❦ Capítulo 31: Huída
— ¿Esto también? — pregunta Tae Hyung, mientras le enseña uno de los más caros adornos de sus padres.
Ho Seok mira el trofeo de oro y asiente sin pensarlo, aquello les serviría para vivir bien por unos cuantos años, después de que el dinero se les acabe, claro estaba.
El pelinaranja prosiguió a continuar arrojando más y más prendas a la maleta que yacía en la cama matrimonial.
Tae Hyung sonreía, mientras seguía subiendo y bajando, buscando los mejores adornos de sus padres o algún dinero dejado por ahí. Todo les serviría.
Estaban a punto de irse del país, Ho Seok había hablado con YoonGi, este le había dicho sobre unos contactos que tenía en Brazil y sobre lo buenos que serían para protegerlo de la red de narcotráfico. Sin dudarlo, el mayor había aceptado y estando a horas de la madrugada, la pareja iba empacando y robando a los padres de Tae Hyung para así vivir bien en otro país.
Todo estaba yendo bien, los señores Kim, al parecer, tenían el sueño pesado y no se daban cuenta de todo lo que iba sucediendo.
Jung entró, casi corriendo, al cuarto de baño y de aquí extrajo todas las pastillas y cremas que yacía en el botiquín, todavía tenía que curar sus heridas y lo harían de camino al aeropuerto. Observó su rostro en el espejo y notó que tanto los moretones, como los rasguños dejarían marca.
— Mierda. — susurró al tocar el moretón en su ojo.
Tae Hyung, quien iba entrado, corre hasta su esposo para ver si estaba herido y al ver su rostro, no hace nada más que acariciar las mejillas de este y sonreírle para luego besarlo.
Ho Seok disfrutó de ese pequeño contacto, iniciando con un vaivén lento y suave, sin presión alguna en la cintura del menor, sin embargo, pronto todo subió de nivel.
La lengua del mayor se introdujo en cavidad bucal del menor, dando comienzo a una lucha por la supremacia. Las mordidas se hicieron más fuertes y los pasos en retroceso, hacia la cama, comenzaron.
Las manos del mayor se colocaron en la cintura de su esposo y después de eso todo fue ropa fuera de lugar, besos por todo el cuerpo, pieles que se unían y dos personas que se hacían una por amor, por el verdadero amor que se sentían.
Las penetraciones fueron lentas, al comienzo, mas cuando el menor comenzó a colaborar al mover sus caderas, todo se tornó más violento. Los gemidos y jadeos fueron en aumento.
Las piernas abiertas del pelirubio y Ho Seok entre ellas solo hizo más excitante el acto.
El placer los invadió, llevando una descarga eléctrica por todo el cuerpo del menor y situarse en su parte baja, donde Ho Seok yacía acariciándolo para que ambos llegaran juntos. Y al final, lograron llegar, Jung dentro de su esposo y este último entre ambos abdomenes.
Se separaron al poder regular su respiración y al no sentirse tan cansados, ambos se vistieron y metiendo como sea todas sus pertenencias, salieron de la casa. Incluso robaron uno de los mejores y más costosos autos del señor Kim.
Ya todo estaba listo, la carretera en la madrugada estaba libre y el aire que corría era refrescante. Llegarían al aeropuerto en cualquier momento.
Tae Hyung reía mientras miraba su celular, todo estaba hecho para ellos, iban a alejarse de las autoridades, de sus padres y de esa maldita mafia que los tenía atrapados.
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Los aviones aterrizaban y despegaban en constancia, el sonido ensordecedor colocaba en alerta a Tae Hyung, quien se aferraba al brazo de su esposo.
Ya estaba amaneciendo y ellos estaban sentados, esperando que su vuelo saliera, uno que los llevaría a EE.UU y de ahí a Brasil.
— ¿Qué haremos al llegar allá, Hobi? — la pregunta de Tae Hyung le hizo pensar al mayor, hasta el momento solo había pensado en salir del país, no había pensando en qué harían al llegar y empezar una nueva vida.
— Empezaremos de nuevo... — susurró el mayor, manteniendo su vista en algún punto pérdido. Kim sonrió ante la respuesta y se recostó en el hombro de su esposo. No era lo que esperaba, pues estaba de hecho que empezarían de nuevo; sin embargo, se conformó, como siempre lo hacía al estar con Ho Seok, y prosiguió esperando.
La lucidez de la mañana llegó y el vuelo seguía sin salir, Ho Seok ya se iba preocupando, esto no estaba bien, sin contar que muchos de los guardias los miraban mal y algunas recepcionistas simplemente hacían llamadas muy constantemente, desde hace unos minutos atrás; todos a su alrededor parecían saber que estaba ocurriendo, todos menos ellos.
— Esto no está bien. — susurró, llevó una de sus manos hacia el cinturón de su pantalón y agarró la pistola que tenía en esta zona al ver que dos guardias se le iban acercando. — ¡Maldición!
Y ya todo había empezado. Esos guardias en realidad no eran lo que aparentaban, al verlos más de cerca te dabas cuenta que eran hombres mandados por Nam Joon, de eso se pudo dar cuenta Ho Seok, de eso y de las armas que cargaban en el cinturón de sus pantalones, al igual que él.
Miró a Tae Hyung, este también se había dado cuenta de lo ocurrido y cuando trató de escapar, tomando la mano de su esposo en el trayecto, falló.
Los tenían rodeados, dos "guardias" venían por ambos lados, tanto izquierda como derecha.
— ¡Diablos! — maldijo el menor por igual. Eran un total de seis, seis armas, seis peligros, seis impedimentos.
Ho Seok soltó su arma, no podía luchar y tampoco hacer un alboroto en el aeropuerto, sabía que eso atraería policías, prensa y demás cosas que llamarían la atención de todo el país.
— Bien hecho, Jung. Estuviste cerca. — le dijo el que al parecer era el líder de todos ellos. Ho Seok gruñó por lo bajo y no soltó la mano de Tae Hyung en ningún momento.
Estaban tan... tan atrapados que nada serviría, nada sirvió. Ellos ya estaban siendo llevados fuera del aeropuerto.
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El señor Kim seguia sin poder reaccionar, la habitación de su hijo se encontraba vacía, sus pertenencias no estaban, ni siquiera las de Ho Seok, ellos no estaban, la cama estaba desecha y muchos de sus objetos de gran valor faltaban.
— ¡Ya reacciona! ¡Tu propio hijo, el niño de tus ojos nos ha robado y encima se ha llevado uno de los carros más costosos! — le gritó su mujer, golpeando el hombro de su esposo.
Este, por su parte, seguía pensando en qué hacer, no iba a dejar que su hijo se marchara así de la nada, él necesitaba de ayuda, necesitaba alejarse de ese hombre mayor, necesitaba dejarlo, porque el señor Kim estaba más que seguro de que el culpable de que su "bebé" no esté era nada más y nada menos que Jung Ho Seok.
La mujer vio la estupidez de su esposo, como ella solía decirlo, y salió corriendo de la habitación de su primogénito.
«Cría cuervos y te sacarán los ojos.» esa frase podía identificarlos tan bien, habían educado a un "demonio" y lo peor fue darle todo y seguir dándole más cuando no se lo merecía.
La señora Kim iba bajando las escaleras cuando su esposo la empujó y corrió hasta llegar a la puerta principal, importándole muy poco si se encontraba en pijama o si había hecho daño a alguien en el camino. No le importó nada, pues le habían llamado. Tenían a su hijo y él no permitiría que alguien le hiciera daño.
Nadie le iba a hacer daño, absolutamente nadie.
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Nam Joon sonreía nuevamente, tenía a Ho Seok junto a él, no lo habían golpeado tantas veces esta vez, pero si indagabas bien en su rostro y en algunas parte de su cuerpo podrías darte cuenta que tenía moretones y demás golpes.
— ¿Ahora sí te puedo decir que te lo dije?
— ¿De qué hablas? — susurró Ho Seok.
— De que ese chiquillo no te traería nada malo.
El pelinaranja no dijo nada más y es que Nam Joon tenía razón, no quería aceptarlo, pero sí... Lo volvería a decir, Tae Hyung lo llevaría a la ruina.
— Tú no lo conoces. — aseguró Jung, tratando de defender a su esposo.
Y cuando Nam pensaba soltar toda la verdad, fue que uno de sus guardias entró a la oficina y dio una noticia que impactó a Ho Seok mucho.
— El señor Kim está aquí y el pelirubio acaba de vomitar y no ha dejado de golpear las paredes, exigiendo verlo a él.
Nam sonrió y miró a Ho Seok, como dándole a enteder lo que no podía decir con palabras.
Jung analizó la situación y su mente no tardó en dar click, sin embargo, solo se quedó en el suelo, observando como su antes "jefe" caminaba hasta la salida de la oficina. El elegante traje que utilizaba se movía al compás de su cuerpo y la camisa transparente le hacía juego a todo su atuendo. Se veía que Kim Nam Joon era un hombre con gustos refinados, unos muy buenos refinados gustos que compartía con el señor Kim.
Y finalmente Ho Seok lo comprendió.
Su huída no había sido concretada, pero una verdad sí salió a la luz. Una verdad que Ho Seok no estaba preparado para saber.
— El señor Kim es un gran comerciante, sabe como hacer negocios y como proteger a su hijo. — fueron las últimas palabras de Nam antes de salir y dejar a un Ho Seok confundido consigo mismo en el suelo.
Y es que no todos los días te enterabas que tu suegro era cómplice y amigo del narcotraficante para el que trabajabas.
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¿Quién más murió con el remix? ☺
No la dejo de escuchar, es hermosa *-*. Aoki hizo un buen trabajo.
Nota actual:
Maratón 6/11
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