Capítulo 2

—Haz un poco de silencio, por favor —Jimin pidió en un susurro a Taehyung, dejando escapar vaho de su boca e intentando acallar sus quejidos por el peso entre sus hombros. Eran más de las cinco de la madrugada y no tenía ninguna intención de que sus vecinos se enteraran que ambos cargaban entre sus brazos a un chico ensangrentado a casa. Llamarían a la policía al instante.

Con sus ojos perdidos intentó enfocarse en el camino a pesar de la tenue iluminación que los rodeaba, y entre medio de tambaleos con su amigo por cargar al desconocido, lograron finalmente adentrarse a la casa sin despertar a nadie del recinto, o mejor aún, sin ser vistos. Se dirigieron directo al sofá del cuarto de estar, recostando al muchacho con cuidado, sin hacer demasiado ruido y sin prender ninguna luz. No es como si Jimin viviese con más personas, pero ambos chicos querían mantener el ambiente silencioso para no despertar al sujeto inanimado, y es que el alcohol poco a poco se esfumaba de sus cuerpos, y la consciencia sobre la seria situación se aclarecía cada vez más.

—Me siento como un criminal —musitó Taehyung, retrocediendo unos pasos. Jimin enseguida le imitó.

—Esa será la señora Kim cuando se entere que le sacaste el auto sin permiso —resopló.

—Santo cielo... es cierto —tragó grueso—. Y todo porque nos demoramos por culpa de él, quizá podríamos haberlo dejado tirado a las afuera del hospital, ya sabes.

—Hay cámaras —se restregó las manos por la cara mientras bostezaba, el sueño ya comenzaba a provocar efectos.

—Podríamos haberlo dejado tirado.

— ¿Vas a seguir con eso? —se giró, con el ceño fruncido—. Trabajo en el hospital, ¿y me pides que le niegue protección a un ser humano desvalido en la oscura calle, llena de peligros, en el húmedo suelo y a su completa suerte?

—Sí.

— ¡No! ¡Debemos hacernos cargo nosotros mismos, todavía más si casi lo matamos! —agitó sus manos en el aire en modo de explicación, intentado hacerlo entrar en razón—. ¡Estamos hablando de una vida!

—Corrección: donde casi lo matas, yo iba de copiloto.

— ¡Eres mi cómplice!

Taehyung fue a abrir la boca para contraatacar, más en modo de burla que hablando en serio, y es que, por más que tuviese una actitud opuesta, realmente no tenía la disposición de abandonar al sujeto en cuestión, sabía que necesitaba de asistencia y cooperaría. Le gustaba molestar a Jimin en un tono serio, que era distinto.

El sonido de un quejido ronco los desconcentró a ambos, que dirigieron fugazmente sus vistas al lugar de dónde provenía y, con un poco de espasmo en sus semblantes al caer en cuenta y traer de vuelta los recuerdos de que no eran los únicos presentes en el salón, sellaron los labios al instante.

Oh no, esta vez no le funcionaría el hacerse los invisibles.

El chico o, más bien dicho, un joven llamado Jeon Jungkook, comenzaba a acomodarse en su posición, desconcertado por las voces totalmente desconocidas. Sin abrir los ojos, e incluso arrugándolos con fuerza, llevó con lentitud la mano a su cabeza, expresando una mueca de dolor. Con la otra mano tocó el lugar en donde se hallaba recostado, sorprendiéndose de lo ajeno. Poco a poco empezó a separar los párpados con algo de dificultad y, cuando por fin logró mantenerlos medianamente abiertos, tuvo que pestañar varias veces para poder acostumbrarse a la oscuridad del lugar.

Tanto Jimin como Taehyung se mostraban expectantes, sin mover ni un solo músculo, pero alertas a cualquier movimiento del chico. Jungkook a cuestas se impulsó y terminó por sentarse, sus labios se despegaron y sus ojos alucinados exploraron de un vistazo el interior de la casa.

Cuando al final estos llegaron a parar en las dos sombras frente a él, ambos amigos pudieron jurar haber sido testigo de cómo al instante las pupilas de Jungkook se achicaron en un minúsculo punto. Su respiración de pronto se volvió agitada, de manera automática se encogió, apegando las piernas a su pecho y escondiéndola entre un suspicaz pero firme abrazo.

—Hola —el rubio rompió el silencio, sin quitar de sus palabras el recelo por ser un desconocido—. Verás, hace alrededor de una hora te encontramos inconsciente en la autopista. Mira, no sé si te intentabas matar o algo por el estilo, pero, por suerte, nos has encontrado a nosotros y te hemos salvado —claro que omitiría la parte en que le dieron un leve golpe con el auto, no quería asustarlo todavía más.

Y no gracias, tampoco quería una demanda de la que no era merecedora en su totalidad. Era cierto que lo habían empujado, pero la manera en la que venía arañado y descuidado no era por consecuencia de ello. Jungkook se había desmayado por la impresión, no habían llegado a golpearle como atropello. Aun así, Jimin le codeó el brazo, recriminándole.

—Por razones ajenas a nosotros debimos traerte a casa —prosiguió—, entonces, si ahora te encuentras bien y no necesitas nada más de estos dos humildes y pobres muchachos... —le sonrió—, te puedes ir.

—Tae...

Los segundos fueron pasando y un silencio incómodo se formó en el ambiente esperando una respuesta del chico de mirada temerosa. Nada pasó.

—Di algo... —susurró Taehyung entre dientes. Le echó una rápida miradita a Jimin, alzando las cejas y apretando los labios en una perfecta línea recta, esperando una reacción por parte del callado pelinegro, el cual permanecía casi inmóvil.

Jimin dio un respingo ante la mirada pesada de Taehyung. Enseguida entró en un caos mental, porque no sabía si era mejor mantener sus ojos en los duros de su amigo, o desviarlos a los del muchacho en el sofá. Su presencia se sentía extraña... o quizá simplemente era él sintiéndose cohibido debido a la mirada asustadiza, pero increíblemente fija, del desconocido frente a él.

—Soy Jimin, y estás en Seúl. Él es Taehyung, te encontramos a medio camino de la ciudad. Ahora estás en un lugar seguro, lejos de la autopista y el frío.

Y otra vez, nada salió de su boca.

— ¿Entiendes lo que estoy diciendo? —Jungkook se mantuvo quieto y en completo mutismo, aferrándose a su propio abrazo como si su vida dependiese de ello, y eso Jimin no tardó en entenderlo. Después de todo, lo habían encontrado todo mugriento en la calle, algo malo que le hubiese sucedido era la única razón. Jimin enseguida comunicó un "¿nos entiendes?" en lenguaje señas.

Jungkook no se vio inmutado por aquello, en cambio los continuó mirando en un vaivén temeroso.

—No nos acercaremos a ti, mantendremos esta distancia, ¿está bien? —indicó en un pequeño gesto—. Comprendo que seamos completos desconocidos para ti y no quieras responder a nuestras preguntas, pero queremos ayudarte. Dime, ¿podemos contactar con algún familiar tuyo?

Jungkook apretaba las mangas de su ropa casi como si las fuera a rasgar, pero Jimin se preguntaba si esas prendas podían hacerlo aún más de lo que ya lo estaban.

—Podría estar borracho —mencionó Taehyung por lo bajo—, y tuvo alguna pelea en un bar.

—No es la actitud que tiene un borracho —intentó visualizarlo en medio de la oscuridad que circundaba en el salón, aún no podía tener una imagen clara de él—. No luce como uno.

Aunque Taehyung tenía todas las buenas intenciones del mundo, se acercó a Jungkook y quiso agitar la mano en el aire para ver si le entendía, pero su acción fue percibida como repentina y rápida. A duras penas, y aun así con todas las fuerzas que le quedaban, Jungkook dio un manotazo al contacto del rubio, para luego darle un débil empujón con ambas manos hecha puño. Jimin enseguida atrajo a Taehyung hacia sí.

—¡Tae!

—¡Lo siento! Creí que no nos veías, lo siento.

Jungkook de un sobresalto cayó al suelo, golpeándose duro contra él, pero incluso así, comenzó, con una evidente falta de energía por la lentitud en que lo hizo, a arrastrarse por la alfombra hasta llegar a la esquina del salón, el cual se encontraba un poco alumbrado por la luz exterior proveniente del ventanal junto a él.

Taehyung por costumbre e instinto hizo ademán de querer ayudarlo a levantarse del suelo, pero nuevamente Jimin se lo impidió y cuando fue a reclamarle recalcándole el estado del chico, bajó la vista, encontrándose de frente con sus ojos tan oscuros, pero a la vez tan brillantes por la luz de la luna reflejada sobre el ventanal; que terminó por musitar un simple: "déjalo", por la falta de aire.

Y es que, el aspecto del muchacho ahora sí era mucho más patente que segundos antes.

—Estate quieto —espetó al rubio—, enseguida regreso.

No supo qué hacer ante la reacción repentina de Jimin, miró a Jungkook y pese a que intentó formular algo, de su boca salieron palabras ininteligibles, dándose por vencido y yendo tras el pelinegro. Jimin fue directo a su habitación.

—Hey, hey, ¿qué haces? ¿Por qué te vas de repente?

—Voy a por algo que abrigar, ¿por qué no lo hicimos antes? Somos unos desconsiderados. Tú anda a la cocina y calienta agua, ¡debe estar congelándose!

— ¿Qué? —la cara de Taehyung era todo un lío de confusión—. ¿De qué hablas?

— ¡¿Acaso no lo viste?! —exclamó en un susurro. Debía confesar que cuando lo hallaron ninguno de los dos había puesto máximo detalle en su estado, la oscuridad y sus mentes no favorecieron—. ¡Se ve terrible! Y no se subirá al auto con nosotros, tendremos que llamar a la ambulancia o policía.

— ¡¿Qué?! ¡Pero tú puedes curarlo! ¡Eres médico!

— ¡Soy psicólogo, no doctor! ¡Y así no son las cosas, Taehyung! —le miró preocupado, esperando que su amigo entendiera que no era sencillo de solucionar, él tampoco había dado con que Jungkook estaba así de mal. Sin darse el lujo de perder más de tiempo, abrió el armario de su habitación y recogió el primer abrigo y ropa que encontró.

Jungkook estaba empapado entero. Se detuvo metros antes de llegar en donde estaba sentado recogido en un abrazo, para luego comenzar a acercarse pausadamente hacia él, mirándole directo a los ojos.

—Tranquilo, soy yo de nuevo —al instante en que Jungkook le dirigió esa mirada de cachorro asustado, alzó las manos en modo de acreditar su honestidad—. Me llamo Park Jimin y esta es mi casa —se agachó lentamente, quedando en cuclillas—. Te recogimos en la calle, estabas inconsciente, pero tranquilo, aquí estás salvo de cualquier cosa, nada ni nadie va a tratarte mal —dio un paso—. Mira, te traje esto —elevó en su mano la ropa que había conseguido, así lo distraía mientras daba otro paso más en su dirección—. Si sigues así, te terminarás por resfriar —le hizo saber en tanto avanzaba poco a poco a él, pero se detuvo tan pronto como vio a Jungkook apegarse a la pared, queriéndolo lejos.

Jimin decidió que lo mejor sería sólo entregarle el abrigo, cambiarse de ropa por completo no lo aceptaría estando a la defensiva. Lo abrió para dejarle en claro que lo que le ofrecía era totalmente inofensivo.

—Es sólo un abrigo, ¿ves? Tómalo —alargó el brazo, invitándolo a recogerlo. Sin embargo, el muchacho de cabellos castaños y desaliñados tan sólo la miró por unos momentos, y después regresó la mirada a Jimin. Éste último no sabía si era porque estaba demasiado asustado como para comprenderle y captar sus palabras, o sencillamente no entendía lo que decía—. Hace frío, la necesitas.

—Pero Jimin —le llamó Taehyung—, eso... es importante para ti, lo sabes, ¿no? —preguntó con cierta angustia en su rostro—. Pasársela es...

A pesar de que, cuando lo fue a buscar no había caído en cuenta que, efectivamente, la prenda era preciada para Jimin, no quiso darle la razón, no podía retractarse ahora e ir de nuevo a la habitación en busca de otra cosa para cubrirlo, ya había avanzado lo suficiente como para considerarse distancia prudente. Si quería comunicarse con él, debía estar presente. Incluso si era Taehyung el que la iba a buscar, al ser otro individuo y entregarle algo distinto, podría quebrar la poca comunicación que estaba teniendo.

Decidió simplemente ignorar las palabras de su amigo y centrarse totalmente en la atención del castaño, quien no dejaba de apretar las manos, hundiéndose en su lugar, reacio a cualquier contacto. Miraba a ambos con nerviosismo, sin saber qué hacer, sin saber cómo sentirse.

—Para mí, esto es algo importante, muy importante —le dijo—. Si yo te doy algo que me importa, ¿querrías tú darme un poco de tu confianza y responder a mi pregunta?

Entonces Taehyung, recordando lo que Jimin le había pedido en un principio, dejó de estar parado ahí como un simple espectador, y fue a la cocina a hacer lo que le había pedido, logrando desconcentrar al castaño, pero Jimin fue más rápido y chasqueó los dedos para llamar su atención.

—Mírame ¿sí? Mírame sólo a mí —le pidió, apuntándose hacia sí mismo con el dedo.

Jungkook abrió un poco la boca, gesticulando, pero sin decir absolutamente nada. Sin siquiera pestañear se centró totalmente en los ojos profundos y cafés del pelinegro, tal como le había dicho.

—Pondré esto sobre ti, ¿sí? —preguntó calmado y con pausa, a medida que acercaba con lentitud sus brazos con el objeto en cuestión. Jimin lo tomó como aprobación al comprobar que no se mostraba nuevamente a la defensiva—. Sólo te cubriré con ella —agregó bajito, asintiendo con la cabeza, sin quitar los ojos sobre los suyos.

Finalmente, logrando el cometido, pudo rodear a Jungkook con el abrigo, lo dejó bastante superficial, evitando el contacto directo y por largo rato. Su cabello era un lío, y la prenda de franela era tan holgada que lo único que terminó al descubierto fue su pálida y abucheada cara.

—Está bien, eso ha sido todo —mostró las palmas vacías, indicando que no tenía nada que esconder, para después aproximarse a la prenda y acomodarla mejor sobre él tras no percibir rechazo alguno—. Lo has hecho bien, lo has hecho muy bien.

Y a Jungkook, lo único que se le pudo venir a la mente en esos momentos fue...

"Que... qué cálido..."




***

Actualizaciooón!! después de mucho tiempo... JFDJFSDS. Este capítulo ya lo había subido, pero lo edité porque había actitudes muy tontas que cuando releí me quedé como??? en serio escribí esto??? Y también cambié otras cosas, como lo del abrigo, antes era una manta, pero en el contexto no me gustó cómo sonaba.

Bueno, sigo con los otros capítulos. Besitos en la frente u3u

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