1. LA FUERZA DE LA BELLEZA Y LA FRAGILIDAD DE LA FUERZA:

Lo miró con esos ojos profundos, casi agresivos. Seria, levantó su mano, rozando su rostro de manera delicada. Solo pudo contemplar como esa mirada acariciaba cada centímetro de sus ojos, de su rostro. Contuvo el aire, de manera inconsciente, mientras la observaba como entreabría sus labios para responder:

_¿Qué hay de malo -susurró- en tu belleza delicada? Un cuerpo delicado, hecho para ser acariciado con una cinta de seda, pero con la suficiente masculinidad para llamar mi atención. Una máscara de apariencia tan frágil, que no deja ver la verdadera virilidad que yace dentro.

Él calló, sintiendo como esa voz lo embrujaba, como su mirada lo cautivaba al igual que la primera vez que la oyó cantar: viéndola tan frágil como un hielo a punto de quebrarse, pero dispuesta a entregar su alma junto con su voz.

"Fui hacia ti, continuó, fascinada por la fuerza que irradia tu belleza. Por aquel Narciso digno de la envidia de los dioses. Cualquiera puede lograr belleza con la fuerza, pero sólo a ti te he visto crear fuerza con tu propia belleza..."

Y lo besó.

Sintió como se hundía, como caía ante la dominación de ella. Tan aplastante, que no podía evitar sentirse sumiso. Una explosión de sus sentidos. Náufrago sin rumbo ni salvación ante la fuerza contraria.

La obligó a profundizar el beso, queriendo sentirse dios, tirano, héroe. Queriéndola envolver en el mismo hechizo en que él fue envuelto, como lo haría con una muñeca de cristal. Se dejó derrumbar, caer, golpear por el destino...

Se separaron, rendidos a lo que los atrapó.

Se contemplaron, ya sin enfrentarse, ya resignados.

-Recítame -le susurró.

Ella lo miró de costado, levantando la barbilla...y sonrió ante su pedido...

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