❦ Capítulo 32: Decir la verdad

— ¿Entonces...? ¿Sólo pagarás por Tae Hyung?

Con una expresión neutra, el señor Kim asintió.

Nam Joon sonrió y el sonido de sus dedos fue lo único que se escuchó antes de que Tae Hyung hiciera acto de presencia en la sala de estar. La mansión donde se encontraban era muy grande, una propiedad hecha para personas con demasiado dinero, tal y como los señores Kim y como Nam.

— ¡Deja libre a Ho Seok! — fue uno de los gritos de Taehyung al encontrarse frente a frente con Nam Joon, pero estos cesaron cuando vio a su padre sentado junto al que sería su secuestrador.

— Suéltalo, Nam, esas cuerdas pueden dañar las muñecas de mi hijo.— el señor Kim miró a Tae Hyung, este también lo miró, pero por su mirada seria se podía deducir que el pelirubio ya había descubierto todo.

Nam Joon volvió a hacer sonar sus dedos y los guardias no tardaron en liberar al menor. Este cayó al suelo y miró, desde ahí, con desprecio a su padre.

— Es hora de irnos, Tae Hyung. — aclaró el señor Kim, colocándose de pie y dándole un gran apretón de manos a Nam Joon.

— ¡Dejen libre a Ho Seok! ¡Él no merece estar aquí!

— ¡Claro que lo merece! — gritó el padre, mirando con seriedad a su hjo. El pelirubio infló sus mejillas y soltó un gran suspiro para luego caminar en dirección contraria a donde se encontraba la salida.

Nam Joon ya venía riéndose por lo bajo, era increíble ver a ese niño comportándose de esa manera tan infantil, aunque para la edad que tenía tampoco era una sorpresa.

— ¡Kim Tae Hyung, ven en este mismo instante! — gritó el padre nuevamente, esta vez, ya iba caminando en dirección a su hijo y al tomarlo del brazo, este lo empujó.

— ¡Liberen a Ho Seok! ¡Si él no sale, yo tampoco lo haré! — gritó el menor. Nam Joon miró al padre e hijo discutir y negó con la cabeza. Tener hijos y controlarlos parecía una tarea muy difícil.

— ¡Nos iremos sin ese criminal! ¡Tienes que ir a un centro de rehabilitación y no solo por las drogas, también por tu maldita obsesión con ese hombre!

Tae comenzó a llorar, sus padres nunca le enseñaron a solucionar los problemas de una manera adecuada o de la manera correcta, quedándole como última opción el llorar.

— N-no me iré sin Ho Seok... ¿Me escuchaste? ¡No me iré sin él!

Al parecer, la decisión de Tae Hyung estaba tomada y esta no sería cambiada por nadie, ni siquiera por su padre.

El señor Kim miró a Nam Joon, este se encogió de hombros, y trás un suspiro, todo se acabó.

— Nos iremos Tae Hyung. — la voz del padre fue clara, había hecho mucho por su único hijo; había escondido un cuerpo, había cometido muchos más crímenes que cuando estaba joven y uno de ellos, el peor de todos, fue "amarrar" a su hijo con un asqueroso asesino.

El chico que ya estaba por cumplir 22 años miró a su padre, luego al hombre que los había secuestrado y quien era novio de su primo. Era claro que no tenía escapatoria, era claro que saldría perdiendo de aquella disputa.

— Está bien. — pronunció con un hilo de voz.

Ho Seok le había enseñado muchas cosas, una de ellas era no rendirse a menos de encontrarse rodeado de cien pistolas a la vez y con amenaza de muerte, y aunque Tae no se encontraba rodeado de armas, él podía sentir que la mirada de su padre y la de ese hombre podrían diapararle en cualquier momento y matarlo si así lo desearan.

El señor Kim casi salta de la emoción, su hijo le estaba obedeciendo, le estaba haciendo caso, estaba viendo todo con claridad.

— Pero a cambio de que dejen libre a Ho Seok y le permitan irse del país. — continuó. Ho Seok también le había a enseñado a negociar tan bien... a no perder, a pesar de así parecerlo.

Y es que dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, pues ahora podrían emplear aquella frase para su hijo. Tae Hyung nunca iba a ver con claridad, siempre iba a poner a Ho Seok por encima suyo, no importa qué.

— Dejen libre a Ho Seok y yo... yo me iré contigo. — la oferta no era tan mala para el señor Kim. Después de irse, podrían soltar a Jung y no habría oportunidad de que su hijo volviera a reunirse con ese hombre, porque estaba de más decir que Tae iría a rehabilitación, si era posible, estaría en un internado.

Porque los papás siempre hacen o quieren hacer lo mejor para su hijo.

— Está bien, pero vámonos ya. — aceptó el señor Kim. Tae Hyung sonrió y las lágrimas que minutos antes estaba derramando, ahora ya no existían.

Nam Joon no era estúpido, él siempre cumplía su palabra, hacía que todos la cumplieran, porque él nunca falla, él siempre hace cumplir sus mandatos, y en esta oportunidad no sería la excepción.

Era más que obvio que sí liberarían a Ho Seok, ellos lo dejarían libre; sin embargo, las autoridades no.

[❦]

— ¡YA SUÉLTENME! — gritó el chico de cabellos naranjas mientras era sujetado y llevado por los oficiales.

Chanyeol sonrió al ver la llegada de Jung, estaba ahí. Sabía que no pasaría mucho tiempo para verlo ahí, donde pertenecía: la cárcel.

Jung siguió gritando su inocencia a los cuatro vientos, mas esto no sirvió de nada, pues de igual manera, apareció detrás de las rejas.

— ¿No tienes nada que decir? — se burló el más alto al tener a Ho Seok delante suyo, en la sala de interrogatorios. — ¿Por qué no sonríes Jung? ¡Oh vamos! Sonríe como la última que nos vimos. — se podía notar la burla en sus palabras y por la forma en la que se lo decía, estaba de por sí saber que Chanyeol se encontraba alegre de verlo ahí.

Ho Seok, por su parte, solo mantenía la mirada baja, no podía darle la contra a Park, tampoco podía carcajearse sobre la salida inminente que tendría, pues esta vez ya no habría ningúna salida. El padre de Tae Hyung, su suegro, lo había vendido al igual que a un animal y ni que decir de su esposo, este era el culpable de todo lo que le estaba sucediendo; por enamorarse de un chiquillo como ese es que estaba a punto de entrar a la cárcel en estos momentos.

— ¿Qué? ¿No piensas hablar? ¿Acaso el ratón te comió la lengua? — la voz gruesa de Park, al igual que el golpe que dió en la mesa metálica fue lo que logró sacar de sus ensoñaciones a Ho Seok.

— No, pero el que sí se la tragó entera fue Ji Min. — y el Jung burlón y orgulloso llegó.

El rostro de Chanyeol era todo un poema, no podía creer lo que estaba escuchando, tampoco quería pensar en su pequeño hermano haciendo ese tipo de cosas a un criminal como el pelinaranja.

— Tu hermano es alguien realmente exquisito, en especial con el gran traserito que se carga.

— ¡Véte al demonio! — gritó el más alto, viendo con todo el desprecio que podía tener a Ho Seok.

— De ahí es de donde vengo. — continuó Jung, mostrando su perfecta sonrisa al final de la oración.

Chanyeol no aguantó más y lanzó el primer golpe al idiota que estaba hablando mal de su hermanito.

Ho Seok cayó al suelo, golpeando sus manos al momento de apoyarse para evitar caer de cara.

— ¡No vuelvas a hablar así de mi hermano! ¡No lo vuelvas a hacer! — gritó Park.

Otros agentes llegaron y los separaron al ver que Chanyeol no se detendría, ni tampoco se convencería con un simple golpe.

Ho Seok salió del cuarto riendo y gritando lo fácil que era meter a Park Ji Min a la cama y lo zorra que había sido al meterse con otro hombre que no haya sido su esposo.

— ¿Estás bien? — BaekHyun llegó apenas escuchó el pleito y no tardó en correr a los brazos de su esposo, tomando las mejillas de este entre sus manos.

Chanyeol se apartó con brusquedad y asintió sin dejar de mirar a Ho Seok, quien gritaba y pataleaba para que lo soltaran.

— Encárgate de que ese imbécil no salga y esta vez no le permitas ni una sola llamada, no quiero a Min YoonGi en este caso. — las palabras de Chanyeol sonaron más como una amenaza  y por su expresión, Baek podía deducir que estaba más que enojado.

[❦]

¿Cómo han estado mis preciosas nenitas?

He tardado mucho en actualizar, pero échenle la culpa al colegio, que me tiene mal.

Nota actual:

Maratón 7/11

Está llegando a su final.

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