❦ Capítulo 30: Escapar

El rostro de Ho Seok dolía, sentía la sangre en su boca y podía jurar que su ojo derecho ya no veía con claridad por el moretón e hinchazón que yacía en esta zona. Sin embargo, y a pesar de encontrarse en ese estado, aquello no impidió que se encontrara delante de Nam Joon, quien sostenía de la cintura a Jin.

- ¿Qué pasó Jung? ¿Te dolió que matara a la mariquita de tu amigo? - Ho Seok se removió, tratando de soltarse del agarre que ejercían los dos guardaespaldas. No obstante, no lo logró, haber sido golpeado brutalmente por cinco hombres no era algo común, ni tampoco justo para Jung, quien solo se quedó callado ante aquella pregunta.

Jin se alejó de su "novio", miró con lástima al que una vez fue su amante y prefirió salir del pequeño cuarto para así evitar cualquier tipo de problema.

- ¡Sabes claramente que no puedes salir de este maldito agujero! - el grito de Nam Joon se hizo escuchar por todo el lugar, como tratando de llegar hasta aquellos oídos sordos que se creían más que él.

Jung volteó la cara y Kim no tardó en colocarse de pie y caminar hasta este.

- Sabes que tengo contactos ¿Cierto, Jung? Sabes que conozco cada crimen que has hecho y el lugar que has escogido para enterrarlas... Sabes que también conozco a tu noviecito, que conozco su casa, a sus padres, incluso tengo conocimiento sobre el bebé que per...

Y entonces, el escupitajo llegó al rostro de Nam Joon.

Ho Seok no se arrepentía de haberlo hecho, pero cuando recibió un golpe en el rostro, que lo hizo aparecer en el suelo al ya no ser sujetado por los guardaespaldas, y posteriormente uno en el estómago, se dió cuenta que había hecho mal.

- ¡No vas a irte de este lugar, Jung! - gritó nuevamente Kim, sosteniendo de los cabellos a Ho Seok.

El pelinaranja le fruncía el ceño a su contrario y no dejaba de maldecir mentalmente, mientras pensaba en cómo es que llegó ahí.

Hace tan sólo unas horas atrás se encontraba en el estacionamiento del centro comercial, a punto de regresar a casa. Todo fue rápido, una camioneta negra se estacionó delante de ellos, bajando de esta cinco hombres. Tae Hyung gritó cuando lo sujetaron con violencia.

Ho Seok no evitó gritar el nombre de su pareja cuando ya no lo vio, incluso comenzó a pelear solo por el hecho de pensar que le había sucedido algo a su preciado pelirubio.

Y hasta ahora, seguía sin verlo, no sabía dónde lo tenían y la noche se iba haciendo más larga.

- ¿D-dónde... Dónde lo tienes? - dijo con dificultad, sintiendo la sangre aglomerarse en su boca, obligándolo a escupirla al suelo cuando ya no pudo retenerla por más tiempo.

- Eso depende, mi querido Ho Seok. - se burló, agachándose para estar nivel del golpeado. - Todo está en tus manos. Si tú lo quieres volver a ver, es mejor que colabores y comiences a dar lo mejor de ti...

La sonrisa de suficiencia no se borraba del rostro de Nam Joon, sabía que pronto Jung atracaría, sabía que el chico de cabellos naranjos estaba loco por ese niñato.

- S-suéltalo... ¡Suéltalo! - el grito de Ho Seok fue claro, a pesar de haberle dolido toda una vida el haber hablado.

Nam Joon rio y negó con la cabeza.

- Ya te dije, eso depende de ti, Hobi. - se burló y las ganas de matarlo fueron tan grandes para Ho Seok, que tuvo que morderse la lengua y apretar sus puños con mucha fuerza para no estampar golpear al hombre que yacía delante suyo.

- Tú decides, es tu esposo o unas simples entregas que tienes que hacer por mí.

Jung lo pensó, Tae Hyung no podría vivir sin él, jamás lo haría, además de amarlo, él también lo adoraba, ambos eran el mundo del otro, eran su todo. No podían alejarse por nada de este mundo, se necesitaban para respirar tranquilamente.

- Suéltalo... - susurró. Los guardaespaldas lo dejaron de rodear y Nam Joon se colocó de pie, sonriendo y dando dos palmadas en sorna.

- Suelten al enfermo ese. - ordenó. Ambos guardaespaldas se marcharon.- Veo que tu amor por ese chico es más grande que tu propia salida de la red. - se burló "el jefe", mirando de reojo a Ho Seok, quien seguía en el suelo.- El amor no sirve de nada, amigo, solo te llevará a la ruina. Sé lo que te digo.

Ho Seok negó.

- Yo no soy tu amigo y tampoco soy un idiota.

Kim solo lo miró y rio.

- Eso lo veremos cuando te vea en la cárcel, porque es ahí donde acabarás, Jung. Tenlo por seguro.

Y antes de que el pelinaranja contestara, los guardaespaldas volvieron a entrar, esta vez, junto a Tae Hyung, quien corrió a los brazos de su esposo para besarlo y acariciar su rostro, pidiendo unas disculpas por haberlo dejado solo.

Ho Seok, fastidiado, lo empujó y se colocó de pie.

- ¡Véte al demonio, Kim! - le gritó al de cabellos rubios, antes de salir del pequeño cuarto y posteriormente del club donde se encontraban.

Tae miró a Nam Joon, este le sonrió y se encogió de hombros. El pelirubio no le dijo nada, solo corrió detrás de su esposo en busca de alguna respuesta o razón por la que este se haya puesto a la defensiva.

Ho Seok solo se encontraba apoyado en el auto del que habían sido "secuestrados" minutos antes. Sabía que iba acabar mal, sabía que Tae Hyung sería su ruina y eso  lo sabía desde que se dio cuenta que amaba a ese chiquillo, no como decía amar a sus ex esposas o amantes. Ho Seok amaba a Tae Hyung de verdad, un amor que dos jóvenes enamorados se tienen al casarse, tal y como ellos.

El pelinaranja cerró sus ojos y trató de olvidarse de la verdad que soltó Nam Joon, sin embargo, no pudo. ¿De verdad terminaría en la cárcel? ¿De verdad acabaría tan bajo solo por amor?  Se preguntaba Ho Seok, al borde de la desesperación y del temor.

Tae Hyung abrazó a su esposo por atrás, mas no dijo nada. No sabía qué decir o qué hacer para que Ho Seok dejara esa actitud tan indiferente.

[❦]

Era de día cuando llegaron a la mansión Kim, el padre de Tae Hyung estaba fuera de la casa y al ver el auto de su hijo, dejó de llamarlo.

Los esposos bajaron, Ho Seok se encontraba con algunos golpes en el rostro y su hijo, gracias al cielo, estaba bien y sin rasguño alguno.

- ¿Qué sucedió? - fue la pregunta del padre. Tae solo lo miró y corrió hasta donde estaba Ho Deok.

El señor Kim frotó su sien, ni él tenía control sobre su hijo, este iba y venía de casa como si de un hotel se tratara y siempre llegaba todo magullado al lado de su esposo. Eso no era vida para nadie, ni siquiera para él.

El cansancio te invade cuando te das cuenta que a pesar de tratar de solucionarlo, siempre se volverá a repetir. Pues eso estaba sucediendo con el padre de Tae Hyung, entre más creía tener control, más rápido lo perdía.

Ya ni sabía que pensar de su hijo, de aquel ser inocente que sostuvo entre sus brazos cuando este apenas nació.

[❦]

Relleno y más relleno. Creo que este fic solo tendrá 40 capítulos y ahí terminará.

Por cierto, mañana es el gran día de nuestros bebés, saldrán en los AMAs, estoy tan feliz.

Nota actual:

Maratón 5/11

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