uno.

-UNO

Hoseok sale corriendo de la biblioteca, con el rostro ardiendo de vergüenza mientras oprime su bolso contra su pecho, las gafas amenazando con deslizarse por el puente alto de su nariz.

¿Quién mierda le pregunta a alguien si prestan libros en una biblioteca?

Jung Hoseok, él lo hace.

Min Yoongi, el hombre de cabello rubio que Hoseok había estado admirando desde lejos durante las últimas tres semanas y cuatro días, no había parecido encontrarlo divertido. Ni siquiera un poco. Se había limitado a observar fijamente a Hoseok con una mirada que decía ¿Eres estúpido? y había dicho en un tono irritado, que aun así hizo que el corazón de Hoseok se sacudiera:

—Sí, lo hacemos. Mira alrededor.

Y luego Hoseok se había alejado, con el corazón latiendo fuertemente en su caja torácica, jurando no volver a mostrar su rostro frente al chico rubio.

Sin embargo, termina rompiendo su propia promesa con bastante rapidez, ya que Jimin lo arrastra a la biblioteca al día siguiente debido a que tiene que trabajar en un ensayo para su clase de psicología. Así que Hoseok se ve obligado a sentarse en una mesa, manteniendo una mano delante de su cara y una bufanda sobre su boca y nariz en todo momento para evitar que Min Yoongi lo reconozca.

—¡Hyung! —dice Jimin luego de llevar una hora concentrado en su ensayo—. ¿Puedes conseguir este libro para mí? —Señala el título de un libro garabateado en una hoja arrugada de papel rayado.

Hoseok traga. No puede arriesgarse a ser visto por Min Yoongi.

—¿Por qué no puedes conseguirlo tú mismo?

—Porque debo entregar esto en menos de tres horas y tengo cuatro páginas por escribir —responde Jimin, mordiéndose el interior de su mejilla—, y no puedo permitirme perder el tiempo buscando un libro. Hyung, por favor.

—Está bien.

De mala gana, se levanta, arrastrando los pies por uno de los pasillos y escudriñando los lomos de los libros, tratando de hallar el título que está buscando. Incapaz de localizarlo, va a los dos pasillos a cada lado de él, y después regresa a la mesa.

—¿No lo encontraste?

—Nope.

—Pregúntale a alguien.

Como si el universo estuviera burlándose de él, un hombre de cabello rubio muy familiar aparece en la esquina, silbando silenciosamente una melodía mientras hace rodar un carro de libros por el pasillo. No parece notar a Hoseok mientras sube a un taburete, cogiendo un puñado de libros para apilarlos sobre los estantes.

Hoseok ve el libro que Jimin necesita en el carro, y luego los finos dedos de Min Yoongi recogiéndolo, las delicadas yemas de sus dedos sujetando el lomo.

—Hyung, pregúntale a alguien. —Jimin está escribiendo ferozmente, mirando fijamente la pantalla de su computador portátil—. Lo necesito ahora.

—Está bien, dame un segundo.

Dudoso, se acerca al chico, subiendo su bufanda para cubrir la mayor parte de su rostro de nuevo.

—Di-Disculpe...

Yoongi se gira y mira hacia abajo, y las rodillas de Hoseok casi se doblan porque Dios, Min Yoongi parece a un ángel desde arriba, con la luz que brilla detrás de él, semejando a un halo.

—¿Sí?

—¿P-Puedo tomar ese libro, por favor? —dice tentativamente, su voz se agrieta al final. Siente el rubor en sus mejillas, el latido de su corazón palpitando en sus oídos mientras señala el libro.

Yoongi le otorga una pequeña sonrisa torcida y se inclina hacia abajo, entregándole el libro. Hoseok lo toma y está a punto de alejarse cuando Yoongi dice:

—Veo que te has dado cuenta de que, ciertamente, prestamos libros aquí.

Hoseok quiere desaparecer mientras se ríe entre dientes débilmente y balbucea.

—Oh, ja... sí...

Yoongi ríe y toma otro libro para colocarlo en el estante, y Hoseok se apresura a regresar junto a Jimin.

—Mátame ahora —sisea.

—No puedo, necesito terminar esto. —Jimin frunce el ceño a su computador portátil—. Dios, me odio a mí mismo, ¿por qué pensé que procrastinar era una buena idea?

—Es tu culpa.

—Bueno, ahora vete a la mierda —murmura Jimin—. Debo entregar esta cosa en dos horas y media y no podré terminarla si estás respirando en mi cuello.

Hoseok tamborilea sus dedos distraídamente sobre la mesa, mirando de nuevo hacia el pasillo donde Min Yoongi está —o debería estar. ¿A dónde fue?

—Bueno, um... —Hoseok tira su bufanda hacia abajo—. ¿Me puedo ir?

—Mhm —murmura Jimin—. No creo que necesite más tu ayuda. —Mira la hoja de papel en su cuaderno—. Sí, tengo todos los libros y la mierda que necesito. Puedes irte, hyung.

—Está bien. —Frota el cabello color ébano del más joven—. ¡Hasta luego, Jiminnie!

—Quédate callado, esto es una biblioteca.

—Claro. —Hoseok baja la voz—. ¡Adiós!

Mete sus manos en sus bolsillos, sonriendo deslumbrante a una anciana y su nieto, que están leyendo un libro con imágenes juntos. Está mirando a través de una de las enormes ventanas, examinando las hojas anaranjadas que vuelan alejándose de las ramas marchitas, mientras camina hacia la salida, y debido a su falta de concentración, él (literalmente) se estrella con Min Yoongi.

—Mierda —murmura el rubio, mientras un montón de libros cae al suelo.

Hoseok palidece.

—Oh y-yo lo siento mucho. —Se agacha para ayudar a Yoongi a recoger los libros, pero el chico le retira las manos.

—Está bien, lo tengo.

Señor ten misericordia, Min Yoongi tiene una voz hermosa y Hoseok cree que está a punto de derretirse como un charco en la alfombra porque su corazón está latiendo muy rápido y sus mejillas están ardiendo.

—Lo siento... —La respiración de Hoseok se atasca en su garganta mientras Yoongi se levanta, y con un movimiento sutil de su cabeza, se retira el cabello de los ojos.

Yoongi se encoge de hombros con indiferencia. Sin decir una palabra más, pasa junto a Hoseok y sus hombros se rozan.

Hoseok está completa y absolutamente enamorado del impresionante espécimen que es Min Yoongi.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top