❦ Capítulo 18: Discusiones y separaciones
Ho Seok siempre fue una persona agresiva, desde pequeño su padre le enseñó a defenderse, le inculcó el machismo y le advirtió de que nunca tuviera una pizca de piedad en cuanto a sus enemigos o contricantes se tratara.
Muchos dicen que los primeros años de vida son los que más influyen en un niño, pues al vivir en una familia hundida en la violencia, a Ho Seok no se le hizo nada difícil reaccionar de la misma manera al tener cualquier tipo de contacto extraño o ajeno al que se encontraba acostumbrado.
Eso mismo sucedió cuando el padre de Tae Hyung lo golpeó, no tuvo ninguna otra opción que reaccionar de la misma manera y devolverle el golpe, empezando así con una pelea que fue acompañada por los gritos de la señora Kim. Algunos enfermeros como los de seguridad tuvieron que detener la lucha y botarlos del hospital.
El señor Kim estaba hirviendo en rabia y solo trataba de regularizar su respiración, mientras procuraba no alejar de su vista al novio de su hijo y causante de la muerte de su nieto.
— ¡TE DENUNCIARÉ! — advirtió el mayor, señalando con su dedo índice al que creía causante de toda la desgracia que le estaba ocurriendo a su familia.
— ¡HAGA LO QUE QUIERA! ¡YO NUNCA FUÍ EL CULPABLE DE LA MUERTE DE ESE NIÑO! — cualquiera pensaría que la llegada de un bebé es una total bendición, mas no lo es cuando estás tan enredado con la mafia y rodeado de muchos vicios que jamás superarás, como lo estaba Ho Seok, quien era el más agradecido con que ese niño no haya nacido. — ¡SU HIJO SE DROGABA Y BEBÍA EN EXCESO! ¡ÉL SOLITO DESTRUYÓ AL BASTAR--
No terminó de pronunciar su frase, pues otro puñete fue lanzado en contra suya; su mejilla dolía y ahora sus manos se encontraban rasguñadas por haberlas utilizado de respaldo al caer en el duro asfalto.
— Mi hijo no puede ser menor de edad, pero te aseguro que haré hasta lo imposible para hacerte quedar como un pedófilo y como un abusador, sin contar que te meteré a la cárcel, haré que pagues por la muerte de mi nieto.
La señora Kim observaba todo, estando apartada de los dos hombres; ella era una madre tan preocupada como el señor Kim, pero no haría tal espectáculo en un lugar público, por lo que detuvo a su esposo cuando este pensaba volver a golpear al hombre que solo les llevaba unos doce o mínimo diez años.
— Ya, cálmate querido. Creo que lo mejor sería no hacer un espectáculo aquí... en un hospital público. — aclaró ella antes de mirar con mala cara al más joven de ambos. — Es mejor que nos marchemos y regresemos solo para retirar a Tae de este... — la mujer miró el lugar donde su hijo se hallaba como si este fuera el peor cuchitril del mundo y terminó su frase. — lugar. — eso fue lo único que le quedó decir, pues no tenía ninguna otra palabra para expresar lo que verdaderamente sentía.
Siempre pensó casar a su hijo con una de las chicas más hermosas de todo el país, tal vez una Miss universo, una modelo, una actriz o Idol; pero todo esos ideales tuvieron que cesar al ver los problemas psicológicos que Tae Hyung cargaba consigo mismo. No podía casar a nadie mientras que su hijo se encontraba enfermo, nadie querría a su hijo, y eso lo comprobó al darse cuenta que ella tampoco lo quería. No deseaba tener un hijo gay que era sexualmente activo y que solo pensaba en él mismo; habían gastado la mayor parte de su fortuna en él, en los costosos regalos y en sus estúpidos caprichos de mantener a un vividor.
Realmente había sido un desperdicio haber quedado embarazada y traer al mundo a alguien tan perturbado como Tae Hyung.
— No me iré hasta ver a ese maldito tras las rejas ¡Juro que te arrepentirás de haber conocido a mi hijo! — gritó el padre, expresando la octava parte de la gran molestia que sentía en su ser, incluso tuvo que tragarse el nudo de su garganta para no llorar o llegar a golpearlo aun más.
Ho Seok, por su parte, solo se agarraba la mandíbula y observaba detalladamente al padre de Tae Hyung.
Una sonrisa apareció en su rostro al darse cuenta que podría tomar provecho a esta situación.
— Llévese a su hijo, ya obtuve lo que tanto quería, ya experimenté con el culo de su Tae Hyung y ya me gasté todo el dinero que usted le daba. No lo necesito más. — Ho Seok admitió.
El señor Kim maldijo para sí mismo y tuvo que empuñar sus manos, para controlar las ganas que tenía de matar a ese pelinaranja que solo hablaba blasfemias de su único primogénito.
— ¡DISCÚLPATE! — Ordenó el hombre mayor.
Jung hubiera continuado con su camino, sino fuera porque escuchó esas palabras tan ridículas y sin significado alguno que había prometido y que su padre le había ordenado jamás decir.
Una sonrisa lasciva apareció en sus labios y prontamente se dirigió hacia su "ex suegro".
— Yo jamás le pediré disculpas a la putita de su hijo. ¿Sabe acaso con cuántos hombres se ha metido Tae Hyung? ¿Sabe lo mucho qué grita cada que meto mi...
— ¡VÉTE AL DEMONIO! — eso fue la gota que terminó por derramar el vaso; Ho Seok golpeó al señor Kim y este le devolvió el golpe.
Nuevamente estaban siendo el espectáculo principal entre tantos "pobres", como solía llamarlos la señora Kim, que circulaban por ahí.
Los guardias no tardaron en llamar a la policía y dejar ese acto de violencia en las manos de alguien más capacitado.
Todo se llegó a descontrolar una vez que llegó la patrulla, Jung fue separado del hombre mayor y empotrado en la capota del auto, teniendo las manos sujetadas por un policía y posteriormente por unas esposas.
El señor Kim al tener contactos y amigos en las fiscalías solo pasó a ser escoltado y saludado por los policías. Ho seok gruñó ante tal osadía; sabía que el gobierno de su país, como la ley de esta era una mierda, mas jamás pensó que él sería víctima de tremenda injusticia.
— Dije que te arrepentirías de conocer a mi hijo — susurró el mayor, sonriendo a más no poder al ver como el novio de su hijo mantenía su ceño fruncido y su enojo estampado en el rostro. — Me aseguraré de que mueras apenas estés tras las rejas.
Eso solo ocasionó que Jung tratara de soltarse; sin embargo, los dos policías que lo escoltaban lo impidieron y obligaron a subirse a la patrulla.
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— ¿Lo tenemos?
— Sí, lo tenemos.
ChanYeol sonrió y volvió a observar a través de la ventana, ahí dentro se encontraba Ho Seok, con el ceño fruncido y con un enojo que no podría ser comparado con lo que él sentía, con el total coraje que sintió al ver que Jung podía ser tan hipócrita de ir al velorio de una de sus víctimas, aún no lograba disculparlo o dejar pasar aquella desfachatez.
— ¿Cuáles son sus cargos?
— Solo tiene un cargo por ahora, el de alterar el orden público.
— ¿Hay un cargo por eso? Es algo ridículo, BaekHyun. — se quejó el más alto.
— Al parecer ponerse a pelear con un hombre mayor a las afueras de un hospital sí es alterar el orden público.
— Entiendo, aún así, nosotros sabemos que ese no es su único cargo.
— ChanYeol, no podemos sumarle otro cargo a menos que haya más pistas, tú bien lo sabes.
El más alto asintió.
— Sin embargo... el señor Kim pagó para verlo trás de las rejas y así lo haremos.
La mirada que se dedicaron ambos esposos fue una de diversión, era cierto que no eran los más puritanos de ese lugar, pero tampoco podrían decir que era los más pecadores, en especial al ver que meterían a la cárcel a alguien que verdaderamente era culpable.
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Maratón 3/5
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