tae Hyung se desarrollaba toda una película, en la que su novio ya tenía un hijo y que esa fiesta infantil era nada más y nada menos que del mismo.
Ya veía venir el rechazo y el odio que le dirigiría la verdadera esposa de Ho Seok, el mismo odio que le entregaron años atrás cuando la esposa de su ex “novio” descubrió la aventura que este llevaba; claro que lo veía venir, incluso estaba preparado para recibir las fuertes palabras que de seguro, le dirían. Eso nunca llegó, lo único que vio llegar fue a un niño con unos grandes cachetitos y con una piel muy pálida.
Ho Seok lo cargó y llenó de besos por todo el rostro hasta que el pequeño gritaba por ayuda.
Él no entendía nada de lo que ocurría, el pequeño pelinegro de cachetes grandes y piel como la leche solo gritaba y alzaba los brazos en el aire mientras tenía los ojos puestos en el pelinaranja, en SU pelinaranja.
Tae no solía tener celos de niños, pero en esos momentos se sentía vulnerable y con ganas de pedir explicaciones. Incluso corrió hasta el lado de Ho Seok y solo en ese momento se pudo enterar de toda la verdad y del pequeño reencuentro que su novio estaba teniendo con su... sobrino.
— ¡Tío Ho Seok! — despavorido, así se encontraba el niño ante la presencia de un desconocido, como lo era Tae Hyung. — ¿Quién es él? — su pequeño y regordete dedo señalo al rubio y el pelinaranja en ese momento se percató de la presencia de su prometido.
Tae Hyung ya lo había comprendido todo, pero lo que no entendía era el su novio se comportaba de una manera tan distante con él ante la presencia del pequeño, pues...
— No es nadie SungMi, ¿Dónde están tus padres? — cuestionó de inmediato, cambiando de tema.
El pequeño se removió y bajó de los brazos de su tío para ir corriendo hacia la casa. Tae aprovechó ese momento para detener a Ho Seok y preguntar el porqué de su comportamiento. No le gustaba ser negado.
— No hablemos de nuestra relación frente a mi hermano y a su esposo, mucho menos delante de mi sobrino... ¡Entendiste! — fue una orden, una orden que Tae Hyung no acataría, pues él era prometido de Ho Seok y tenía que comportarse como tal.
El mayor siguió con su camino hasta entrar a la casa y de cerca le siguió el rubio.
La casa por dentro era un alboroto, los niños corrían de un lado a otro y la mesa de bocadillos ya se encontraba vacía en su totalidad, a excepción del pastel de “Iron Man” que yacía en el centro, intacta.
— Al parecer ya te acordaste de nosotros — una voz sacó de sus ilusiones a Tae Hyung. Esa voz provenía de una esquina de la sala.
— ¡Jung Kook! — gritó Ho Seok, al tiempo que caminaba hacia su mejor amigo, su único amigo que lo comprendía.
Ambos chicos se abrazaron y rieron entre ellos ante la apariencia del otro.
— ¿Sigues saliendo con la puta barata de mi hermano? — susurró el mayor en el oído de su amigo.
Jung Kook rio y señaló por sobre su hombro a alguien. Ho Seok volteó de inmediato y se encontró con lo menos esperado.
Ji Min, su cuñado, traía una gran barriga, que él suponía era de cuatro meses, mientras cargaba a su vez una charola llena de bocadillos.
— Está embarazado. Tu hermano tiene una gran puntería. — se burló Jung Kook.
Ho Seok solo emitió una mueca, que Tae Hyung conocía bien, era una mueca de disgusto e incomodidad.
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