"Llegan tarde" Reprende Nanami. "¿Que descubrieron?"

Yuuji salta de la emoción "Pienso que es un chico común y corriente" entonces el mayor se gira hacia su estudiante, esperando a que hable.

"Deberíamos investigarlo un poco más" aunque no tenía sospechas de que fuera un hechicero, podría encontrar la excusa perfecta para poder verlo nuevamente. "No sentí poder maldito en él... Pero, puede que sea un hechicero muy bueno, o no esté al tanto de su poder, puede que sea como yo." Le dice a su tutor. Este piensa un momento y asiente mientras saca su teléfono para informar a sus superiores. Yuuji observa todo el departamento, curioso, era una residencia para los hechiceros y de no ser por Ijichi habría sacado a Yuuji a la luz del día cuando el se supone que está muerto. Era un fastidio. Dirigió a Yuuji hacia su habitación y le dijo que despertara temprano al día siguiente para desayunar, fue a su propio cuarto y se preparó para dormir.  

A la mañana siguiente se levantó temprano, incluso más que Nanami para tomar un baño y ponerse perfume, incluso maquillarse un poco, este cambio de rutina no pasó desapercibido por el hechicero de más rango presente, quien apenas salía de su propia habitación en dirección al baño.

Nanami contiene sus propias dudas y evita hacer suposiciones, ella siempre tenía un comportamiento extraño de vez en cuando. Después de asearse siguió el desayuno, tomo a Yuuji como su Pokémon de compañía y caminaron rumbo a buscar a Junpei, quien sabía que no iba a la escuela asi que seguro estaba en casa. Caminaron por el vecindario mientras hablaban, y busco la placa de su apellido hasta dar con ella. Tocó el timbre. Nadie abrió.

"Le llamaré" dijo Yuuji.

"¿Cómo es que tienes su número?"

"Intercambiamos números ayer" comentó mientras escuchaba el tono de voz. No estaba enterada de eso, quizá fue antes de que llegara, Pero necesitaba también su número, así podrían mensajear. Después de intercambiar unas palabras con quién parecía ser Junpei abrió la puerta del hogar, Yuuji entro casualmente saludando, y ella... Saludo tímidamente desde afuera y entro con discreción. Se quitó los zapatos en la entrada mientras su acompañante hablaba de una y mil cosas con el objetivo. Quito sus zapatos con cuidado y observo atentamente los de los demás... Junpei tenía pies pequeños.

Después de ponerse de pie camino a dónde los chicos estaban, mirando cada detalle de la casa que su cerebro pudiera guardar en esa corta caminata de la entrada hasta la sala de estar. Se sentó en el sillón individual y miró la televisión mientras Itadori colocaba un DVD de película en la televisión, al menos esa vista, le agradaba. El cabello que caía sobre su cara le hacían lucir más tierno, el como cubría su boca con el dorso de su mano al reír, y como sus ojos se iluminaban al hablar de esas extrañas películas con su Kouhai; esos detalles no pasaron desapercibidos para ella, y no quería, anhelaba guardarlos perfectamente en su mente.

Se sentó en medio de ambos sonriente, la verdad es que no le interesa para mada ver películas, esta nerviosa jugando con sus manos cerva de Junpei. Solo pensando en el, en su voz, sus ojos, mirando sus manos y su ropa. No sabe que decir, ni que hacer en particular, jamás se había sentido tan abrumada por este tipos de sentimientos tan de golpe. Se levanta y se gira a el.

"Baño" dice. Se avergüenza de inmediato. "¿Dónde está?" Junpei se levanta.

"Es por aquí"

"No, no, solo dime dónde está"

"La casa es algo confusa así que mejor te llevo" y camina, ella va detrás de el mirando su cuello, y su espalda, a diferencia de Itadori el es más escualido, ¡Pero no tiene nada de malo!, a muchas chicas les gustan enclenques "Es aquí". Antes de que pudiera decir algo más el se adelantó "Si te sientes incómoda, podemos cambiar de film, a veces sueño ser un poco insistente con las películas" admite. Ella agita las manos en negación.

"Para nada, me alegra poder pasar tiempo contigo.... Con ustedes." Corrige "Además solo estoy nerviosa por qué estoy en una casa que no conozco y así". Junpei asiente luciendo un poco más tranquilo.

"Oh, ya, entonces, te espero en la sala". Y se marcha.

Entra al baño, cierra la puerta con seguro, y respira agitadamente.