dos.

-DOS

Hoseok no sabe por qué Dios lo odia tanto.

O por qué siempre parece encontrarse con Min Yoongi en los momentos más incómodos.

Hoseok había estado buscando un libro sobre socioeconomía para un ensayo, cuando se distrajo con un volumen grueso sobre la mitología griega. Yoongi había girado en la esquina justo cuando él estaba murmurando algo acerca de padres comiendo bebés, y Hoseok, profundamente mortificado, tuvo que explicar apresuradamente, mientras tropezaba con sus palabras y mezclaba sus sílabas, que era algo en el libro.

Hoseok se encuentra terriblemente confundido cuando, después de varios segundos ensordecedoramente incómodos de contacto visual, Yoongi sonríe secamente y pregunta:

—¿Qué estás leyendo de todos modos?

Yoongi parece un ángel, un ángel vestido con jeans entubados y rasgados, franela suelta y SnapBacks, y la boca de Hoseok se seca, su garganta aún más seca, sin poder producir palabra alguna.

—Yo, um... —Echa un vistazo a la página de nuevo, a la escritura negra y las imágenes desvanecidas—. Kronos- mitología griega.

—Oh, Kronos es fantástico —murmura Yoongi con una risa sarcástica, subiéndose en un taburete y colocando unos cuantos libros en los estantes.

Le pregunta a Hoseok algunas cosas acerca del dios devorador de niños, y Hoseok responde en piloto automático, sus ojos examinan cada curva, cada ángulo del rostro fascinante de Min Yoongi a través de sus anteojos.

—Pero, sí, como sea —dice Hoseok débilmente, cerrando el libro y colocándolo cuidadosamente en los estantes—, todavía necesito encontrar el libro que originalmente estaba buscando.

Yoongi salta del taburete.

—¿El cual es...?

—Sólo, uh... ¿Algo relacionado con la socioeconomía?

—Hm... —La lengua de Yoongi se asoma por la comisura de su boca, y Hoseok casi muere—. Creo que esos temas están abajo. Te mostraré.

—Gracias.

Hoseok se desliza detrás del otro chico, a través de un pasillo y bajando las escaleras, sus zapatos arrastrándose ligeramente sobre el suelo alfombrado.

—Aquí es —dice Yoongi, señalando a un largo estante de volúmenes gruesos—. Todo esto es economía.

Hoseok asiente.

—Genial- Gracias. De nuevo.

—No hay problema. Nos vemos.

—A-Adiós.

Después de adquirir unos cuantos libros, Hoseok batalla subiendo las escaleras, sus brazos esforzándose debido al peso. Los coloca en una mesa vacía junto a la ventana, donde los dorados rayos del sol se filtran a través del cristal polvoriento, y abre el primer libro, comenzando a leer.

Los segundos se convierten en minutos y en horas, y de repente un hermoso chico de pelo rubio lo despierta con una sacudida, murmurando algo sobre cerrar la biblioteca.

—¿Qué? —pregunta Hoseok sin aliento, luchando por mantener los ojos abiertos mientras el sueño le cierra los párpados. Cubre su boca con una mano mientras bosteza, y luego empuja sus gafas hacia atrás, parpadeando con cansancio hacia Yoongi.

—La biblioteca cierra en quince minutos.

Hoseok mira por la ventana; la única luz que puede ver a través de ésta es emitida por las lámparas de la calle.

—¿Qué hora es?

—6:45 —Yoongi tamborilea sus dedos sobre la mesa—. Estuviste dormido un buen rato.

—Maldita sea —dice Hoseok en voz baja, mirando fijamente sus notas incompletas y la pila de libros—. ¿Qué voy a hacer?

—¿Puedes llevártelos? —Yoongi sugiere frunciendo la frente lo que tiene a Hoseok al borde del desmayo—. Es una biblioteca, después de todo. Donde prestamos libros.

Hoseok evade sus ojos, el calor acumulándose en sus mejillas mientras sacude su cabeza con vergüenza.

—Sí, um - Por favor, olvida que eso pasó.

Yoongi ríe.

—Es difícil olvidar una pregunta como esa.

—Genial.

—Como sea —dice Yoongi, mirando su reloj—. Por favor date prisa, quiero ir a casa.

—C-Claro.

Con sus mejillas tomando un suave color rosa, Hoseok coloca sus materiales lejos y recoge una cantidad considerable de libros con sus brazos esbeltos mientras ajusta la correa de su bolso en su hombro. Sigue a Yoongi hasta el mostrador, avergonzado por lo exhaustos que están sus brazos y prácticamente arroja los libros.

Después de que todos sus libros son anotados, Yoongi desliza el recibo en la portada de uno de los libros y le pregunta, con una mezcla de diversión coloreando su voz.

—¿Vas a estar bien llevando todos esos libros?

—¿Qué-Oh. Sí. —Sonrojado, Hoseok apila los libros en sus manos—. Los tengo.

Las cejas de Yoongi se elevan con escepticismo.

—Bueno.

—Sí, bueno, um... —Hoseok empieza a alejarse—. Nos vemos.

—Hey, espera. —Yoongi lo mira fijamente—. ¿Cuál es tu nombre?

—Ah, claro. —Hoseok se humedece los labios—. Jung Hoseok.

Yoongi asiente.

—Ah. Bueno, soy Min Yoongi.

Lo sé. Hoseok se detiene antes de decirlo. Llevo acosándote indirectamente en esta biblioteca por semanas. Sin embargo, todo lo que hace es asentir y murmurar.

—Entiendo. —Otro par de segundos incómodos pasan, y luego dice—: Voy a irme ahora.

—Sí, nos vemos.

Una vez afuera, Hoseok tiene que controlarse para no saltar y regocijarse (como si pudiera, de todos modos, considerando la cantidad de libros precariamente apilados en sus brazos) porque Min Yoongi realmente sabe su nombre ahora.

Qué bendición.

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