❦ Capítulo 26: La red

- ¡Maldición! ¡Jeon eres un maldito! - el grito de Ho Seok fue desgarrador, mientras que el rostro del aludido se transformó en una nueca de asco al ver como la sangre salía de la pierna de su amigo. - ¡Di algo, idiota! ¡Llama a alguien o moriré aquí!

Jung Kook seguía con la mirada fija en la pierna ensangrentada de su mejor amigo, no sabía cómo explicar aquello. Hace menos de una hora se encontraban riendo y fumando en una esquina que se caracterizaba por ser la más peligrosa al estar asediada por personas como ellos: prostitutas y psicópatas, y ahora estaban sumergidos en un inminente peligro. Ellos solo habían ido a repartir una buena cantidad de cocaína al bar que se encontraba no muy lejos de la zona y poco después... poco después todo se puso muy feo.

Las balas volaron, el sonido al recargar un arma sonó y maldijo al darse cuenta que estaban en terreno ajeno. ¡Por dios santo! Nam Joon los había enviado al terreno de otro bando, donde la cocaína corría de parte del dueño de esa zona.

Lograron correr a tiempo, pero al parecer la bala le alcanzó a Ho Seok, quien no dejaba de presionar la herida y soltar quejidos al sentir el dolor en carne propia.

Se encontraban al lado de un basurero, escondidos como ratas, pero por sobre todo, se encontraban desprotegidos. Los hombres de Nam Joon no desearían entrar a aquella zona.

- ¡JEON! - el grito de Ho Seok lo sacó de sus pensamientos y lo hizo regresar en sí. Volteó apenas unos centímetros para tener un arma apuntando directamente a su rostro. Trago grueso y no comprendió nada de lo que ocurría.- llamas a alguien o te aseguro que te verás en la obligación de hacerlo al tener una parte del rostro destrozado. - la amenaza de Jung era directa y por ende sabía que también, muy cierta. Maldijo por lo bajo y extrajo su móvil de su bolsillo.

Y tal como lo predijo, ningún hombre de Nam Joon deseaba entrar a esa zona.

- ¡No sean unos malditos cobardes y vengan por nosotros sarta de inútiles! - Jung Kook gritó tan fuerte que Ho Seok, perdiendo sangre al igual que fuerzas, logró escucharle.- ¡Aló! ¡Aló!... ¡Mierda!

Jeon tiró el celular al no recibir respuesta y este se rompió por el impacto.

El pelinaranja entre abrió sus labios y soltó todo el aire retenido.

- ¿Entonces... no vendrán? - Jung siempre era de tener esperanzas, a pesar de ser un maldito en todo el sentido de la palabra, aún albergaba un tanto de alegría y esperanza.

- No quieren entrar a esta zona. Es terreno prohibido.

- ¡Y por qué mierda nos mandaron a repartir una estúpida mercancía si el terreno era prohibido para nosotros! - el grito de Ho Seok fue demandante. Quería una maldita respuesta.

- ¡No lo sé! ¡No sé por qué esa sarta de imbéciles nos trajeron aquí!

Ambos ya se encontraban desesperados y la pierna de Ho Seok dolía demasiado.

No había otra opción.

- Toma mi celular y llama a Tae Hyung. - propuso el mayor. El pelinegro miró a su compañero e hizo todo lo indicado. No bastó más de dos timbradas para que la voz desesperada de Tae Hyung se hiciera escuchar.

Y solo bastó con decir la dirección del lugar para que el pelirubio saliera de su casa apresurado. Ni siquiera sus padres fueron capaces de detenerlo y eso era porque el chico estaba tan sumido en su preocupación que poco le importaba lo que sucedía con cualquier otra persona que no era Ho Seok.

[❦]

Ho Seok odiaba los hospitales, no sabía por qué, pero lo hacía. Odiaba ser paciente de uno de esos lugares, prefería ver cómo las personas se debatían entre la vida y la muerte a ser uno de esos "luchadores".

Maldijo en voz baja al sentir el alcohol hacer efecto, al parecer ninguna bala le había caído en su totalidad, solo lo habían rozado, pero de igual manera esta dejó una herida algo leve en su rodilla.

Tendría que estar en cama por unos tres días antes de volver a caminar, órdenes del doctor que Tae Hyung cumpliría al pie de la letra para ver a su esposo recuperado.

- ¿Cómo es que sucedió todo esto? - preguntó el pelirubio, mientras manejaba de regreso a su casa, ya estaba por amanecer y las calles ya se veían un poco más claras y con una cierta cantidad de personas andando.

Jung Kook, quien iba en el asiento trasero del auto solo optó por mirar hacia la ventana, ignorando la pregunta del esposo de su mejor amigo. Ho Seok, por su parte, solo maldijo por lo bajo e imitó a su amigo pelinegro.

Tae Hyung se enojó al no tener una respuesta, pero no dijo nada. Solo mantuvo su mirada en la carretera hasta llegar a casa.

- Bájame aquí. - soltó de la nada el pelinegro. Tae Hyung miró la calle, esta se encontraba con algunas personas caminando por ahí y otras que recientemente volvían a abrir sus locales. Sin más, detuvo el auto y esperó a que el mejor amigo de su esposo bajara del auto. - Espero que sanes pronto, Ho Seok. Yo me encargaré de hablar con Nam Joon y de decirle sobre tu estado - avisó el menor, antes de mandarle un beso volado a Tae Hyung y proseguir a salir del automóvil.

- ¡También dile que no regresaré a esa maldita red a menos que nos entregué territorios que sí estén a nues...— Y ahí se quedó, pues Jung Kook cerró la puerta del auto con tal fuerza que ni tiempo tuvo de escuchar las palabras de su amigo pelirrojo.- Es un idiota. - murmuró Jung una vez que el auto se puso en marcha nuevamente.

Tae Hyung miraba las calles atentamente, pero también le prestaba la suficiente atención a su esposo, quien miraba su pierna vendada con asco, como si tuviera náuseas de sí mismo. Kim negó, su esposo era una persona muy difícil, que nunca dejaba que alguien lo ayudara, razón que lo llevaría a perder la cabeza en los próximos días o semanas que el mayor estuviera en recapacitación.

Iban llegando a la mansión de los Kim, cuando Tae Hyung se percató de algo que realmente le incomodaba a él y que de seguro incomodaría a su esposo. Su padre lo esperaba afuera de la casa, con los brazos cruzados y con una simple bata de dormir.

Ho Seok rodó los ojos, ya veía venir el interrogatorio ridículo de parte de su suegro.

- ¿Qué sucedió? ¿Qué te hicieron? - la pregunta del señor Kim estuvo demás; Tae Hyung miraba al frente sin desviarse de su camino, evitando e ignorado a toda costa a su padre.

Ho Seok solo gruñó cuando su pierna golpeó uno de los escalones.

En cambio, el Señor Kim se encontraba "perdido", no sabía qué había ocurrido, por qué su yerno estaba con una venda en la rodilla o por qué su hijo tuvo que salir en la madrugada a quién sabe dónde.

Una vez que la pareja de casados estuvo en su habitación, Ho Seok descansando contra el respaldo de la cama y Tae Hyung a su lado, siendo rodeado por uno de los brazos de Jung, prosiguieron a preguntarse todo lo que querían y necesitaban saber.

- Fue culpa de Nam Joon, ese maldito nos envió a territorios prohibidos.

Tae Hyung escuchaba atento a su esposo, mientras reposaba encima de este.

- Un día terminarán por matarnos. - terminó por decir el pelirrojo. Kim no se tomó enserio aquellas palabras, pero realmente parecía que Ho Seok hablaba en serio, pues su tono de voz fue ruda... brusca, mientras que su vista solo se concentraba en un punto fijo delante suyo.

Tal vez, solo tal vez, meterse en aquella red de narcotráfico y de corrupción solo le traería problemas, tanto a Jeon, como a Jung, más a este último, quien ya era investigado por la pareja Park.

Tal vez el presentimiento que tenía Tae, aquel que golpeaba y oprimía su pecho con violencia cada que Ho Seok salía de casa para ir con Nam Joon, sí llegaría a significar algo.

Solo tal vez.

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Capítulo corto

Nota actual:

Maratón 1/11

Hoy es el cumpleaños de nuestro bebito y como regalo traigo maratón de esta historia. Espero que les guste y que hayan ido a Twitter a celebrar el cumpleaños de nuestro hombre. 💓✨

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