❦ Capítulo 29: Ángel
El velorio estuvo en silencio, nadie opinó, ni tampoco habló sobre el chico que yacía en el ataúd, nadie quiso preguntar cómo es que murió o cómo es que Ho Seok logró pagar el velorio y entierro de su mejor amigo. Ni siquiera Tae Hyung se quiso acercar a su esposo para consolarlo, y es que Ho Seok llevaba una cara seria desde hace un día atrás, para ser exactos, desde que llegó con un Jung Kook, ya muerto, entre sus brazos.
El entierro fue igual o peor que el velorio, todos observaban mientras el ataúd iba bajando, mas nadie dijo nada en conmemoración al chico pelinegro y pálido, que yacía ahí dentro.
Los padres de Tae Hyung solo se marcharon, ellos no tenían nada qué hacer ahí, sin embargo, solo se quedaron allí por respeto al difunto; Ji Min y YoonGi también se marcharon, pero Ho Seok podría deducir que su hermano estaba más que feliz de que Jung Kook haya muerto, pues ya no tendría por qué preocuparse de las aventuras de su esposo. Al parecer, a nadie le importaba ver o siquiera, lamentarse la muerte de un chico que nunca tuvo la culpa de nada, que solo tuvo que adaptarse a la miserable vida de la calle al ya no contar con padres, con los guías que la vida te entrega.
Tae Hyung abrazó por la espalda a su esposo y susurró un leve "Tranquilo" antes de apoyar su rostro en el hombro del pelirrojo.
Jung se encontraba en otro mundo, estaba tan perdido, viendo como su compañero de vida se iba de su lado, como lo dejaba solo y él no quería aquello, él quería que Jung Kook viviera nuevamente, que él... él no estuviera dentro de un ataúd y con nada de oxígeno.
— Él está en un mundo mejor. — dijo Tae y eso bastó para que Ho Seok se rompiera por completo; sin importarle tener a Tae Hyung apoyado en su espalda, se dejó caer al suelo y comenzó a gritar y llorar mientras golpeaba el pasto verde del cementerio. Kim lo soltó y también lloró al ver que su esposo estaba tan roto y afectado por la muerte de su mejor amigo. El pelirubio no quería ver sufrir a Ho Seok. Mas las lágrimas salían de los ojos de Jung, quien maldecía a esa maldita red en la que se habían metido, maldecía a Nam Joon, maldecía a todos esos malditos que tuvieron la cobardía de meterse con un chico de 25 años, con un niño, un niño que no sabía en qué se metía y que por esa razón terminó mal.
Tae Hyung solo dejó a su esposo, dejó que soltara cada lágrima, cada lamento y cada arrepentimiento.
[❦]
Los cabellos naranjas de Ho Seok eran acariciados por los dedos largos de Tae Hyung, este último sonreía al tener a su esposo mucho mejor, ya había dejado de llorar a mares y ahora solo soltaba una que otra lágrima.
Hace cinco horas que habían enterrado a Jeon, el silencio era muy bueno para el momento, y las caricias iban disipando el dolor en el cuerpo del mayor.
Esa noche, Kim y Jung no decidieron nada más que quedarse en casa, abrazándose y metiéndose bajo las sábanas mientras se susurraban palabras de aliento o cariñosas que iban de acorde con el momento.
A la mañana siguiente, Ho Seok ya no era el mismo, su expresión seria parecía denotar algo de incomodidad, ni siquiera había despertado con las ganas suficientes de tener a Tae Hyung debajo suyo. Solo quería levantarse y pensar que su mejor amigo seguía vivo y no bajo tierra.
Mantuvo ese aspecto durante todo el día, sus suegros no le dijeron nada, Tae tampoco.
Para la noche, ya se encontraba en un club, bebiendo y disfrutando de las mismas pastillas de la felicidad que le fueron repartidas a Jung Kook, cuales también fueron causa de su muerte.
Tae Hyung se encontraba a su lado, siempre era así, él tenía que cuidar a su esposo y ver de paso que ninguna asquerosa zorra se le acercara. Sin embargo, esa noche, Ho Sok no estaba de humor como para aguantar a una puta, ni siquiera estaba con los ánimos suficientes para tratar bien a Tae Hyung, razón que lo llevó a golpearlo cuando el menor decidió que era tiempo de irse.
Jung estaba mal, pero ¿Quién no lo estaría? ¿Quién no lloraría por la muerte de su mejor amigo? Incluso, muchos entrarían en depresión al ver que la persona con la que compartieron tantos momentos y a la que le declararon un cariño de hermanos haya muerto.
El moretón en la mejilla de Tae Hyung dolía horrores, pero a Ho Seok poco le importaba; el mayor seguía bebiendo y caminando por el centro de la pista de baile, sonriéndole a todo el mundo y viendo de reojo a todas las mujeres que por "casualidad" se apegaban a él.
Las cosas no estaban yendo bien con el pelinaranja, quien terminó al lado de una chica, caminando juntos, ambos borrachos, en dirección al hotel más cercano.
Nuevamente ahí se desató otra masacre, la chica gritó, pero Ho Seok no tuvo piedad con ella, nunca tuvo piedad con ninguna de sus víctimas. Tae Hyung solo observó como su esposo mataba a golpes a la chica. Ella dejó de gritar a la media hora de haber recibido el primer golpe, pero Jung continuó haciéndolo, como si tratara de hacerles ver a todo el mundo todo lo que sufrió su mejor amigo al quedar solo y sin protección alguna, y es que ese era el pensamiento de Ho Seok: hacer sufrir a todos por igual, hacerles ver que Jung Kook tambien sufrió, también lloró y también merecía una segunda oportunidad.
— ¿Terminaste? — la pregunta seca y directa de Tae Hyung no le alertó en lo más mínimo. Ho Seok aún seguía con su camisa manchada de algunas gotas de sangre, mientras terminaba de propinarle el último golpe a su víctima.
Tae Hyung ya estaba cansado, iba a amanecer y eso... eso sería un problema sí verdaderamente querían deshacerse del cuerpo de la chica.
El pelinaranja terminó por escupirle y colocarse de pie, asintiendo a los pocos segundos y caminando directamente hacia su esposo, tomando posesión de sus labios y obligándolo a recostarse en la cama.
Los rayos del sol se filtraban por la ventana y llegaban a la cama, donde dos jóvenes decidían unirse, uno de ellos mantenía el corazón roto, mientras que el otro disfrutaba de los empujes y del placer otorgado.
Todo se dio por terminado cuando el orgasmo los golpeó a ambos, Tae Hyung manchó ambos abdomenes, mientras que el mayor solo llenaba el interior de su pareja.
Sus manos se mantuvieron unidas, era la primera vez, después de tanto tiempo, que ambos se sostenían de la mano al hacer el amor.
El cuerpo de la chica yacía en el suelo, sin vida alguna y con golpes por todas partes.
Todo el dolor de Ho Seok estaba por terminar, no en su totalidad, pero sí en una gran parte.
[❦]
En las noticias salía otro reportaje sobre el encuentro de un nuevo cadáver, la chica de apenas veinte años ya estaba totalmente blanca y sus familiares estaban pidiendo justicia. Ho Seok rio y apagó la TV, para continuar de esa forma con su desayuno.
Habían pasado unas dos semanas desde lo ocurrido, desde la muerte de Jung Kook y desde que Ho Seok estaba mucho mejor. Tae Hyung y él salían muchas veces, como una pareja normal de esposos, a pasear por el parque, se sonreían y besaban lentamente cuando las luces del río Han eran encendidas.
Nadie dudaría de aquellos hombres que parecían no matar ni a una mosca. Parecían tan inocentes, sumidos en su mundo. Un mundo que llegaría a aterrar a cualquiera.
— ¿Piensas ir hoy con Nam Joon? — la pregunta de Tae Hyung, quien se encontraba apoyado en su pecho, lo tomó por sorpresa.
Desde que su mejor amigo había muerto, él no había visitado a Nam Joon, no le importaba si este le llamaba por teléfono o le mandaba recados por medio de Jin. Él ya no quería volver ahí. No sería capaz de ver al asesino de su amigo sin intentar hacer algo para vengarlo. Pero no todo es perfecto al momento de entrar una red de corrupción y de trabajos ilícitos, porque una vez que estás dentro, no sales más que muerto; esa era la ley de Nam Joon. Una ley que debía respetarse y llevarse acabo.
— No. — fue el único monosílabo que dijo el de cabellos naranjos, no tenía por qué darle explicaciones a su esposo.
Estaba bien mientras resguardaba su dolor y recordaba a su amigo, ese amigo que a pesar de ser de todo, era un ángel... Un ángel destrozado que no supo ver la claridad en su oscuro camino.
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Puro relleno :'c
Estamos cerca al final.
Nota actual:
Maratón 4/11
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