❦ Capítulo 25: Mentiras

El padre de Tae Hyung salió corriendo de casa apenas escuchó la voz llorosa de su hijo, quien rogaba que llegara tan pronto como pudiera a la Isla Jeju. El señor Kim amaba mucho a su hijo y mataría a Jung si este le hizo daño, claro estaba. Mas nunca imaginó que al llegar a ese lugar tan paradisíaco, para ser más exactos a la habitación, donde su hijo estaría pasando los momentos más hermosos al lado de su esposo, encontrara solo sangre, el cuerpo de una chica y a su "bebé" llorando desconsoladamente.

Jamás imaginó ver a su hijo al lado de un cobarde, jamás pensó encontrarse en esas circunstancias.

— ¿Q-qué s-sucedió? — el padre comenzó a temblar, sentía que ya no podía sostener la manija de la puerta y cuando entró por completo a la habitación, esta fue cerrada totalmente, casi azotada.

Se devolvió y observó al hombre en quien había confiado lo suficiente, como para entregarle a su único hijo; Ho Seok mantenía su semblante serio y miraba de reojo a Tae Hyung.

— ¿¡QUÉ LE HICISTE A MI HIJO!? ¿EN QUÉ MIERDA LO HAS CONVERTIDO!? — el señor Kim ya estaba preparado para matar al hijo de puta que había arruinado la vida de su hijo, sin embargo, Ho Seok no se defendió, ni siquiera se puso en guardia, tan solo mantuvo su semblante indiferente. Entonces, el padre de Tae supo que esto no había sido culpa de Jung, y apretando sus puños y soltando un suspiro, volteó y se dirigió a su hijo.

El pelirubio lloraba desconsoladamente y esperaba ayuda de parte de su progenitor, y era de más decir que el señor Kim nunca le negaría nada a su único heredero.

— ¡La maté, papá! ¡La maté! — y por primera vez en toda su vida pudo escuchar la necesidad en la voz de su hijo, por primera vez escuchó ese sincero "papá" salir de sus labios.

Por primera vez entregaría todo para asegurarle la libertad a su hijo.

— Todo está bien, hijo. Papá está aquí. — susurró el hombre mayor al momento de abrazar a su hijo y comenzar a acariciar la espalda de este. Sin embargo, la sonrisa que Tae Hyung demostraba que en realidad todo estaba súper bien, que las cosas marchaban mejor que nunca y que la propuesta de Ho Seok para engañar a su "suegro" había funcionado.

Tenemos que llamar a tu padre, él con sus influencias nos ayudará a deshacernos de esta puta. Es mejor que lo llames y finjas que tú lo has hecho, solo de esa manera podremos estar juntos sin que él crea que soy malo para ti... Solo de esa manera podremos amarnos, Tae Hyung. Las palabras de Ho Seok habían llegado a lo más profundo de Tae y también habían logrado confundir al pequeño pelirubio, que solo actuó por instinto al saber que podría perder a su hombre.

Nada de lo que sucedió posteriormente pudo habérselo imaginado Ho Seok, pues nunca pensó que el señor Kim propusiera quemar el cuerpo, desaparecerlo o echarle la culpa a un indigente, que era la persona más irrelevante en la sociedad. Mas eso no le impidió sonreír, pues ya contaba con más cómplices en su matanza.

— Tenemos que culpar a alguien. — el padre de Tae ya no pensaba con claridad, solo hacía llamadas una y otra vez, mientras que Ho Seok y Tae Hyung estaban sentados en la orilla de la cama, este último entre los brazos de su esposo. — Tenemos que desaparecer el cuerpo. — musitó para sí mismo.

El menor de los dos hombres se levantó, alejándose de su esposo.

— Yo hice todo mal, yo debería ir a la cárcel. — los ojos del padre se abrieron en par, como si estuviera viendo el secreto mejor guardado del mundo delante suyo.

— ¡NO! ¡No, No, No! Encontraremos la solución, lograremos librarte de toda esta miseria. Lo prometo.

¿Cuánto es el amor de un padre por su hijo? ¿A qué límite puede llegar un progenitor con tal de ver feliz a su hijo? ¿Acaso es necesario cubrir cada 'cochinada' que hace el hijo? Pues para el señor Kim, el amor de padre sobrepasaba cualquier límite, para él, era necesario cubrir cualquier tipo de falta. Para él, su hijo era y siempre sería su todo.

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El cuerpo ya era arrastrado por dos hombres robustos, que ni pena tuvieron de ver a aquella chica con el rostro desfigurado o con manchas de semen entre sus piernas.

Al parecer, sí lograrían su cometido, al parecer lograrían salir libres de esto.

Tae Hyung "lloraba" en el pecho de Ho Seok y este acariciaba sus cabellos con lentitud.

Una vez que el cuerpo estuvo fuera de la habitación y las manchas de sangre, limpiadas, el señor Kim se atrevió a preguntar qué es lo que realmente había sucedido.

— ¡Yo la maté! E-ella estaba muy cerca de Ho-Ho Seok, e-ella quería... quería con mi hombre. — el pelirubio se abrazaba con más fuerza a su marido.

El padre de Tae Hyung lo miraba con lástima, aún no podía creer del todo que su hijo haya sido tan brutal al momento de golpear o tan sádico al momento de violar a la chica y utilizarla como rehén.

— Todo fue mi culpa. — empezó Ho Seok. — Yo solo le entregaba indicaciones del hotel y Tae Hyung confundió todo. Después, al regresar a la habitación me encontré con esta masacre. Yo no sabía qué hacer, tampoco Tae, así que optamos por llamarte... Perdón.

La hipocresía bañaba totalmente las palabras de Ho Seok, este sabía fingir bien, sabía que palabras utilizar para quedar como el inocente y qué estrategias poner en función para que pueda salir libre de todas sus fechorías.

Jung Ho Seok, símbolo de maldad y de psicopatía. Nadie podría reconocer cuál sería su verdadera faceta. Nadie más que Tae Hyung.

— Regresaremos a Seúl mañana, es mejor estar en casa que en este lugar.

El padre de Tae era una persona ingenua, pero no idiota. Él conocía bien a su hijo y al esposo de este. Pero a pesar de todo, prefirió callar y continuar con sus vidas, como si esa chica no fuera más que un empaque de condón, que al ser utilizado puede ser botado.

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Tae Hyung reía mientras Ho Seok se encargaba de besar sus muslos, el pelirubio se perdía en la sensación de comodidad y satisfacción al ver a su esposo dándole un suave masaje.

Pronto las risas se convirtieron en gritos, gritos que pedían que se detuviera o terminaría yendo al baño.

Poco después los gritos cesaron y pronto la madre de Tae Hyung, al igual que su padre, tuvieron que salir al jardín para no escuchar los gritos y gemidos de su hijo.

Habían llegado de la Isla Jeju hace menos de dos días y parecían continuar con sus vidas sin remordimiento alguno, como si el matar a una chica como Sun no haya significado nada más que un simple desliz en su relación.

— Fue él, ¿Cierto? — la voz de la señora Kim alertó a su esposo, quien tenía la mirada perdida en la alberca.

Y muy a pesar de todo, él negó.

— Tae Hyung no fue el culpable... Fue ese hombre, estoy seguro que él lo obligo a hacerlo para de esa manera salirse con la suya.

— No debiste permitir que ese imbécil entrara a nuestra familia. No era necesario casar a nuestro hijo con ese criminal... Solo debimos llevarlo a un centro psiquiátrico.

El padre del pelirubio se levantó de inmediato y miró mal a su mujer, esta seguía sin aceptar que su hijo haya sido un homosexual, lo tachaba de enfermo o de anormal.

— Tae Hyung ama... adora a ese hombre, teníamos que darle lo que quería.

— ¡NO! ¡Claro que no! ¡Hacer eso solo significa consentir a un mocoso que ha perdido un hijo y que ahora no sirve de nada al ser un maldito homosexu...

Las palabras de la señora Kim se quedaron en el aire al ser rápidamente callada por un golpe.

Muchos dicen que existen padres aduladores, aquellos que aman en demasía a sus hijos y que los protegen con su vida, si es necesario... Aquellos padres que no saben cómo educar a sus pequeños y por creer que al darles todo, lo están educando de la mejor manera, pues la cuestión es que ese tipo de padre era el señor Kim, aquel que se arrepentía y se maldecia a sí mismo el haber tratado a su hijo "mal".

— No hables asi de mi hijo... de nuestro hijo, porque ese chico que está arriba haciendo el amor con su esposo es nuestro hijo, aquel que engendramos y que no aprendimos a comprender a su debido tiempo.

La señora Kim no lloró, muy a pesar del dolor que sentía, solo se marchó, adentrándose a la casa para luego ser escuchada la puerta principal siendo azotada.

El padre del pelirubio se masajeó la sien y negó con la cabeza.

Ya todo mejoraría. Siempre se repetía aquello cada vez que algo malo sucedía.

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Las manos de Ho Seok sujetaron con más fuerza la cintura de su esposo y con un susurro muy cerca a su oído, expresó todo lo que Tae Hyung necesitaba oír.

— Gracias por amarme, bebé.

Porque para Tae, mentir por la persona que amaba estaba bien, porque para el chico que ya cumpliría 22 años mentir por Ho Seok era un honor. Porque amarlo significaba todo para el pelirubio.

— Siempre te protegeré, Hobi... Te amo.


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Este capítulo ya estaba escrito.

Nota actual:

Ahora sí iré a dormir, bebés. Espero que hayan tenido un bonito día. ❤

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